El Zhou Yi, conocido hoy en día como el I Ching o Yi King, representó un nuevo sistema de adivinación que alcanzó un gran desarrollo en la corte Zhou.
Para ser más precisos hay que decir que según los registros de la dinastía Han, en esta dinastía convivieron, en verdad, al menos tres libros de adivinación versados en el estudio del cambio y la transformación: el Liangshang Yi (Cambios de la Cadena Montañosa) que se consideraría el vestigio de un método que habría existido en la dinastía Xia; el Guicang Yi (Regreso a un lugar Oculto) desarrollado en la dinastía Shang, y el Zhou Yi (El libro del Cambio de los Zhou) atribuido al Rey Wen al comienzo de la dinastía Zhou.
Es interesante señalar que, aunque en estas tres obras estaban construidas a partir de trigramas y hexagramas, sus contenidos y su ordenación interna no eran los mismos. El Liangshang Yi comenzaba la secuencia de sus hexagramas con “La Montaña” (actual hexagrama nª 52); el Guicang Yi con “Lo Receptivo” (actual hexagrama nº2); e incluso el Zhou Yi, antes de tener la secuencia que conocemos hoy en día, también había tenido ordenaciones distintas.
Actualmente, se piensa que el
origen de estas obras guarda una estrecha relación con el sistema de predicción
que se realizaba sobre huesos y caparazones oraculares en la dinastía Shang, ya que se ha observado que en estos
hay inscripciones numéricas y una segmentación del espacio en seis divisiones
que podrían ser los precedentes de la construcción de los hexagramas.
Sin embargo, estos métodos de
adivinación aportaron un importante cambio respecto al modo de adivinación
anterior ya que, en vez de basar las predicciones en la interpretación de las señales
enviadas por los ancestros y las divinidades, estos sistemas basaban su
predicción en los patrones que rigen los cambios en la naturaleza.
En la dinastía Zhou, el Zhou Yi era utilizado para afrontar los problemas cotidianos de sus
gentes, más que con los fines
filosóficos y espirituales con los que está asociada esta obra hoy en día. Un
libro para ayudar a dirigir y resolver los asuntos del Estado y para tomar
decisiones sobre asuntos militares, religiosos, maritales y rituales, más que
un libro metafísico cómo después se transformaría bajo la influencia de las
escuelas confucionistas, taoístas y budistas.
Históricamente, el Zhou Yi corresponde a una obra compleja que ha mantenido diferentes secuenciaciones y fórmulas de uso y ha sido ampliada y transformada a lo largo del tiempo.
El Zhou Yi más antiguo que se ha encontrado data del año 300 a.C. y se conserva en el museo de Shanghai. Esta obra, escrita sobre varillas de bambú, sólo conserva el texto de 34 hexagramas pero muestra un curioso parecido al I Ching actual.
El primer documento que incluye 64 hexagramas (pero con un orden y contenidos diferentes del actual), fue encontrado en las tumbas de Mawangdui, en la Provincia de Hunan, y data del año 193 a.C. Para encontrar el primer texto de esta obra que contenga la estructura y el contenido que conocemos hoy en día, hay que esperar al Zhou Yi Zhu de Wang Bi (226-249 d.C.).
¿Quién creó esta obra?
Aunque la tradición lo asocia a Fu Xi, un personaje mitológico del que se dice que descubrió los trigramas observando la naturaleza, quizás hay que pensar que fue un pueblo que habría dedicado una especial atención a los cambios que se producen en la naturaleza.
El historiador Sima Qian (145-90 a.C.), afirma que la creación de los hexagramas y la redacción de los contenidos que aparecen en los dictámenes de la obra los hizo el Rey Wen mientras estuvo preso bajo el reinado del último monarca Shang. Sin embargo, Ma Rong (79-166 d.C.) matizó que el Rey Wen sólo añadió las sentencias a los hexagramas, mientras que fue el Duque de Zhou el que desarrolló los comentarios que acompañan a las líneas.
La asociación de ambos personajes con el Zhou Yi parece ser que se sostuvo en el tiempo gracias a Confucio y la admiración que sintió por la dinastía Zhou, a la que definió como la “Edad Dorada”.
Respecto al comentario de las
“Diez Alas” (Shi Yi) que aparece en
esta obra, algunas personas lo han atribuido a la figura del propio Confucio, sumando la idea de que fue él
el que transformó esta obra en un documento para el desarrollo personal y en
una guía para la conducta.
Sin embargo, las
investigaciones actuales no están de acuerdo con esto debido a que:
1) No existe ninguna evidencia textual pre-Han en la que se asocie la figura de Confucio con las “Diez Alas”. El primer texto que asociará a Confucio con el Zhou Yi es el Shiji (Memorias Históricas) redactado por el año 100 a.C., y el Han Shu (Libro de los Han) del año 100
d.C.
2) En el Zhou Yi descubierto
en las tumbas de Mawangdui sólo aparece
ligado a esta obra el comentario “Hsi
T´zu Chuan” (Comentario sobre las Anotaciones Añadidas) o “Ta Chuan” (Gran Comentario), mostrando
que en el siglo II a.C. sólo existía este comentario a la obra, y por cierto,
con un contenido diferente del que se conoce en la actualidad.
3) Confucio fue
un pensador que se mantuvo alejado en su discurso de todo lo que tuviese que
ver con los espíritus y la adivinación.
La autoría de las “Diez Alas” se atribuye actualmente a figuras como Wang T´ung, Chou Wang-Sun, Ting K´uan y Fu Sheng, a los que el Han Shu cita como personas que prepararon comentarios al Zhou Yi entre los siglos I y II a.C., o bien al personaje T´ien Ho, que al parecer, fue un maestro que dio instrucciones sobre la obra a estos cuatro personajes y que habría vivido entre la dinastía Qin y principios de la dinastía Han.
La articulación en un solo
texto del Zhou Yi, englobando todos los
comentarios que se habían realizado sobre el mismo, no tuvo lugar hasta el año
136 a.C., momento en que la obra además pasó a llamarse I Ching.
Más tarde, en la dinastía Han, Dong Zhongshu (179-104 a.C.) dotó a la obra de una visión
cosmológica, en la línea del pensamiento de correlaciones y correspondencias
que predominaba en su época, además de incluir este texto entre los contenidos
que se exigía dominar para los exámenes civiles oficiales de la Corte.
