Esta visión del cuerpo hay que enmarcarla dentro de las prácticas de inmortalidad y adquisición de poderes “sobrenaturales” que se desarrollaron en China en el contexto esotérico y religioso.
Los antecedentes de este cuerpo hay que buscarlos en el culto “xian” o el culto a la búsqueda de la inmortalidad que se desarrolló a partir de la dinastía Qin (221-206 a.C.).
Parece ser que el Primer Emperador que unificó el país, Qin Shi Huang Di (reinado 221-210 a.C.), cuando estuvo próximo a su muerte, se obsesionó por la inmortalidad y atrajo a su corte a numerosos representantes de estos conocimientos: los fangshi (Señores de las Recetas).
Aunque en un momento dado estos fangshi llegaron a agotar la paciencia del Emperador por la “falta de resultados”, y este decidió enterrar vivos a 460 de ellos alegando que si tenían esos poderes fácilmente resucitarían, hubo uno en particular, Xufu que ganó la confianza del Emperador.
Xufu aseguró que existía una “píldora” mágica que permitía vivir al hombre eternamente. Una fórmula que se encontraba más allá de los mares orientales, en tres islas sagradas (Penglai) habitadas por inmortales, pero a las que sólo hechiceros cualificados y jóvenes puros y vírgenes podían llegar.
El Emperador, sin dudarlo, envió al mago al mando de una flota con mil jóvenes vírgenes para encontrarlas, si bien al final, parece ser que Xufu se quedó en las islas de Japón donde nunca regresó y dejó al Emperador sin las supuestas píldoras de la inmortalidad.
Un segundo emperador que también se acercó a los seguidores del culto a la inmortalidad fue Wu Di (reinado 141-87 a.C.). Parece ser que su interés surgió en su necesidad de buscar cómo realizar correctamente el “fengshan”, el sacrificio más solemne de los rituales imperiales y establecer el nuevo calendario para el Imperio.
Entre los personajes que más influencia tuvo en este emperador está Li Shaojun (aprox. 133 a.C.). Parece ser que este personaje le dijo al Emperador que era una “inmortal” y que le enseñaría a cómo llamar a los espíritus, y cómo convertir el cinabrio en oro para hacer cuberterías en las que al comer y beber aumentaría su longevidad. Además, también le animó a realizar el ritual “fengshan” en Penglai, la isla de los inmortales, para que se pudiese convertir él mismo en un inmortal. El Emperador Wu Di, también llegó a enviar una flota en busca de la isla de los inmortales (Penglai),
Como se puede observar, en estos tiempos la inmortalidad era buscada a través lo que se puede denominar como la “alquimia externa” (waidan), si bien, todavía sin hacer un uso de ningún tipo de ejercicio corporal ni meditativo, ni la ingesta de ninguna píldora de la inmortalidad.
No será hasta la aparición de la obra “Discusión sobre la Sal y el Acero” (Yantie Lun) en el año 60 a.C. cuando se empiece a hablar de las píldoras de la inmortalidad (Tan) y se empiecen a crear “laboratorios” en los que se combinará el uso de minerales (plomo, mercurio, oro, plata, lapislázuli, jade, etc.) y plantas medicinales principalmente.
Aunque esta línea de investigación fue patrocinada por muchos Emperadores a lo largo de las diferentes dinastías en China, lo cierto es que las consecuencias finales fueron en la mayor parte de los casos “nefastas”. Al final, numerosos emperadores murieron envenenados por la toxicidad de los ingredientes utilizados (cinabrio, arsénico, oro, plata, plantas medicinales, etc.) para elaborar aquellas “píldoras”.
Por ejemplo, en la dinastía Tang (618-907), la época dorada de los elixires externos de la inmortalidad, la “píldora de la inmortalidad” a causó la muerte, la obsesión y la locura de los emperadores Taizong (reinado 627-49) Xianzong (reinado 806-20), Muzong (reinado 821-24), Wuzong (reinado 841-846) y Xuangzong (Reinado 847-59); en la dinastía Ming (1368-1644), la muerte del emperador Jiajing; y en la dinastía Qing (1644-1911), la muerte del emperador Yongzheng (reinado 1722-35), el último emperador que patrocinó esta práctica.
En paralelo al “Waidan”, y al margen inicialmente del taoísmo religioso, surgieron personajes que decidieron retirarse a las montañas y bosques para transferir las ideas de la alquimia externa en alquimia interna. Así, las prácticas respiratorias, la visualización y la canalización de la energía, pasaron a convertirse en instrumentos para crear una píldora interna de la inmortalidad en base a un trabajo esotérico.
Por ejemplo, el fuego intenso que se necesitaba al principio para empezar la cocción de la “medicina” dentro del “caldero”, y que después disminuía cuando el “Tan” estaba casi elaborado, se identificó con el control de la respiración y el objetivo de instalar una respiración como un “hilo de seda”, e incluso la “ausencia de respiración”, como condición para elaborar la “píldora” en el “Tantien” interno.
Sin embargo, también hay que señalar que hubo una corriente que no buscó una píldora de la inmortalidad, sino crear en el interior del cuerpo otro cuerpo inmortal que a la muerte se liberaba del “cadáver” (como una mariposa sale de su crisálida), para pasar a vivir entre los inmortales o entre los hombres en el anonimato. Este cuerpo inmortal se iba nutriendo como un embrión a lo largo de la vida a través de prácticas alquímicas, dietéticas, gimnásticas y respiratorias.
