Vaisnismo. Culto a Visnu

Esta tradición considera a la deidad Visnu como el Ser Supremo creador y destructor del Universo. Las raíces de este culto se pueden rastrear hasta el Rg Veda donde es descrito como una divinidad solar benévola, a menudo emparejada con el dios Indra.

En los textos Purāna la iconografía de Visnu se desarrolló en dos sentidos: por un lado, se le representa como un joven de color azul oscuro con cuatro brazos en los que porta una concha, un disco, una maza y un loto; o por otro, como un joven dormido sobre los anillos de la gran serpiente cósmica, de cuyo ombligo surge un loto donde sale Brahmā para crear el universo.

Según esta tradición, Visnu se encarna en el mundo en los tiempos de oscuridad cuando el dharma ha desaparecido. Las encarnaciones más importantes habrían sido Matsya (el pez), Kūrma (la tortuga), Varāha (el jabalí), Narasimha (el hombre-león), Vāmana (el enano), Parasurāma, Rāma, Krishna, Uda y Kalki.

En el estudio del Visnuismo hay que diferenciar entre la tradición de la India del Norte y la del Sur.

CULTO A VISNU DEL NORTE

En el norte de la India el culto a Visnu fusionó las divinidades de Vāsudeva-Krishna, Krishna-Gopāla y Nārāyana. Dicha fusión creó dos corrientes de culto visnuista:

– La corriente védica ortodoxa, que estuvo representada por la escuela Bhāgavata (siglo II d.C.). Ligada al culto a Vāsudeva-Krishna y Krishna-Gopāla, su texto de referencia fue el Bhagavad Gītā. Una obra en la que se desarrollan principalmente las vías del Karma-Yoga o del desapego a los frutos de la acción, y el Bhakti-Yoga, o la devoción o la emoción como vía de salvación, como alternativa al Jñana-Yoga o liberación por la vía del conocimiento.

– La corriente heterodoxa ligada al tantrismo, que estuvo principalmente representada por la escuela Pāñcarātra, ligada al culto a Nārāyana y cuyos textos más importantes fueron los Pāñcarātra Samhitās, que se desarrollaron como género textual independiente a partir del siglo VII-VIII d.C.

CULTO A VISNU DEL SUR

En la India del sur, también se desarrolló una corriente védica ortodoxa, que estuvo representada por la escuela Vaikhānasa (siglo IV d.C), cuyos textos de referencia fueron los Vaikhānasa Samhitā; pero sobre todo una corriente heterodoxa ligada a la cultura tamil autóctona (drávica).

La corriente heterodoxa pronto se decantó por la tradición aria del Bhakti-Yoga gracias a los aspectos comunes compartidos con la poesía tamil, los ritos de posesión de Murukan y la cultura local.

La poesía tamil se caracterizó por dos temas recurrentes: el amor (dimensión interna), que identificaba cinco modalidades emocionales: hacer el amor, la espera del ser querido con ansiedad, la separación, la espera de la esposa con paciencia y el enfado; y la guerra (dimensión externa).

El ideal del hombre en la literatura tamil era la de una persona apegada al mundo y próxima a su mundo emocional, algo que la alejaba del ideal del renunciante ascético del norte o del control perseguido por el Yoga, pero que le acercaba al culto devocional del Bhakti-Yoga.

Del mismo modo, las creencias locales versaban sobre divinidades encarnadas y sobre el gusto por la experiencia divina inmediata y la visión del cuerpo como templo de la dignidad. Ideales alejados de la abstracción y las especulaciones metafísicas de las divinidades de los Vedas o del culto formal en los templos y de la visión del cuerpo como “cárcel” del alma de los ascetas.

En cuanto a los ritos de Murukan (divinidad local del amor y la guerra) estos se basaron en la posesión como medio de comunicación con la divinidad, aspecto también afín a los cánticos, las danzas y las ofrendas del Bhakti-Yoga en su comunión con lo divino.

