En primer
lugar, hay que señalar que el término “hinduismo” es un concepto muy moderno dentro
de la religión india, y un término “reduccionista” que puede confundirnos a la
hora de interpretar la gran variedad de prácticas y creencias religiosas que se
han desarrollado en este país.
Según
Flood (2008), el término “hindú” surgió en el siglo XVIII cuando los británicos
quisieron dar un nombre a la gente del “hindostan”,
la población que vivía más allá del río Indo. Será más tarde, en 1830 cuando se
utilice el sufijo “ismo” de hinduismo, para diferenciar al conjunto de
prácticas y creencias religiosas de la India del budismo, el jainismo y el
islam.
Podemos
afirmar que la palabra hinduismo es, en verdad, un término escogido por los
orientalitas occidentales para englobar la gran complejidad de creencias que
constituyen la religión en la India.
Una de las
controversias que aparecen inicialmente en el estudio del hinduismo es la
dicotomía “tradición aria-drávica”. Según se acepta, en la antigüedad se
produjo una invasión de la India por parte de una población “aria” procedente
del norte, que se habría impuesto sobre la cultura “drávica” local. Esta idea
estaría reforzada por el parentesco del sánscrito con otras lenguas
indoeuropeas (latín, griego), y el no parentesco con las lenguas drávicas.
Para
algunos investigadores esta visión responde a prejuicios de “superioridad
occidental” en dónde la racionalidad “aria” era superior a la irracionalidad
“drávica”, mientras que para otros investigadores, lo que sucedió fue una simpe
evolución de la cultural local hacia una nueva tradición que conocemos como
“aria”, lo que ayudaría a respaldar una línea de “continuidad” en la tradición
religiosa hindú hasta nuestros días.
Sea como
fuera, lo cierto es que hoy en día la cultura drávica está plenamente reconocida gracias a los descubrimientos arqueológicos
producidos de Mohenho-Daro y Harappa en los que se identifica como
culto religioso particular: el culto a la diosa, el baño ritual, el sacrificio
de animales en el fuego, el linga, e
incluso las raíces del yoga y la
deidad Shiva, según se muestra en un
dibujo realizado sobre sello encontrado donde aparece una figura humana en
posición de “meditación” con cuernos en la cabeza y rodeado de animales.
CORPUS TEXTUAL
Aunque la tradición religiosa y literaria India es muy extensa, para adentrarse en el estudio de las diferentes prácticas corporales que se han desarrollado en esta tradición es importante disponer de algunos “mapas de carreteras” básicos que nos permitan orientarnos.
El primer mapa general que puede ser muy útil es una clasificación general los textos religiosos asociados al hinduismo.
En general, la literatura escrita hindú se puede clasificar en base a dos términos: Sruti y Smrti. El primero se traduce por “revelación”, y se consideran obras que no se deben modificar, pero si se pueden reinterpretar; el segundo hace referencia a lo “recordado”, a la tradición y corresponden a todas las obras que no pertenecen a los Vedas.
En este
apartado se van a introducir los textos más importantes de la tradición
religiosa India desde un punto de vista evolutivo a nivel histórico.
Himnos y Vedas (1200-1800 a.C.)
La palabra
Veda designa la sabiduría sagrada de
la tradición heredada. El corpus védico se desarrolló en tres fases: los himnos,
los comentarios y los sutras.
Los Himnos
(Samhitas) son las obras más antiguas
de la literatura India, y representan himnos religiosos destinados a ser
cantados durante el ritual. Inicialmente eran tres obras: Rg Veda, Sama Veda y Yajur Veda, luego se añadió el Atharva Veda.
El Rg Veda
recoge la herencia religiosa y ritual de los pueblos arios en forma de himnos
poéticos. En este se estable una religión pública unitaria para reforzar la
alianza de todas las tribus arias, y ya se introduce el dios Rudra (antecedente védico de la figura
de Shiva) y alusiones al ascetismo…
El Sama Veda,
se centra en enseñar las melodías a los sacerdotes que deben cantar en los
rituales; el Yajur Veda, sirve de guía para una correcta realización de los
rituales; y el Atharva Veda, abarca ritos mágicos y encantamientos.
Comentarios a los Vedas (800-200 a.C.)
En este
periodo se desarrollan textos para enseñar y explicar el contenido de los Vedas y se desarrollan un corpus textual
de especulación religiosa y filosófica. En ellos se pasa del ritual al
conocimiento como vía de salvación y surge la noción de la integración en la
divinidad y la liberación del ciclo de las reencarnaciones.
Los Brahmanas
son obras voluminosas y acumulativas de las interpretaciones que se realizaron
sobre los Vedas. En ellos se explica el origen de los rituales y su
significado, la eficacia del ritual y los mantras, la noción de que todo está
interconectado, y así, la correspondencia entre el acto ritual y las fuerzas
naturales y sobrenaturales.
Los Aranyakas
o Tratados del Bosque, son obras más
breves con carácter teológico y destinado a ser enseñadas a alumnos escogidos
retirados en la soledad de la selva.