Toda esta corriente se identificará bajo el nombre de “alquimia interna” (Neidan) y tendrá entre sus más famosos precursores a Wei Boyang, un personaje que habría vivido enla dinastía Han Oriental (147-167 d.C.) en la actual región de Zhejiang y que registró sus conocimientos crípticamente en sus obras “Zhou Yi Can Tong Qi”(El Sello de la Unidad de los Tres de acuerdo al Libro de los Cambios) y “Wu Xian Lei” (Obras en las que se interpretaban y utilizaban los trigramas y hexagramas del I Ching para ofrecer la información alquímica).
Actualmente existe cierta polémica sobre el contenido del ZhouYi Can Tong QI y se considera que en realidad fue un documento que se enfocó en el estudio del “Libro de los Cambios” (actual I Ching) y que pudo tener una orientación más centrada en la alquimia externa (waidan) y el consumo de elixires que en otras cosas.
La obra que conocemos en la actualidad en realidad habría sido elaborada a finales del siglo VII d.C., bajo la influencia de la escuela taoísta religiosa Shangqing (Gran Claridad) tomando prestados términos y conceptos de obras como el Huangting Jing (Escritos de la Corte Amarilla) o el Huangdi Juiding Shendan Jing (Escritura sobre los Elixires Divinos de los Nueve Trípodes del Emperador Amarillo o Escritura de los Nueve Elixires).
Según Nathan Sivin (1968), el desarrollo inicial del cuerpo alquímico no se asoció inicialmente a ninguna religión. Ge Hong o Ko Hung (283-343 d.C.), el autor del Baopuci (Pao p´u tzu), otra obra fundamental para la alquimia interna china, no perteneció a ninguna secta “taoísta” en su tiempo. De hecho, este personaje sólo consideró como su única fuente de autoridad espiritual a su maestro Cheng Yin del que recibió numerosos textos.
Según este mismo autor fue después, cuando los monasterios y templos empezaron un proceso de recopilación bibliográfica sobre todo tipo de libros que les interesaban (medicina, plantas, alquimia geomancia, prácticas físicas terapéuticas, etc.), cuando incorporaron estas ideas al contexto religioso.
Se puede afirmar que las prácticas de la alquimia interna evolucionaron hacia la cultura del “Tantien”, el cultivo de la “energía interna”, y que esta tomó como referencia la Teoría del Jing-Chi-Shen. El camino para la inmortalidad se interpretó como “la transmutación del Jing en Chi”, es decir, los líquidos “esenciales” (semen, sangre, médula, saliva) en “Vapor Vital”, y “el Chi en Shen”, es decir, el “Vapor Vital” en “Espíritu” para poder volver al “estado Original” y poder “vivir en el Cielo como un Inmortal”.
Las teorías del “Neidan” alcanzaron su máximo esplendor en la dinastíaSong(960-1279), siendo la obra más importante “Despertar a la Realidad” (Wuzhen Pian) de Zhang Boduan (987-1082), el patriarca de la Escuela Nanzong.
En ella se compilaron, bajo estilo de poemas, las teorías sobre cómo cultivar el TanTien y se destacó la importancia en el proceso de armonizar el Yin y el Yang.
Para cerrar este apartado simplemente indicar que Francois Jullien (2007) considera que las bases que contribuyeron al desarrollo de estas teorías hay que asociarlas al hecho fundamental de que dentro del taoísmo original no existió la concepción de la una vida después de la muerte.
No se definió un Olimpo como los griegos, ni un paraíso como los cristianos, ni una Tierra Pura como los budistas, ni la reencarnación hinduista. Tan sólo se consideraba que al morir se separaban las energías que habían creado a la persona y nada más.
Si no hay nada después de morir, es normal que se desarrolle la necesidad de buscar prácticas que ayudasen a vivir el máximo de tiempo posible, e incluso que se llegase a desarrollar la idea de buscar la inmortalidad, incluyendo al cuerpo físico de la persona.
Referencias Bibliográficas
Clements, J. (2009). El Primer Emperador de China, Barcelona: Crítica.
Jullien, F. (2007). Nutrir la Vida. Más allá de la Felicidad, Madrid: Katz.
Lloyd, G. (2008). Las aspiraciones de la Curiosidad. La comprensión del mundo en la Antigüedad: Grecia y China, Madrid: Siglo XXI.
Maspero, H. (2000). El Taoísmo y las Religiones Chinas, Madrid: Trotta.
Pregadio, F. (2012). A Historical Overview of Taoist Alchemy, Golden Exilir Press.
Pregadio, F. (2002). The Early History of the Zhouyi Cantong Qi. Journal of Chinese Religions, 30, 149-176.
Schaab-Hanke, D. (2002). The Power of and Alleged Tradition: A Prophecy Flattering Han Emperor Wu and its Relation to the Sima Clan. Bulletin of the Museum of Far Eastern Antiquities, 74, 244-91.
Schipper, K. (2003). El Cuerpo Taoísta, Barcelona: Paidós.
Sivin, N. (1968). Chinese Alchemy: Preliminary Studies, USA: Harvard University.
Yangzheng, L. (2009). History of Chinese Taoism, Beijing: Foreign Languages Press.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.