Esta interpretación del cuerpo corresponde a la China Moderna y nace en el contexto de las humillantes derrotas que sufrió el país a manos de las potencias imperialistas extranjeras, a finales de la dinastía Qing (1644-1911), desde dos vertientes: el deporte y la educación física.
La existencia de esta perspectiva corporal se podría rastrear en las primeras dinastías chinas. Por ejemplo, en el periodo de los Reinos Combatientes ya existía la celebración de un festival llamado “Jueli” que incluía pruebas de levantamiento de pesos, tiro con arco, lucha, conducción de carros y un violento juego parecido al fútbol (cuju), que servía como fórmula para el mantener la condición física para la guerra y subir el ánimo en las tropas campesinas militares.
Este festival evolucionaría en el tiempo hasta convertirse, en la dinastía Han Occidental, en un macro festival más complejo, denominado “Juedixi”, que añadió acrobacias, danzas, canto, magia, etc., y que pasó a ser entonces utilizado como herramienta diplomática para impresionar a aliados y enemigos y engrandecer la imagen de poderío del imperio chino.
Sin embargo, estas y otras prácticas físicas no pueden catalogarse como “deportes” según su definición moderna, ya que se realizaban en un contexto ritual, ceremonial o militar muy alejado del simple hecho de la competición deportiva.
CUERPO RENDIMIENTO
Se puede afirmar que los condicionantes que han marcado el desarrollo de la visión del cuerpo “deportivo” chino con relación al alto rendimiento, ha estado marcado por dos importantes condicionantes:
1) Estereotipos raciales que definieron inicialmente al ciudadano chino como “el hombre enfermo de Asia” y, después, como una raza genéticamente “inferior” para muchas pruebas deportivas
2) Conflictos políticos internacionales por la rivalidad con Taiwan, nada menos que hasta el año 1981, para que su CNAAF fuese reconocida como la única entidad representante de China en los Juegos Olímpicos.
A esto se tiene que añadir que, el caballo de batalla del deporte en China, desde sus inicios, ha sido demostrar al mundo su legitimidad y sus progresos como nación.
La llegada del deporte occidental a China llegó con la presencia de los extranjeros en sus ciudades portuarias. Sin embargo, los historiadores han ofrecido diferentes alternativas respecto a cuál fue el primer acontecimiento que se puede asociar oficialmente a la entrada del deporte en China:
1) La creación de un equipo de béisbol en la academia misionera canadiense “Phillips Andover” en 1872, en el que se integraron Tang Shaoyi (futuro primer ministro en la República), Han Tianyou (famoso ingeniero de la época) o Liang Cheng (último embajador del gobierno Qing en Estados Unidos); 2) el regreso de los estudiantes chinos que se habían formado en el extranjero y que a su regreso trajeron balones de fútbol y materiales de otros deportes abriendo su práctica a círculos cerrados de amigos; 3) la primera competición deportiva de la Universidad St. John en Shanghai, organizada por el misionero S.E. Smalley en 1890; o 4) la llegada de la YMCA (Youth Men´s Christian Association) a Tianjin en 1895 y la organización de los Primeros Juegos Deportivos en 1910 en Nanjing.
Para Jarvie, Hwang, Brennan (2008) y Speak (2000) el acercamiento real del deporte a la población china lo facilitaron finalmente los misioneros y, en especial, de la YMCA a través de sus centros educativos.
Es más, se considera que fue especialmente la YMCA la que expandió el mensaje de que el deporte podía ser una fórmula privilegiada para transformar China tanto a nivel interno, mejorando la salud y la condición física de sus ciudadanos, como a nivel externo, actuando como un recurso para que China fuese reconocida como nación por las potencias Occidentales.
La YMCA fue la institución de referencia del país en el ámbito deportivo hasta 1924, y hasta esta fecha actuó como consejera en el diseño de programas deportivos, en la formación del profesorado en el país, en la creación de los departamentos de Educación Física las Universidades, en la organización y gestión de las primeras ediciones de los Juegos Nacionales deportivos del país (1910-1924); y en la creación de los Juegos del Lejano Oriente (los llamados hoy Juegos Asiáticos).
