Carlos III: proyección exterior y científica de un reinado ilustrado

Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustradoCarlos III

Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado

Exposición
16 de diciembre 2016 al 26 de marzo de 2017
Museo Arqueológico Nacional
Madrid

Quedan todavía dos semanas para ver una exposición extraordinaria en el Museo Arqueológico de Madrid.

El título puede jugarnos una mala pasada y hacernos pensar que ya nos sabemos esta historia. Cierto que este reinado se ha tratado y estudiado en muchas exposiciones y publicaciones pero aunque el personaje de Carlos III sea conocido esta exposición resulta una constante y feliz sorpresa.

La sorpresa viene dada porque el enfoque es totalmente novedoso y porque se exponen piezas desconocidas y muy bien elegidas que nos llevan por el mundo entero siguiendo la política exterior de este reinado durante el cual España entra en la Ilustración.

Quiero señalar el enorme valor de los mapas que se han realizado para explicar cuestiones históricas como la extensión de los dominios de la corona española durante  el siglo XVIII y el interés de las maquetas de barcos con las que ha colaborado en esta muestra el Museo Naval tan felizmente activo últimamente.

Dicho esto solo hay que dejarse llevar por el fascinante hilo que ha trazado su comisario Miguel Luque Talaván. Una aventura que empieza en Nápoles, claro, con imágenes de la preciosa ciudad y que va despertando nuestro interés con obras como el lienzo de Michele Foschini titulado Renuncia a la corona de Nápoles en el que la corte despide entre lágrimas al rey que partía para España. El interés de Carlos III por la arqueología se expresa certeramente con la Caja de Herculano, que llegó a España en 1761 y que guarda siete frutas carbonizadas por la erupción del Vesubio. El rey promovió las excavaciones de Pompeya, Herculano y Estabia y creó el Museo Portici para conservar las piezas que se encontraban.

Caja de Herculano. Frutos carbonizados por la erupción del Vesubio.

Carlos III se queda en Madrid convertido en rey de España y a nosotros la exposición nos saca de viaje por el mundo gracias a las relaciones exteriores de la monarquía española en ese momento. Vemos al embajador de la Sublime Puerta en Nápoles, conocemos a los virreyes de Indias y es muy interesante todo lo relativo a los asentamientos en Norteamérica durante el siglo XVIII. Son cien piezas procedentes de diversas instituciones españolas y extranjeras que nos asoman a los confines del mundo. A la China Imperial con las sedas que cede el Museo de Artes Decorativas o adornos de los habitantes de Hawai en el siglo XVIII que custodia el Museo de América.

Giuseppe Bonito. La embajada turca en Nápoles. 1741

La cultura, la ciencia, las exploraciones científicas… el interés no decae  y acabas por darte cuenta de que una visita no basta y sencillamente hay que volver otro día al Arqueológico para asimilar tantos aspectos, tantas piezas y tan bien traídas como estas que iluminan con luces nuevas  un reinado, o una época, que no acabamos nunca de conocer.

Carlos III en la Biblioteca UPM

Una chica con pistola, Amy Stewart.

Chica con pistola_cubiertaOKAmy Stewart. Una chica con pistola. Ed. Siruela, 2016.

Los problemas empezaron en el verano de 1914, el año que cumplí los treinta y cinco. Acababan de asesinar al archiduque de Austria, los mexicanos estaban en plena revolución, y en casa no pasaba absolutamente nada, lo cuál explica por qué las tres íbamos en calesa a Paterson, a cumplir con un recado de lo más trivial.

Así empieza esta novela de Amy Stewart. La autora se topó con una artículo de periódico de 1914 que contaba cómo el coche del propietario de una fábrica había embestido la calesa en la que viajaban las hermanas Constance, Norma y Fleurette Kopp en la ciudad de Paterson (New Jersey). El susodicho es un tal Henry Kaufman, de la compañía Kaufman, dedicada al teñido de sedas. A resultas del accidente la calesa sufrió graves destrozos (valorados en 50 dólares) y las tres hermanas, magulladuras y golpes varios.

Constance Kopp

Constance Kopp

La protagonista de esta historia es sin duda Constance Kopp que se enfrentó desde el primer momento a Kaufman, tomó su matrícula y datos y le dijo todo lo alto que pudo:

Con esto basta, señor Kaufman. Le llegará nuestra factura en unos días.