El I Ching que conocemos hoy en día corresponde a la obra Zhou Yi Zhengy, redactada por Kong Yingda (574-648) en la dinastía Sui, a partir de los textos de Wang Bi (226-249): Zhou Yi Zhu y Zhou Yi Lüe Li.
Otras interpretaciones
importantes del I Ching son el Zhou Yi Zhuanyi Daquan, editada por Cheng Yi (1033-1107) y Zhu Xi (1130-1200) y el Zhou Yi Zhezhong, redactado en el siglo
XVIII por Li Guangdi (1642-1718).
A día de hoy sigue habiendo un gran interés en seguir investigando la autoría y evolución histórica del Zhou Yi, así como por desentrañar el significado de las sentencias que aparecen en los hexagramas.
En particular, la investigación se está orientando hacia el análisis lingüístico de la obra según los textos clásicos de la época y la reinterpretación de los “dichos” según el contexto histórico de la época. Sentencias como “cruzar las grandes aguas” o “buscar aliados en diferente direcciones espaciales”, cobran mucho sentido cuando se conocen los conflictos territoriales del momento, y “la muchacha que se casa” se entiende mejor conociendo el tipo tradiciones matrimoniales de la época.
Referencias
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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.
Confucio(551-479 a.C.) nació en el estado de Lu y vivió la última mitad del Periodo de Primaveras y Otoños, es decir, fue testigo directo del desmoronamiento del orden político y de las tradiciones de su época, frente a lo cual, intentó ofrecer como respuesta el ideal de mantener una conducta ética como medio para conservar el orden y la armonía.
El maestro
participó desde muy temprano en la vida política del Estado de Lu llegando a ser por un breve periodo de tiempo Ministro
de Justicia. Sin embargo, pronto abandonó su tierra natal descontento por el
mal gobierno de su señor, para comenzar una vida errante por diferentes Estados,
con el fin de querer aconsejar a otros soberanos sobre cómo gobernar con orden.
Nunca llegó a ser escuchado.
Las enseñanzas de este maestro nos han llegado a través de sus alumnos (ya que él no dejó nada escrito), y se recogen básicamente en la obra denominada Lunyu (Analectas). En esta se observa que Confucio tenía una gran fe en el hombre y que su mensaje principal era el perfeccionamiento de uno mismo a través del aprendizaje por el estudio, la conducta ética y el comportamiento ritual.
Respecto al Estudio, el maestro dió mucha importancia al aprendizaje con vistas a mejorar la conducta más que para el deleite intelectual, y el referente lo ubicó en las tradiciones y sabiduría de los reyes del pasado. Su mensaje se resume en el ideal de “aprender a ser humano” (Ren), algo que unió a las virtudes de la benevolencia, el altruismo, la generosidad, la caridad, la compasión, la virtud, la bondad y la humildad.
El fruto final del estudio era mostrar una Conducta Ética. Una conducta que debía expresarse en dos planos:
1) El servicio a la comunidad. Aquí
sería clave el concepto dePiedad Filial(xiao) y respeto, aspectos que para el
determinaban cómo debían desarrollarse las relaciones familiares (marido-mujer,
padre-hijo, hermano/a mayor-hermano/a menor) y sociales (soberano-súbdito,
amistades).
2) Convertirse en un
“hombre de bien” (junzi), despertar la santidad interior.
Aquí veía clave la indulgencia: no hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos
hiciesen a nosotros, y la disciplina
personal para mantener un centro justo de equilibrio y equidad sin
concesión alguna a lo impulsivo, al exceso, al interés inmediato, al cálculo
parcial o al cinismo.
Para asegurar aún más la armonía en la vida social, Confucio confirió un gran protagonismo al Comportamiento Ritual (li), pero no para exaltar el acto religioso de hacer sacrificios a la divinidad, sino para indicar que en las relaciones con los demás hay que expresar el mismo comportamiento “solemne” y “controlado” que muestra la persona que participa en un ritual. Dentro del espíritu ritual, el maestro dío importancia a dos dimensiones clave: la sinceridad y la verdad interior.
En su filosofía, Confucio admitía una instancia superior
al hombre: el “Decreto del Cielo”, que
ligaba a los ancestros. Una ley natural, pero también un orden que debe seguir
el hombre.
Además, también
diferenciaba cuatro tipos de personas: el hombre inferior, el sabio, el
santo y el hombre superior. El primero era el campesino, alguien que en la
búsqueda del alimento no tiene tiempo de educarse y crecer; el sabio era el
erudito, el que disponía de conocimiento; el santo, situado por encima es el
que vive en la virtud; y en la cúspide superior ubicaba al hombre superior, el “potencial”
de lo que el hombre puede llegar ser en la vida.
CULTURA FÍSICA Y CONFUCIONISMO
Existen documentos asociados al propio Confucio y Mencio en donde se muestra cómo para estos pensadores el tiro con arco era un modelo de referencia para expresar, en términos metafóricos, qué es la conducta ética; qué representa el ideal del “noble” caballero; e incluso para mostrar cómo que es posible establecer una relación armónica entre el rol social y el carácter personal.
Para estos pensadores
el tiro con arco tenía dos aspectos clave: la inteligencia para adoptar una posición
correcta que asegurase alcanzar el objetivo y la “fuerza de la descarga” que permite
que la flecha alcance la diana. La primera dimensión la asociaron a la
sabiduría, y la segunda, a la disciplina y el esfuerzo.
El tiro con arco en
el Periodo de las Primaveras y Otoños,
era una actividad central en la vida del noble y una materia oficial
obligatoria en la formación educativa de la nobleza, que servía como medio para
determinar el carácter y el potencial de la persona a la hora de adquirir un
puesto oficial.
Las competiciones
de tiro con arco tenían un formato por equipos y en ellas tenía el mismo valor tanto
acertar en el blanco, como la elegancia y la etiqueta mostradas. En el terreno
de juego, cada participante del equipo decidía sobre qué distancia iba a
competir según su nivel de habilidad, y cuando se daba en el blanco se ganaba
un punto para el equipo y no para la persona.
Además, la prueba
era una auténtica ceremonia en la que el competidor debía coordinar
perfectamente sus movimientos con la música y en donde todo estaba ordenado de
forma ritual (objetos presentes, direcciones espaciales, secuencia de entrada y
salida de los participantes, etc.).
