Samkya y Shivaismo Cachemir

Dentro de la tradición meditativa india existen algunas escuelas que consideran que “el microcosmos es un reflejo del macrocosmos”, es decir, que la persona es un reflejo del universo.

Esta concepción nos indica que para comprender mejor el trabajo “interno” que se realiza en sus escuelas de meditación es importante conocer su Cosmología.

El estudio de la cosmología en la India adoptó en la antigüedad dos vertientes principales: el Sāmkhya y el Vaisesika. De ambas, la que más nos interesa aquí es la primera, ya que la segunda representa a una escuela en la que se consideró que cada elemento de la existencia simplemente corresponde a un fenómeno individual sin ningún origen común.

La palabra Sāmkhya hace alusión a un proceso de enumeración jerárquica de los elementos que constituyen el Universo y corresponde a una filosofía muy antigua en la tradición india, cuyo contenido apareció descrito por Īsvarakrsna (350-450 d.C.) en las Sāmkhya Kārikās.

En esta filosofía se considera que el Universo es una realidad dual compuesta de “Conciencia” (Purusa) y “Materia” (Prakrti) en un estado de equilibrio entre tres cualidades fundamentales (Gunas): la luz (Sattva), la energía (Rajas), y la oscuridad o la inercia (Tama).

En el contexto de meditativo, es importante desarrollar aquí la “reinterpretación” que se realizó de esta teoría por parte de la Escuela Trika del Shivaismo Cachemir. En ella, Shiva fue identificado como el “Primer Principio” o el “Principio Supremo de la creación”, desde el cual emanó, en una progresión descendente, todo el mundo manifestado que nos rodea.

Esta escuela rompió así con el dualismo tradicional del Samkya para decir que Shiva y la Realidad son lo mismo. En el Shivasimo Cachemir todo es una proyección de Shiva o de la Conciencia de modo que el mundo manifestado es simplemente Conciencia “coagulada” o materializa, pero no, una substancia diferente.

Lo importante es que, bajo esta interpretación, esta escuela creó diferentes prácticas corporales y meditativas, cuyo objetivo era “remontar” en sentido inverso el proceso creador para ascender desde el mundo de la manifestación al principio de Unidad o Shiva.

A continuación, se van a presentar, en orden descendente, los diferentes planos que constituyen la creación según la cosmología Cachemir, sabiendo que cada uno esta asociado a su vez, con diferentes estados de conciencia:

1.- Shiva. El Primer Principio, el Principio Supremo, la Conciencia Absoluta.

En esta escuela se considera, como se ha indicado anteriormente, que Shiva es la Fuente Original de la que surge toda la manifestación, y viene a representar la Naturaleza Original que está dentro de todos nosotros. La respuesta a la pregunta ¿quién soy yo?

Como tal, Shiva es lo“absoluto”. Existe por sí mismo y no requiere de nada para existir. Al no depender de nada es “sin nacimiento” y “sin comienzo”.

Como Shiva es y está en todo, está más allá de la dualidad. No se puede diferenciar Shiva y la Realidad porque Shiva es la Realidad. Es la Unidad que se manifiesta en la diversidad de formas. Para entenderlo esta escuela utiliza como ejemplo el sueño, un fenómeno en el que vemos muchas cosas diferentes pero que en realidad son todas lo mismo: una proyección energética de la conciencia. Si no hay dualidad, toda manifestación es divina porque todo es la proyección de esta deidad.

Shiva supera a la realidad manifestada porque representa el potencial que es capaz de seguir generando nueva realidad. Shiva está libre de lo manifestado pero lo manifestado no está libre de él. Sin embargo, hay que matizar que esta escuela defiende la “Unidad” y no la “Unidad en la diferencia”. Lo manifestado es la proyección de Shiva y, por tanto, es igual a él.

Además, Shiva es “perfecto”, no le falta nada, es completo y, por tanto, en él no existe el deseo, y al no faltarle nada es feliz.

Por último, Shiva se define como “indeterminado” (anuttara) y así, un aspecto que trasciende nuestro entendimiento racional. El intelecto no lo puede alcanzar porque está más allá de todo lo que podemos conocer racionalmente. Esto es así porque nuestra mente ordinaria es limitada. Depende de unos sentidos limitados que trabajan en cierto umbral de sensibilidad. Según esto, Shiva no puede ser definido a través de la palabra o el mental. Shiva sólo puede experimentarse no pensarse.

¿Cómo se puede acceder a este estado de Conciencia? El estado puro de Conciencia es aquello que conoce y se da cuenda de que conoce, pero que no puede conocerse a sí mimo como objeto. Es como querer ver tu visión con tus propios ojos.

