Zaō Gongen (蔵王権現) simboliza una de las deidades más importantes en el culto religioso japonés asociado a las prácticas ascéticas de montaña, además de representar la deidad más importante dentro de la tradición religiosa del shūgendō (修験道).
Los orígenes del culto a esta figura hay que ubicarlos en la región de Yoshino (吉野), próxima a Nara y, más en particular, con la cima de la montaña Kinpusen (金峯山), que actualmente es conocida como Ōminesan Sanjōgatake (大峰山 山上ヶ岳), una elevación de 1719 metros que forma parte de las rutas de peregrinación más importantes de este país.
Según el Konjaku Monogatari Shū (今昔物語集), redactado a finales del periodo Heian, esta deidad fue introducida en Japón por En no Gyōja (役行者), el legendario fundador del shūgendō, cuando tuvo una visión de Zaō Gongen mientras hacía sus prácticas ascéticas en esa montaña y rezaba por la aparición de una deidad que ayudase a salvar a los seres vivientes.
Sea o no cierta esta historia, lo que sí es verdad es que el culto a esta deidad fue tan importante que, desde principios del periodo Heian, la montaña Kinpusen se convirtió en un lugar de peregrinación al que acudían personas de todo el país, incluidos aristócratas y miembros de la familia imperial, que se postraban ante ella después de realizar 100 días de prácticas de purificación, y a finales de este mismo periodo y en ese mismo lugar, también nacieron dos importantes grupos de practicantes del shūgendō: el Honzan-gata (本山方) ligado a la escuela budista esotérica Tendai y el Tōzan-gata (當山方) ligado a la escuela budista esotérica Shingon.
ZAŌ GONGEN COMO MANIFESTACIÓN DE DEIDADES BUDISTAS
El primer documento disponible que ayuda a confirmar la fecha de culto más temprana a esta deidad es el Honchō Hokke Kenki (法華経験記). En él se cuenta que el maestro budista Tenjō (轉乗) hizo un retiro en verano de 90 días en Kinpusen en presencia del gran bodhisattva Zaō, con el fin de poder recitar el Sutra del Loto de memoria. Como este monje falleció en el año 849, se presupone que este culto efectivamente ya existía como mínimo desde principios del periodo Heian.
Es importante señalar que tanto en este documento, como en la biografía del monje Shōbō (聖宝, 832-909), fundador del templo Daigo (醍醐寺), del Tonan-in en Todaiji (東大寺東南院) y de un hall de culto en Kinpusen, Zaō Gongen aparece identificado como un bodhisattva, si bien y en particular, en el segundo documento se presenta más específicamente como un bodhisattva esóterico de la familia vajra (diamante). Algo que coincide, por cierto, con la información que aparece en la biografía del monje Yichu, descrita en el Yichu Liutie (義楚六帖), redactado entre los años 951-960, y que además confirma que en China ya conocían el culto al bodhisattva vajra Zaō de Kinpusen y sus poderes milagrosos.
En un inicio Zaō Gongen fue asociado a tres importantes figuras budistas: el buda del futuro Maitreya, el buda histórico Sakyamuni, y la bodhisattva de la compasión Avalokitesvara.
Parece ser que, en un primer momento, esta deidad fue asociada con Maitreya e identificada sólo bajo el nombre de Zaō, y que fue después, al ligarse a Sakyamuni, cuando recibió el nombre de Gongen, un término que se utilizaba para referirse a las manifestaciones de las deidades budistas.
La asociación con Maitreya aparece en varios documentos. En el Yichu Liutie, por ejemplo, se dijo que Zaō era una manifestación de Maitreya igual que la deidad de la sabiduría Mañjusri se había expresado en el monte Wutai (五台山), pero en documentos posteriores se cita más bien que el Kinpusen era el Cielo de Tusita que estaba esperando la llegada de Maitreya y que Zaō era su protector.
La apreciación de esta deidad como manifestación del buda histórico Sakyamuni, aparece registrada en el año 941 en un relato dentro del Dōken Shōniin Meidoki (道賢上人冥途記). En este se dice que el monje Dōken perdió su conciencia mientras realizaba sus prácticas meditativas en Kinpusen y que se le apareció esta deidad presentándose a sí misma como una manifestación de Sakyamuni.
Aunque se considera que, en estos tiempos, Zaō Gongen también fue introducido en el Reino del Mandala Matriz (Taizōkai, 胎蔵界曼荼羅) del budismo esotérico dentro de la mansión de Akasagharba, lo cierto es que esto corresponde a una referencia tardía del año 1337, que aparece en la obra Kinpusen Himitsuden (金峯山秘密傳), y por tanto, sólo se tomó prestado el nombre de esa deidad ya que la que aparece en el mandala posee 21 cabezas y 108 brazos.