Lo que más llamó
la atención de Confucio de estas competiciones
era el hecho de que los vencedores tenían que mostrar su humildad ante los
perdedores ofreciéndoles una copa de vino, además de tener que ofrecerse
mutuamente elogios sobre su actuación.
El maestro vio en
ello una conducta tan modélica que llegó a afirmar que representaba el ideal
del modo en que deberían actuar las personas ejemplares en situaciones de
conflicto: en medio de la polémica se puede actuar con elegancia, humildad,
civilizadamente y con camaradería.
Desde un punto de
vista genérico se puede decir que en la dinastía Zhou Oriental, el confucionsimo aportó cuatro dimensiones clave en
la interpretación de la corporalidad: 1) “Xing”
el cuerpo como estructura física que se ve a simple vista; 2) “Qu” el cuerpo disfuncional gobernado por
las pasiones y lleno de deficiencias y discapacidades, ligado a las personas
“mezquinas”; 3) “Gong” el cuerpo
público del saber estar en sociedad; y 4) “Shen”
el cuerpo cultivado a través del conocimiento, la reflexión, los valores
morales, la experiencia y el aprendizaje de la persona.
Con el Neoconfucionismo se produjo un punto de inflexión en la interpretación de la cultura corporal en China marcada por la negatividad. Si para Confucio el tiro con arco había sido asociado al ideal de la conducta ética, para el neoconfucionismo, la actividad física y el trabajo físico se convirtieron en algo “vulgar”.
Las causas hay
que buscarlas en la reinterpretación que hicieron respecto a que Confucio había definido el ideal de la
“persona ejemplar” (junzi) a partir
de la educación y del cultivo intelectual (wen).
Para los nuevos pensadores, la sociedad debía ensalzar el saber y el
conocimiento, y dejar de lado toda actividad corporal.
Una perspectiva
que prontó llevó a despreciar todo esfuerzo físico (wu) y que daría lugar a frases como que “el caballero pone su corazón en la virtud y el hombre vulgar en la
tierra”.
Las artes
marciales (wushu) sufrieron este
paradigma (wen-wu, formación
intelectual versus esfuerzo corporal) cuando en el año 702 d.C., la Emperatriz Wu Zeitan creó los exámenes
oficiales para prestar el servicio militar.
Aquella decisión generó una visión “clasista” en la que se interpretó que
los exámenes civiles imperiales, el intelecto, era la fórmula de ascenso social
para formar parte de la élite que gobernaba el país, mientras que los exámenes
militares, el trabajo físico, eran una fórmula laboral destinada a la gente sin
educación. Personas “fuertes muscularmente e ignorantes culturalmente”.
En cuanto a las prácticas
corporales energéticas señalar que, si bien esta Escuela no ha creado una línea
de prácticas como tal, si que ha tenido puntos de encuentro en su desarrollo.
Por ejemplo, Xunzi, un personaje que tuvo que defender la tradición confucionista de la crítica realizada por los maestros de las otras escuelas durante el Periodo de los Reinos Combatientes, también fue crítico al auge de las prácticas corporales terapéuticas (meditación, práctica sexuales, ejercicios físico terapéutico, etc.) que estaban en pleno auge entre la élite gobernante en esta época.
Su crítica se
centró hacia la decisión de muchas figuras emblemáticas de la política china de
su época, de abandonar sus cargos y recluirse en las montañas para dedicarse a
ejercitar estas prácticas y su filosofía. Para él esto no era más que un acto
de auto-complacencia y un peligro para el orden social y el ideal de un estilo
de vida civilizado.
Xunzi adoptó la estrategia de evitar el conflicto directo con los representantes de estas prácticas y prefirió trabajar desde ellas, es decir, las reorganizó introduciendo la noción de “ritual”, y defendió que con ello, convertía a estas prácticas en una técnica superior, no sólo porque seguían ofreciendo los mismos beneficios corporales y mentales, mediante el ritual se ayudaba a que se desgastase menos “energía vital” al establecer un marco desde el que se controlan mejor las emociones y deseos y se limita al “ego inferior”, y encima se aportaba “cohesión” y “orden social” ayudando a mantener y potenciar la estabilidad socio-política.
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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.
La dinastía Zhou (1045–221 a.C.) se divide en dos grandes periodos: la dinastíaZhou Occidental (1045–771 a.C.), cuya capital Zhouzong estaba ubicada en la región del río Wei; y la dinastíaZhou Oriental (771–221 a.C.), cuya capital Zhengzhou estaba ubicada cerca de Luoyang. La dinastía ZhouOriental se subdivide a su vez en dos periodos: el Periodo de Primaveras y Otoños (Chunqiu) (771-453 a.C.) y el Periodo de los Reinos Combatientes (Zhanguo) (453–221 a.C.).
Según los anales históricos, la dinastía Zhou Occidentalse estableció cuando los ejércitos del pueblo Zhou (liderados por el Rey Wen inicialmente, y después, por el Rey Wu), invadieron la llanura central y derrotaron al último rey Shang en la batalla de Muye. Tras el falleciento de estos reyes, fue el Duque de Zhou el que terminaría de imponer esta nueva dinastía.
La dinastía Zhou Oriental, por otro lado, surgió tras el asesinato del último rey Zhou Occidental bajo el asedio de los pueblos Zhen y Quarong, principados muy poderosos dentro del reino. Parece ser que el heredero de los Zhou logró escapar a la actual Luoang (atual provincia de Henan), donde instauraría una nueva capital y fundaría la dinastía Zhou Oriental. Una dinastía que se caracterizará por los conflictos y el declive cultural.
La primera etapa de la dinastía Zhou Oriental se ha denominado elPeriodo de Primaveras y Otoños por la obra “Anales de Primaveras y Otoños” (Chunqiu). Un documento que narra cómo fue la vida política y social en esta época. Se puede afirmar que se trató de un periodo de conflictos por el poder entre los grandes reinos que se estaban formando (Jin, Qi, Chu)
La segunda etapa se identifica como el Periodo de los Reinos Combatientes, y es un periodo en el que se agravó el conflicto militar entre los reinos y devino la crisis de la sociedad noble, sus instituciones y sus creencias.