Para acceder a este plano de Conciencia hay que hacerlo, según esta escuela, con otra forma de conocimiento que es representada simbólicamente con la imagen de un “tercer ojo” para indicar otra “calidad” de visión interna que se debe despertar.

Sin embargo, la tradición Trika habla de este estado de conciencia utilizando recursos como el silencio mental; la negación (decir lo que no es); y las metáforas, además de indicar la posibilidad de investigar a través del estudio del sueño.

Por ejemplo, dice que cuando una persona sueña puede tomar conciencia de que está soñado, y con ello, darse cuenta que eso que “toma conciencia” es más “yo” que el sueño. El sueño nos enseña que nuestra mente puede “proyectar” realidad, y que a la vez, lo proyectado forma parte del ser porque es sólo conciencia.

2.- Sakti. El Principio Energético, la Dimensión Dinámica de la Conciencia

La Conciencia es conocimiento y actividad a la vez. La dimensión dinámica de la Conciencia, de Shiva, es identificada en esta tradición como como Sakti (Energía). Shiva-Sakti están en el mismo plano porque son la misma imagen de una misma realidad: la Conciencia.

En la tradición tántrica, Sakti ha sido asociada con diferentes deidades que se utilizan para simbolizar-identificar las diferentes funciones en que se manifiesta la Conciencia. Pero todas esas deidades siguen siendo una. Siguen siendo Sakti porque son Conciencia. (Es cómo cuando diferenciamos entre el fuego del bosque, el fuego de la cocina, el fuego de una vela. Se ven distintos por el resultado que generan, pero todos son el mismo fuego).

El Shivaismo Cachemir identifica en particular, cinco dimensiones de Sakti, las Cinco Categorías Puras (suddhabha): cit, ānanda, icchā, jñana y kriyā, ligadas a Siva, Sakti, Sadāsiva, Īsvara y Sadvidyā y clasificadas en grados jerárquicos:

Cit-sakti y Ananda-sakti son dimensiones de la conciencia que están en un plano anterior a la manifestación. En estos estados de conciencia no hay dualidad porque todavía no se ha creado nada. Son estados de pura unidad, libertad e independencia. Todavía no existe la noción de un “yo” porque no hay creación. Es el Yo (aham) sin objeto (idam).

Cit-sakti corresponde específicamente al conocimiento y la iluminación y Ananda-sakti a la Gracia, al regocijo inherente en Shiva por ser perfecto, completo y sin deseo.

Icchā-Sakti, Jñana-Sakti y Kriyā-Sakti corresponden ya a niveles de conciencia en la manifestación.

Icchā-Sakti, situado por debajo de Cit-sakti y Ananda-sakti, representa el primer nivel de conciencia en la jerarquía de lo manifestado y corresponde a la intención de crear que surge espontáneamente de Shiva.

Es como la semilla que tiene el potencial de árbol. El deseo de crear sin haber todavía creado. Una intuición en el corazón. La conciencia del objeto ha surgido, pero permanece indiferenciado. Es la unidad en la diferencia. “Soy esto” (ahamidam).

Jñana-sakti ya es la elaboración completa de la idea mental de lo que se quiere crear. Aquí ya se tiene una idea clara pero todavía es idea o pensamiento. El énfasis en la diferencia ha aumentado. Se asocia a la aparición del estado de conciencia de “esto soy yo”.

Kriyā-sakti ya es lo creado. La manifestación, que volvemos a recordar, en el Shivaismo Cachemir no se considera materia sino la proyección de la conciencia de Shiva. Como una imagen en un espejo. La imagen no es el objeto en sí. Se ve, pero no es cierta.

Por otro lado, Sakti también es asociada en esta escuela a la palabra (vāk). La conexión se establece mediante el argumento de que si la materia no existe, dado que todo es una proyección de la Conciencia, sólo existe actividad mental, y la actividad mental se materializa a través de la palabra. No se puede pensar sin lenguaje.

La palabra (vāk) que identifica a Cit-sakti y Ananda-sakti es el silencio (Pāra); a  Icchā-Sakti es el mantra que surge espontáneamente (Pasyantī); a Jñana-sakti el mantra mental (Madhyamā); y a Kriyā-Sakti el mantra verbal (Vaikharī).

En la iconografía, las dimensiones de Sakti son representados a través de la figura femenina. Esto es así porque se asocia la figura femenina a la “e-moción” y el deseo que lleva a la acción. Las diferentes armas o elementos que porten esas deidades femeninas simbolizan las múltiples actividades que desarrolla Sakti.

