Archivo de la categoría: Claves de la Cultura China

Fontana Michaela. (2017). Matteo Ricci. Un jesuita en la corte de los Ming. Bilbao: Mensajero.

Matteo Ricci nació en 1552 en Macerata (Italia) y murió en Beijing en 1610. Vivió 52 años y estuvo en China desde 1582 hasta 1610, es decir, 28 años. Actualmente se puede visitar su tumba en Beijing en el Colegio Administrativo (antes escuela de Partido Comunista Chino), y el lugar donde residió, en la iglesia de la Inmaculada Concepción que hay al sur de la Plaza de Tiananmen.

El libro cuenta de forma muy amena todo el periplo que tuvo que pasar Matteo Ricci en China como una biografía comentada y totalmente contextualizada al momento histórico del momento.

Nos muestra a un jesuita que entendió que la única manera para introducir el cristianismo en China era unirla al conocimiento científico que había en Europa y adoptar sus hábitos de vestimenta, su lengua, su cultura, sus costumbres sociales… y aún así, encontró que el pueblo chino estaba más interesado en la ciencia que en la religión.

Es emocionante ver cómo este jesuita se fue a China para no volver y lo que fue capaz de conseguir. Esos sí, poco a poco y paso a paso como va todo en China. Nos muestra el interés del negocio del pueblo chino (ayudarles a ellos era una forma de hacer negocios importantes para los chinos), pero también la existencia de personajes que se acercaron con un gran afán de conocimiento y que en los momentos difíciles les apoyaron.

Queda la idea de que los misioneros no fueron muy “transparentes” en su rol. Utilizaron una ciencia que el cristianismo condenaba en muchos sentidos, para ser escuchados. “Engatusaron” a los chinos con las matemáticas y la astronomía; con prismas que descomponían la luz del arco iris; con el astrolabio para medir la altura de las estrellas en el horizonte; con relojes mecánicos; telescopios; globos terráqueos y mapas en donde aparecía China en el centro; tradujeron al chino textos no religiosos para ganar una buena imagen (Euclides, Epitecto que se identificó como análogo a Confucio); utilizaron el mensaje de Confucio que no era religioso y si moralista, para ganar el apoyo de los letrados; buscaron a los letrados de prestigio para introducirse en la corte; vieron claro que corregir los errores de predicción astronómica de los eclipses que padecía la astronomía china les podía dar una clara ventaja (algo que consiguieron al llegar a convertirse en los astrónomos del Emperador); para conseguir más adeptos les ayudaron a conseguir armas y cañones portugueses, etc. Sin embargo, Ricci no llegó nunca a ver al Emperador, siendo sus sucesores los que tendrían contacto y relación directa con él.

En el fondo, parece claro que el cristianismo quizás estaba más interesado en expandir un poder que ya tenía en el resto del mundo, llevando su “verdad” sin permitir otro tipo de creencias, y que estos religiosos fueron o simples peones, o gente que en un final tenía las mismas intenciones. Es evidente que la Compañía de Jesús supuso un frente político importante.

Resulta muy interesante en el libro:

1) La descripción de cómo veían la astronomía los chinos no expertos, la astronomía popular. Por ejemplo, creían que el sol no era más grande que el fondo de una cuba, y que por la noche se escondía detrás de una montaña; el eclipse se escribía como comer, y reflejaba la antigua creencia de que el sol desaparecía porque era devorado por un dragón, de hecho, tocaban instrumentos para salvar al sol, espantando al dragón con el ruido. Sin embargo, hay que señalar que este no era el verdadero conocimiento astronómico que había en China según ha demostrado Joseph Needham en su obra Ciencia y Civilización China.

2) Matteo Ricci fue el primero en demostrar que Catay, el nombre que dio a esta tierra Marco Polo, y China eran lo mismo. De hecho, confirmó como en China efectivamente hubo asentamientos cristianos mucho tiempo antes de su llegada que se perdieron…

3) En el contexto médico hay que destacar cómo en 1626 Johann Scherck (1576-1630) escribo el tratado de medicina “Teorías Occidentales sobre el Cuerpo Humano”, y empezó una minuciosa recogida y clasificación de hierbas y plantas desconocidas en Europa para estudiar sus propiedades curativas. 

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Paul Pelliot (1878–1945)

Su inquietud por prestar servicios en el extranjero para Francia le llevó a estudiar chino en L`École des Langues Orientales Vivantes. Allí Edouard Chavannes y Sylvain Lévi pronto le recondujeron a fines académicos. En el año 1900 fue a L`École Française d’Extrême-Orient en la Indochina Francesa (Hanoi), y ese mismo, año fue enviado a Beijing a comprar libros para la escuela. Esto supuso quedar atrapado en medio de la Revolución Boxer donde por su valiente actuación recibió la Cruz de la Legión. Se convirtió en profesor de chino dentro la escuela y por mucho tiempo compartió la docencia con la adquisición de libros en China.

A su regreso a Francia, en el año 1904, fue elegido para dirigir una misión arqueológica en el Turkestán chino que duró de 1906 a 1910. A bordo del tren de Samarkanda, conoció e incorporó  a la expedición a Gustaf Mannerheim, un coronel de la armada imperial rusa que iba en misión secreta para el zar Nicolás II ante la posibilidad de invadir la china Occidental.

En el viaje, tomo contacto con el Duque Lan cuyo hermano fue el líder de la Revolución Boxer, y fue este, el que le informó de la existencia de las cuevas de Moago en Dunhuang. Pelliot llegó tres meses más tarde que Aurel Stein, pero aún así pudo comprar 6000 textos antiguos. Al volver a Paris fue acusado por el personal de la L`École des Langues Orientales Vivantes de gastar dinero público y volver con manuscritos falsos. Pero cuando en el año 1912, Stein publicó en su libro que no pudo coger todos los manuscritos que había visto en Dunhuang, la crítica a Pelliot cesó.