Desde un punto de vista económico, lo más importante a señalar es que, en la dinastía Zhou Oriental, el comercio se transformó en un proceso a gran escala que favoreció el intercambio comercial con las poblaciones vecinas (Manchuria, norte de Corea e India del Norte).
Una realidad que pudo facilitar, entre otras cosas, la circulación del “conocimiento” médico, y con ello, la diseminación entre la nobleza de las técnicas y métodos terapéuticos usados en los diferentes Estados. Algo que ayuda a explicar la gran variedad temática y de técnicas que se muestra en los primeros documentos médicos encontrados en China, y porqué en ellos, una misma patología, aparece tratada con técnicas muy distintas e incluso divergentes.
A nivel intelectual y cultural, la dinastía Zhou representa uno de los momentos históricos más importantes en la cultura china, porque es en este periodo cuando se desarrollan las bases del pensamiento chino tradicional bajo la influencia de las llamadas “Cien Escuelas” del pensamiento chino y de figuras tan relevantes como Lao Zi, Zhuang Zi, Confucio, Mencio, Xunzi, Sunzi, Mozi y Hanfeizi. También es el periodo en que se desarrolla el contenido de la obra Zhou Yi, conocido hoy en día como I Ching, y las Teorías del Yin-Yang y de las Cinco Fases de la Escuela Cosmológica de Zhouyan.
PRÁCTICAS CORPORALES DE SALUD
Los arqueólogos han encontrado en las excavaciones de tumbas Han dos documentos en los que se describen cómo podían ser las prácticas corporales de salud a finales de esta dinastía: el Daoyin Tu y el Yin Shu.
Dos registros muy importantes porque son las primeras evidencias tangibles que tenemos para poder analizar el contenido, la calidad y el alcance de las prácticas corporales de salud en la China antigua.
El tercer documento clave ligado a este periodo es el Xing Qi Yu Bei Ming, un texto escrito en un tambor con forma dodecagonal en el que se hace alusión explícita a cómo hacer circular la energía vital dentro del cuerpo.
Algo importante a destacar es que todas estas prácticas corporales con fines de salud estaban englobadas dentro de esta época a una cultura del “cuidado de la salud”, identificada de manera general bajo el término “Yang Sheng“, y que estaban posicionadas así al mismo nivel que los consejos para el cuidado de la alimentación, los hábitos de sueño, los hábitos sexuales, la vestimenta e incluso la respiración.
¿Cómo
son las prácticas corporales descritas en estos documentos?
DAOYIN TU
Este documento se encontró en el
año 1973 en el interior de la tumba nº 3 en Mawangdui
(Changsha, Provincia de Hunan). Corresponde a un documento gráfico impreso
sobre seda en el que aparecen representados a color, en cuatro filas y en un
tamaño entre 9 y 12 cm, 44 figuras (22 hombres y 22 mujeres) realizado
ejercicios corporales, algunos de los cuales vienes acompañados de un nombre o
de un comentario sobre sus cualidades terapéuticas.
El término Dao está conformado por dos ideogramas. El primero, se asocia a la palabra “camino” en cuanto a guía o dirección, y el segundo, a un referente métrico que se designaba en China para medir pequeñas distancias, y que después, se ha hecho familiar entre los acupuntores para buscar puntos de acupuntura (cun).
El ideograma Yin, por otra parte, representa la acción de “tensar un arco”, bajo la idea de “estirar” algo. Si bien en algunos textos también es un término utilizado para designar algún dolor o el nombre de alguna patología, adquiriendo también el significado de “liberar” ese dolor o malestar.
Bajo estas nociones se ha
interpretado el Daoyin Tu como la
representación de unos ejercicios que habrían tenido fines terapéuticos.
El problema para sacar conclusiones
sólidas de este documento es: 1) que muchas figuras están muy deterioradas y no
son claramente discernibles; 2) en 19 figuras no aparece ni el nombre ni
ninguna indicación sobre cómo realizar el ejercicio, y los investigadores a día
de hoy no se han puesto de acuerdo sobre la traducción de algunos nombres; y 3)
lo más importante, el documento no viene acompañado de ningún texto en el que
se explique ninguna teoría sobre su finalidad.
Sin embargo, en las figuras que
disponen de algún texto se observa que 1) algunos ejercicios estaban diseñados
para tratar algunas dolencias (hinchazón inguinal, sordera, dolor abdominal, de
rodilla, de nuca, en el muslo, calentura); 2) la noción de yin y yang aparece nombrada
en un ejercicio; 3) existía la noción de “desbloquear” cosas mediante el
ejercicio; y 4) algunas posturas se habrían creado a partir de la observación
de los movimientos de los animales.
Por último añadir, que existe cierta dificultad para considerar que las figuras que aparecen en este documento puedan asociarse a una “tabla” de ejercicios o una coreografía ya que cada figura representa a un personaje diferente. Lo que parece más bien es que son movimientos independientes con sus propios objetivos particulares.
YIN SHU
Esta obra consiste en un
documento escrito, sin representaciones gráficas, y fue descubierto en el año
1983, en la tumba nº 247 de Zhangjiashan
(Provincia de Hubei).
La obra está compuesta de 113 varillas de bambú inscritas con 4.000 caracteres, y lo más importante es que en ella, se incluye la descripción de ejercicios corporales con fines higiénico-terapéuticos que nos aportan una gran información a la hora de poder valorar el contenido y la eficacia de estas prácticas. Respecto al nombre del documento sólo indicar que el término Yin corresponde al mismo ideograma explicado en el Daoyin Shu.
El Yin Shu se estructura en tres partes: 1) Consejos para desarrollar hábitos
de vida saludables (alimentación, relaciones sexuales, vestimenta, aseo, sueño,
etc.) según el dictado de las cuatro estaciones; 2) Ejercicios corporales con
fines de acondicionamiento físico y ejercicios corporales con fines
terapéuticos para tratar diferentes dolencias; y 3) Teoría para explicar las
causas de la enfermedad y consejos a seguir para mantener una buena salud.
Respecto al apartado específico en
que se describen ejercicios corporales, destacar que la primera mitad de ellos
corresponden a movimientos destinados a trabajar la flexibilidad dinámica y
estática, la movilidad articular y coordinaciones sencillas, y en ellos no se
hace ninguna alusión a ningún tipo de posibles beneficios para la salud por su
realización. Muchos de estos ejercicios son designados con el nombre de
animales, si bien, en los nombres que coinciden con los que aparecen en el Daoyin Tu la postura corporal adoptada
es diferente.
