Campus Sur lee: Marco Polo

Marco Polo en la  Biblioteca UPM

Jacques Heers en la Biblioteca UPM

VENECIA Y ORIENTE

Al iniciar los dos grandes viajes, los Polo no partieron de Venecia, sino de un establecimiento de Oriente. Niccolò y Matteo pertenecían a esa sociedad colonial de los latinos que estaba perfectamente implantada en las costas del Mediterráneo oriental, así como en los puertos del mar Negro o en las alhóndigas de caravaneros existentes en las ciudades musulmanas del Próximo Oriente y Persia. La génesis de su aventura se inscribe en un contexto típicamente oriental y está estrechamente relacionada con los cambios políticos, los avatares de todo tipo y los conflictos y catástrofes que afectaban al mundo griego del Egeo y de Asia. Examinadas desde este punto de vista, y limitándonos al aspecto económico de la empresa, las andanzas y actuaciones de los dos y luego de los tres venecianos, no parecen ninguna aventura en extremo arriesgada, ni la búsqueda de beneficios con mucho riesgo o como una simple exploración, sino como una operación perfectamente lógica de hombres preocupados por preservar o servir a ciertos intereses, y de ir en busca de nuevos horizontes. En algún aspecto, se observa un golpe de rabia, un salto hacia lo desconocido que se manifiesta por una reflexión sobre la coyuntura política y económica de aquellas tierras y que da una idea muy clara y madura de la situación y de las posibilidades del Oriente veneciano.

Desde su más remoto origen, la historia de la ciudad de la laguna lleva la impronta de Oriente, tanto por su civilización como por su sumisión y posterior alianza con Constantinopla. 

Jacques Heers (1924-2013): Marco Polo.

Cuentos Escogidos. Shirley Jackson

Shirley Jackson (1916-1965) saltó a la fama con un relato breve llamado La Lotería. A lo largo de sus trece páginas, de una manera aséptica, describe un sorteo que poco a poco va generando en el lector bastante inquietud, al mismo tiempo que lo van experimentando los habitantes del pequeño pueblo. Y esto lo consigue sin adornos y sin dar explicaciones, sólo haciendo una eficaz distribución de las pistas y llegando a un desenlace estremecedor. Sólo con “esto” consiguió desatar una oleada de críticas asombrosas e interpelaciones a nivel mundial. Las cartas, en las que le preguntaban, por ejemplo, en qué pueblo de EEUU sucedían estos hechos, inundaron la redacción de The New Yorker, revista en la que se publicó el cuento en 1948.

A pesar de que una parte sustancial de su obra ha sido llevada al cine y al teatro, su nombre ha permanecido en la sombra muchos años, quizá por los géneros que cultivó: el misterio y el terror, además de la poesía, el cuento infantil y el artículo periodístico. Han sido otros autores de renombre como Stephen King, Richard Matheson, Jonathan Lethem o Donna Tartt quienes la han catapultado al olimpo de las musas literarias al reconocerla como una de las autoras que más les ha influido.

Si hay algo que podemos destacar de esta escritora es su habilidad para trasformar un hecho cotidiano en algo excepcional, diferente. En el libro “Cuentos escogidos” podemos leer un relato en el que una noche de gripe familiar se convierte en un auténtico sketch, que termina convirtiéndose en una adivinanza. Este volumen incluye también una conferencia, en la que Shirley Jackson nos da las pautas para escribir una buena historia.

Jackson se había licenciado en periodismo en la Universidad de Siracusa pero, tras su matrimonio con el profesor universitario Stanley Edgar Hyman, se dedicó, por imposición familiar, a cuidar de la casa y de los niños. No obstante, y pese a su muerte prematura, la autora estadounidense nos dejó cientos de relatos cortos, como The possibility of evil», con el que obtuvo el Premio Edgar Allan Poe en 1966, y novelas como La maldición de Hill House (1959) o Siempre hemos vivido en el castillo (1962), escogida por la revista Time como uno de los 10 mejores libros de ese año.

La Lotería

La mañana del 27 de junio amaneció clara y soleada con el calor lozano de un día de pleno estío; las plantas mostraban profusión de flores y la hierba tenía un verdor intenso. La gente del pueblo empezó a congregarse en la plaza, entre la oficina de correos y el banco, alrededor de las diez; en algunos pueblos había tanta gente que la lotería duraba dos días y tenía que iniciarse el día 26, pero en aquel pueblecito, donde apenas había trescientas personas, todo el asunto ocupaba apenas un par de horas, de modo que podía iniciarse a las diez de la mañana y dar tiempo todavía a que los vecinos volvieran a sus casas a comer.

Los niños fueron los primeros en acercarse, por supuesto. La escuela acababa de cerrar para las vacaciones de verano y la sensación de libertad producía inquietud en la mayoría de los pequeños; tendían a formar grupos pacíficos durante un rato antes de romper a jugar con su habitual bullicio, y sus conversaciones seguían girando en torno a la clase y los profesores, los libros y las reprimendas. Bobby Martin ya se había llenado los bolsillos de piedras y los demás chicos no tardaron en seguir su ejemplo, seleccionando las piedras más lisas y redondeadas…

Yo no, Joachim Fest

Joachim Fest

Yo no

Taurus 2007

No obstante, hoy uno se pregunta todavía cómo todos estos motivos pudieron hacer enloquecer a un viejo pueblo civilizado como el alemán. ¡Cómo los dirigentes del movimiento nacional socialista pudieron pisotear todas las garantías constitucionales sin que hubier la más mínima resistencia? ¿Cómo fue posible tanta arbitrariedad jurídica en una nación amante del orden? Una vez le escuché a mi padre decir que los alemanes ya no eran alemanes, han perdido su pasión por la reflexión y han decubierto su aficicion por lo primitivo.