Sus expediciones continuaron por Mongolia, Turquía, Persia, Tíbet, haciéndose conocedor de hasta 13 lenguas orientales, y en el año 1911 entró como profesor de lenguas de Asia Central en el Collège de France. Tras la Primera Guerra Mundial fue un miembro activo de la Société Asiatique y con la ocupación alemana de Paris continuó sus investigaciones sin poder hacer mucho en la Resistencia debido a su edad. Sin embargo, es conocido su rechazo a dar la mano la ministro Vichy. Tras la liberación, fue a Estados Unidos y murió poco después de volver a Paris.

En las aportaciones más destacadas de este autor aparecen la adquisición de del sutra budista de la causa y el efecto, cuya publicación supuso el punto de partida del interés para muchos historiadores por los estudios iraníes en su influencia sobre el Asia Central; una monografía de Fou-nan, un antiguo reino que existió en el delta de Mekong (Vietnam) desde el siglo I al VI d.C.

Obras destacadas

(1902) Les influences iraniennes en Asie Centrale et en Extrême-Orient.

(1920) Le sûtra des causes et des effets du bien et du mal.

(1923) Artistes des Six Dynasties et des T’ang.

(1925) Quelques textes chinois concernant l’Indochine hindouisśe.

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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Marcel Granet (1884-1940)

Sociólogo, etnólogo y sinólogo, fue pionero en aplicar los métodos sociológicos al estudio de China apoyándose en los trabajos de su profesor Émile Durkheim. Las personas que contribuyeron a su acercamiento al mundo chino fueron André d’Hormon, y sobre todo, su maestro Édouard Chavannes, alguien que supo canalizar su interés por el feudalismo hacia la sinología.

Granet fue testigo, durante su estancia en China entre los años 1911-1913, de la revolución china que derrocó a la dinastía Qing e instauró la República de China. En 1913 fue nombrado profesor de l´École Pratique des Hautes Études y en 1920 se convirtió en profesor en la Sorbonne. En el año 1926 fue nombrado primer director del Institut de Hautes Études Chinoises de la Sorbonne, y contratado como profesor en la École des Langues Orientales de París. Después de la Primera Guerra Mundial recibió la Croix de Guerre por sus servicios.

Granet aportó un profundo estudio sobre la vida social en China, centrando su foco de interés en la transición del periodo feudal a la China imperial. Utilizando textos antiguos, leyendas, danzas e incluso evidencias arqueológicas trató de reconstruir las costumbres y cultura de la sociedad pre-imperial en la que considero ver un importante elemento para entender la China Imperial.

Granet rechazó cualquier interpretación del pensamiento chino como algo místico o pre-lógico. A él se deben las primeras reflexiones académicas sobre las diferencias entre el pensamiento chino y el europeo moderno. Y aunque su obra muestra cierta controversia, estimuló el interés de muchos científicos sociales no sinólogos hacia el lejano Oriente, y en particular hacia la sociedad china.

Obras destacadas

(1912-1933) Études sociologiques sur la Chine. []

(1919) Fêtes et chansons anciennes de la Chine.

(1922) La religion des Chinois.

(1926) Danses et légendes de la Chine ancienne.

(1929) La civilisation chinoise. La vie publique et la vie privée.

(1934) La pensée chinoise.

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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Henry Maspero (1883-1945)

Hijo del famoso egiptólogo Gastón Maspero, se graduó en chino en el año 1907 en l’École de Langues Orientales Vivantes, donde tuvo como profesores a dos notables sinólogos Emmanuel E. Chavannes y Silvain Lévi.

Tras una significativa estancia en la École Français d’Extreme-Orient en Indochina (donde fue profesor), conoció a Paul Pelliot, y centró sus primeras investigaciones en el análisis histórico de los primeros siglos del budismo en China y la lingüística china, estudiando dialectos como el mu’o’ng y tai. Su valor como sinólogo fue tan ampliamente reconocido que, tras el fallecimiento de Chavannes, pasó a ocupar la Cátedra de langues et littératures chinoises et tartares-mandchoues en el College de France.

Con la ocupación alemana de París, aunque prosiguió sus investigaciones y llegó a  enseñar en el Collège de France, ejerció de lector en l’École Nationale de la France d’Outre-Mar, sucedió a Marcel Granet en la cátedra de Civilización China y dirigió el departamento de Religiones de China en el École Pratique des Hautes Études. En 1944 fue deportado a un campo de concentración bajo sospecha de actividades terroristas para no volver jamás.

Las aportaciones fundamentales de Maspero al estudio del Taoísmo fueron sus investigaciones académicas sobre la naturaleza científica de esta doctrina; su evolución histórica (analizó toda la literatura taoísta conocida desde el siglo I d.C a la dinastía Tang); y sus interacciones con el budismo como nuevo método para alcanzar la inmortalidad, como fuente de nuevo vocabulario para taoísmo, pero también, como causa que llevó la confusión doctrinal. Para Maspero el Taoísmo era una de las más maravillosas religiones en el mundo.

Obras destacadas

(1910) Communautés et moines bouddhistes chinois aus IIème et IIIème siècles.

(1922) Le saint et la vie mystique chez Lao-tseu et Tchouang-tseu.

(1927) La Chine Antique.

(1934) Les origines de la communauté bouddhiste de Lo-yang.

(1937) Les deux taoistes: comment on communique avec eux.

(1937) Les proceds de nourrir le principe vital dans la religion taoiste ancienne.

(1950) Mélanges posthumes sur les religions et l’histoire de la Chine.

(1965) La Chine Antique.

(1971) Le taoïsme et les religions chinoises.

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Emmanuel Édouard Chavannes (1865-1918)

Fue uno de los primeros occidentales en profundizar de forma académica en el estudio de la cultura china, si bien, también contribuyó de forma notable al estudio de la historia y religión iraní, en las poblaciones que ocuparon el Turkestán chino en los 400 años anteriores a la invasión musulmana.