A partir de esta fecha China desarrolló desde Shanghai y la Asociación Atlética China un movimiento autóctono que le ayudó a hacerse finalmente con el control de la gestión deportiva del país.
Mao Zedong también estuvo también a favor del deporte y pronto descubrió en él una herramienta para potenciar la productividad y cultivar alianzas políticas. De hecho, es famosa la política que desarrolló a través del tenis de mesa en 1972, para acercarse a Estados Unidos, y facilitar sus objetivos de alejarse de la Unión Soviética. Finalmente, Deng Xiao Ping puso las bases finales para modernizar el sistema deportivo del país y ubicar a China en el marco deportivo internacional en igualad de condiciones que Occidente.
Se puede afirmar que China mostró desde un primer momento un gran interés por querer participar en la competición deportiva internacional como medio para aumentar su prestigio a nivel mundial, y lo hizo embarcándose en dos frentes: Los Juegos Olímpicos y los Juegos del Lejano Oriente.
Indicar, como datos asociados a los Juegos Olímpicos, que: en 1921 la China National Amateur Athletic Federation (CNAAF) fue reconocida por el Comité Olímpico Internacional como el representante oficial del Comité Olímpico Chino; en 1932, China mandó su primera delegación de deportistas a unos JJ.OO.; en 1984 consiguió 15 medallas de oro, 8 de plata y 9 de bronce; y que en 2008 organizó sus primeros Juegos Olímpicos.
CUERPO CODIFICADO
La introducción de la gimnástica occidental en China fue paralela al desarrollo de la cultura deportiva, pero en su caso, llegó de manos de la gimnasia sueca y alemana en la “instrucción militar”.
Tras la derrota contra Occidente y la interpretación de que los sistemas de artes marciales autóctonos no habían estado a la “altura” de las circunstancias, el gobierno Qing decidió adoptar en su ejército los modelos de instrucción militar occidentales con el fin de fortalecer y asegurar la supervivencia como nación.
El sector que mayor transformación sufrió bajo la influencia de la gimnástica occidental fue el de las artes marciales (wushu). Como estas parecían destinadas a desaparecer porque habían sido estigmatizadas como algo “feudal” y “supersticioso” del pasado por los intelectuales que promovieron la modernización del país, los maestros y practicantes, de forma particular y organizada a través de asociaciones, se embarcaron en un importante proceso de “deportivización” de las artes marciales para asegurar su salvación y un lugar en el proceso de construcción de la “Nueva China”.
Este camino les llevó entre otras cosas a:
– Implantar las metodologías de enseñanza occidentales en sus escuelas y diseñar tablas y formas con secuencias reducidas, sencillas y fáciles de aprender y de trabajar en grandes grupos, así como exámenes.
– Introducir los conocimientos occidentales en materia de fisiología, anatomía, biomecánica, pedagogía, kinantropometría, etc. en sus explicaciones.
– Alejarse del “secretismo” que caracterizaban las escuelas marciales editando manuales con fotos en los que se ofrecían todo tipo de explicaciones para llegar a cualquier persona, independientemente de su género, origen y estatus económico.
– Adoptar terminología extranjera y transformar “antiguos nombres poéticos” por nombres más científicos y modernos.
– Ensartar el modelo de la competición deportiva en las artes marciales desarrollando reglamentos, categorías, formas de puntuación y penalización, etc.
– Desarrollar la noción de franquicia para expandir academias por el país y el sudeste asiático.
Todas estas estrategias tuvieron su éxito porque consiguieron que al final las artes marciales estuviesen presentes en los grandes eventos deportivos, en la instrucción militar del ejército, e incluso dentro del currículum de la Educación Física, y condicionaron el modelo actual que conocemos en muchas de las artes marciales chinas.
Referencias Bibliográficas
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Brownell, S. (2012). Wushu and the Olimpic Games. Combination of East and West or Clash of Body Cultures?. En: Lo, Vivienne (Ed.). Perfect Bodies. Sports, Medicine and Immortality. London: British Museum. 59-69 pp.
Jarvie, G.; Hwang, D.J. y Brennan, M. (2008). Sport, Revolution and the Beijing Olimpics, New York: Berg.
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About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.