Prefiero que me trates de tú, Daniel Azcona

Prefiero que me trates de tú, Daniel Azcona

Editorial Los Aciertos & Pepitas, El Kilómetro 9

Este es un libro de relatos (6) escritos en un lenguaje que probablemente captura en imágenes una evocadora época de infancias para los que nacimos a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, antes de que el ser humano llegara a la luna.

acto de presentación del libro
carátula del libro

Del autor, Daniel Azcona, podríamos decir que es hijo de Rafael Azcona aunque no sería justo; en mi descargo diré que el primer relato lo alude desde un cálido episodio cotidiano que curiosamente transcurre en Madrid (concretamente en la Casa de Campo) a temperaturas cerca del límite de congelación .

Hay veces que una lee un libro y duda si habrá sido esquiva y minuciosamente espiada (a una razonable distancia de seguridad), tal es la camaleónica semejanza de las experiencias vitales entre coetáneos en una cultura compartida.

En este libro: Prefiero que me Trates de Tú, abandono mi nostalgia con un delicioso sabor de boca. La editorial Los Aciertos & Pepitas es una diáfana evolución de una de mis más celebradas editoriales independientes.

No me apetece spoilear los relatos que ya de por sí son un virtuosismo de concisión; el disfrute en ocasiones como esta exige descubrimiento y algunas dosis de genuina sorpresa.

Tempestades de acero, Ernest Jünger

Tusquets Editores

Traducción: Andrés Sánchez Pascual

Ernst Jünger en la Biblioteca Universitaria

Cuando este año se van a cumplir 110 años del comienzo de la I Guerra Mundial traemos a Nosolotecnica una obra imprescindible sobre aquella época, “Tempestades de acero”.

Al igual que otros muchos jóvenes que habían “abandonado las aulas de las universidades, los pupitres de las escuelas, los tableros de los talleres…”, Ernst Jünger se alista voluntario nada más iniciarse la contienda.

Para ellos la guerra solo es una aventura, “un lance viril”, una experiencia en el que poner a prueba la hombría. Una oportunidad de sentir “cosas insolitas de peligro grande”

Pero rápidamente se dan cuenta aquellos alegres muchachos a lo que se enfrentan:

Con una sensación peculiarmente opresiva de estar viendo algo irreal se quedaron fijos mis ojos en una figura humana cubierta de sangre, de cuyo cuerpo pendía suelta una pierna doblada de un modo extraño, y que no cesaba de lanzar alaridos de ¡socorro!, cual si la muerte súbita continuara apretándole la garganta.

Y así día tras día, Jünger va recogiendo en su diario sus experiencias en el frente o en la retaguardia. Desde los primeros momentos como soldado novel hasta el final de la guerra convertido ya en un oficial condecorado.

Anotaciones sobre la vida en el frente, con descripciones exhaustivas de los combates, de las trincheras pobladas de ratas, los miedos previos a la lucha, el terror a los gases, el frio, la humedad, el hambre, los momentos de alegría con los camaradas, de sus experiencias con los habitantes de los pueblos que ocupaban. Pero también de reflexión ante la muerte siempre presta, sobre esa vida que en cualquier momento puedes perder:

Por fin me había atrapado una bala. A la vez que percibía el balazo sentí que aquel proyectil me sajaba la vida…, había notado ya la mano de Muerte-esta vez me aferraba más nítidamente. Mientras caía pesadamente sobre el piso de la trinchera había alcanzado el convencimiento de que aquella vez todo había acabado, acabado de manera irrevocable. Y, sin embargo, aunque parezca extraño, fue aquél uno de los poquísimos instantes de los que puedo decir que han sido felices de verdad. En él capte la estructura interna de la vida, como si un relámpago la iluminase. Notaba un asombro incrédulo, el asombro de que precisamente allí fuera a acabar mi vida; pero era un asombro lleno de alegría…Allí no había ya ni guerra ni enemistad.

ME ACUERDO. GEORGE PEREC

Me acuerdo. Berenice, 2006; Impedimenta, 2017

Creativo, original, polifacético, inclasificable, uno de los mejores escritores franceses del siglo XX. Éstos y otros muchos calificativos han descrito a George Perec y su obra. Y si hablamos de Me acuerdo, un “juego experimental de cajas chinas”, entramos de lleno en ese universo sin límites.

Y ¿a quién puede interesar un documento de esta naturaleza? Me acuerdo (1978) es un título que se aleja de los cánones literarios mainstream, es una reinterpretación del libro de Joe Brailard que salmodia 480 evocaciones en sentencias breves que comienzan con un Me acuerdo. No obstante, este opúsculo constituye una fuente de inspiración imprescindible e inagotable para los escritores que están transitando los caminos del microrrelato y para los seguidores de este género. Cómo se puede decir tanto en tan pocas palabras. Bien es cierto que los lectores españoles del siglo XXI podemos perdernos en las citas a hechos y personajes de la Francia del siglo pasado, lo que se intenta paliar en las notas que acompañan al texto.

