Fugen Bosatsu (Samantabhadra Bodhisattva)

Este Bosatsu nos induce a reflexionar, antes de adentrarnos en el camino espiritual, sobre cómo potenciar y elevar la bodhicitta a su máximo potencial. Cuando uno entra en el camino espiritual va tener que superar muchas trampas del “ego” y desde un primer momento hay que enfocar muy bien hacia donde “apunta la flecha” para no desviarnos después en el camino ni un milímetro del centro de la diana. Este Bosatsu nos muestra que las metas más elevadas son aquellas que se fundamentan en los principios éticos o la virtud y el referente de lo Universal. La ética está más allá de cualquier raza, género o distinción y para muchos es el camino que lleva a la auténtica felicidad (términos asociados al nombre de esta deidad).

Según la Teoría del Crecimiento Moral de Kohlberg, la evolución en la conciencia personal progresa elevándose desde la moral heterónoma a la autónoma y desde la ética convencional a la preconvencional basada en los derechos universales. Ideales que no deben quedar en el plano del pensamiento o el deseo, sino materializarse en la acción o la emisión de conductas que ayuden a implantar esos valores universales en la humanidad.

La pregunta que nace aquí es: ¿con qué fin deseas la iluminación? ¿Cómo la vas a aprovechar? En el budismo mahayana se impuso una visión “universal” donde la búsqueda del despertar no debía quedar en algo personal (ideal asociado a la figura del arhat), sino que había que contribuir al despertar de todos los seres (ideal expresado bajo la nueva figura del bodhisattva).

Por otro lado y para el cuidado-protección de la bodhicitta (esa chispa que se ha encendido pero que durante el camino se puede apagar o consumir), este bodhisattva nos muestra la gran importancia que van a tener los votos: la disciplina que nos vamos a marcar en el camino para superar las tendencias inferiores del ego.

Samatabhadra es ensalzado en los textos budistas por su determinación de cumplir diez grandes votos que aparecen recogidos en el Sutra Avantaṅsaka: venerar a todos los budas, rezar a todos los budas, hacer ofrendas a todas los budas en todas partes, confesar los obstáculos del karma, expresar alegría, virtud y mérito, propagar el budismo, solicitar a Buda que venga a este mundo, seguir las enseñanzas del buda por siempre, responder a la llamada de todos los seres en todo momento e irradiar los méritos universalmente.

En la tradición religiosa no sólo aparece el primer voto del monje de renunciar al mundo para tomar los hábitos, el practicante debe elegir una serie de votos que le acompañarán durante el camino y estos, cuanto más universales y más allá de uno mismo sean mejor.

Dentro de esos votos se dan tres planos: los destinados a venerar a los iluminados, los destinados a controlar las tendencias del ego inferior que más destacan en cada uno y los destinados a beneficiar a los demás. Este bosatsu en particular nos anima a irradiar todos los méritos conseguidos en todas direcciones del Universo y a todos los seres (incluidos los enemigos), porque en los textos budistas se cita específicamente que en Samantabhadra emanaba de cara poro de su piel nubes de luz que ayudaban a aliviar el sufrimiento de los seres y a incrementar el regocijo de los bodhisattvas de cualquier lugar. Los votos y la visión ética es la acción milagrosa que nos propone este Bosatsu.

Es interesante observar que en todas las tradiciones espirituales siempre existe un pilar básico que engloba las reglas de conducta ética. En el yoga, Patañjali lo identificó bajo el nombre de Yama e incluye reglas de conducta como la no-violencia, veracidad, no robar, continencia, no codicia; en el taoísmo se aconseja realizar 10.000 obras buenas para alcanzar la inmortalidad, en el cristianismo aparecen los Diez Mandamientos, etc.

Samantabhadra muestra que la sabiduría profunda sin una visión ética que abarque pensamiento, palabra y acción (los tres tesoros o misterios de la práctica del budismo esotérico) no es suficiente. En las escrituras esotéricas se dice que este Bosatsu nació del corazón de Vairocana, igual que se dice que fue gracias a él que Sudhana alcanzó la plena y perfecta iluminación después de consultar a muchos bodhisattvas.

En su representación iconográfica este bosatsu aparece con una espada flameante de la sabiduría que descansa sobre un loto que sujeta con su mano izquierda e incluso con el mudra de la espada en la mano derecha. Es muy común ver representada a esta deidad en la trinidad Sakyamuni, Mañjuśrī y Samantabhadra, para expresar que si Mañjuśrī, sobre un león, representa la esencia de la sabiduría, Samantabhadra, sobre un elefante, representa la visión universal-ética de esa sabiduría para el beneficio de la humanidad (esta idea es recogida en representaciones pictográficas donde aparece esta deidad con 20 brazos que portan objetos para ayudar a todos los que lo necesiten).

En el Sutra del Loto y otros textos más antiguos se presenta a esta deidad sentada sobre un elefante blanco con seis colmillos. La evolución fue después a un elefante con tres o cuatro cabezas e incluso muchos elefantes. En la tradición india, el elefante simboliza a Ganesha una deidad que ayuda a superar todos los obstáculos en la evolución espiritual, a la vez que es el protector de los practicantes.

Referencias Bibliográficas

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Kohlberg, L., Levine. C. y Hewer, A. (1983). Moral Stages: A Current Formulation and a Response to Critics. Basel: Karger.

Kohlberg, L., Power, FC. y Higgins, A. (2008). La Educación Moral según Lawrence Kohlberg, Barcelona: Gedisa.

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Snodgrass, A. (1997). The Matrix and Diamond World Mandalas in Shingon Buddhism, New Delhi: international Academy of Indian Culture and Aditya Prakashan

About Pedro Jesús Jiménez Martín

Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.

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