Este no es simplemente un libro autobiográfico o de simples vivencias de infancia y juventud. Es sobre todo un testimonio de resistencia, de integridad moral ante el totalitarismo, de principios inquebrantables y de firmeza ante la opresión.

El autor de El hundimiento nos narra en sus páginas una de las épocas más oscuras de Alemania con el ascenso del régimen nazi, las consecuencias que ello tuvo en su familia  y la actitud firme de su padre de no doblegarse ante ese totalitarismo emergente. Una actitud que traslado a sus hijos y que le llevo a ser expulsado de su trabajo y condenado al ostracismo pero que a pesar de las dificultades que le acarrearían, no supuso un cambio en sus ideas. Firmeza de espíritu, principios solidos y dignidad eran sus  armas ante la opresión.

Cada vez que alguien me preguntaba por los principios que me guiaban, yo decía que tenía que referime a mi criterio esceptico y a mi aversion contra el espíritu de la época y sus simpatizantes. Nunca me había pareció cuestionable el “Ego non”de aquel día inolvidable en que mi padre instituyo los dos turnos para cenar. La lección que me enseñaron los años del nacionalsocialismo se resume en oponerme a las corrientes de opinión y no dejarme llevar por ellas.

Prefiero que me trates de tú, Daniel Azcona

Prefiero que me trates de tú, Daniel Azcona

Editorial Los Aciertos & Pepitas, El Kilómetro 9

Este es un libro de relatos (6) escritos en un lenguaje que probablemente captura en imágenes una evocadora época de infancias para los que nacimos a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, antes de que el ser humano llegara a la luna.

acto de presentación del libro
carátula del libro

Del autor, Daniel Azcona, podríamos decir que es hijo de Rafael Azcona aunque no sería justo; en mi descargo diré que el primer relato lo alude desde un cálido episodio cotidiano que curiosamente transcurre en Madrid (concretamente en la Casa de Campo) a temperaturas cerca del límite de congelación .

Hay veces que una lee un libro y duda si habrá sido esquiva y minuciosamente espiada (a una razonable distancia de seguridad), tal es la camaleónica semejanza de las experiencias vitales entre coetáneos en una cultura compartida.

En este libro: Prefiero que me Trates de Tú, abandono mi nostalgia con un delicioso sabor de boca. La editorial Los Aciertos & Pepitas es una diáfana evolución de una de mis más celebradas editoriales independientes.

No me apetece spoilear los relatos que ya de por sí son un virtuosismo de concisión; el disfrute en ocasiones como esta exige descubrimiento y algunas dosis de genuina sorpresa.

Tempestades de acero, Ernest Jünger

Tusquets Editores

Traducción: Andrés Sánchez Pascual

Ernst Jünger en la Biblioteca Universitaria

Cuando este año se van a cumplir 110 años del comienzo de la I Guerra Mundial traemos a Nosolotecnica una obra imprescindible sobre aquella época, “Tempestades de acero”.

Al igual que otros muchos jóvenes que habían “abandonado las aulas de las universidades, los pupitres de las escuelas, los tableros de los talleres…”, Ernst Jünger se alista voluntario nada más iniciarse la contienda.

Para ellos la guerra solo es una aventura, “un lance viril”, una experiencia en el que poner a prueba la hombría. Una oportunidad de sentir “cosas insolitas de peligro grande”

Pero rápidamente se dan cuenta aquellos alegres muchachos a lo que se enfrentan:

Con una sensación peculiarmente opresiva de estar viendo algo irreal se quedaron fijos mis ojos en una figura humana cubierta de sangre, de cuyo cuerpo pendía suelta una pierna doblada de un modo extraño, y que no cesaba de lanzar alaridos de ¡socorro!, cual si la muerte súbita continuara apretándole la garganta.

Y así día tras día, Jünger va recogiendo en su diario sus experiencias en el frente o en la retaguardia. Desde los primeros momentos como soldado novel hasta el final de la guerra convertido ya en un oficial condecorado.

Anotaciones sobre la vida en el frente, con descripciones exhaustivas de los combates, de las trincheras pobladas de ratas, los miedos previos a la lucha, el terror a los gases, el frio, la humedad, el hambre, los momentos de alegría con los camaradas, de sus experiencias con los habitantes de los pueblos que ocupaban. Pero también de reflexión ante la muerte siempre presta, sobre esa vida que en cualquier momento puedes perder:

Por fin me había atrapado una bala. A la vez que percibía el balazo sentí que aquel proyectil me sajaba la vida…, había notado ya la mano de Muerte-esta vez me aferraba más nítidamente. Mientras caía pesadamente sobre el piso de la trinchera había alcanzado el convencimiento de que aquella vez todo había acabado, acabado de manera irrevocable. Y, sin embargo, aunque parezca extraño, fue aquél uno de los poquísimos instantes de los que puedo decir que han sido felices de verdad. En él capte la estructura interna de la vida, como si un relámpago la iluminase. Notaba un asombro incrédulo, el asombro de que precisamente allí fuera a acabar mi vida; pero era un asombro lleno de alegría…Allí no había ya ni guerra ni enemistad.

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