Shugendō en el Japón Heian

Las raíces del Shugendō hay que buscarlas en la religión folklórica popular japonesa ligada a las prácticas ascéticas en las montañas que estuvieron en auge en los periodos Nara y Heian.

Desde tiempos antiguos, las montañas fueron veneradas por el pueblo japonés como reinos sagrados. Espacios misteriosos y mágicos que albergaban dioses, espíritus, fantasmas y fuerzas demoniacas, identificados genéricamente bajo el nombre de Kami, frente a los que se debían ejercer rituales de protección y purificación y erigir santuarios para apaciguar su ira o conseguir su protección.

Algunos ascetas sin embargo, decidieron residir en estos espacios sagrados y realizar allí sus rituales chamánicos con el fin de poder comunicarse con esas deidades y preguntarles sobre cómo evitar el infortunio, conseguir buenas cosechas, mejorar su salud, etc. Poco a poco se fueron añadiendo a este culto rituales mágico-supersticiosos de corte taoístas importados de China y rituales esotéricos de las escuelas budistas dando lugar a lo que hoy en día se conoce como el Shugendō.

Actualmente disponemos de registros que nos informan de que en los periodos Asuka-Nara (siglo VII) ya había numerosos ascetas que habían convertido montañas específicas en lugares reconocidos de práctica espiritual. Entre estos personajes figuraban monjes budistas (shidosō), monjes no ordenados (ubasoku), ascetas (hijiri), chamanes religiosos (zenji) e incluso cazadores.

Aunque el asceta de este periodo que goza de más fama es En no Ozunu, también conocido como En no Gyōya, por considerarse el fundador del Shugendō, este personaje no debe eclipsar la realidad de que en su misma época también hubo otros importantes ascetas que fundaron prácticas en otras montañas sagradas como como: Nōjo Taishi (el príncipe Hachiko) patrón de Hagurosan en el año 593; Zenshō (531), Ninniku (538) o Hōren (siglo VII-VIII) patrones de Hikosan; Taichō, patrón de Hakusan en el año 717; Ki Saeki Ariwaka patrón de Tateyama en el año 701; Kiren patrón de Hōki Daisen en el año 718; Ninmon patrón en Rokugō Manzan en el año 718; Rōben patrón de Sagami Oyama en el año 755; Mangan patrón de Hakonesan en el año 757; Jakusen patrón de Ishizuchisan en el año 758; o Shōdō patrón de Nikkōsan en el año 766.

La biografía de En no Gyōja entra dentro de la leyenda y presenta muchísimos paralelismos con la figura de los inmortales taoístas de la antigua tradición china. Los primeros documentos en los que se hablan de la vida de este personaje son el Shoku Nihongi (797) y el Nihon Ryoiki (823) redactados a principios del periodo Heian, es decir, unos 100 años después de cuando habría vivido este personaje.

El Shoku Nihongi cuenta que, en el año 699, En no Ozunu vivió una existencia dedicada a las prácticas mágicas en el monte Katsugi, en la región de Yamato, y que fue exiliado por orden del emperador Monmu (r. 697-707) a Ōshima, en la isla de Izu. En la leyenda también se alude a que Ozunu era capaz de esclavizar a dioses y demonios para que le llevasen el agua y le recogiesen su leña, y que si no le hacían caso tenía el poder de atarlos con sus hechizos.

En la colección budista Nihon Ryoiki se dice que E no Ubasoko fue un asceta budista no ordenado que vivió en la aldea de Chihara, en el distrito de Katsuragi-no-kami, y que había sido el líder del clan Kamo que luego pasaría a ser conocido como el clan Takakamo. Además, añade que era un hombre sabio y la persona más erudita de su zona; que veneraba a los Tres Tesoros en pensamiento y práctica; y que constantemente deseaba poder volar en una nube de cinco colores más allá de los límites del cielo, hasta el palacio de los inmortales, para poder deleitarse allí de su compañía en el Jardín Eterno y participar de la niebla nutritiva.

Después, continúa exponiendo que con el paso del tiempo y cuando ya tenía 40 años, decidió seguir viviendo en una cueva de montaña, vestirse con plantas y comer agujas de pino, purificar sus emociones y su cuerpo en los manantiales de agua pura y ampliar sus poderes a través de encantamientos ligados al sutra del pavo real.

El primer registro que habla sobre la práctica ascética de monjes budistas en las montañas se recoge en la Escuela de la sabiduría espontánea (Jinenchi-shū). Aquí se dice que el monje chino Daoxuan (Dōsen, 702–20) de la escuela Kegon y Shin’ei (d. 737) de la escuela Hossō realizaban este tipo ascetismo en la región de Yoshino y que sus prácticas incluían recitar oraciones (dhāranī) y la lectura del sutra gumonjihō para potenciar la memoria.