Según Flood (2008), en el siglo VII d.C. la corriente Bhakti ya estaba plenamente desarrollada en al sur de la India, y las deidades locales se habían absorbido en las divinidades arias:  Mudvalan y Timurāl se identificaron con Shiva y Visnu; Korravai, diosa de la guerra con Devī, y Murokan con Skanda, dios de la guerra e hijo de Shiva.

El movimiento visnuista en el sur surgió según Flood (2008) con la tradición Ālvārs (Inmersos en Dios). Poetas-santones que durante los siglos VI y IX d.C. vagaron por los templos cantando alabanzas a Visnu.

Esta tradición reconoció a 12 ālvārs, (todos supuestas encarnaciones de Visnu), siendo el más destacado Nammālvār. Las canciones de este santón obtuvieron la misma consideración que el Veda y se las denominó el Veda Tamil.

Fue después, en el periodo medieval indio cuando se desarrollarían las principales escuelas del culto a Visnu:

– Srī Vaisnavas. Esta escuela se desarrolló a partir de las canciones de Rāmānuja (1017-1137) recopiladas en el siglo X por Nāthamuni. Fue una tradición acorde al Veda tradicional, al Pāñcarātra, a los textos tamiles de los ālvārs, el Bhagavad Gīta y al Visnu Purana que desarrolló dos tendencias: unir el alma a Visnu a través del amor y el desapego del mundo, y esperar a que sea Visnu el que salve a la persona con su gracia y compasión.

– Vaisnavismo Gaudīya, asentado en las regiones de Bengala, Orissa y Vrndārana, desarrolló una poesía amorosa centrada en la unión, separación y reencuentro de Krishna y Rādha. Una relación que se puso como ejemplo de cómo debía proceder el devoto en su relación con la divinidad: el reencuentro con el ser amado tras la separación. En esta escuela se inscriben los Hare-Krishna.

– Sampradāyas Vaisnavas. Fundada por Vallabha (1479-1531) veneraban también a Krishna, si bien la emoción amorosa con la que preferían trabajar era  el amor que expresa un progenitor hacia su hijo, dando al Krishna el rol del niño y al devoto el del padre. Este culto se asentó en la zona de Nathvara (Rajastan).

– Sant Vaisnavas. Este linaje desarrolló dos líneas el culto, uno en la zona de Maharashtra y el otro en Punjab.

La rama de Maharashtra, en la costa este, corresponde a la tradición “Sant” (buen hombre) que se desarrolló en base a los escritos de los santos de todas las castas que vivieron entre los siglos XIII y XVIII. Esta rama se subdividió en dos líneas: a) Mahānubhāva Sampradāya, fundada en el siglo XIII por Chakradhār Swami que veneraba a Krishna; y b) Vārkarī Panth (El Camino de los Peregrinos) enfocados en el culto a Vithobā. Entre los hombres santos más importantes en esta rama figuran Jñanesvara, Namdar, Tukārām y Janābi.

La rama del norte, en Punjab, centró su devoción sobre una divinidad abstracta aunque también compusieron canciones. Aquí se enmarca el Sijismo fundado por Nānak que mantiene influencias del sufismo musulmán. Entre los santos más importantes de esta rama figuran Kabīr, Nānak, Raidās y Dādu.

– Rāmānandī. Durante la época medieval también se extendió por toda la India el culto a Rāmā (encarnación de Visnu) y Hanumān, siendo los centros de devoción más importantes Janakpur (lugar que se asocia al nacimiento de Sīta) y Ayodha (Uttar Pradesh, lugar que se asocia al nacimiento de Rāmā y su reino).

La escuela Rāmānandī fue la más importante y su actitud devocional de culto se basó en fidelidad que se establece entre el siervo y su Señor, bajo el modelo de la fidelidad de Hanumān hacia Rāmā. Fue una orden ascética y renunciante.

Otras tradiciones vaisnavas medievales importantes fueron la Madhva (siglo XIII) y Nimbārka (siglo XII) que pregonaron la sumisión completa al Guru.

Referencias Bibliográficas

Flood, G. (2008). El Hinduismo. 1ª Edición 1996. Madrid: Akal.

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

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