La segunda mitad de los
ejercicios corresponden a 41 ejercicios corporales con fines terapéuticos (37
con un texto conservado en buen estado), enfocados prioritariamente al
tratamiento de dolencias musculares y articulares (tobillo, rodilla, muslo,
espalda, abdomen, hombro, pecho, corazón, boca, pómulos, ojos, oídos),
inflamación abdominal e inguinal, cansancio, y alguno, para el tratamiento de
la sordera, la retención urinaria, la nariz taponada o la caída de dientes.
Los ejercicios corporales
terapéuticos siguen teniendo en su base la flexibilidad y la movilización
articular, sin bien algunos de ellos van acompañados del uso del masaje, de
objetos externos como pelotas, tablas y barras de madera, e incluso de la
recomendación del uso de técnicas respiratorias.
Aspectos a destacar de estos
ejercicios son:
1) En ellos se introduce la noción yin y yang.
En los ejercicios enfocados al acondicionamiento físico estos sirven para
designar la localizaciones anatómicas (frontal-posterior, parte interna-externa);
mientras que en los ejercicios terapéuticos además de utilizarse para
clasificar los músculos según su posición anatómica, también sirven para
identificar unos “conductos” en el cuerpo. Conductos que, según Vivienne Lo
(2014), hay que asociar con arterias, y que posiblemente guarden una estrecha
relación con un algún tipo de diagnóstico pulsológico en esta época.
2) La noción de “vapor vital” (qi) sólo aparece en dos ejercicios. En uno
sirve para indicar que es bueno para “la falta de qi en las manos”, y en el otro, “para el qi de los pies”, recomendando en ambos simplemente la movilidad
articular para corregirlo.
3) En los
ejercicios en los que se trabajan técnicas
respiratorias (bien con estiramiento o sólo con la respiración), se
identifican tres acciones: Hu,
exhalación normal; Xu, exhalación
para expulsar el calor interno (asociada al yang);
y Chiu, exhalación para expulsar la
humedad interna (asociado al yin). Además,
se aconseja que dichos ejercicios se realicen al levantarse y antes de
acostarse; se establece que el número de repeticiones está condicionado a la
edad del practicante, e incluso alguno, se añade la contracción del perineo
para ayudar a condensar el “vapor” en el bajo vientre.
Dentro de estos ejercicios llama
particularmente la atención uno: “Aumentar
el qi yin”. El ejercicio demanda que el practicante acerque arroz a la boca
para inhalar su vapor, y después comerlo para almacenar su esencia en el
abdomen. Es interesante porque si la mayor parte de los ejercicios de
respiración descritos parecen centrarse en “asimilar” o “expulsar” vapores del
cuerpo, este es el único ejercicio que informa sobre cómo nutrir el yin dentro del cuerpo.
En particular, en el documento se
identifican seis tipos de “vapores atmosféricos” con los que se puede “trabajar”
a través de la respiración en las diferentes estaciones, y cinco tipos de “vapores
negativos” que deben ser expulsados a través de ejercicios respiratorios.
4) El texto también resalta los beneficios que puede aportar el ejercicio físico sobre los patrones de transpiración cutánea (couli) y la regulación de la temperatura corporal, al considerar que estos aspectos pueden condicionar la vulnerabilidad del organismo a la entrada de factores patógenos desde el exterior (principalmente climáticos). Según Lo (2000), estas indicaciones podrían asociarse a las raíces de la teoría sobre los diferentes niveles por los que profundiza la enfermedad dentro el organismo que tanto obsesionaría a los médicos de los primeros tiempos de la Medicina China.
5) Por último incidir que, en todos estos ejercicios, se recomienda un número de repeticiones e incluso el número de veces a realizarlos al día, y que algunos se presentan como secuencias combinadas de movimiento para tratar la patología.
XING QI YU BEI MING
Este objeto fue donado al museo de la
ciudad de Tianjin en el año 1976, supuestamente
desde la colección privada de los herederos de Li Hongzhang (1823-1901), una personalidad destacada en el último
periodo de la dinastía Qing, que
entre otras cosas, contribuyó a
fundar en Tianjin un
hospital misionero y una escuela médica, desde las cuales se empezó a formar, a
partir de 1888, a doctores chinos en medicina occidental para prestar sus
servicios a la armada de Beiyang.
El
objeto se ha identificado como “Inscripción
(ming) en un colgante de jade (yubei) sobre el movimiento del vapor (xingqi)”, y ha sido
fechado en el Periodo de los Reinos
Combatientes.
La importancia de este jade está en
que se considera que es el vestigio más antiguo que se ha encontrado en China
en el que se hace una alusión explícita a lo que parece ser una técnica sobre
cómo se debe proceder para hacer circular el “vapor vital” dentro del cuerpo
(si bien no concede ningún nombre a este tipo de práctica).
El texto, conformado por 45 ideogramas (36 más 9 repetidos), aparece inscrito en cada una de las caras de un adorno de jade con forma dodecagonal de 118 gramos y unas dimensiones de 5,4 centímetros de alto y 3,4 centímetros de ancho.
El problema de este objeto es que, a diferencia del Daoyin Tu y el Yin Shu, no ha sido encontrado a raíz de ninguna excavación arqueológica que pudiese aportar pistas sobre el contexto en que se utilizó, del mismo modo que también hay ciertas dudas sobre si el objeto fue un adorno de la funda de una espada, de la empuñadura de un bastón o de un colgante o “amuleto” que se colgaba en la cintura para protegerse.
Aunque se han realizado varias traducciones, el consenso parece ir en que el texto dice: “Al circular el vapor vital, [tragar] profundamente y se almacenará. Una vez almacenado, se expandirá. Una vez expandido, descenderá. Una vez que ha descendido se hará firme. Una vez firme, se solidificará. Una vez sólida, brotará. Una vez que ha brotado, se extenderá. Una vez extendido, regresará. Una vez que ha regresado, se hará celestial. El mecanismo del cielo empuja hacia arriba. El mecanismo de la tierra presiona hacia abajo. Sigue estos preceptos y vivirás; ve en contra de ellos y morirás”.
