Hōdō Nyorai (Ratnaketu Tathāgata) esta deidad aparece ubicada en el pétalo superior del Loto Central, en la dirección espacial Este, y simboliza el efecto tras cumplir los pasos de Fugen Bosatsu: el despertar de la bodhicitta.
Los dos nombres que asume esta deidad en japonés son Hōdō Nyorai que significa Joya del Estandarte y Hōshō Nyorai o Joya de la Estrella entendida esta como un cometa que avanza con toda su potencia y luz por la oscuridad del universo. Su nombre secreto en el budismo esotérico es Fukushu-kongō o Diamante de la Asamblea de la Felicidad.
El símbolo del estandarte es muy interesante porque este alude a la ubicación del general que reúne todas las tropas a su alrededor para afrontar la batalla contra los enemigos, en este caso, los detractores de la evolución espiritual: los cuatro diablos asociados a Māra.
Dentro del Ratnaketu Dhāraṇī que forma parte de la colección de sutras mahāyāna Mahāsannipāta, se ensalza en particular la batalla que estableció Māra contra el buda Sakyamuni para evitar que este alcanzase la iluminación. En la obra se dice que Māra envió a cuatro avatares (cāturmāra) que encarnaban los cuatro obstáculos que mantienen a las personas encadenadas al mundo ilusorio del saṃsāra o los cuatro obstáculos que impiden avanzar hacia la iluminación:
El demonio de las aflicciones (kleśamāra) ligadas al deseo, el enfado y la ignorancia que trastornan las facultades mentales; el demonio de los cinco agregados (skandamāra) que produce el sufrimiento porque nos hace olvidar que todo es ilusorio y vacío; el demonio de la muerte (mŗityamāra) que acaba con la vida del practicante; y el demonio de los placeres (devaputramāra) que nos distrae de lo importante. Estos cuatro demonios representan los obstáculos que quitan fuerza a la bodhicitta e impiden al practicante que pueda materializar su deseo de iluminación.
Según la epopeya, Māra envió a cuatro avatares-demonios con todos sus ejércitos para impedir que el buda histórico alcanzase la iluminación. Estos emisarios llenaron el cielo de terribles tormentas y tornados, hicieron temblar los cuatro continentes, emitieron todo tipo de gritos sobrecogedores e incluso le lanzaron una lluvia de flechas, piedras, espadas, lanzas, etc. para amedrentar al buda Sakyamuni. Sin embargo, el buda absorto en meditación transformó todas esas armas en flores celestiales, transformó todos esos sonidos en melodías agradables y se sentó en el trono del iluminado haciendo que todas las tormentas y oscuridad cesasen y todas las hierbas y rocas se tornasen gemas preciosas.
Ratnaketu como efecto nos recuerda que cuando uno cumple con unos votos elevados y mantiene una visión ética universal en sus pensamientos, palabras y acciones, consigue una gran fortaleza interior que le permite superar “milagrosamente” todos los obstáculos, adquiere un buen karma que reduce-elimina el número de obstáculos o situaciones negativas que llegan a la vida, e incluso supera el problema de la muerte. Este último aspecto contribuyó a que su Bosatsu asociado, bajo la figura de Fugen Enmei Bosatsu, se venerase como deidad de la longevidad en el budismo esotérico.
Śubhākarasiṃha asoció a Ratnaketu con el mudra de tocar con los dedos de la mano la tierra (sansc. bhūmi-sparśa mudra; jap. sokuji-in o goma-in) que utilizó Buda para mostrar que había cumplido sus votos y sus prácticas y que la Tierra era testigo de ello cuando reclamó el trono del Iluminado frente a los demonios de Māra.
Entre los votos que se ligan a esta deidad y que pueden orientar al practicante en su elección figuran: No enfadarse con ningún ser, ver a todos los seres con el mismo espíritu de generosidad, examinar todos los fenómenos de acuerdo a su esencia vacía (no producidos, no diferenciados, no nacidos, no surgidos) como el espacio que carece de toda característica de sustentabilidad. Otros votos que figuran en el Ratnaketu Dhāraṇī son: abandonar los puntos de vista erróneos; ser honesto y sincero; respetar al maestro; ser receptivo a los buenos consejos; adoptar una manera correcta de vivir; deshacerse de las cadenas que atan al saṃsāra; estar libre de ira hacia ningún ser y si de compasión; adoptar estados mentales sanos; evitar lo que no es pacífico, no abandonar a ningún ser vivo; renunciar a toda riqueza; dar fuerza a los débiles; ofrecer refugio y valentía a los asustados; aconsejar el buen comportamiento a aquellos que van por el camino equivocado; ser amable y paciente; tomar todas las medidas para evitar el aferramiento; evitar acumular impurezas y oscuridad, abandonar toda expectativa de elevación espiritual y ningún fruto de lo que se haya cultivado.
La ubicación de esta deidad en el Este alude por analogía al Amanecer, ese momento del día que hace desaparecer la oscuridad de la noche con sus primeros rayos de luz. El motor de arranque del día, de la expresión de la luz. Recordemos que Dainichi Nyorai también simboliza el Sol y así los cuatro Tathagatas principales de la Mansión Central asumen por analogía las fases del día para expresar la sabiduría primordial más esencial.
En la representación iconográfica, la asociación con el amanecer y el este queda expresada en el color amarillo de su piel y la túnica roja oscura que porta: los colores de los primeros rayos de luz solar. Por otro lado, la importancia de los votos aparece recogida en la mano izquierda que sujeta la túnica delante del pecho. El monje que renuncia al mundo para seguir la vía del Buda, pero también, la decisión de asumir un modelo de vida ético para elevarse como persona (Es normal ver a los monjes budistas vistiendo una túnica con los colores naranja-rojo-amarillo de esta deidad). La otra mano con la palma abierta y los dedos extendidos hacia el exterior representa la invitación a tomar o no esta decisión. La bodhicitta aparece recogida en los rayos de luz “puntiagudos” que surgen de su cabeza.
Referencias Bibliográficas
Brassard, F. (2000). The Concept of Bodhicitta in Śāntideva’s Bodhicaryāvatāra, USA: State University of New York.
Saunders D. (1985). Mudrā. A study of symbolic Gestures in Japanese Buddhist Sculpture, New York: Princeton University.
Snodgrass, A. (1997). The Matrix and Diamond World Mandalas in Shingon Buddhism, New Delhi: international Academy of Indian Culture and Aditya Prakashan.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.