Su interés por China surgió tras su formación en L´Ecole Normale Supérieure de Paris y su participación en una misión científica enviada a Beijing entre los años 1889 y 1893. Allí empezó a investigar dos áreas que ocuparían el centro de su atención para el resto de su vida: la traducción de textos antiguos y las investigaciones arqueológicas. Más tarde, en 1907, volvería a visitar China para estudiar monumentos e inscripciones antiguas.

En su currículum destaca haber sido profesor de lengua y literatura china desde el año 1983 en el Collége de France; miembro del Institut de France desde 1903; miembro de la Académie des Inscriptions et Belles-Lettres desde el año 1903, de la que luego se convirtió en director desde 1915 hasta su muerte; Secretario y Vicepresidente de la Société Asiatique. También fue miembro de la Academia de las Ciencias de St. Petersburgo y miembro honorífico de la Société Franco-Japonaise de Paris, la Société Finno-Ougrienne, la Royal Asiatic Society de Inglaterra e Irlanda y la American Oriental Society.

Dentro de sus contribuciones más importantes destacan la primera traducción del Shiji, las memorias históricas redactadas por Sima Qian; el descubrimiento en 1899, en Hunan, de miles de fragmentos de huesos oraculares inscritos con caracteres ancestrales chinos; la traducción de memorias de sesenta peregrinos budistas chinos que viajaron a la India en la segunda mitad del siglo VII en busca de textos en sánscrito en dónde se incluyen importantes datos geográficos y culturales de zonas de Asia Central; la traducción de las vidas de Gunavarman, Jinagupta y Seng-Hui; el análisis sobre el culto en la montaña TaiShan en la antigua China; el análisis de textos históricos de la dinastía Tang y la religión china; así como diferentes obras sobre escultura en piedra de la dinastía Han y mapas de China.

Obras destacadas

(1865-1918) Le T’ai Chan. Essai de monographie d’un culte chinois.

(1893)  Sculpture sur pierre en Chine au temps des deux dynasties Han.

(1894)  Mémoire composé à l’époque de la grande dynastie T’ang sur les religieux éminents qui allèrent chercher la loi dans les pays d’Occident par I-­Tsing.

(1895-1905) Les Mémoires histo­riques de Se-ma Ts’ien.

(1902-1911) Cinq cent contes et apologues extraits du Tripitaka chinois.

(1911) La Divination par L’écaille de tortue dans la haute antiquité chinoise.

Referencias Bibliográficas

Laufer, B. (1918). Édouard Chavannes. Journal of the American Oriental Society, 38:202-205.

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Arqueología y Primeros Documentos Médicos en China

El conocimiento actual más objetivo que tenemos sobre cómo eran las prácticas médicas en el Periodo de los Reinos Combatientes, a finales de la dinastía Zhou, procede de los yacimientos arqueológicos encontrados en diferentes zonas geográficas del país.

1.- Documentos de Mawangdui

Las tumbas de Mawangdui fueron excavadas entre 1972 y 1974 y se ubican en la ciudad de Changsha (Provincia de Hunan). Estas tumbas pertenecen a gente de la nobleza, y en particular, a Li Cong y su familia (mujer e hijo) según se ha podido determinar gracias a tres sellos con su nombre que se encontraron en la tumba nº2.

Según el Shiji (Memorias Históricas) y el Hanshu (Crónica de los Han), Li Cong fue un aristócrata que alcanzó el título de “Señor de Dai” en el año 193 a.C. y que murió en el año 186 a.C.

En estas tumbas se localizaron un total de 30 manuscritos y 45 textos, entre los que se incluyen además de mapas, dibujos y diagramas, una de las primeras versiones existentes del Lao Zi y de los hexagramas del Zhou Yi.

Los textos médicos, en particular, corresponden a 7 manuscritos que contienen 14 textos:

– Zubi Shiyi Mai Juijing, Yin Yang Shiyi Mai Jiujing, Maifa y Yin Yang Mai Sihou. Estas obras abordan la descripción de once conductos “mai” dentro del cuerpo y las patologías asociadas a los mismos; el cuerpo teórico que define las condiciones patológicas del “vapor vital” (qi) en los “mai”; la técnica de cauterización y punzado con lanceta de piedra para tratar estos conductos; el diagnóstico de la calidad de los “mai” en el tobillo y los signos “fatales” que pueden mostrar tanto los “mai” como los cinco constituyentes del cuerpo (carne, hueso, energía, sangre y músculo), a la hora de provocar la muerte.

Quegu Shiqi, Daoyin Tu y Yangsheng Fang. Estos son documentos específicos para el cuidado de la salud corporal que incluyen tanto la prescripción de ejercicios físicos, como prácticas respiratorias y/o consejos dietéticos y de higiene sexual.

Zajing Fang, Wushier Bingfang y Zaliao Fang. En estas obras están muy presentes las prácticas mágicas, los exorcismos y los conjuros como “recetas” para devolver la salud al enfermo, devolver la armonía a la pareja, neutralizar a un oponente o seducir a una pareja a través de actos mágicos.

Taichan Shu y Zaliao Fang. Son textos especializados en el cuidado del bebé. El primero, aporta información sobre el cuidado del feto en el embarazo e incluye una técnica para calcular el destino del recién nacido de acuerdo con los signos de las 12 ramas astrológicas.

– He Yin Yang y Tianzia Zhidao Tan. Estos documentos tratan sobre las “artes de alcoba”. Analizan el acto sexual y sus fases y señalan cómo debe ser el intercambio sexual.

–  Shiwen. Este texto incluye conversaciones en donde diez especialistas responden sobre cómo debe cuidarse la salud descritas, en muchos casos en un lenguaje esotéricos y metafóricos.

2.- Documentos de Zhangjiashan

Esta tumba fue descubierta en 1983 y se encuentra ubicada en el monte Zhangjian de la ciudad de Jiangling (Provincia de Hubei). Respecto a su pertenencia se valoró inicialmente la figura del Canciller Zhang Cang, si bien hoy en día se considera que en ella está enterrado un funcionario Han que murió en el año 186 a.C.

La tumba incluye además de textos médicos (Maishu y Yinshu), textos judiciales y administrativos, de estrategia militar y de cálculo matemático (Suanshu Shu).

