Este texto constituye una de las obras de referencia del haṭhayoga porque se considera que fue el primer libro que sistematizó estas prácticas en un sistema “completo” y lo identificó como un camino capaz de llevar al samadhi. El texto, redactado en el siglo XV por Svātmārāma y conformado por 392 versos, es en sí una recopilación de las ideas y técnicas corporales descritas en diferentes textos tántricos anteriores a su redacción (Birch, 2011, 2020).
La obra está compuesta de cuatro partes en lo que parece ser una escalera progresiva:
PRIMERA PARTE
En esta parte de la obra el haṭhayoga es definido desde cuatro perspectivas: como una escalera para aquellos que quieren alcanzar el Rājayoga, como una base sólida sobre la que descansan el resto de yogas, como un monasterio en dónde refugiarse de todos los sufrimientos que impone la vida y como un medio para alcanzar poderes sobrenaturales (siddhis).
En un primer lugar su contenido comienza describiendo las condiciones que deben respetarse para llevar a cabo la práctica: elección de un buen lugar de práctica, estilo de vida a respetar, posturas corporales a utilizar y la importancia de una buena dieta.
Respecto al lugar de práctica dice que se requiere aislarse en un pequeño “monasterio” ubicado en un lugar seguro (sin desprendimiento de rocas, ni presa de inundaciones o incendios) y en un reino virtuoso, próspero y libre de conflictos. Del espacio de práctica dice a su vez que no debe tener ventanas y debe ser un espacio llano, limpio, libre de insectos, con una puerta de entrada pequeña y un pequeño hall atractivo con un asiento y un pozo, rodeado todo por un muro.
En cuanto al estilo de vida a seguir aconseja por un lado, evitar comer, cansarse o hablar en exceso, tener “malas compañías”, ser presa de malos hábitos e inestabilidad y por otro, desarrollar perseverancia, determinación, coraje, búsqueda del verdadero conocimiento, fe y firmeza. También cita no hacer daño, decir la verdad, no robar, la tolerancia, la fortaleza, la compasión, la docilidad, la rectitud, la austeridad, el contentarse, la caridad, la devoción a la divinidad, la humildad, la oración, el sacrificio y una mente perspicaz.
A continuación identifica como primer estadio del haṭhayoga la práctica de las āsana de las que proclama que hacen a la persona firme, libre de enfermedades y de extremidades ligeras. En particular empieza nombrando 11 posturas corporales en el siguiente orden: Svastikāsana, Gomukhāsana, Vīrāsana, Kūrmāsana, Kukkuṭāsana, Uttāna Kūrmāsana, Dhanurāsana, Matsyendrāsana, Paścimatānāsana, Mayūrāsana y Śavāsana.
Todas ellas, a excepción de śavāsana y mayūrāsana son posturas que nacen de una posición sentada en la que se flexionan ambas piernas (svastikāsana, gomukhāsana, vīrāsana, kūrmāsana, matsyendrāsana) o se estira una y se dobla la otra (dhanurāsana) o se extienden ambas piernas (paścimatānāsana), te mantienes en el aire sobre las manos (kukkuṭāsana) e incluso una en la que te dejas reposar sobre la espalda como una tortuga (uttāna kūrmāsana).
De las once posturas descritas solo se describen los efectos terapéuticos de tres: Matsyendrāsana, una postura de torsión del tronco de la que se dice que aumenta el apetito (aviva el fuego gástrico), protege de todas las enfermedades y despierta la kuṇḍalinī; Paścimatānāsana, una postura sentada con piernas estiradas en la que te coges de los dedos gordos de los pies con las manos dejando reposar la cabeza hacia las rodillas de la que se indica que facilita que la respiración fluya a través del suṣumnānādi, se estimula el fuego gástrico y se eliminan todas las enfermedades; y Mayūrāsana, una postura en plancha sobre los codos que dice que cura el agrandamiento de las glándulas, las enfermedades estomacales, reequilibra los humores internos y permite una buena digestión. La serie parece que termina con Śavāsana, la postura del cadáver, al citar que “quita la fatiga de las posturas” y reposa la mente.
