El Sāktismo o culto a la “Diosa”, es un culto de raíces prehistóricas en la India que se expresó a través de la devoción hacia innumerables divinidades femeninas locales, cada una de las cuales eran consideradas como una manifestación o un aspecto de Mahā Devī.
Este culto mostró dos tendencias: la adoración hacia la dimensión amorosa, maternal y protectora de la diosa, y la adoración hacia su dimensión feroz y sangrienta.
La primera es la diosa consorte de Brahmā, Shiva, Visnu, Krishna y Rāma que aparece respectivamente como Sarasvatī, Pārvatī, Laksmī, Rādhā y Sītā con un carácter maternal y conyugal. La segunda, es la diosa guerrera Durgā, que se representa con diez brazos portando armas, Ambikā, montada sobre un león; Kālī, la colera que surge de la frente de Durgā o la terrible Cāmundā, que en su aspecto feroz muestra un aspecto esquelético, bebe sangre y realiza actos violentos visitando los campos de cremación.
En la tradición védica, la diosa aparece bajo la forma de Prthivī (la Madre Tierra), Aditi (la diosa que aporta seguridad, riqueza y que alimenta a la humanidad), Usas (la aurora que otorga prosperidad y larga vida), Nirrti (la diosa de la destrucción) y Vāc (la diosa del habla, de la verdad y del poder creativo). También se nombra a Sarasvatī (la diosa de la inspiración, la música, la poesía y el estudio).
Pero la tradición védica concederá un puesto secundario a la diosa. El saktismo como tal, no quedará formalmente constituido hasta la aparición de los Purānas. En ellos, el texto más antiguo que glorifica a la diosa es el Devīmāhātmya (La Gloria de la Diosa) donde se identifica a la Diosa con la Realidad Última, y a la vez, como Mahāmāyā, la gran ilusión.
Dentro de la corriente heterodoxa tántrica el culto a la diosa detentó una posición central, desarrollando dos líneas de culto:
– La tradición Srīkula Tantra, que adoraba la dimensión positiva y benévola de la diosa. La hermosa Lalitā Tripuransundarī que no es otra que la diosa Laksmī, pero venerada bajo la forma de un yantra de nueve triángulos entrelazados.
– La tradición Kālīkula Tantra, que adoraba la dimensión feroz y colérica de la diosa con el fin de adquirir poderes (siddhis) a través de prácticas “impuras” como el sexo, el consumo de carne y alcohol, etc. A esta misma tradición pertenece el culto a Kubjikā, la diosa encorvada venerada en Cachemira y Nepal.
Ambas tradiciones desarrollaron toda una línea esotérica con relación al Kundalinī o el despertar de la energía interna primordial.
Referencias Bibliográficas
Flood, G. (2008). El Hinduismo. 1ª Edición 1996. Madrid: Akal.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.