CALIDAD DE LAS PRÁCTICAS CORPORALES TERAPÉUTICAS
Resulta
admirable que en la dinastía Zhou ya existiese una línea de trabajo
enfocada al cuidado de la salud en la que se consideraba fundamental prestar
atención de forma integrada al ejercicio físico, la dietética, la higiene, el
sueño, la respiración, los hábitos sexuales, etc. y que también era consciente
de la influencia del entorno y las condiciones de vida de las personas en el
desarrollo de la enfermedad.
Si
tradicionalmente se han asociado estas actividades con los “vestigios”
iniciales de las prácticas energéticas taoístas, considero que quizás esta
afirmación está un tanto sesgada, y que también habría que valorar la idea de
que dichas prácticas pudieron igualmente formar parte de una corriente “laica” de
personas interesadas en empezar a explicar y tratar la enfermedad desde un
contexto más empírico y racional, que se empezaba a alejar del modo de hacer
“supersticioso” y “mágico” previo.
De
hecho, el Daoyin Tu y el Yin Shu destacan como documentos cuya
finalidad se dirige simple y llanamente a favorecer el acondicionamiento físico
y el tratamiento terapéutico ante la enfermedad a través del ejercicio físico.
Las
pruebas sobre la existencia de esa corriente “laica” que ya utilizaba el
ejercicio corporal con fines de salud fuera de todo contexto religioso aparecen
en obras de la época como el Zhuang Zi, en donde se crítica la existencia
de prácticas corporales que persiguen objetivos de salud y longevidad pero no
de espiritualidad para fusionarse con el Tao; o el Huainanzi en donde se afirma que el “santo” practica para cultivar
su espíritu porque sabe que la comunión con el Tao no depende del cuerpo (un objeto perecedero), y recomienda no
perder el tiempo con prácticas higiénicas.
Un
poco más tarde, en el siglo I a.C., Wang
Chong también defendió en su obra Lunheng
y desde un punto de vista totalmente “laico”, la idea de que se pueden realizar
prácticas saludables para aumentar la longevidad y prevenir-tratar la
enfermedad sin tener que creer en la inmortalidad como objetivo, e incluso
ofreció argumentos para desconfiar de las afirmaciones y promesas que se hacían
en ese sentido.
Considero
que esta información es muy interesante para todos aquellos practicantes que
hoy en día se quieren acercar a estas prácticas sin ningún motivo de
trascendencia espiritual ni búsqueda de la inmortalidad.
Si
esta interpretación es correcta, se puede afirmar que existen importantes
paralelismos en el desarrollo de la “gimnasia terapéutica” en China y Grecia,
si bien es verdad, que también coexisten algunas divergencias que han
enriquecido los posibles usos de las prácticas corporales en el contexto
terapéutico.
Si
pasamos a hacer un análisis específico de las propuestas de ejercicio físico
que se presentan en el Daoyin Tu y el Yin Shu, encontramos que en
ellas:
1.-
Se prioriza casi exclusivamente la movilidad articular y la flexibilidad y se
dejan de lado propuestas para la mejora cardio-respiratorias como el ejercicio
aeróbico (andar, correr, nadar, bailar…) o ejercicios para la fuerza.
La
razón quizás hay que buscarla en que estos ejercicios parece que estaban
orientados hacia a una “élite aristocrática” que seguro que, en el Periodo de los Reinos Combatientes, tendría
su entrenamiento físico para prepararse para la guerra, y que quizás, dicho
entrenamiento cubría muchas de esas condiciones físicas fundamentales.
2.-
Los ejercicios no incluyen el tratamiento de dolencias físicas asociadas al
proceso de envejecimiento como las caídas, la osteoporosis, etc., ni patologías
relacionadas con los órganos internos, ni enfermedades de corte psicológico.
En estos
documentos la prioridad se confiere a las dolencias musculares y articulares,
inflamaciones y cansancio, lo que nos puede indicar que en esta época el
ejercicio físico era utilizado para el tratamiento de dolencias “menores”
dejando el tratamiento para otro tipo de enfermedades al uso de hierbas, dieta,
etc.
3.-
No se hace alusión en ningún momento a que las causas de las patologías pudiesen
deberse a los desequilibrios en los órganos y vísceras internos. La enfermedad
parece explicarse de manera reduccionista en base a las influencias
estacionales y climáticas y los malos hábitos de vida de las personas, y en
muchos casos, el tratamiento parece que se dirige más al síntoma que a la
causa, algo contrario al sello de distintividad al que se asocia la Medicina Tradicional China actual.
Respecto
a la calidad-eficacia de los
ejercicios presentados para alcanzar los fines que promulgan, se podrían
citar importantes carencias:
1.-
A la hora de identificar las patologías,
la obra presenta una descripción excesivamente generalista en todas las dolencias.
Hoy en día sería impensable recomendar un ejercicio para el dolor de rodilla
como ocurre en la obra si no se tiene en cuenta la edad, el género y el peso
del paciente, la ubicación exacta del dolor, el tiempo que se lleva padeciendo,
la fuerza en la pierna y los antecedentes familiares con relación a la dolencia.
2.-
Respecto a la dosificación, aunque en
la obra ya se entrevé que los autores tenían conciencia de la importancia de
definir un número de repeticiones del ejercicio y el número de sesiones, las
indicaciones que recomienda a veces son excesivamente reduccionistas (tres
repeticiones para solventar una dolencia) o excesivas (1.000 repeticiones tres
veces al día durante 10 días). También
olvidan la importancia de indicar factores tan importantes como la intensidad
del ejercicio o la velocidad de ejecución.
3.-
En cuanto a la complejidad de los
ejercicios, no dejan de ser estructuras elementales cuando se toman como
referencia los avances de las técnicas de rehabilitación funcional,
acondicionamiento físico y fisioterapia de la época actual.
Respecto
al uso de
conceptos básicos que se asocian hoy en día a la Medicina
Tradicional China, es interesante observar que:
1.-
La noción de yin y yang ya estaba incluida en los
ejercicios, si bien como referente para la diferenciación “espacial” de zonas
anatómicas o la clasificación estructural de músculos, tendones y canales, pero
no como un sistema para identificar una calidad interna propioceptiva y
cinestésica en el trabajo corporal (tensión-relajación, inspiración-espiración,
flexión-extensión, etc.);
2.-
Respecto a la energía vital (qi) aunque
aparece escrita en el Yin Shu, en
ningún momento es asociada a la idea de “gong”
o de dominio y control de esta cualidad como viene a representar el término qigong. Por otro lado, cuando se habla de
nutrir el qi, la técnica se asocia
con la alimentación y la respiración y no con el ejercicio físico.