Maishu. Este documento engloba seis textos: 1) “Listado de Enfermedades”, que incluye el nombre de 67 patologías con alguna frase breve para describir la sintomatología, de las que 57 se refieren a partes específicas del cuerpo. En ella no se incluye ninguna teoría asociada a conductos; 2) “Once conductos”, similar en su contenido al Yin Yang Shiyi Mai Jiujing de Mawangdui; 3) “Cinco signos de muerte”; 4) “Cuidado del cuerpo”, contiene indicaciones higiénicas para la salud; 5) “Seis constituyentes” y 6) “Conductos y vapores”, donde se mencionan los seis constituyentes básicos del cuerpo: hueso, músculo, sangre, conductos, carne y vapor, y los dolores asociados a cada uno de ellos.

Yinshu, es un único texto que describe la teoría sobre los usos del ejercicio corporal y las prácticas higiénicas para conservar la salud.

3.- Documentos de Shuanggudui

Excavada en el año 1977, este yacimiento se encuentra en la ciudad de Fuyang (Provincia de Anhui). Se considera que la tumba corresponde a Xiahou Zao, el “Segundo Príncipe de Ruyin”, un personaje que habría ayudado a Liu Bang a establecer la dinastía Han y que murió en el año 165 d.C.

Dentro de la tumba se hallaron fragmentos de las obras Shih Jing, el ZhouYi, el Zhuang Zi y el Chunqiu Shiyu, además de documentos sobre fisionomía de perros, almanaques e instrumentos de astronomía.

Wanwu. Aunque este documento no es un texto estrictamente médico sí que incluye la descripción de algunas prácticas respiratorias, y los más importante, a diferentes substancias y sus aplicaciones, y algunos lo han considerado como el antecedente más antiguo dentro del género de textos farmacológicos “Materia Médica” (Shenngong Becao Jing).

4.- Documentos de Shuihudi

Encontrada en 1975, este yacimiento se encuentra en la ciudad de Yunmeng (Provincia de Hubei) y se asocia a la figura de un administrador del Reino de Qin llamado Xique que habría fallecido en el año 217 a.C.

La tumba es principalmente reconocida por los documentos legales que contiene, si bien es verdad que alberga un texto relacionado con la medicina.

– Rishu. Este documento combina el conocimiento astrológico y del calendario con fines de adivinación y magia.

5.- Documentos de Fangmatan

Este yacimiento fue excavado en 1986 y se ubica en la ciudad de Tianshuien (Provincia de Gansu). Se considera que pertenece a un oficial militar del Reino de Qin llamado Dan que se cree que vivió en los años 230-220 a.C.

La tumba incluye restos de textos legales y médicos, siete mapas, y numerosas referencias a prácticas astrológicas y numerológicas que pueden representar el germen de lo que luego vendrá a ser la predicción sobre la evolución de la enfermedad según fueran los días afortunados o desafortunados. También describe fórmulas para realizar encantamientos y otras artes mágicas con fines curativos.

6.- Documentos de Wuwei

Este yacimiento, descubierto en 1959, se encuentra ubicado en la ciudad de Mozuizien (Provincia de Gansu). En él se encontraron, además de vestigios de tratados sobre el hacer ritual, restos de documentos en los que se ofrecen recetas para tratar enfermedades, prohibiciones en el tratamiento médico según los días del calendario y un listado del precio de medicinas.

Referencias Bibliográficas

Harper, D. (1998). Early Chinese Medical Literature. The Mawangdui Medical Mansucripts, London: Kegan Paul International.

Hsu, E. (2001). Innovation in Chinese Medicine, United Kingdom Cambridge University Press.

Lo, V. (2014). How to do the Gibbon Walk: a traslation of the Pulling Book (ca 180 BCE), England: Needham Research Institute Working Press.

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Actividad Física y Salud en la Antigua Grecia

Uno de los recursos que pueden contribuir a adoptar cierta perspectiva sobre el valor de las prácticas corporales y terapéuticas chinas de esta época es tener presente qué estaba ocurriendo, en este mismo ámbito, en Occidente. Sobre todo cuando se trata de ponderar mejor la idea, muchas veces “idealizada”, de que las prácticas médicas chinas “tienen un legado de más de 2500 años de antigüedad”.

En el siglo V a.C. los intelectuales griegos empezaron a desarrollar un debate teórico en torno a la explicación del Universo y sus principios. La racionalidad, la experiencia y la observación marcaban la reflexión y todos los ámbitos del conocimiento pronto estarían impregnados de estos nuevos planteamientos.

En el contexto general de las prácticas corporales sabemos que Platón (427-347 a.C.) ya concedía un importante papel a la educación física en su ideal de construcción de la “sociedad perfecta”, y que apreciaba a esta no sólo por los beneficios que aportaba en el cuidado corporal y la salud, también como fuente para el desarrollo de valores morales e incluso de cualidades intelectuales de los ciudadanos griegos.

Aristóteles (384-322 a.C.) coincidiría después con Platón, y también expresaría la idea de que la actividad física no sólo era adecuada para la preparación de los ciudadanos en la guerra, sino también, para la formación de individuos bellos, fuertes y sanos, y para contribuir al bienestar mental y moral de los ciudadanos.

En el marco particular de las prácticas corporales con fines de salud o terapéuticos, en este periodo aparecen ya personajes como Heródico de Selimbria (maestro de Hipócrates en su momento) que asoció el ejercicio a fines terapéuticos en base a su propia experiencia, si bien es verdad que después recibió diversas críticas del mismo Platón y Aristóteles.

Sin embargo, podemos afirmar que fue gracias a la inclusión de las prácticas gimnásticas dentro de las teorías médicas de la época, lo que en verdad, ayudó a asentar las bases de lo que podemos definir hoy en día como la “gimnasia terapéutica”.