Según Suzuki (2020) como En no Gyōya y muchos otros ascetas de las montañas eran personajes laicos, la persona que en verdad pudo gozar de mayor fama pública en aquellos tiempos, y por tanto, el personaje al que también se le podría otorgar el nacimiento del Shugendō, es el monje Gyōki (668–749) de la escuela budista Hossō.

Gyōki fue reconocido en su época por sus prácticas ascéticas de montaña, y lo más importante, por el importante papel que desempeñó en la construcción del Gran Buda del Tōdaiji en el año 752 y que supuso que muchos templos budistas le adoptasen como su patrón fundador.

Por último, añadir que Kukai, el fundador del budismo esotérico Shingon, también realizó este tipo de prácticas antes de ir a China para convertirse en el supuesto heredero de esta escuela y que a su regreso a Japón implantó esta tradición entre sus seguidores.

NACIMIENTO FORMAL DEL SHUGENDŌ

Actualmente se considera que fue durante el periodo Heian cuando se constituyó verdaderamenteel Shugendō como un culto formal y que este proceso guardó una estrecha conexión con el budismo esotérico importando desde China por los monjes Kukai (774-835) y Saicho (787-822).

Como se ha indicado antes, estas escuelas también alentaban las prácticas ascéticas y el retiro en las montañas entre sus seguidores y fundaron sus templos más importantes en ellas: la secta Tendai lo hizo en Hieisan junto a Kyoto y la secta Shingon en Kōyasan cerca de Ōsaka.

Entre los monjes más importantes que hicieron de las montañas sus espacios de práctica estuvieron Sōō (831-918) y Enchin (814-891) de la escuela Tendai, y Shōbō (832-909) de la escuela Shingon.

En aquellos tiempos se consideraba que los monjes o personas santas que habían realizado prácticas ascéticas severas en las montañas eran capaces de realizar rituales más potentes gracias a que habían acumulado un gran poder espiritual. Esto favoreció la aparición de agrupaciones de practicantes que también querían ir a las montañas para alcanzar esos poderes y así empezó a crearse el término “shugen”: los poderes extraordinarios alcanzados a través de las prácticas ascéticas y “shugenja”: la persona que adquiría dichos poderes.

En poco tiempo numerosas montañas del país se convirtieron en lugares de referencia para realizar este tipo de ascetismo: Yoshino y Katsuragi en la provincia de Yamato; Kumano en la provincia de Kii; Ishizuchisan en la provincia de Iyo (Shikoku); Daisen en la provincia de Hōki; Hakusan en los límites de las provincias de Kaga, Hida, Echizen y Mino; Tateyama en la provincia de Etchū; Nikkōsan en la provincia de Shimotsuke; Hagurosan en la provincia de Dewa; y Hikosan en la provincia de Buzaen (Kyushu). De todas ellas, la región de Yoshino-Kumano gozó de una posición especial gracias a que la familia imperial y muchos aristócratas decidieron realizar allí sus peregrinaciones  desde tiempos antiguos.

En la montaña Kinpusen de Yoshino los monjes Shōbō y Dōken (905-985)ensalzaron el culto a Kongō Zaō Gongen, y convirtieron a esta deidad en el culto de referencia para la región de Ōmine y en la deidad principal del Shugendō.

En la región de Kumano, los santuarios Hongū, Shingū y Nachi que habían sido centros de prácticas ascéticas desde tiempos antiguos, potenciaron por su parte a la deidad Kumano Gongen. Una manifestación que correspondían a la deidad Ōji-shin, originalmente la deidad tutelar de la montaña Tientai en China.

Según la leyenda, Ōji-shin descendió sobre el Hongū de Kumano en la forma de una luna, después de haber estado primero en Hikosan (Kyushu), Ishizuchi (Shikoku) y la isla de Awaji. Otras leyendas, sin embargo, afirman que fue Zendō (672-680) el que fundó ese santuario o que fue el propio En-no-Gyōya el que lo hizo en su peregrinación a Kumano.

LAS PRIMERAS AGRUPACIONES SHUGENJA

A mediados del periodo Heian surgieron las dos primeras agrupaciones shugenja en la región de Kumano y Yoshino, reconocidas bajo los nombres de Honzan y Tōzan, ligadas respectivamente a las escuelas budistas esotéricas Tendai y Shingon.