Después pasa a describir otras cuatro posturas que identifica como la quintaesencia de las 84 posturas que enseña Śiva. Posturas que cuando se lee su descripción parece que están en “otro nivel” de profundización en la práctica:
1.- Siddhāsana (también dice que se conoce con el nombrede Vajrāsana, Muktāsana o Guptāsana), dónde en posición sentada se presiona el perineo con la base del talón de un pie y el otro se ubica firmemente en el pubis y la barbilla se presiona contra el pecho con la mirada concentrada en el entrecejo. Esta postura dice que facilita la emancipación y purifica los 72.000 nādis. También alude a que ayuda en el trabajo de retención de la respiración que se hace con el mudra Kevala Kumbhaka y que su práctica hace que los tres bandha (Mūla, Uḍḍiyāna y Jālaṃdhara) se establezcan sin esfuerzo.
2.- Padmāsana, en la posición de loto se cruzan los brazos detrás de la espalda para sujetar los dos gordos de ambos pies con las manos, con la barbilla presionando el pecho y mirando a la punta de la nariz. Otra opción que plantea es implemente hacer la postura del loto y con las manos hacia arriba en los muslos presionar la barbilla contra el pecho con los ojos mirando a la punta de la nariz y colocar la punta de la lengua en la raíz de los dientes frontales. La práctica interna para esta postura consiste en hacer subir el apāna lentamente a la vez que se hace bajar el prāna inhalado. De esta postura dice que destruye todas las enfermedades y despierta la kuṇḍalinī.
3.- Siṃhāsana, colocar los tobillos bajo el escroto a cada lado del perineo, el tobillo derecho debajo del lado izquierdo del mismo y el tobillo izquierdo en el derecho. Con las manos en los muslos y la boca abierta llevar la mirada a la punta de la nariz. Esta postura sólo dice que facilita los tres bandhas.
4.- Bhadrāsana (también conocida como Gorakṣāsana), es igual que la postura anterior pero ahora el tobillo izquierdo se coloca sobre el lado izquierdo del perineo y el tobillo derecho sobre el derecho quedando los pies de lado y sujetar firmemente los pies. De esta postura dice que libera de todas las enfermedades.
La primera parte de la obra termina resaltando la importancia de una buena dieta, además de advertir sobre los peligros de tomar el sol, calentarse con el fuego, el sexo, los viajes largos, bañarse temprano en la mañana, el ayuno y el ejercicio físico intenso.
SEGUNDA PARTE
Esta parte comienza comentando que una vez que uno se ha perfeccionado con los āsana debe pasar a practicar el prāņāyāma siguiendo las instrucciones de su maestro, con los sentidos controlados y una dieta moderada.
Después explica por qué es importante trabajar el prāņāyāma: 1) cuando la respiración es irregular la mente está inestable y cuando está calmada la mente también, luego el aliento debe ser retenido; y 2) la vida es tan larga como el número de respiraciones que pueda tener nuestro cuerpo y en su cese llega la muerte, por tanto, uno debe retener el aliento.
Luego comenta que el primer paso antes de controlar la respiración es purificar los nādis para que el aliento después pueda penetrar en el suṣumnānādi y remarca que el practicante debe trabajar también con una mente “pura” para que ese canal central esté libre de impurezas.
El primer ejercicio que recomienda para limpiar los nādis es la respiración alternativa lenta por el conducto nasal izquierdo y derecho (idā y piṅgalā) en posición de loto con retención de la respiración (kumbhaka). Recomienda hacer este ejercicio cuatro veces al día 80 veces cada vez y hacer una dieta a base de leche y mantequilla (ghee). El texto advierte que con este ejercicio aparecen síntomas como transpiración y temblor por todo el cuerpo.
El texto advierte que este trabajo respiratorio debe realizarse lentamente como cuando se quiere amaestrar a “un león, un elefante o un tigre” y con una dieta adecuada para que no sea peligroso. De hecho describe que una mala práctica lleva al hipo, el asma, las enfermedades bronquiales, dolores de cabeza, oídos y ojos y otras enfermedades. Por lo contrario una buena práctica la asocia con delgadez y brillo en el cuerpo, una buena digestión y la escucha del sonido interno.