¿Cómo estaba la medicina en el siglo IV a.C. en Grecia? Según parece convivían dos corrientes de uso. Por un lado, los empiristas (aprendizaje por ensayo-error) representados por los “perioduetas” o curanderos que iban por las ciudades tratando diferentes dolencias, los “farmacéuticos” especializados en el uso de hierbas, los “rizotomas” que utilizaban raíces y los maestros de gimnasia que hablaban de las bondades de la ejercitación física. Por otro lado, estaban los brujos, adivinos, sacerdotes de los templos de Asclepio y seguidores de los diversos cultos mistéricos, con una fórmula de intervención de carácter “mágico”.

Parece ser que fue justo en este periodo, cuando los médicos no sólo empezaron a distanciarse de las viejas creencias que asociaban la enfermedad al azar o a un castigo de la divinidad o de los antepasados, también comenzaron a defenderla del intrusismo de magos y curanderos a través del discurso de las explicaciones basadas en la experiencia, la deducción y el razonamiento, y a reclamar su independencia como área de conocimiento.

En el siglo IV a.C., en particular, empezaron a ganar cierto prestigio varias escuelas médicas, si bien la que más nos interesa destacar es la de Cos (una pequeña isla cerca a la actual Turquía), ya que fue precisamente allí donde nació, en el año 460 a.C., Hipócrates, el padre de la medicina “científica” para Occidente.

La Escuela Hipocrática nos ha dejado un legado documental conocido como el “Corpus Hipocrático” que engloba 53 tratados de contenido esencialmente médico, fechados entre el año 420 y el 350 a.C. Unos tratados que incluyen tanto escritos generales sobre la medicina, como escritos que abordan contenidos anatómicos y fisiológicos, dietéticos, terapéuticos, quirúrgicos, oftalmológicos, ginecológicos, obstétricos y pediátricos y sobre patología general y especial, y cómo no, sobre la ejercitación física.

Actualmente se considera que estos escritos acercaron la medicina al contexto de la “ciencia” porque en ellos la enfermedad dejó de ser algo divino o fruto del azar, para explicarse en base a la naturaleza y la causalidad.

En sí, se puede decir que la Escuela Hipocrática supo armonizar las dos vertientes principales que explicaban la enfermedad en su época: la dieta-ejercicio y la influencia de los agentes climáticos o ambientales. Con ello, esta escuela no sólo otorgó un papel importante al ejercicio corporal en el contexto médico, también lo utilizó y lo recomendó tanto para la prevención, como para el tratamiento de la enfermedad.

¿Qué uso en particular ofrecía la escuela hipocrática del ejercicio físico? Lo primero que se debe destacar es que el ejercicio físico era prescrito en función de la complexión física, la edad y el sexo de la persona por un lado, y según las condiciones climáticas, la estación y los hábitos de vida por otro. Además, en el tratamiento de la enfermedad, esta escuela aconsejaba la práctica del ejercicio junto al masaje y la hidroterapia.

Sin embargo, lo que más importante a destacar era que en su uso había una gran preocupación por establecer una dosificación adecuada para mantener el “equilibrio” con la alimentación y las calidades de humedad-sequedad dentro del cuerpo.

Los ejercicios eran clasificados como “naturales” y “violentos”, siendo los primeros los que se utilizaban para la vista, el oído, la voz y el pensamiento, y los segundos, las carreras, los ejercicios gimnásticos, la lucha libre, la lucha de cuerpo a tierra, la lucha de manos y dedos, luchas con el saco, gimnasia de brazos, etc. Los paseos los ponían en un punto intermedio al considerarlos que eran naturales pero tenían algo de violento.

En la prescripción, los paseos se asocian a diferentes cualidades según el momento en que se hacen. Después de cenar consideran que resecan el vientre y el cuerpo y no dejan que el estómago acumule grasas. Los matutinos que adelgazan, dejan la cabeza despejada y alerta y el oído vivaz. Por último, los que se hacen después del ejercicio físico consideran que dejan a los cuerpos purgados y flaco.

En cuanto a las carreras (sencillas, dobles o de fondo), las recomiendan a los glotones y en invierno más que en verano. Además, afirman que hacerlas vestidos son buenas para los individuos de complexión seca; para los que quieren perder peso; y para las personas de edad. En cuanto a los ejercicios gimnásticos (cita por ejemplo flexiones y elevaciones de los brazos) avisa del peligro de padecer desgarros.

Desde el punto de vista estacional, también se aportan consejos, como que en invierno es bueno realizar muchos ejercicios y de todo tipo con el cuerpo aceitado, seguido de entrenamientos ligeros. Paseos rápidos tras los ejercicios gimnásticos y paseos lentos y al sol después de la comida. También recomienda carreras y caminatas nocturnas pero siempre guardándose del exceso de ejercicio.

En primavera, hablan de reducir el ejercicio y hacerlos más relajadamente, practicar la lucha de palestra con aceite al sol y suprimir los paseos después de las comidas. En verano, hablan de hacer carreras sencillas y de corta duración, practicar la lucha libre sobre el suelo, paseos a la sombra sobre todo matutinos y no pasear después de cenar. Por último, en otoño, citan el ejercitarse vestido practicar la lucha untados de aceite y dar paseos al sol.

Es interesante resaltar los múltiples paralelismos que se pueden observar entre la medicina que se estaba desarrollando en China, a finales de la dinastía Zhou, y la medicina hipocrática. Por ejemplo:

1) En ambas culturas se empezó a desarrollar una corriente médica “alejada de todo sentimiento religioso” en la que se explicaba la enfermedad en base a la naturaleza y la causalidad, bajo la influencia del discurso de las diferentes escuelas de pensamiento de la época.

2) En ambas culturas el cuerpo había pasado a considerarse como un “microcosmos reflejo de macrocosmos”. Cada parte de nuestro cuerpo era así asociado a diferentes elementos de la naturaleza (p.e. en Grecia la piel se asociaba al firmamento; el aire al pneuma; el agua al vientre; al sol al calor subcutáneo, etc.)