En
cuanto al uso de técnicas de respiracón, en ellas, más que trabajar con el qi como componente “vital”, se utilizan
para trabajar “calidades climáticas”, o expulsar el calor y la humedad interna.
3.- Un aspecto muy importante a destacar es
que los “conductos” (mai) (que luego
vendrían a evolucionar en meridianos) en el Yin Shu parecen guardar una
estrecha relación con las arterias, tendones o conductos anatómicos, aportando
una importante información para entender el posible origen de estas estructuras
sutiles.
En
cuanto al Xing Qi Yu Bei Ming,
hay que destacar que si bien su texto se ha interpretado como una obra
específica en dónde se explica como canalizar la energía vital (qi), la
cosa no es tan sencilla.
Por ejemplo, Joseph Needham
lo tradujo bajo una interpretación cosmológica de la “materialización” de la
energía con mucho sentido, ya que es totalmente afín a las teorías filosóficas
cosmológicas que se estaban desarrollando en la época.
En particular la traducción fue:
“Cuando el qi de los elementos se estabiliza, la condensación (i.e.
Corporalidad) se ocasiona; esta condensación adquiere un espíritu; tras haberlo
adquirido un espíritu desciende (i.e. Nace); tras haber bajado se hace fijo
(i.e. Completo en todas sus partes); tras haberse hecho fijo adquiere fuerza;
con fuerza viene la inteligencia; con inteligencia viene el crecimiento; el
crecimiento nos lleva a la talla completa; con una talla completa se convierte
verdaderamente en un hombre. Así pues, el Cielo lo apoya desde arriba, la
Tierra lo apoya desde abajo; el que sigue el Tao del Cielo y la Tierra vivirá;
quien va en contra del Cielo y la Tierra morirá” (Roncero, 2013).
Por otra parte, también hay que
recordar que, en estos tiempos, la noción del qi todavía no estaba bien
definida. En el Neiyi (Cultivo
Interno), uno de los capítulos que conforma la obra Guanzi (Libro del
Maestro Guan), datada en el siglo IV a.C. y considerada el documento en
el que se hace una primera referencia explícita a los términos Jing–Qi–Shen,se describe al Qi con una perspectiva genérica como el “aliento
vital” o la “substancia vital” que compone todo lo que hay en el Universo. El
principio constitutivo de toda manifestación, que se manifiesta en un rango que
va desde lo pesado y lo turbio a lo puro y lo ligero, siendo el Jing y
el Shen los que ganan todo el protagonismo.
El Jing es considerado la
“esencia” más pura, refinada y concentrada del Qi, el exilir de la vida
que funciona en el Universo como el agente generador y motor de la vida, y en
el hombre, como la fuente de su vitalidad y bienestar, tanto en el ámbito
físico como en el psicológico; y el Shen es un término que se utiliza
para designar un aspecto psicológico en la persona relacionado con la
conciencia y que, en aquella época, hundía sus raíces en los conceptos
utilizados para designar a los espíritus con los que mediaban los chamanes.
Además, la práctica meditativa
que ofrece el Neiye tiene como
objetivo almacenar y cultivar el “jing”
y el “shen” como medio para potenciar
la vitalidad, fortalecer el cuerpo y conseguir una mente tranquila, calmada y
serena.
Pero
aún así, si fuera de estos datos este texto presentase una técnica para la
canalización de la energía, podríamos considerar que era una técnica un tanto “rudimentaria”
porque en aquellos tiempos la noción de conductos-meridianos por los que puede
circular la energía todavía no estaba muy elaborada.
De
hecho, todavía no se había desarrollado la idea de un sistema circulatorio de
meridianos-conductos cerrado y el movimiento de la energía se consideraba
esencialmente descendente.
La conclusión
que podríamos sacar es que este periodo representa un momento histórico en
China en el que se empiezan a fraguar las primeras teorías de intervención para
conservar la salud en que se tiene presente la importancia de la actividad
física, pero todavía, carentes de suficiente experiencia, conocimiento y
evaluación de sus propuestas.
Cuando se interpretan las
propuestas de intervención que se ofrecen en estos documentos desde la óptica
del conocimiento científico actual del que gozan los campos de la fisioterapia,
la traumatología, la medicina, la cirugía, la rehabilitación motriz y las
ciencias de la actividad física y el deporte, se observa que son un muy
“rudimentarias”. Habrá que esperar un tiempo hasta que se empiece a desarrollar
un fundamento científico más sólido dentro de etas prácticas.
Desde
un punto de vista energético se puede decir que la filosofía que predominaba en
estos tiempos era el trabajo basado en el “yang
qi”, es decir, ofrecer consejos y recomendaciones para no desgastar y
nutrir la vitalidad, más que en la noción del “qigong” de canalizar el “qi”.
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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.
La dinastía Shang es la primera dinastía china de la que tenemos fuentes
escritas, y en el plano histórico, representa el paso de la cultura de piedra a
la cultura del bronce.
Desde un punto de vista social y político, la sociedad Shang
se estructuraba a partir de un conjunto de clanes centralizados en torno a un
rey y basaba su superioridad militar en el uso del carro de guerra y el
caballo. Según los anales históricos, los gobernantes de esta dinastía
justificaron su reinado, y así, la destrucción de la dinastía Xia anterior, en el “Mandato del Cielo”
impuesto por la mala conducta de los gobernantes Xia.
En el plano económico fue una cultura agrícola, y en ella, podían haberse desarrollado sus conocimientos astronómicos y las primeras teorías sobre la influencia de las estaciones y el clima en la naturaleza y el hombre. (Existen vestigios de que en esta época ya se utilizaba el sistema de los 10 troncos celestes y las 12 ramas terrestres, que tanto influiría después en el desarrollo de su calendario y la numerología adivinatoria china).