La asociación de estas escuelas budistas con los practicantes de estas regiones surgió por la necesidad que tuvieron los monjes de pedir ayuda a las poblaciones locales para encontrar espacios sagrados donde realizar sus prácticas. El contacto conllevó la aparición de un nuevo modelo de culto que mezcló prácticas antiguas con rituales esotéricos. Por ejemplo, el monje Sōō (831-918) eligió las cascadas de Katsuragawa en la cadena montañosa de Hira Sōō (831-918) para hacer sus prácticas ascéticas llevando a este espacio su formación esotérica Tendai.

La agrupación Honzan estuvo ligada a los tres santuarios principales de Kumano: Hongū, Shingū y Nachi, bajo el abrigo de la secta budista esotérica Tendai, gracias a que en el año 1090, el monje Zōjo (1032-1116) perteneciente al templo Onjō de esta escuela, fue nombrado superintendente de Kumano después de haber servido de guía en la peregrinación a esta zona del emperador Shirakawa (1053-1129).

Zōjo también recibió a su cargo y como premio el templo Shōgoin de Kioto donde instaló a Kumano Gongen como su deidad protectora. Este templo pronto se convirtió en la cabeza principal para esta agrupación.

La agrupación Honzan proclamó a En-no-Gyoja como fundador del Shugendō y al monje Zōjo como su restaurador, además de recrear historias sobre la práctica del monje Enchin de la escuela Tendai en la región de Omine y Kumano. Esta agrupación pronto se hizo con el control de los guías oficiales y la red de alojamientos para los peregrinos que querían realizar prácticas shugenja en los espacios sagrados de la región de Kumano.

La agrupación Tōzan tuvo su centro de operaciones en la región de Yoshino y se unió a los templos de la escuela budista Shingon y el Kōfukuji de Nara. Entre los templos más importantes que agruparon su red estuvieron el Kongōsanji, Miwayama, Chōgakuji, Bodaisan Shōryakuji, Senkōji, Ryūfukuji, Shigisanji, Takama-dera, Chiharaji, Matusnoo-dera, Yata-dera, Hōryūji, Nakanokawa Jōshinji, Ryōzenji, Chōshōji, Tōnomine-dera, Fushimiji, Sakuramotobō, Uchiyama Eikyūji y Hasedera en la provincia de Yamato; los templos Kongōbuji, Negoroji Nishi, Negoroji Higashi y Kokawa-dera en la provincia de Kii; los templos Sefukuji, Kamio-dera, Takakuraji, Wadaji y Daitokuji en la provincia de Izumi; los templos Odawara Jorūriji y Kaijusenji en la provincia de Yamashiro; los subtemplos Handōji, Iwamotoin y Umemotoin en la provincia ; el templo Nyūji en la provincia de Settsu, y el templo Segidera en la provincia de Ise.

Esta agrupación aunque también puso a En no Gyoja como fundador del Shugendō, prefirió considerar al monje Shōbō (el fundador del Daigōji y patriarca de la escuela Ono ligada al budismo Shingon), como el restaurador de la tradición, justificando que este monje realizó sus prácticas ascéticas en la región de Omine. Según la leyenda que se desarrolló en el periodo Muromachi, Shōbō recibió el sello espiritual de En no Gyoja y el sello imperial del emperador Jomei (r. 629-641), despositados en el Shōjōden en el santuario Hongū de Kumano por En para protegerlo.

Esta agrupación shugenja creó una infraestructura de guías de montaña y alojamiento paralela a la de la agrupación Honzan. En particular, dio autorización a 36 guías (shōdaisendatsu) para gestionar la entrada en las montañas de Yoshino-Omine para realizar prácticas ascéticas. Guías que además daban un certificado de haber participado en las prácticas selladas con los supuestos sellos que concedieron En no Gyoja y el emperador a su restaurador.

Aunque en todas las provincias los practicantes del Shugendō se afiliaban al grupo Honzan o Tozan, también hubo algunos shugenja que quisieron mantener su independencia, como los practicantes de las montañas de Haguro en la provincia de Dewa, los de Nikkō en la provincia de Shimotsuke, y los de Hiko en la provincia de Buzen en Kyushu.

Referencias Bibliográficas

Hitoshi, M. (2005). The Mandala of the Montain: Shugendō and Folk Religion, Tokyo: Keio University.

Sekiguchi, M. y Sekimori, G. (2009). The Sanbōin Monzeki and its Inception as Head Temple of the Tōzan Group. Cahiers d’Extrême-Asie, 18, 103-121.

Suzuki, M. (2020). A Critical History of the Study of Shugendō and Mountain Beliefs in Japan. En: Castiglioni, Andrea, Rambelli, Fabio y Roth, Carina (Eds.) Defining Shugendo. Critical Studies on Japanese Mountain Religion, London and New York: Bloomsbury Academic.

Tyler, R. (1990). Kōfukuji and the Mountains of Yamato, Japan Review, 1, 153-223.

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

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