Uno de los comentarios que me llamó mucho la atención en un curso de la Universidad fue cómo se destacó la figura del profesor de una Escuela por su metodología de enseñanza. Un día este profesor llegaba a clase y explicaba por qué un edificio debía considerarse la mejor construcción del mundo dejando maravillado a su alumnado, y al día siguiente centraba la clase en explicar por qué ese mismo edificio estaba lleno de defectos. Su objetivo era no dogmatizar a su alumnado sino fomentar en él un pensamiento crítico que permitiese valorar con perspectiva las cosas.
Esta obra aporta una reflexión muy interesante sobre el papel en el que está derivando el mindfulness en la actualidad y aporta datos que muchas veces pasan desapercibidos sobre cómo está evolucionando esta técnica en Estados Unidos dentro del mundo empresarial, educativo y militar. En sí es una obra crítica a cómo se está “vendiendo” esta técnica y ayuda a poner un contrapunto a la moda mundial que se está viviendo con el mindfulness. ¿No es curioso que el mindfulness pueda criticar la cultura budista y sin embargo no dejar ahora que le critiquen como técnica?.
Entre los contenidos más interesantes sobre los que nos quiere hacer reflexionar esta obra aparecen:
- ¿Hasta qué punto se muestra confuso el considerar que una técnica de meditación enfocada al trabajo interno personal puede generar un cambio social cuando se basa en no juzgar, aceptar las circunstancias y estar consciente del momento presente?; y ¿hasta qué punto esta técnica no puede derivar entonces en una pasividad social ante los problemas y retos a los que se enfrenta nuestra sociedad con relación a la injusticia y la desigualdad social, la crisis política y el desequilibrio económico mundial?
- ¿Cómo debe interpretarse el que muchos de sus instructores estén alineados con los intereses de la macroempresa sin querer cuestionarse el papel que están jugando las mismas en los desequilibrios sociales y económicos que estamos padeciendo? ¿o que se haya llevado el mundo del mindfulness al contexto militar?
- ¿Tiene sentido introducir el mindfulness en el contexto educativo?. Resulta graciosa la historia que cuenta en dónde un instructor de mindfulness lo pasa mal en el colegio con los alumnos más “inquietos” quejándose de que funcionaría mejor sin ellos y como el subdirector le tiene que recordar que es una “escuela pública y que en ella caben todos”.
- ¿Hasta qué punto el mindfulness no ha caído en las ideas del “pensamiento positivo” de creer que la felicidad simplemente consiste en aprender a ser más consciente y estar más en el presente, como si los condicionantes sociales no jugasen ningún papel en todo ello?
- ¿No resulta extraño que las personas se acerquen en muchos casos a esta técnica para sobrellevar, prevenir o superar el estrés, en vez de cuestionarse qué es lo que les ha llevado socialmente a tener ese estado e intentar cambiarlo?; ¿o que la gente se queje de que le falta tiempo para cultivar amistades, estar con los hijos, hacer deporte, etc. y luego haga retiros de una semana para meditar?
- ¿No es contradictorio que está técnica se presente como “meditación budista sin budismo”, “obtener los beneficios del budismo sin toda la parafernalia”, “no es un producto religioso, pero aun así ofrece lo mejor de las enseñanzas de Buda” o que es “un sustituto para todo el Dharma” y que luego sus creadores busquen la validación de su técnica por los líderes budistas o se presenten en sus clases con trajes asiáticos, campanas, cuencos de meditación e incienso? ¿Hasta qué punto poner o quitar el budismo a conveniencia resulta cuanto menos contradictorio y recuerda un discurso “colonial” que falta el respeto a las culturas de origen?
- ¿Cómo deberíamos afrontar la moda actual de intentar defender muchas técnicas a través de los “estudios científicos” y ser poco estrictos con las normas que establece la ciencia para poder hacer “afirmaciones” con rotundidad?
También es muy interesante el recordatorio que hace sobre que las técnicas meditativas en su origen estaban englobadas dentro de contexto ético donde el practicante también debía tomar consciencia de la importancia y el compromiso de sus acciones en el mundo; que la atención plena es sólo el paso inicial en la cultura de la meditación (estar en lo que hay que trabajar); o que el estar presente nunca se ha entendido como el “despertar espiritual” en las tradiciones meditativas.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.