Lo más significativo a nivel religioso, fue la dependencia en las
funciones de gobierno de sus reyes, de los dictados y deseos expresados por los
espíritus ancestrales y deidades. En este sentido, los chamanes (wu) habrían jugado un papel importante
en el desarrollo de diferentes ceremonias y prácticas mágico-religiosas.
Los rituales y sacrificios mostraban,
por un lado, una dimensión muy agresiva, enterrando, ahogando, desmembrando y/o
quemando a personas o animales para ofrecer culto a la tierra, los ríos, el
viento, el cielo, etc.; y por otro, una dimensión más apacible como las
prácticas adivinatorias sobre los huesos de omóplato de bueyes o caparazones de
tortugas
CHAMANES Y PRÁCTICAS CORPORALES
El origen de las primeras
prácticas corporales con fines curativos de la tradición china se ha asociado a
la figura de los “chamanes” (wu). Referencias
como el “Paso de Yu”, que aparece
nombrado en los primeros textos médicos encontrados en tumbas en China, y
párrafos escritos en la obra “Anales de
Primavera y Otoño del Señor Lu” (Chunyiu),
redactado entre el 771-484 a.C., han contribuido a establecer una asociación entre
las danzas que realizaban los chamanes para “desatascar” los estancamientos y
acumulaciones de las aguas en los ríos y los estiramientos que aparecerán
después, en la dinastía Zhou, para
ayudar a hacer circular la energía vital dentro del cuerpo.
Pero ¿Hasta
qué punto se debe asociar realmente el origen de aquellas prácticas corporales (que
después se han asociado a las raíces del Qigong) con la figura de los chamanes?
La respuesta no es nada sencilla ya que actualmente no existe ningún consenso
entre los investigadores sobre las funciones y el papel que desempeñaron
realmente aquellos chamanes en la sociedad Shang.
A partir de los años 90, algunos
investigadores han empezado a cuestionar que los chamanes, en esta dinastía, ejerciesen
un rol como el que otorgamos hoy en día a estos personajes, y se comenzó a
defender que habría que considerarlos más bien como “sacerdotes” con funciones
altamente burocratizadas.
Si la figura del chamán se asocia
de forma general a un personaje capaz de entrar en éxtasis o en trance, de ser
poseído por entidades y realizar viajes al “mundo de los espíritus”, esta
perspectiva no encaja bien con el tipo de ritual religioso que desarrollaban
estas figuras en esta dinastía.
Con la documentación actual se
sabe que los chamanes del “Estado” en la corte Shang recurrían a plantas y substancias medicinales para curar más
que al trance y el viaje al mundo de los espíritus; la adivinación se basaba en
huesos oraculares más que en buscar estados alterados de conciencia; el
espíritu era convocado a través de rituales en vez de tener que desplazarse al
otro lado; la curación seguía una secuencia predeterminada con un amplio
espacio temporal en el que había que determinar si el origen de la enfermedad
se debía a los ancestros o a un espíritu, qué tipo de espíritu o qué ancestro en
particular era el culpable, seleccionar el ritual necesario, etc.
En el contexto terapéutico específico, para determinar si los chamanes Shang tenían algo que ver con las prácticas modernas que se asocian hoy en día al Qigong, sería bueno analizar cuáles eran sus conocimientos sobre el Qi (vapor vital) y sus técnicas curativas.
Respecto al primer aspecto, se
puede afirmar que a día de hoy no existe ningún tipo de registro que indique
que esta dinastía estas personas realizasen ningún tipo de actividad en dónde
se cultivase, canalizase y fortaleciese el Qi
de alguna manera. Es más, en los bronces rituales Shang, el ideograma Qi
aparece como verbo o adjetivo pero no como nombre o sustantivo, luego no se
identificaba el término Qi con una
substancia concreta.
Si podría considerar además, que
si hubiese habido algún tipo de trabajo con el Qi en esta época, este tendría que haber sido muy rudimentario ya
que no se ha encontrado del periodo pre-Han
ninguna teoría médica en la que apareciese la noción de “conductos” (mai) organizados en un sistema de
circulación “energética” cerrado, ni una descripción de secuencias de puntos en
dichos conductos, ni una asociación de esos puntos con órganos internos.
Respecto a sus conocimientos
terapéuticos, lo primero que hay que señalar es que estos debieron ser muy
rudimentarios como se evidencia en el contenido de las preguntas que hacían los
sacerdotes Shang en las inscripciones
oraculares que se han encontrado. Si estos personajes tenían que preguntar en
ellos sobre el desenlace de la enfermedad, la entidad causante de la misma,
etc. quizás se debía a que sus conocimientos en materia médica no eran muy
avanzados.
Todos estos datos hacen difícil
asociar a la figura del chamán con el desarrollo de la fisiología de conductos
y vapor vital que aparecerá después en los primeros textos médicos encontrados
en tumbas de las dinastía Han.
Entonces ¿A
quién se puede asociar el origen de las prácticas corporales de salud en la
antigua China? Si bien la figura del chamán pudo jugar su papel,
también es cierto que podrían estar en su origen linajes que podrían haber
desarrollado unos conocimientos terapéuticos y de salud sin necesidad de
acompañarlos de componentes “mágico-religiosos”.
Personas interesadas en
determinar las propiedades curativas de las plantas y substancias minerales; la
influencia de los climáticas (frío, calor, sequedad, humedad, etc.) sobre el
cuerpo; los beneficios que aporta la actividad física sobre la salud, etc.,
cuyos conocimientos serían después unificados dentro de la obra del Canon de Medicina Interna del Emperador
Amarillo (Huang Di Nei Jing).
La tradición China, de hecho, ha
puesto a diferentes personajes mitológicos como fundadores de sus prácticas
médicas en vez de asociarlo todo a una sola figura. Shen Nong, el Emperador Rojo, se ha ligado al origen de la
farmacopea china mientras que Huang Di,
el Emperador Amarillo, se ha relacionado al origen de la medicina de los
meridianos y la circulación de la energía vital.
En los primeros textos médicos
que se han encontrado en las tumbas de Mawagdui
y que supuestamente circulaban a finales de la dinastía Zhou, existen diferentes especialidades médicas englobadas bajo títulos
y contenidos diferentes, y en particular, en los documentos asociados a las
prácticas corporales asociadas a la salud, el Daoyin Tu y el Yin Shu no
existe ningún tipo de referencia “mágico-religiosa” en su filosofía.
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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.
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