Sakti Imagen Imagen Vāk Nivel de Diferenciación Potencia
Cit-Ānanda Siva-Sakti Pārvatī Parā Aham “Yo soy”
Icchā Sadāsiva Sarasvati Pasyantī Ahamidam “Yo soy esto” Sāttva
Jñana Īsvara Laksmī Madhyamā Idamaham “Esto soy yo” Rāja
Kriyā Sadvidyā Kālī Vaikharī Ahañca idañca “Yo soy y esto es” Tāma

Fuente: Mishra, 1999:139

Otra representación iconográfica es con la serpiente Kundalini bajo la forma de Cit-kundalini o energía primordial, Prāna-sakti o energía vital corporal, Nāda-sakti o energía mental, y Pāra-sakti o energía espiritual.

3.- Māyā. En este plano de la manifestación los seres no pueden ver que son la Conciencia porque aparece la impureza (asudhā). Maya engloba 5 envolturas, 5 agentes o planos de conciencia que ciegan nuestra conexión con la Unidad y nos atrapan en el mundo de la dualidad:

Vidyā, la conciencia limitada que nos atrapa por la sencilla razón de que como seres limitados nuestra capacidad mental es limitada. Nuestra mente nos hace creer que los objetos son independientes unos de otros, que uno mismo es diferente del resto de la manifestación, cegándonos a la capacidad de apreciar que todo es una proyección de la conciencia de Shiva.

Kalā, la conciencia limitada que establece la moral al intentar dividir la realidad en lo bueno y lo malo, lo correcto y lo equivocado. La raíz de este estado se liga con la búsqueda que emprende la persona para llenar el vacío interno que siente por haber sido separado la Unidad.

Rāga, la conciencia limitada del apego al placer y la huida del dolor (dvesa). La raíz de este plano surge otra vez en el estado de carencia de sentir que nos falta algo. El antídoto para esta escuela está en buscar el sentido de la Unidad con todo (sarvātmabhāra) o el amor universal (visva-prema).

Niyati, la conciencia limitada que surge por la ley del Karma. Somos presa de la ley de acción-reacción, causa-efecto, y por tanto, para conseguir el despertar hay que poner los medios, hay que generar las causas que consiguen los efectos.

Kāla, la conciencia limitada por el tiempo. Nuestro pensamiento trabaja desde el referente temporal y así desde la noción de un pasado, un presente y un futuro ajeno a la intemporalidad de Shiva.

4.- Purusa. En este plano aparece el alma individual, la conciencia personal limitada. La Conciencia se ha hecho tan pequeña que ahora la persona está presa del marco limitador, de la ilusión, que impone Maya. La persona está presa de la dualidad y la separación.

Esta escuela coincide con la visión tradicional del Samkhya que afirma la existencia de muchas almas individuales (purusas) actuando en el mundo. El matiz es que para el Shivaismo Cachemir todas esas purusas son como un rayo que se conectan por la misma luz, todas están unidas a Shiva.

5.- Prakrti. A partir de este nivel el Shivaismo Cachemir mantiene la misma clasificación de las 24 categorías materiales que establece el Samkhya.

Por el influjo de Māyā, la manifestación queda dividida en dos: sujeto (Purusa) y objeto (Prakrti), y se cae presa de la ilusión de diferenciar el principio de conciencia y el de materialidad. El Shivaismo Cachemir vuelve a recordar este error afirmando que la materia es conciencia condensada, coagulada.

En este plano de lo materializado aparecen los tres Citta: Buddhi, el intelecto, el responsable de conocer; Ahamkāra, de desear; y Manas, de sentir.

De ellos surgen después los 5 Órganos Motrices: el habla (vāk), la mano (pāni), el pie (pāda), el ano (pāyu) y los órganos sexuales (upastha); y los 5 Órganos de los Sentidos: nariz (ghrāna); lengua (rasanā), ojo (caksu), piel (tvak) y el oído (srotra).

De los órganos sensoriales surgen las 5 Capacidades Sutiles (pañca tanmātra): olfato (gandha), el sabor (rasa), el color (rupa), el tacto (sparsa) y el sonido (sadba). Los intermediarios entre nuestro cuerpo y el mundo externo de los objetos. Por último, de estas capacidades sensoriales surgen los 5 Elementos (pañca-mahābhūta): Tierra (prthri), Agua (apojala) Fuego (tejas o agñí), Aire (vāyu) y Éter (ākāsa).

Referencias Bibliográficas

Flood, G. (2008). El Hinduismo. Madrid: Akal.

Mishra, K. (1999). Khasimir Saivism. The Central Philosophy of Tantrism. Delhi: Sri Satguru Publications.

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

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