Los Upanisad
son un desarrollo de los Aranyakas y
mantienen un carácter filosófico que centra su interés en la naturaleza del
espíritu universal y la chispa sagrada dentro del hombre. En ellos se formula
definitivamente la Teoría de la Reencarnación y la liberación del ciclo de las
reencarnaciones y se valora la renuncia al mundo y el ascetismo.
Compendios y Leyes (500-200 a.C.)
Con la
aparición del concepto de Dharma o
“deber” surgió la necesidad de elaborar manuales de normas y prohibiciones en
las que se define lo que está de acuerdo con el Dharma y lo que no. Estas compilaciones son los Sutras.
Los Sutras
se clasifican en tres grupos: Srauta
Sutras, normas para la correcta realización de los ritos solemnes; Grhya Sutras, normas para la correcta
realización de los ritos privados y Dharma
Sutras, derechos y normas de comportamiento social.
En este
periodo hay que ubicar el Yoga Sūtra
de Patañjali, el texto base del Yoga
clásico, compuesto en algún momento entre el 100 y el 500 d.C.
Grandes Narraciones (500-50 a.C.)
En estas
fechas se quiere la religión al resto de las castas, ya que los textos sagrados
sólo podían ser estudiados por los sacerdotes. En estas fechas aparece el Mahabarata y el Ramayana, obras que incorporan la descripción de vidas ejemplares
acompañadas de reflexiones morales y costumbres.
El Mahabharata
(Gran Soberano), es el poema más largo de la literatura mundial. Su autor fue Vyasa, y tiene una estrecha relación con
los seguidores del culto al dios Visnu.
Dentro de él, es famoso el apartado del Bhagavad
Gita.
El Ramayana,
fue redactado por Valmiki, y también
tiene una estrecha relación con el culto a Visnu.
La obra cuenta la historia de Rama,
hijo del rey de Ayodhya, que es desterrado
por las intrigas de una de las esposas de su padre.
Los Puranas,
son obras que se inspiran en el Mahabharata
y sirvieron para que cada “secta” religiosa pueda hacer un compendio de sus
reglas morales y sus teorías cosmológicas, metafísicas y teológicas. También se
utilizaron para ordenar la veneración (bhakti)
hacia un dios o una diosa (generalmente son Visnu
y Shiva y sus diferentes
encarnaciones).
Este
último corpus textual se divide en Mahapuranas
(grandes puranas) y Upapuranas (puranas secundarios)
A su vez,
los Mahapuranas se dividen en tres
grupos: los Rajasa, dedicados a Brahma; los Sattvika, dedicados a Visnu
y sus encarnaciones (bhagavata, naradiya,
garuda, padma, varaha), que generan la base del Vaisnavismo; y los Tamasa,
dedicados a Shiva y sus encarnaciones
(linga, skanda, agni, matsya, kurma),
que generan la base del Shivaismo. El
texto más importante en este último grupo es el Linga Purana, que incluye información antigua sobre las técnicas
ascéticas y el yoga.
Tantra (siglo II-VIII d.C.)
La última línea
textual que se quiere resaltar en este apartado y que se desarrolló dentro de
los Puranas fueron los Tantras, o libros de ejercicios en donde
se recogen técnicas ascéticas y meditativas.
La producción de este corpus textual se puede
estudiar según en 5 etapas:
1ª ETAPA. Tantras Kriyā o Tantras de Acción. Estas obras estarían datadas en el siglo II d.C. y se considera que estuvieron “vivas” hasta el siglo VIII d.C.
Su contenido incluye una gran variedad temática en
dónde ya están presentes el uso de mudras, mantras, mandalas
y visualización de deidades, si bien el objetivo es materializar deseos mundanos o materialistas.
Los rituales se utilizan en estos textos para la
protección frente al infortunio y el peligro, el alivio de la enfermedad, el
control del clima, mejorar la salud y la prosperidad, eliminar obstáculos y
enemigos o apaciguar deidades enfurecidas. Un “cajón de sastre” que puede dar a
pensar que en un inicio estas prácticas fueron una asimilación-reagrupación de
tradiciones mágico-religiosas locales que trataban de sobrevivir o incorporarse
a la influencia del budismo.
En este periodo destacan particularmente dos obras:
el Manjusrimulakalpa, en
dónde se hace la primera alusión a agrupar a las divinidades en familias. En la
obra se establecen tres familias: buda, loto y vajra; y el
Susiddhikara que identifica las
mismas familias de divinidades y divide los rituales en aquellos que pacifican,
los que alimentan y los que destruyen.
2ª ETAPA. Tantras
Caryā o Tantras de Práctica. Estas obras estarían datadas aproximadamente en el siglo VII d.C. y es en ellas
cuando se empieza a desarrollar la noción
de la práctica interna (normalmente bajo un formato de visualización
meditativa) y Vairocana asume el protagonismo ubicándose en el
centro del mandala como el “Buda Cósmico”, rodeado por el
resto de divinidades en las cuatro direcciones cardinales. Las dos obras
más importantes de este periodo son los tantras Vajrapanabhiseka y Mahavairocana.
