Esta obra de Franςois Jullien nos hace reflexionar sobre cómo el acercamiento a la cultura China puede servir como método no sólo para poder acceder a visiones alternativas de la “Realidad”, también para poder tomar conciencia de los límites de nuestro pensamiento occidental.
Con el contraste se superan estereotipos. Se reaviva tu capacidad de hacerte nuevas preguntas. Se avanza allí donde el pensamiento se ha asentado, y con ello, se hace más grande tu camino.
Son muy interesantes los consejos que nos ofrece respecto a cómo abordar el estudio de los textos chinos. En primer lugar, nos recomienda que más que interpretarlos directamente desde uno mismo, desde tus convicciones y opiniones occidentales, hay que partir de la interpretación que han ofrecido de esos textos otros autores chinos a lo largo de la historia.
Según dice, la clave es saber cómo se ha sido leído tal o cual texto, más que saber si tal comentario es fiel a lo que se pudo decir. El conocimiento en China se caracteriza por ser una “construcción viva” realizada a través del tiempo por numerosos autores. La originalidad del autor inicial que tanto valoramos en Occidente es difícil de encontrar.
Jullien nos aconseja: “Se entra al pensamiento chino efectivamente, por entrada y salida. Dejándolo reposar, abandonándolo, retomándolo más tarde” (pp 93).
Por otro lado, también resalta el estudio del contexto histórico para entender en toda su profundidad a los autores. Para explicarlo pone el ejemplo de Mencio. Este se dirigió a los príncipes de su época en un momento histórico en que los Principados chinos se atacaban unos a otros de una manera despiadada y continua. El Periodo de los Reinos Combatientes.
Como estratega, un elemento esencial en aquellos tiempos, qué aconsejaba Mencio a estos príncipes: Comenzad por cultivar la virtud en vosotros mismos, y esa virtud no podrá dejar de suscitar la adhesión de los otros.
Si esta filosofía parece “sencilla” e incluso “inocente”, Jullien nos muestra la profundidad que hay detrás de su filosofía acercándonos a la interpretación china de la guerra: la batalla propiamente dicha no e s más que un resultado. Es una fruta madura, lista para caer.
El experto es el que interviene en los acontecimientos desde sus primeras manifestaciones. Toda acción heroica, todo desgaste energético puesto después para conseguir la victoria, sólo significa que no se ha sabido intervenir en el momento adecuado. No se ha sabido maniobrar para que la situación fuera favorable y para cambiar los factores iniciales en provecho propio. Las mejores tropas son aquellas que han vencido antes de iniciar el combate, sin embargo, como no hay combate también son las menos admiradas.
About Pedro Jesús Jiménez Martín
Profesor Titular de Universidad. Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). Universidad Politécnica de Madrid. Director del Proyecto de Investigación Cultura Física Oriental.