En paralelo al ejercicio anterior y antes de entrar a practicar las técnicas respiratorias que describe en esta parte del texto, recomienda hacer seis purificaciones corporales:
Dhauti, tragar un paño y expulsarlo de nuevo. Esto purifica los bronquios, mejora el asma y las enfermedades del páncreas, la lepra y otras enfermedades producidas por la flema.
Vasti, sentado en agua hasta el ombligo, y descansando sobre los dedos de los pies con los talones presionando las nalgas, introducir un tubo de bambú por el ano y contraerlo para introducir agua. Esto mejora el agrandamiento de las glándulas y del páncreas, problemas estomacales y enfermedades producidas por el exceso de viento, bilis o flema.
Neti, introdujer una cuerda por la nariz que luego se hace salir por la boca. Esto ayuda a eliminar todas las enfermedades por encima de los hombros y permite percibir cosas sutiles.
Trāṭaka, mirar con los ojos fijos un objeto pequeño sin pestañear hasta que salgan lágrimas. Este dice que es ideal para todos los problemas de ojos.
Nauli, con los hombros hacia abajo rotar el estómago a izquierda y derecha haciendo círculos rápidos. Esto estimula el fuego gástrico apagado mejorando la digestión, aporta felicidad y mejora todas las enfermedades de los humores del cuerpo.
Kapālabhāti, inspirar y espirar rápidamente como el fuelle de un herrero. Esto destruye todas las enfermedades flemáticas.
Luego añade una práctica que asocia a la capacidad del practicante para controlar los nādis llamada Gajakaraņī: subir el apāna hasta la garganta y vomitar todo lo que haya en el estómago.
Tras lo anterior, pasa a describir ocho técnicas respiratorias de retención de la respiración (kumbhaka) en las que dice que se debe realizar el cierre Jālaṃdhara-bandha (cerrar la garganta) al final de la inspiración y el cierre Uḍḍīyāna-bandha (meter el abdomen) al final de la retención y al comienzo de la exhalación. Explica estos ejercicios sobre la premisa de que “cuando más tiempo sea retenido el aliento en el cuerpo, más tiempo estará la mente tranquila y estable” y dice que contribuyen a que el aliento penetre en el canal central y con ello a calmar la mente (un estado que llama “manonmanī o unmanī”) y a desarrollar siddhis.
Luego une la contracción de la garganta con apretar el ano (mūla-bandha) a la vez y meter el abdomen para que el prāna fluya por el suṣumnānādi; y después indica elevar el apāna contrayendo el ano y bajar el prāna desde la garganta.
1. Sūryabhedana: Sentado en una posición estable y cómoda se introduce el aire lentamente por el conducto derecho (piṅgalā) Luego se retiene el aliento al máximo y se exhala lentamente por el conducto izquierdo (idā). Este ejercicio dice que es bueno para purificar el cerebro y eliminar las enfermedades producidas por el viento y por bacterias.
2. Ujjāyī: cerrando la boca inhalar lentamente por ambas fosas nasales hasta que el aire se haga sonoro desde la garganta hasta el corazón. Luego retener la respiración y exhalar el aire por el conducto izquierdo (idā). Este ejercicio es bueno para todos los problemas de garganta y para estimular la digestión.
3. Sītkārī: hacer un sonido de silbido al inhalar el aire por la boca y exhalar sólo por los conductos nasales. Este ejercicio lo asocia a la belleza y fortalecer el cuerpo.
4. Śītalī: inspirar por la boca con la lengua sacada ligeramente hacia afuera y con la punta hacia arriba como haciendo el pico de un ave, retener el aliento y luego exhalar lentamente por las fosas nasales. Ayuda en todos los problemas de abdomen e hígado, así como para la fiebre, hambre, sed y venenos.