Y así comienza también un largo periplo de visitas a media noche de los matones de Kaufman, lanzamientos de ladrillos con mensajes amenazadores, etc…Pero ninguna de estas acciones achantan a Constance, una mujer  atrevida, dura e inteligente que está dispuesta a llegar hasta el final contra el señor Kaufman. Ellas tres viven solas en una granja bastante apartada de la que se hacen cargo, circunstancia poco habitual para la época.

Cuando las cosas se empiezan a poner feas el sheriff Heath, otro de los grandes personajes de la novela y aliado incondicional de las hermanas Kopp, le da una pistola a Constance que no dudará en usar si hiciera falta para defender su granja y a su hermana Fleurette que se ha convertido en objetivo especialmente deseado por Kaufman y sus matones. De ahí el título del libro, Una chica con pistola, que es el titular de un artículo que se publicó en la prensa.

Esta historia tiene el valor de que está basada en hechos reales y en gente de carne y hueso. La autora buceó entre certificados de nacimiento, testamentos y escrituras y añadió de su propia cosecha algún personaje.

Mi labor como escritora fue coger los datos que aparecen en los archivos- recopilados de entre los artículos de periódico, actas judiciales y otras fuentes consultadas- e inventar el resto de la historia.

La novela te engancha por los personajes, por el suspense que acompaña todo el relato, por la época en la que se desarrolla con los conflictos sociales entre obreros y propietarios de las fábricas, las duras condiciones de las clases trabajadoras, el papel de la mujer. Paterson es conocida como Silk city (la ciudad de la seda) y fue también un lugar de disturbios cuando se promulgó la ley que obligaba a no trabajar a los niños y por la huelga de seis meses de las fábricas de la ciudad en 1913, en demanda de una jornada de 8 horas, algo que no consiguieron. Todo ésto es el telón de fondo de esta novela.

Si queréis saber qué les ocurrió a las hermanas Kopp y en qué quedó todo este lío de demandas y amenazas no dejéis de leer este libro.

Aquí podéis enlazar a una entrevista en la que la autora nos habla de su libro y de cómo fue construyendo esta historia.

Amy Stewart

Amy Stewart

Amy Stewart regenta una librería junto a su marido en California, Eureka Books, situada en una casa victoriana.

Cossío, la Institución Libre de Enseñanza y el Greco. Ciclo de conferencias y exposición.

El arte de saber ver. Ciclo de Conferencias y exposiciónEl arte de saber ver
Ciclo de Conferencias y exposición
Institución Libre de Enseñanza
Paseo del General Martinez Campos, 14. Madrid

La Institución Libre de Enseñanza celebra el centenario de la Fundación Francisco Giner de los Rios con una interesantísima exposición (obras de Benjamín Palencia, Ramón Casas, Joaquín Torres García…)  y un importante ciclo de conferencias ( del 28 de febrero al 28 de marzo de 2017) sobre la figura de El Greco impartido por los las importantes especialistas sobre la figura del pintor cretense.

Más información

Terceto, Pablo Montoya

Cubierta de Terceto, Pablo MontoyaTerceto
Pablo Montoya
Barcelona : Literatura Random House, 2016

Terceto reúne tres obras del autor colombiano Pablo Montoya (galardonado con el XIX Premio Rómulo Gallegos por la novela Tríptico de la infamia): Viajeros, Trazos y Programa de mano. Cada una es una colección de textos breves -poemas en prosa o minificciones- que tienen como protagonista casi siempre a un personaje real, histórico, y otras a uno literario, imaginario o simplemente anónimo (viajero, pintor, músico) que desgrana en primera persona, enfrascado en un momento clave de su biografía (desde el lecho de muerte, a punto de iniciar una travesía de incierto destino, en el instante de soñar una partitura), su visión de la realidad, del sentido de la propia vida, del paso del tiempo, de la identidad. Estos personajes, de algún modo atrapados por nuestro imaginario, que no pueden dejar de vivir la vida que les ha tocado y que conocemos contada por otros, que miran a través de unos ojos y un sistema de creencias empañados por el espíritu de una época, trasladan al lector de manera inevitable a otro mundo; le desplazan, le aventuran, raptan su imaginación como sólo la buena literatura es capaz de hacer.

