Monjushiri Bosatsu (Mañjuśrī Bodhisattva) está ubicado en el pétalo suroeste del loto central y su nombre significa “Maravillosa Felicidad/Belleza/Fortuna/Bienestar”. Sus nombres secretos en el budismo esotérico son Kichijō Kongō o “Diamante de la Felicidad”, Hannya Kongō o “Diamante de la Sabiduría” o Benbō Kongō o “Diamante discriminador de los Dharmas”.
En la tradición Māhayana también se le reconoce con los nombres de: Manjusghoṣa por su palabra suave, Manjusvara por la armonía de su sonido y Vādirāja o Vāgisvara como Señor de la Palabra. Wallis (2001) asocia directamente esta deidad con el conocimiento de los mantras del budismo esotérico a través del estudio de la obra Mañjuśrīmūlakalpa. En la obra, el buda Saṁkusumitarājendra anima a Mañjuśrī a escuchar al Buda Sakyamuni con el fin de recibir la enseñanza de la práctica del mantra y después le inicia en su contenido a través de un estado profundo de meditación.
Esta deidad aparece asociada en la tradición budista con múltiples facetas: con la sabiduría del vacío o del despertar, como interlocutor de la palabra de Buda explicando la sabiduría y la verdad última de sus sermones, con el don de la palabra dulce, fluida, elocuente, profunda y resonante capaz de convertir a grandes masas al budismo, y con la enseñanza de la astrología y el ciclo lunar y la capacidad para predecir y prevenir las malas influencias planetarias. También aparece asociada con las serpientes-dragones (nāgās).
En la tradición budista esotérica se dice que Monjushiri encarna la sabiduría profunda (prajña) porque representa la realización interna de Dainichi Nyorai, y se dice que es la “madre” de todos los budas porque el despertar en todos ellos nace de la sabiduría.
Las raíces de esta deidad se han ligado a la figura de Brahmā Sanatkurmāra, deidad de la palabra y coincidente iconográficamente en cuanto a que se representa con el cuerpo de un joven que lleva cinco nudos en el pelo, si bien, también se ha asociado con la figura de Kārttikeya porque aparece alguna vez sentado sobre un pavo real. Aunque no está muy clara la importancia que tuvo su culto en India, el lugar donde tuvo su mayor expresión fue en China, y en particular, en la montaña sagrada de Wutai.
En la iconografía Monjushiri se presenta como el cuerpo de un joven para aludir a que la sabiduría que encarna es una sabiduría fresca, nueva y estimulante como la conciencia liberadora. Su cuerpo es dorado para representar la belleza de su sabiduría y porta una túnica de joyas preciosas para mostrar sus atributos benefactores.
En su cabeza aparecen cinco nudos que representan los cinco tipos de sabiduría que nacen de él (es número cambia según el lugar que ocupe esta deiddad en los mandalas) y en sus manos suele aparecer una espada flameante que corta la ignorancia que ata a los seres al ciclo del sufrimiento y la infelicidad; un loto azul (sabiduría) en el que descansa un vajra de cinco puntas; y/o las escrituras sagradas del Sutra Prajñāpāramitā.
PRAJÑAPĀRAMITĀ
Los Prajñapāramitā representan una colección de textos budistas que fueron evolucionando ente los años 100 a.e.c. y el 1.200 e.c. Tradicionalmente estos textos reciben el nombre según el número de líneas que engloba su contenido siendo el más antiguo el Prajñapāramitā de 8000 líneas en 32 capítulos.
A comienzos de la era cristiana el Prajñapāramitā se amplió en contenido dando lugar a lo que se conoce como los Prajñapāramitā largos de 100.000 líneas, 25.000 líneas o 18.000 líneas, pero en poco tiempo y debido a que estas obras eran muy largas, abstractas y profundas, se produjo un movimiento contrario y surgieron versiones “reducidas” de sutras filosóficos o resúmenes condensados. Entre estos últimos destacan el conocido Sutra del Corazón (antes del 400 d.e.c.) en 25-14 líneas y el Sutra del Diamante de 300 líneas. Otros sutras cortos son el Prajñapāramitā de 700 líneas, 2.500 líneas y 50 líneas y en cuanto a resúmenes destaca el Abhisamaya-alaṅkāra.