5. Bhastrikā: Exhalar por las dos fosas nasales con intensidad hasta que se sienta que resuena en el corazón, la garganta y la cabeza y luego inhalar rápidamente hasta el corazón. Repetirlo varias veces manteniendo la mente en calma. Cuando se sienta cansancio en el cuerpo se pasa a inspirar por el conducto nasal derecho plenamente y luego se tapan los orificios de la nariz con los dedos. Retener la respiración al máximo y exhalar lentamente por el conducto nasal derecho. Este ejercicio dice que elimina las enfermedades por el viento, la bilis, la flema, mejora la digestión, despierta la kuṇḍalinī y elimina la flema que hay en la puerta de entrada al canal central y rompe los tres nudos de suṣumnānādi
6. Bhrāmarī: inhalar rápidamente como haciendo el sonido de una abeja macho, retener el aliento y exhalar lentamente haciendo el sonido de una abeja hembra. Esto produce felicidad en el corazón.
7. Mūrchā: Al final de la inspiración y haciendo bien el cierre de la garganta exhalar lentamente. Esto lleva a la mente a un estado de inactividad y da alegría.
8. Plāvinī: Consiste en inhalar tanto aire que la persona flota incluso en el agua.
La segunda parte finaliza aclarando que hay dos tipos de retención del aire: Kevala Kumbhaka y Sahita Kumbhaka. Primero dice que se debe practica Sahita o retención después de la inhalación. Luego dice que se debe practicar Kevala, retención sin inhalación ni exhalación.
Es muy interesante apuntar cómo en esta parte de la obra se aporta una visión terapéutica del yoga (más que de los āsana) al citar muchos conceptos pertenecientes a la teoría médica del ayurveda como eliminar las enfermedades producidas por el desequilibrio en los humores internos (bilis, flema y viento) y muchos términos propios de este sistema como enfermedad abdominal (udara), hipo (hikkā), dificultad respiratoria (śvāsa), constipado (kāsa), dolor de cabeza, oídos y ojos (śiraḥkarṇākṣivedanā), alargamiento del bazo (plīha), enfermedades de la piel (kuṣṭha), obesidad (sthaulya), problemas producidos por insectos (kṛmidoṣa), fiebre (jvara), veneno (viṣa), estreñimiento (gudāvarta), indigestión (ajīrṇa), etc. Incluso hace referencia a 20 enfermedades flemáticas que se citan en textos ayurvédicos.
TERCERA PARTE
El autor abre esta parte del texto diciendo que el objetivo de las prácticas que se describen aquí es despertar la kuṇḍalinī para que todos los chakras y nudos (granthi) sean perforados en el suṣumnānādi y el prāna pueda circular por él libremente hasta el cerebro alcanzándose la inmortalidad y evitar el envejecimiento.
Para poder despertar la kuṇḍalinī cita diez mudrās. Los tres primeros van agrupados y los asocia la capacidad de adquirir siddhis:
Mahāmudrā: presionar el perineo con el tobillo izquierdo y estirando la pierna derecha se cogen los dedos del pie derecho con ambas manos. Luego se cierra la garganta (jālaṃdhara-bandha) y se contiende la respiración en la parte alta. Esto hace que la fuerza de la kuṇḍalinī se enderece y que los dos conductos nasales se vuelvan sin vida porque el prāna se va de ellos. Luego uno exhala lentamente. Luego se repite por el lado izquierdo en un número igual por ambos lados. Esta práctica dice que ayuda a superar el apego, el egoísmo, la repulsión y el apego a la vida.
Mahābandha: Se coloca el talón del pie izquierdo sobre el perineo y el pie derecho sobre el muslo izquierdo. Inhalar y presionar fuertemente la barbilla contra el pecho para cerrar la garganta, se contrae el ano y se centra la atención sobre el canal central. Después de la retención del aire se exhala lentamente y se repite el ejercicio con los pies al contario. Advierte que para algunos es mejor no cerrar la garganta sino poner la lengua en los dientes frontales.
Mahāvedha: En la postura anterior, el practicante pone las manos abiertas en el suelo y golpea el suelo lentamente con las nalgas. Esto hace que el prāna circule sólo por el suṣumnānādi. El aire es luego exhalado lentamente.