En este momento, Vairocana se describe como
el verdadero Buda que reside en un mundo trascendente de luminosidad, y
como el Buda que está detrás de todas las enseñanzas religiosas y
espirituales y de todas las deidades, de modo que, Sakyamuni, el buda
histórico, pasa a identificarse como una simple encarnación “mágica” de este
Buda para ayudar a todos los seres.
Con estos textos se establece la posibilidad de
que el practicante pueda convertirse en un Buda y alcanzar su nivel de
comprensión de la Realidad mediante la “identificación” del practicante con la
deidad invocada. El budismo tántrico evolucionó así de la vía del poder y magia
a una práctica capaz de proporcionar el estado del Buda.
3ª ETAPA. Tantras
Yoga. Estas obras se han datado en el siglo VIII d.C. y por tanto,
convivieron con los Tantras Caryā. En
ellas aparece por primera vez el término “tantra” (Antes se utilizaban
en los textos los términos dharani, rajni, sutra…)
Esta etapa implicó el
importante desarrollo iconográfico del tantrismo budista, pero a la vez un
momento de desarrollo de luchas internas que daría lugar a nuevas
interpretaciones sobre quién debía considerarse la deidad central en los
mandalas.
Las obras más importantes de esta etapa son Tattvasamgraha o Sarvatathagatatattvasamgraha, Sarvadurgatiparisodhana, Sarvarahasya,
Vajrasekhara y Namasamgiti, y los
comentaristas más importantes Buddhaguhya, Manjusrimitra y Vilasavajra.
En estas obras Vairocana mantiene su
posición central en el mandala y se ubican los budas Aksobhya en el Este, Ratnasambhava en el Sur, Amitabha en el Oeste y Amoghasiddi en el Norte.
Lo más importante de este periodo es que se aumenta el número de familias que ayudan a
organizar a las deidades. Por ejemplo, en la obra Tattvasamgraha se
añaden a las antiguas familias buda, loto y vajra, la familia ratna
(joya); y en la obra Vajrasekhara se añade las familia karman
(acción) y vajradhara, esta última, para representar el principio de
dónde surgen los cinco Budas. Con esta acción quedó establecido para
cada Buda su séquito de bodhisattvas, diosas, etc.
El último detalle es que en el Tattvasamgraha
también se dice que Buda recibió y siguió instrucción tántrica, lo que serviría
de fundamento para justificar estas prácticas, y se afirma que Shiva fue
subyugado por el bodhisattva Vajrapani, con lo que se argumentan dos ideas:
la superioridad del budismo tántrico
sobre el shivaismo y se justifican los actos de violencia “compasivos”
llevados a cabo por deidades iracundas.
4ª ETAPA. Tantras
Yogotarra/Mahayoga. Son la evolución,
a finales del siglo VIII, de los Tantras Yoga, y los textos más
influyentes fueron el Guhyasamaja Tantra,
el Vajrabhairava Tantra y el Mayajala
Tantra.
En esta
etapa cambia la posición de centralidad del Buda Vairocana y así en la
obra Guhyasamaja se pone al Buda Aksobhya como deidad central.
Con esta acción la familia vajra ocupa un primer plano y se facilita el
ascenso de las deidades feroces y semiferoces que llegarán a dominar el último
periodo de desarrollo del budismo tántrico en la India.
En estas
obras se describe el uso de la sexualidad y el consumo de sustancias prohibidas
e impuras (carne, alcohol, orina e incluso heces) en el ritual para ayudar a
trascender el pensamiento dualista. Los budas aparecen en unión sexual con sus
consortes y se introduce el coito como parte de la iniciación del practicante.
La figura femenina se asocia a la sabiduría y la masculina a la compasión.
5ª Etapa.
Yoganinuttara o Yogini Tantras (Yoga superior). Fechados en los siglos IX y X, se considera que nutren la fase final
del budismo tántrico en la India. En estas obras una gran variedad de figuras (Hevajra,
Candamaharosana, Heruka, etc.) pasan a ser la deidad central de los mandalas
y algunas reciben sus propios tantras.
La
característica principal de este periodo es la presencia de divinidades de
aspecto feroz, que se explican como una manifestación de la “compasión” de
Buda, porque el enfado es muy eficaz para eliminar obstáculos internos y
externos.
Siguen los
elementos sexuales y transgresores, se introduce la práctica en cementerios y
crematorios, se amplía las conexiones entre el microcosmos y el macrocosmos, y
aparece la figura del siddha (experto). Son de este periodo tanto el Kalacakra
tantra como el Samvara tantra.
Referencias Bibliográficas
Flood G. (2008). El Hinduismo, Madrid: Akal.
Piñero A.
y Peláez J. (Eds). (2007). Los Libros Sagrados
en las Grandes Religiones. “Los fundamentalismos”, Salamanca: Almendro de Córdoba.
Williams P., Tribe A. y Wynne A. (2014). Pensamiento
Budista. Una Introducción a la Tradición India, Barcelona: Herder.
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.