George Perec (1936-1982), huérfano de una familia de polacos judíos afincada en Francia que sufrió la devastación de la IIGM, se dedicó a la literatura desde muy joven y, después, hizo incursiones en el sector cinematográfico y musical. Entre 1962 y 1979 subsistió con un salario modesto trabajando como bibliotecario archivista en un departamento del CNRS, al tiempo que completaba sus ingresos con la publicación de artículos en diferentes revistas y periódicos. En 1967 se había incorporado al grupo Oulipo  («Ouvroir de littérature potentielle», en español «Taller de literatura potencial»), que “buscaba explotar la literatura sobre la base de métodos formales provenientes de otras áreas, como las matemáticas, la lógica o el ajedrez”. Las innovaciones de Oulipo marcarían la narrativa posterior de Perec, en la que se reflejaría su pasión por los juegos de palabras, los lipogramas, los anagramas y los rompecabezas.

Por su primera novela fue distinguido con el Premio Renaudot, y en 1978, su obra más reconocida, La vida instrucciones de uso, con el Premio Médicis. Pero su reconocimiento como autor de culto vino de la mano de otros escritores, como Italo Calvino («una de las personalidades literarias más singulares del mundo, al punto de que no se parece a nadie en absoluto»), Roberto Bolaño («el novelista más grande de la segunda mitad del siglo XX») o Enrique Vila-Matas («entre los libros que me cambiaron la vida estuvieron siempre los de George Perec. Recuerdo haberlos leído con fascinación»), por destacar algunos de los más sobresalientes.

Me Acuerdo

(003) Me acuerdo del cine Les Agriculteurs, y de los sillones de lujo del Caméra, y de los asientos de dos plazas del Panthéon.
(015) Me acuerdo de los primeros flippers, que, curiosamente, no tenían flippers.
(023) Me acuerdo de que tras la guerra no se encontraba apenas chocolate vienés ni chocolate de Lieja, y de que, durante mucho tiempo, yo los confundía.
(024) Me acuerdo de que el primer microsurco que escuché fue el Concierto para oboe y orquesta, de Cimarosa.
(027) Me acuerdo de haber conseguido, en el Parc des Princes, un autógrafo de Louison Bobet.
(222) Me acuerdo de que André Gide fue alcalde de un pequeño pueblo de Normandía y de que presumía de ser pomólogo.
(430) Me acuerdo de cuánto me gustaba Johann Strauss, y de lo feliz que me sentí cuando vi Valses de Viena en Châtelet.

Los intereses creados, de Jacinto Benavente

Serendipia

1.Dícese Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.

Así es como me ha ocurrido. Después de un extenso libro, precisaba lectura fluida y liviana.

La prisa y las ocupaciones que nos acaparan hace que, muchos días, la lectura quede arrinconada en ese corto espacio entre echar el cuerpo en la cama y empezar a “planchar la oreja”.

Por eso elegí ese libro. Delgadito y de lectura ágil. ”Los intereses creados” de Jacinto Benavente.

Un tesoro que encuentras cuando no buscas nada corresponde a la definición de esta crítica.

Escogido por ser de pocas páginas. Husmeando la sinopsis, al ver que era diálogo teatral, lo hizo aún más atractivo.

Es curioso que haya autores que escriben capítulos y te deja igual cuando los terminas. Otros, en cambio, con un párrafo te trasladan al lugar donde ocurre la acción que narran. Dos detalles de un personaje del libro dibujan en tu imaginación con meridiana claridad al susodicho protagonista.

Polichinela regordete bajito, avaro y con joyas en cada dedo, frente al noble Leandro de buena presencia, ropas de caballero venido a menos junto a su delgado y liante vasallo Crispín, delgado y parlanchín.

Toda una aventura de embrollos con intereses que se van enredando y mantienen el espectador/lector atento al desenlace entre amores y situaciones disparatadas.

Los clásicos suelen ser un valor seguro. Redescubrirlos un lujo.

Déjate guiar. Menos es más en muchos casos.

José Antonio González Castillo

Departamento de especulaciones, Jenny Offill

Libros del Asteroide: Barcelona, 2016
Traducción: Eduardo Jordá
Título original: Dept. of Speculation, 2014
Disponible en Biblioteca UPM

Hay momentos en la vida en que uno necesita mirar atrás con actitud detectivesca e indagar cómo llegó a la situación presente: los aciertos, los errores, si se dieron casualidades o si todo vino rodado y no había fuerza que se le opusiera. Si se podía haber previsto de alguna manera lo que venía. La protagonista de esta novela se lo pregunta y repasa punto por punto lo acontecido en su historia de amor, desde el día en que le presentan a su futuro marido. Sin embargo, no nos cuenta los grandes hitos, sino que evoca anécdotas de apariencia intrascendente, pensamientos y emociones de diario, mediante una narración fragmentaria que hace de esta novela una lectura inusual, llena de huecos, delicadezas y profundidades que harán las delicias de cualquier lector.

Decías que los antílopes tienen una visión diez veces más potente que la nuestra. Fue al comienzo, o casi. Eso significa que en una noche clara pueden ver los anillos de Saturno.

Faltaban meses para que empezásemos a contarnos todas nuestras historias. Incluso entonces, algunas nos parecían demasiado insignificantes para tenerlas en cuenta. Pero si de verdad lo eran, ¿por qué se empeñan en volver ahora a mí? Justo ahora, cuando ya estoy tan cansada de todo aquello.

Los recuerdos son microscópicos. Partículas diminutas que se agolpan y se dispersan. Gente minúscula, los llamó Edison. Criaturas. Tenía una teoría sobre su origen: llegaban del espacio exterior.

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