ROBINSON CRUSOE

El mar o la tierra. La desierta isla o el Londres populoso. Escuchar mi voz o la distinta voz de Viernes. Haberme quedado en la casa de York, con mis padres, o esta insensata aventura. Los años de soledad aquí, o un minuto, uno solo, de amor compartido allá. En este momento en que los hombres se acercan para rescatarme, tiemblo, tengo miedo y no sé nada.

De Icaro a un astronauta, de los signos de Lascaux a Fabián Rendón, de Venantius Fortunatus a Leo Brouwer, van desfilando semblanzas resueltas en un estilo poético de fraseo corto con gran impacto emocional, sencillas y a la vez hondas y evocativas. Ya lo advierte la cita de Roland Barthes en la primera página: estamos ante un pequeño universo de seres que se cuentan a sí mismos, “Tout mon petit univers en miettes.”

Primera plana. Cine clásico.

Cartel de la película Primera Plana, Billy Wilder

Primera Plana
Director: Billy Wilder
1974
Título original: The front page
Basada en la obra teatral de Ben Hecht y Charles MacArthur

Periodista: ¿Qué te parecen esos titulares?. ¿Cuál te gusta más?

Walter Burns (Walter Matthau): Todos son una birria. Lo malo es que no se le puede sacar mucho partido a la horca. Si por lo menos tuviéramos silla eléctrica en este estado. Con eso sí que se pueden hacer auténticas virgadas:

“Williams en alta tensión”

“Williams se fríe”

“Williams asado vivo”.

Hildy Johnson (Jack Lemmon), reportero estrella del Chicago Examiner, acaba de abandonar el periodismo para casarse y empezar una nueva vida en la ciudad de su futura esposa. Algo que le hace muy poquita gracia a Walter Burns (Walter Matthau), su hasta el momento jefe, un impresentable capaz de vender a su madre por un buen reportaje.

Antes de dejar Chicago, Hildy va despedirse de sus antiguos compañeros, que están en la cárcel cubriendo la ejecución de Earl Williams (Austin Pendleton), un anarquista condenado por el asesinato de un policía. Aunque presentado por los periódicos sensacionalistas como un peligroso bolchevique (ya que estamos en la América de los años 20, aprovechemos el filón del anticomunismo), Williams es en realidad un hombrecillo simple, incapaz de matar una mosca.Fotografía Billy Wilder y Gloria Swanson (1950)

Sendos errores cometidos por el sheriff y el psiquiatra encargado de examinarle hacen posible que, contra todo pronóstico, Williams se fugue cuando está a punto de ser conducido al patíbulo. Huyendo de sus guardianes, el prófugo entra en la Sala de Prensa justo cuando todos los periodistas han salido de ella. Todos menos Hildy, quien al ver a Williams es incapaz de resistir la tentación de conseguir la que sería la mayor exclusiva de su carrera. Por eso, no duda en prometer su ayuda al reo a cambio de que éste le conceda una entrevista que se publicará, por supuesto, en el Examiner. Obligado por las circunstancias, Williams acepta el trato . . . y a partir de ahí el enredo está servido.

Adaptación de la obra teatral homónima de Ben Hecht y Charles McArthur, Primera plana es una magistral sátira que fue dirigida por el gran Billy Wilder alias Dios (Trueba, com. pers.) (1906-2002), quien aborda en su película cuestiones tan actuales como son la falta de ética periodística o la corrupción política. Y para ello, no sólo se sirve de diálogos vitriólicos y memorables y de una galería de personajes inolvidables (los pintorescos periodistas, el izquierdista ingenuo, el sheriff inepto acólito de un alcalde mafioso y putero, el psicoanalista vienés obsesionado por la sexualidad). También recurre a la inestimable colaboración de Lemmon y Matthau (¡jamás se vio pareja con tanta química!). Dos actores en estado de gracia que, merced a la compenetración existente entre ellos, nos brindan algunos de los mejores momentos de la película. Momentos entre los que destacan los relacionados con los rastreros subterfugios urdidos por Burns para hacer que Hildy rompa con Peggy, su amada. Una estilosa viudita encarnada por Susan Sarandon.

Billy Wilder en la Biblioteca UPM

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