3) En ambas culturas se desarrolló una noción de “calidad de vida” ligada al cuidado integral de la alimentación; hábitos sexuales, de descanso y de higiene saludables; la realización de ejercicio físico, etc.

4) En ambas culturas las causas de la enfermedad se asociaban a la constitución del enfermo y a los agentes climáticos, ambientales, geográficos y astronómicos.

5) En ambas culturas se desarrolló una visión fisiológica interna en dónde las explicaciones incluían la noción de elementos (p.e. agua, fuego, viento) y calidades (p.e. frío-caliente; humedad-sequedad), igual que las propiedades de las plantas y alimentos se explicaban en función de sus propiedades sobre el cuerpo (flatulentos, astringentes, diuréticos, purgantes, cálidos, fríos, secos, húmedos, nutritivos, etc.).

6) En ambas culturas fue muy importante la noción de “aire-respiración”. En la cultura griega se hablaba del “pneuma”, identificándolo como el “aire” cuando está fuera del cuerpo y como “flato” cuando está dentro, y a este, se le otorgaba la capacidad de alimentar, impulsar y refrescar el cuerpo. En la cultura china tenían el “qi”. Además, ambos concedieron una gran importancia a la “respiración cutánea”, y ambos coincidían también en decir que, cuando el “pneuma” y el “qi” quedaban detenido o entorpecido en algún punto del cuerpo, se producía allí el dolor y la enfermedad.

Sin embargo, y desde el punto de vista de la cultura física que aquí nos interesa, existen importantes divergencias. Por ejemplo, en Occidente, el ejercicio terapéutico fue prescrito en la escuela Hipocrática con un carácter generalista. Se hacían recomendaciones generales sobre el uso de las prácticas atléticas y deportivas que realizaba el ciudadano griego en su sociedad. Actividades por cierto centradas en la velocidad, la resistencia, la fuerza, etc.

En el Daoyin Tu o el Yin Shu, se identifica una búsqueda a propósito de ejercicios saludables basados en un alto porcentaje en la observación de las posturas y movimientos de los animales, así como el desarrollo específico de ejercicios respiratorios. En los ejercicios que se crean el estiramiento y la movilización articular juegan un papel fundamental y se prescriben de manera específica para prevenir o tratar determinada dolencia o enfermedad. Y en China, se observa además, un interés especial por la relación entre el “qi” y la “movilización corporal”, que no se observa respecto al “pneuma” en Grecia.

Referencias Bibliográficas

García C., Lucas J.M., Cabellos, B y Rodríguez, L. (Traduc.).(1986). Tratados Hipocráticos III. Madrid: Gredos.

García, F. (1990). Ejercicio Físico y Deporte en el Corpus Hipocrático. En: López J.A. (Ed.), Actas del VII Colloque International Hippocratique, (225-233 pp.), Madrid: Universidad Nacional a Distancia.

García, F. (2015). Deporte y Educación en la Grecia Clásica, Materiales para la Historia del Deporte, 2, 17-36.

García, J.A. (2010). Dieta y Salud en Época Clásica. Baética. Estudios de Arte, Geografía e Historia, 32, 157-176.

Laín, P. (1970). La Medicina Hipocrática, Madrid: Revista de Occidente.

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About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Lao Zi y el “Taoísmo Filosófico”

Antes de introducir la figura de Lao Zi, es importante saber que, a la hora de acercarse a la Escuela “Taoísta”, hay que tener clara la diferencia entre el Taoísmo Filosófico (Daojia) y el Taoísmo Religioso (Daojiao).

El Taoísmo Filosófico hunde sus raíces en tiempos de la dinastía Zhou bajolas figuras principales de Lao Zi y Zhuang Zi, y por tanto, hay que consideralo como una tradición anterior al llamado Taoísmo Religioso.

De hecho, para algunos investigadores el taoísmo religioso es una rama evolutiva del taoísmo filosófico, e incluso una tradición que se apropió de las obras del taoísmo filosófico en interés propio.

Por otro lado, también es importante saber que en tiempos de la dinastía Zhou, la palabra Tao no era un término exclusivo que utilizasen los primeros taoístas. Mucho antes de Lao Zi y Zhuang Zi ya existía en la cultura china el término Tian Dao, el “Tao del Cielo”, utilizado para designar las órbitas celestes. Un significado que influyó después en que se asociase el Tao con la idea de “la ley que rige el destino y la existencia humana”.

En la dinastía Zhou, la palabra Tao pronto adoptó la noción de “camino” (en cuanto a proceso y no como meta) y el significado de “cómo debe conducirse uno en la vida”. Un interrogante que fue asumido por las “Cien Escuelas” del pensamiento chino que se desarrollaron en estos tiempos, y no sólo por la escuela taoísta.

Podemos afirmar que cada Escuela afirmaba que sus preceptos eran las verdaderas enseñanzas del Tao. Por ejemplo, Confucio utilizó este término para representar la norma moral: la ley que viene del Cielo y que dicta la dirección que debe tener la propia conducta. El budismo, a su entrada en China, fue considerado como “Daojia” o enseñanza del Tao, y en sus textos se podía encontrar este término con diferentes significados: técnica, método, arte, ley, mención, etc.

Esta información nos permite adoptar cierta distancia respecto a la interpretación “exclusivamente” religiosa o mística que se realiza muchas veces sobre las palabras de Lao Zi y Zhuang Zi, así como para poder alcanzar cierta neutralidad que nos permita observar que algunas de las ideas que expresan estos pensadores son en muchos casos incluso contrarias a los ideales taoístas religiososo de la búsqueda de la inmortalidad, el cultivo del cuerpo, la adquisición de poderes, la alteración del destino o la búsqueda de la intercesión de dioses y entidades espirituales.

Lao Zi y el Tao Te King

Considerado el padre del Taoísmo Filosófico, su vida real todavía es una incógnita y el conocimiento que se tiene de él es más legendario que verídico.