Luego pasa a la descripción de técnicas menores:
Khecarī: Llevar la lengua hacia detrás e introducirla en la cavidad garganta con la mirada concentrada en el entrecejo. Para conseguirlo dice que hay que cortar el frenillo de la lengua y estirarla hasta tocar con ella el entrecejo. Este ejercicio dice que ayuda a retener el semen en el acto sexual (Aquí hace mención también el Yoni-mudrā).
Uḍḍīyāna-bandha: consiste en introducir el abdomen hacia la espalda y hacia arriba.
Mūla-bandha: presionar el perineo con el talón y contraer el ano para que suba el apāna.
Es interesante que dice que con esta práctica disminuye la necesidad de orinar y defecar.
Jālaṃdhara-bandha: presionar la barbilla contra el pecho para cerrar la garganta.
Viparītakaraņī: es la posición invertida de yoga.
Vajrolī: entrenar el pene para absorber líquido. Esta técnica es para reabsorber el semen en el acto sexual. Dos variantes de entrenamiento son sahajolī y amarolī. La idea es no perder semen y que este se una con el prāna y el apāna para subir por el canal central.
Śakticākana: este ejercicio no aparece descrito pero alude al despertar de la kuṇḍalinī y parece que tiene que ver con el movimiento del estómago.
CUARTA PARTE
La última parte del texto se centra en describir el samādhi, un estado del que dice que destruye la muerte, aporta felicidad eterna y gracia suprema. Se produce cuando el prāņa no tiene movimiento (kumbhaka) y la mente está absorbida en el Vacío del Ser.
La actividad de la mente la asocia con el movimiento del prāņa y las impresiones y tendencias adquiridas de la mente. En esta parte de la obra se proponen varias técnicas de concentración en el interior de la persona y los sonidos que aparecen para detener las actividades de la mente: concentrarse en cualquier chakra con la mirada hacia la punta de la nariz (Śaṃbhavī-mudrā); concentrar la mirada en el entrecejo y poner la lengua en la cavidad de la garganta (Khecarī-mudrā); y concentrarse en el sonido interno (Nāda) primero en la oreja derecha tapándose el resto de los sentidos.
Luego cita cuatro estados (vasthā) de práctica: Ārambha, cuando se libera el nudo del corazón (anāhata-cakra) surge la dicha del vacío y se escucha un sonido de tintineos como de adornos en la mitad del cuerpo (śūnya); Ghaṭa, cuando se libera el nudo de la garganta (viśuddhi-cakra) aparece la dicha suprema y se escucha el sonido retumbante como el de un timbal (atiśūnya); Paricaya, cuando se libera el nudo del entrecejo (ājñā-cackra) y se escucha el sonido de un tambor (mahāśūnya) en el entrecejo y se experimenta el estado natural de la dicha; y Niṣpatti: que se escucha el sonido de una flauta con la resonancia de un instrumento de cuerda y desaparece la dualidad y se alcanza la dicha perfecta.
Referencias Bibliográficas
Birch, J. (2020). Haṭhayoga´s Floruit on the Eve of Colonialism. En: Goodall D, Hatley S, Isaacson H y Raman S. (Eds.) Śaivism and the Tantric Traditions, Essays in Honour of Alexis G.J.S. Sanderson, Chapter 19 (pp. 451-479), Leiden & Boston: Brill.
Birch, J. (2018). Premodern Yoga Traditions and Ayurveda: Preliminary Remarks on Shared Terminology, Theory, and Praxis, History of Science in South Asia, 6, 1-83.
Birch, J. (2011). The Meaning of haṭha in Early Haṭhayoga, Journal of the American Oriental Society, 131(4), 527-549.
Srinivasa I., Tookaram T., A. A. Ramanathan, S. V. Subrahmanya S. y Radha B. (1972). The Haṭhayogapradīpikā of Svātmārāma with the Commentary Jyotsnā of Brahmānanda and English Translation. Adyar: The Adyar Library and Research Centre.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.