Según Conze (1978) el mensaje de los Prajñapāramitās se puede resumir en dos premisas: “uno debe convertirse en Bodhisattva” y “no existe eso de Bodhisattva”, igual que no existe “perfecta sabiduría”, “ni Buda”, “ni dharma”, “ni iluminación”, y hay que aceptar esta contradicción.
Dentro de la tradición tántrica, el Prajñapāramitā fue asimilado en obras como el Aṣṭasāhasrikā donde Indra utiliza este texto para derrotar a los Asuras, o el Hṛdaya Mahāmāyűri, que toma de su contenido dhāraṇis, bija-mantras y mantras con fines mágicos (producir lluvia, evitar enfermedades, protección, etc.).
Por otro lado, el Prajñapāramitā se llegó a encarnar en el budismo esotérico bajo la forma de una deidad a la que poder invocar con sus mudras, mantras y dhāraṇis. De hecho, en la iniciación tántrica con mandalas en el suelo, la figura de Prajñapāramitā como deidad sustituye al oficiante cuando abandona su parte central.
Dentro del budismo esotérico el Prajñapāramitā aparece especialmente ligado a la figura de Mañjuśrī, sobre todo en el Mañjuśrīmūlakalpa donde esta deidad ocupa una posición subordinada en el mandala de Sakyamuni y Mañjuśrī.
En el Mañjuśrīparivartāparaparyāyā Saptaśatikā Prajñapāramitā o Prajñapāramitā en 700 líneas, redactado probablemente en el año 450 e.c., donde se trata de resumir las ideas más importantes del Prajñapāramitā a través de la conversación entre Mañjuśrī y el Tathāgata se pueden rastrear los atributos de la sabiduría encarnada por el bodhisattva:
La sabiduría profunda es una mente quieta desde el principio. Una sabiduría desapegada que ha comprendido la verdadera naturaleza “vacía” de la Realidad y que por tanto, no desea ni rechaza ningún concepto por “atractivo” que parezca. El que desea ser buda se aleja de buda, el que desea la iluminación se aleja de la iluminación. Aspirar a la “nada” y ver que la “nada” no se puede coger es cultivar el prajñaparamita.
Esta sabiduría nace además desde una “comprensión interior” no desde la lectura exterior. No es la sabiduría del cálculo, la lógica, el análisis o la experiencia de muchos años. Esta sabiduría no se adquiere, está dentro de nosotros esperando a que descubramos esta conciencia profunda. Su misión es eliminar la ignorancia. Es una mente inmanente y libre que puede ver lo esencial, la mente perspicaz, pura e inocente, del niño con claridad refrescante.
Monjushiri Bosatsu encarna por tanto la sabiduría profunda del que ha entendido la verdadera naturaleza de la realidad: todo es vacío. Dentro del mandala expresa el tipo de sabiduría con la que el practicante debe comulgar, investigar y profundizar para que la semilla de la bodhicitta crezca hasta ser “iluminación”.
Referencias Bibliográficas
Conze, E. (1978). The Prajñapāramitā Literature, Tokyo: The Reiyukai.
Conze, E. (1993). Perfection Wisdom: The Short Prajñapāramitā Text, Leicester: The Buddhist Publishing Group.
Lamotte, E. (1960). Mañjusri, T´oung Pao, 48(1), 1-96.
Quinter, D. (2019). Mañjuśrī in East Asia. En: Silk, Jonathan A. (Ed) Brill´s Encyclopedia of Buddhism, Vol II (pp. 591-599), Leiden: Brill.
Tribe, A. (1997). Mañjuśrī –Origins, Role and Significance, Part I–II, The Western Buddhist, Review, 2, 49-123 pp.
Tribe, A. (1994). Mañjuśrī –Origins, Role and Significance, Part III, The Western Buddhist, Review, Vol 1, 23-49 pp.
Wallis, G. (2001). The Buddha´s Remains: Mantra in the Mañjuśrīmūlakalpa, Journal of the International Association of Buddhist Studies, 24(1), 1-38.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.