Según algunos investigadores, Lao Zi pudo ser: 1) Lao Dan, un personaje contemporáneo a Confucio que habría vivido a finales del Periodo de Primaveras y Otoños y habría escrito el “Lao Zi” encontrado en la tumba de Guodian; 2) Taishi Dan, otra figura histórica que habría vivido un siglo más tarde, en el Periodo de los Reinos Combatientes, y que habría escrito el “Lao Zi” de las tumbas de Mawangdui; o 3) Li Er de este mismo periodo.

Actualmente todavía se duda si este personaje fue anterior o posterior a otro de los padres del taoísmo Zhuang Zi, y si su obra no fue más que una recopilación de los principios filosóficos taoístas primitivos.

Según la leyenda Lao Zi nació en el Estado de Chu y trabajó como bibliotecario en los archivos imperiales de la corte de los Zhou. Algo que sugiere que estuvo en contacto con los documentos más importantes de la historia de China.

Siendo ya anciano, y frustrado por la decadencia del Imperio, decidió partir hacia el Oeste. Al llegar a la frontera, el guardián Yin Xi le exigió como tributo de paso que escribiese una obra en la que se recogiese toda su sabiduría. Esta fue el Tao Te King (Libro del Tao y de la Virtud), escrito con 5.000 caracteres.

El Tao Te King es una obra completamente original, difícil de datar, ya que en su contenido no hace mención a ningún texto anterior o personaje histórico.

Las dos copias más antiguas que se han encontrado de esta obra fueron descubiertas: 1) en el año 1973, en la tumba nº 3 de Mawangdui, y ha sido datada en el siglo III a.C.; y 2) en el año 1993, en las tumbas de Guodian (provincia de Hubei), y ha sido fechada en el siglo IV a.C.

Hay que indicar que en la copia más antigua, la hallada en Guodian, tan sólo recoge 31 versos de los 81 que componen esta obra en la actualidad. Esto abre el interrogante de si los restantes versos se habrían perdido, o si constituiría un texto completo, el más antiguo hasta el momento, y el que reflejaría mejor y más fielmente el pensamiento de los primeros filósofos taoístas.

El Tao Te King de Guodian establece una línea argumental común en sus versos: aprender del Tao para retornar a la simplicidad, y alcanzar una paz y serenidad espiritual que permita a la persona liberarse del sufrimiento y vivir  en armonía con la naturaleza.

El modelo de conducta que sugiere es el Wu Wei, o lo que es igual, no intervenir en el curso de los acontecimientos, y dejar que se exprese el orden natural y espontáneo. Para conseguirlo, aconseja conseguir la ausencia de deseos y ambiciones y sentirse satisfecho.

En la lectura de esta obra es importante hacer la distinción entre el Tao “no manifestado” y el“manifestado”.

En el Tao “No Manifestado”, la palabra Tao sirve para designar un concepto que no es accesible al conocimiento racional o a la percepción sensorial. En sí, representa la causa primera y el fundamento último. El lugar de donde todo viene y adonde todo va. Esto engloba la idea de algo inmutable, perpetuo, perenne, eterno, sin origen, es decir, que tiene sus raíces en sí mismo.

En esta dimensión el Tao es el principio de todo lo que existe y anterior a todo lo que existe. Es un concepto que no puede expresarse con palabras, de modo que el autor, para acercarnos a su significado y poder comprender cómo puede modelar nuestras vidas, se apoya en metáforas como el agua (modestia y humildad); el recién nacido (inociencia, simplicidad, espontaneidad); el principio femenino (receptividad, nutrución, generación de vida); o el poder de la “debilidad” (poder de lo blando y lo débil).

En cuanto al “Tao manifestado”, la obra lo identifica como la “vía” o el “camino”. El proceso que hay entre el principio y el fin y que se caracteriza por la transformación constante en un movimiento natural y espontáneo.

El modelo de referencia que estable el autor para acercarno a esta dimensiónd el Tao en nuestra conducta es la noción del Wu-Wei y acutar en base a las leyes naturales.

El Wu-Wei, “dejar hacer”, es dejar que todo siga su curso natural sin intervenir. Dejar que se cumpla el destino porque el Tao es el que mueve el Universo. Pero “no-actuar” no significa pasividad.

Respecto a actuar en base a las leyes naturales, la obra nos dice que el sabio es aquel que entiende los procesos que guían el universo y fluye con ellos. Aquí son importanes dos nociones: la ley del cambio, la transformación constante es la ley del Universo; y los principios que regulan la alternancia del yin y el yang: Todo polo atrae a su contrario y cuando un polo llega a su extremo se produce el contrario.

Referencias Bibliográficas

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Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

Zhou Yi – Libro de los Cambios

El Zhou Yi, conocido hoy en día como el I Ching o Yi King, representó un nuevo sistema de adivinación que alcanzó un gran desarrollo en la corte Zhou.

Para ser más precisos hay que decir que según los registros de la dinastía Han, en esta dinastía convivieron, en verdad, al menos tres libros de adivinación versados en el estudio del cambio y la transformación: el Liangshang Yi (Cambios de la Cadena Montañosa) que se consideraría el vestigio de un método que habría existido en la dinastía Xia; el Guicang Yi  (Regreso a un lugar Oculto) desarrollado en la dinastía Shang, y el Zhou Yi  (El libro del Cambio de los Zhou) atribuido al Rey Wen al comienzo de la dinastía Zhou.

Es interesante señalar que, aunque en estas tres obras estaban construidas a partir de trigramas y hexagramas, sus contenidos y su ordenación interna no eran los mismos. El Liangshang Yi comenzaba la secuencia de sus hexagramas con “La Montaña” (actual hexagrama nª 52); el Guicang Yi con “Lo Receptivo” (actual hexagrama nº2); e incluso el Zhou Yi, antes de tener la secuencia que conocemos hoy en día, también había tenido ordenaciones distintas.

Actualmente, se piensa que el origen de estas obras guarda una estrecha relación con el sistema de predicción que se realizaba sobre huesos y caparazones oraculares en la dinastía Shang, ya que se ha observado que en estos hay inscripciones numéricas y una segmentación del espacio en seis divisiones que podrían ser los precedentes de la construcción de los hexagramas.