En cuanto a la asociación con Avalokitesvara parece que esta surgió en el periodo Kamakura al elaborarse la noción del “Zaō Gongen de los tres marcos temporales”, es decir, del pasado como manifestación de Sakyamuni, del presente como manifestación de Avalokitesvara y del futuro como manifestación de Maitreya, de modo que en un mismo cuerpo se aglutinaban los méritos de todos ellos.
Sin embargo, en este mismo periodo también surgió una nueva versión en la que se quitó peso a estas creencias. En ella se decía que cuando En no Gyōya abrió la montaña Kinpusen como zona de prácticas ascéticas y estaba rezando por obtener ayuda para terminar con la corrupción de su mundo, primero apareció Sakyamuni pero que este le rechazó aludiendo a que la tierra japonesa no estaba preparada para soportar su aparición y que este no podía responder a seres tan vigorosos y contundentes. Después apareció Avalokitesvara y también lo rechazó esgrimiendo que su compasión era insuficiente para actuar en un país donde había gente malvada. Por último, también rechazó a Maitreya al considerar que era otra expresión del buda. El asceta finalmente rogó que apareciese un exterminador de demonios y en ese momento apareció de una roca Zaō Gongen.
Según el Kinpusen Himitsuden, el lugar específico de la aparición de Zaō Gongen fue el Pico de la Espada (Tsurugigamine, 剱が峰), un espacio que actualmente se ubica a 40 metros al sur de la cima de la montaña, en la colina Izutusgaoka (井筒丘) y en un punto que se conoce como Yūyutsuiwa (涌出岩).
Pese a esta documentación, lo cierto es que se puede suponer que el verdadero origen de esta deidad estuvo en verdad en los cultos religiosos locales de la zona de los periodos Asuka–Nara, y en particular, en la tradición del culto a los espíritus sagrados (kami).
Actualmente se sabe que desde principios del periodo Nara las deidades religiosas folklóricas locales fueron “asimiladas” a la nomenclatura budista.
En el culto de montaña, se consideraba que el espíritu enfadado y vengativo de los fallecidos podía esconderse en las montañas por lo que las gentes locales realizaban rituales y construían santuarios para aplacarlos y purificarlos, y con ello, convertirlos en espíritus protectores e incluso recibir sus poderes.
Antes de finalizar este apartado añadir que respecto a la montaña de Kinpusen esta apareció desde los primeros tiempos como un lugar que albergaba oro y los metales preciosos (como aparece en los ideogramas de su nombre) y que Zaō era el guardián de este tesoro.
Además, desde el periodo Heian, circularon diferentes leyendas en las que se contaba que esta montaña había llegado volando desde China como un trozo que se escindió del monte Wutai, e incluso de la propia India. De hecho, la tradición el shūgendō asoció después a Zaō Gongen con la séptima generación descendiente de la diosa del sol Amateratsu y del gran sabio de oro de la ciudad Benarés.
En el año 2004, Kinpusen fue catalogado por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad, dentro del proyecto “Lugares sagrados y rutas de peregrinaje en la cadena montañosa de Kii”.
ZAŌ GONGEN EN LA ICONOGRAFÍA
En las primeras referencias a esta deidad se la presenta como una figura terrorífica de color azul y negro (símbolo de los exterminadores de demonios), erguida en pie, con una cabeza que viste una diadema con un vajra de tres puntas y el pelo elevado en forma de fuego, tres ojos y dos brazos.
Sin embargo, en el periodo Kamakura se normalizó que además de lo anterior de la boca le sobresalían los colmillos, que una mano porta un vajra de tres puntas y otro realiza el mudra de la espada a la altura de su cadera, y que una pierna se apoya sobre un pedestal de piedra y la otra está elevada en el aire con la rodilla flexionada.
El mudra de la espada (tōken-in) es muy importante en la tradición taoísta y era utilizado con fines de exorcismo y subyugación de los demonios y espíritus. La aparición de este gesto en esta deidad es importante, porque En no Gyōya, la supuesta persona que introdujo a Zaō Gongen en Japón, se asocia con la tradición taoísta y se abre así una importante línea de investigación en las relaciones entre el taoísmo y los orígenes del shūgendō.
Referencias Bibliográficas
Blair, H. (2011). Zaō Gongen From Mountain Icon to National Treasure, Monumenta Nipponica, 66(1), 1-47.
Suzuki S. y Blair H. (2009). The Development of Suijaku Stories about Zaō Gongen, Cahiers d’Extrême-Asie, 18, 141-168.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.