Sin embargo, estos métodos de adivinación aportaron un importante cambio respecto al modo de adivinación anterior ya que, en vez de basar las predicciones en la interpretación de las señales enviadas por los ancestros y las divinidades, estos sistemas basaban su predicción en los patrones que rigen los cambios en la naturaleza.

En la dinastía Zhou, el Zhou Yi era utilizado para afrontar los problemas cotidianos de sus gentes, más que con los fines filosóficos y espirituales con los que está asociada esta obra hoy en día. Un libro para ayudar a dirigir y resolver los asuntos del Estado y para tomar decisiones sobre asuntos militares, religiosos, maritales y rituales, más que un libro metafísico cómo después se transformaría bajo la influencia de las escuelas confucionistas, taoístas y budistas.

Históricamente, el Zhou Yi corresponde a una obra compleja que ha mantenido diferentes secuenciaciones y fórmulas de uso y ha sido ampliada y transformada a lo largo del tiempo.

El Zhou Yi más antiguo que se ha encontrado data del año 300 a.C. y se conserva en el museo de Shanghai. Esta obra, escrita sobre varillas de bambú, sólo conserva el texto de 34 hexagramas pero muestra un curioso parecido al I Ching actual.

El primer documento que incluye 64 hexagramas (pero con un orden y contenidos diferentes del actual), fue encontrado en las tumbas de Mawangdui, en la Provincia de Hunan, y data del año 193 a.C. Para encontrar el primer texto de esta obra que contenga la estructura y el contenido que conocemos hoy en día, hay que esperar al Zhou Yi Zhu de Wang Bi  (226-249 d.C.).

¿Quién creó esta obra?

Aunque la tradición lo asocia a Fu Xi, un personaje mitológico del que se dice que descubrió los trigramas observando la naturaleza, quizás hay que pensar que fue un pueblo que habría dedicado una especial atención a los cambios que se producen en la naturaleza.

El historiador Sima Qian (145-90 a.C.), afirma que la creación de los hexagramas y la redacción de los contenidos que aparecen en los dictámenes de la obra los hizo el Rey Wen mientras estuvo preso bajo el reinado del último monarca Shang. Sin embargo, Ma Rong (79-166 d.C.) matizó que el Rey Wen sólo añadió las sentencias a los hexagramas, mientras que fue el Duque de Zhou el que desarrolló los comentarios que acompañan a las líneas.       

La asociación de ambos personajes con el Zhou Yi parece ser que se sostuvo en el tiempo gracias a Confucio y la admiración que sintió por la dinastía Zhou, a la que definió como la “Edad Dorada”.

Respecto al comentario de las “Diez Alas” (Shi Yi) que aparece en esta obra, algunas personas lo han atribuido a la figura del propio Confucio, sumando la idea de que fue él el que transformó esta obra en un documento para el desarrollo personal y en una guía para la conducta.

Sin embargo, las investigaciones actuales no están de acuerdo con esto debido a que:

            1) No existe ninguna evidencia textual pre-Han en la que se asocie la figura de Confucio con las “Diez Alas”. El primer texto que asociará a Confucio con el Zhou Yi es el Shiji (Memorias Históricas) redactado por el año 100 a.C., y el Han Shu (Libro de los Han) del año 100 d.C.

            2) En el Zhou Yi descubierto en las tumbas de Mawangdui sólo aparece ligado a esta obra el comentario “Hsi T´zu Chuan” (Comentario sobre las Anotaciones Añadidas) o “Ta Chuan” (Gran Comentario), mostrando que en el siglo II a.C. sólo existía este comentario a la obra, y por cierto, con un contenido diferente del que se conoce en la actualidad.

            3) Confucio fue un pensador que se mantuvo alejado en su discurso de todo lo que tuviese que ver con los espíritus y la adivinación.

La autoría de las “Diez Alas” se atribuye actualmente a figuras como Wang T´ung, Chou Wang-Sun, Ting K´uan y Fu Sheng, a los que el Han Shu cita como personas que prepararon comentarios al Zhou Yi  entre los siglos I y II a.C., o bien al personaje T´ien Ho, que al parecer, fue un maestro que dio instrucciones sobre la obra a estos cuatro personajes y que habría vivido entre la dinastía Qin  y principios de la dinastía Han.

La articulación en un solo texto del Zhou Yi, englobando todos los comentarios que se habían realizado sobre el mismo, no tuvo lugar hasta el año 136 a.C., momento en que la obra además pasó a llamarse I Ching.

Más tarde, en la dinastía Han, Dong Zhongshu (179-104 a.C.) dotó a la obra de una visión cosmológica, en la línea del pensamiento de correlaciones y correspondencias que predominaba en su época, además de incluir este texto entre los contenidos que se exigía dominar para los exámenes civiles oficiales de la Corte.

El I Ching que conocemos hoy en día corresponde a la obra Zhou Yi Zhengy, redactada por Kong Yingda (574-648) en la dinastía Sui, a partir de los textos de Wang Bi (226-249): Zhou Yi Zhu y Zhou Yi Lüe Li.

Otras interpretaciones importantes del I Ching son el Zhou Yi Zhuanyi Daquan, editada por Cheng Yi (1033-1107) y Zhu Xi (1130-1200) y el Zhou Yi Zhezhong, redactado en el siglo XVIII por Li Guangdi (1642-1718).

A día de hoy sigue habiendo un gran interés en seguir investigando la autoría y evolución histórica del Zhou Yi, así como por desentrañar el significado de las sentencias que aparecen en los hexagramas.

En particular, la investigación se está orientando hacia el análisis lingüístico de la obra según los textos clásicos de la época y la reinterpretación de los “dichos” según el contexto histórico de la época. Sentencias como “cruzar las grandes aguas”“buscar aliados en diferente direcciones espaciales”, cobran mucho sentido cuando se conocen los conflictos territoriales del momento, y “la muchacha que se casa” se entiende mejor conociendo el tipo tradiciones matrimoniales de la época.

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