Frente de Madrid. Edgar Neville

Edgar Neville

Frente de Madrid

Espasa Calpe

Neville en la Biblioteca UPM

Publicada por Espasa Calpe en 1941, Frente de Madrid está formado por cinco narraciones breves, Frente de Madrid que da título al conjunto, La calle Mayor, F.A.I, Don Pedro Hambre y Las muchachas de Brunete.

Frente de Madrid, la novela más extensa, cuenta la historia de Javier, un oficial nacional que se infiltra en el Madrid republicano con una misión de espionaje. Pero su misión tiene también un componente más personal. Al otro lado de las líneas está Carmen, su novia y así un posible encuentro. Devastación, crueldad, desconfianza, delación, miedo, pero también amor, esperanza, amistad, los recuerdos de un tiempo feliz. Ese es el Madrid de la guerra.

En una pequeña localidad de provincias, donde la vida transcurre plácidamente la guerra también acaba llegando alterando la tranquila vida de sus habitantes. Eso es La Calle Mayor.

F.A.I nos cuenta la historia de Antonio que como otros muchos se ve atrapado en una ciudad hostil y en la que decide participar en la guerra de forma más activa antes que tener un papel pasivo a merced siempre de la denuncia, del miedo a ser descubierto

Me voy con ellos, al menos habré hecho algo útil antes de morir, y si muero, seré cogido yo solo.

El exilio durante la guerra es el motivo de Don Pedro Hambre donde los protagonistas son los exiliados en París que esperan poder volver a España y que con escasos medios y mucho ingenio intentan sobrevivir.

Las muchachas de Brunete es la historia de unas enfermeras en un hospital de primera línea del frente.

Dejando a un lado su fuerte e innegable carga ideológica, Frente de Madrid es el   testimonio de la guerra, de nuestra guerra, pero en realidad de cualquier guerra. Los personajes que pueblan sus páginas son personajes universales, porque universal es el miedo, la desconfianza, la crueldad, el amor, la esperanza, la amistad y el humor, siempre el humor.

Las farolas de las calles incapaces de bajar al refugio, se quedaban silbando muertas de miedo en mitad del arroyo

Stoner. John Williams

Stoner

John Williams

Editorial: BAILE DEL SOL

Año de la edición: 2015

John Williams en la Biblioteca Universitaria UPM

Como bien decía la escritora Berna Gonzáles Harbour en una reciente columna en El País, “estamos acostumbrados a historias épicas, a héroes capaces de descubrir asesinos y a vidas llenas de brillo (yo añado por mi parte distopías oscuras y premonitorias), vamos a celebrar un libro ajeno a todo eso”.

Pues así es, porque Stoner, del escritor John Williams (para mi totalmente desconocido hasta la lectura de dicha columna), es una novela sencilla (no es peyorativo, ojo), en la que acompañamos a un hombre no especialmente extraordinario durante toda su vida, prácticamente desde su nacimiento hasta su muerte (por cierto, una de las descripciones más realistas y a su vez poéticas de un fallecimiento que haya yo leído nunca). Stoner se nos presenta como el hijo de unos granjeros en Missouri a finales del siglo XIX y cuyo futuro parece claro, continuar con los trabajos de granja de sus padres y él no muestra ambicionar otro tipo de vida en el futuro. Pero un familiar recomienda a su padre que el hijo curse estudios de agricultura en la universidad estatal para ayudar a modernizar la granja familiar.

Los padres se muestran a favor siendo así el primero de la saga familiar que estudie en la universidad.

Su llegada a la Universidad de Missouri muestra las diferencias entre los alumnos provenientes del campo (ese atuendo campesino) y los alumnos de grandes ciudades. El primer curso transcurre sin pena ni gloria, pero Stoner es estudioso y va obteniendo muy buenas calificaciones.

Pero es en segundo curso cuando, sorprendentemente, dentro del currículo se incluye una asignatura de literatura anglosajona impartida por un peculiar profesor y donde se topa por primera vez con Shakespeare.

Al leer en clase el Soneto 73, a pesar de no entenderlo, Stoner sufre una revolución interna que no entiende. Al acudir a pedir consejo al profesor de literatura, éste le aclara en pocas palabras lo que le está ocurriendo y le avanza que su futuro no es la granja sino la docencia universitaria.

Dicho soneto, por cierto, es un indicio de lo que ocurrirá a lo largo de su vida, sin él saberlo.

Una vez graduado con el disgusto de sus padres, que esperaban verle de vuelta a la granja, aunque curiosamente luego le apoyan en su cambio de futuro profesional, la novela hace una descripción preciosa de cómo Stoner va descubriendo que en realidad es un buen profesor, aunque en sus primeras clases le cueste verbalizar todo aquello que ha preparado para sus alumnos.

Es muy bonita la escena en la que por primera vez Stoner disfruta de su clase y observa atención y expectación en sus alumnos (si eres profesor, como es mi caso, es imposible no verse identificado con él en algún momento).

La vida de William Stoner transcurre de forma plácida en la universidad, pero el enamoramiento de la mujer que será su esposa, Edith, y el conflicto profesional con uno de los otros profesores, Hollis Lomax, dará lugar a un malestar y a una infelicidad manifiesta.

Edith es una persona desequilibrada, que le procurará muchos disgustos y que su objetivo será amargarle la existencia, y a la hija de ambos (muy triste también la historia de esta mujer).

Lomax, el compañero que tiene una discapacidad física se enfrenta a Stoner por no favorecer indebidamente a un alumno con su mismo problema físico. De esta forma, al convertirse en por antigüedad en jefe del departamento, pondrá todas las trabas posibles al ascenso profesional de Stoner, e incluso a su vida privada cuando Stoner inicia una relación amorosa con una antigua alumna.

Como he dicho antes, el libro acaba con la grave enfermedad de Stoner y su abandono de las clases, cerrando la obra con esa poética descripción antes comentada de los últimos momentos de su vida.

Al finalizar el libro, nos preguntamos cómo es posible que el escritor nos haya mantenido en vilo contándonos la vida de un hombre normal y corriente. La respuesta está, por supuesto, en la magia de la buena literatura.

John Edward Williams (Clarksville, Texas, 29 de agosto de 1922-Fayetteville, Arkansas, 3 de marzo de 1994) fue un profesor universitario y escritor estadounidense

Nació en la pequeña localidad tejana de Clarksville, cerca del río Rojo. Después de desempeñar varios empleos en periódicos y emisoras de radio, Williams se enroló en el ejército en 1942, durante dos años y medio como sargento en la India y Birmania. Varios años después de la Segunda Guerra Mundial fue a la Universidad de Denver, donde obtuvo su título bachelor en 1949, y el master en 1950. Durante este periodo publicó su primera novela, Solo la noche (1948), y su primera colección de poemas, The Broken Landscape (1949). En el otoño de 1950 Williams fue a la Universidad de Misuri, donde ejerció como profesor y obtuvo el doctorado en 1954. En 1955 pasó a dirigir el programa de escritura creativa de la Universidad de Denver.

Su segunda novela fue Butcher’s Crossing (1960), a la que siguió English Renaissance Poetry: A Collection of Shorter Poems (1963), una antología de poesía que Williams compiló y prologó. Su segundo libro de poemas, The Necessary Lie, apareció en 1965, año en el que Williams se convirtió en editor de la revista literaria University of Denver Quarterly hasta 1970. También en 1965 se publicó su tercera novela, Stoner, sobre la vida y la vocación de un profesor de literatura, con elementos autobiográficos. La más conocida de sus obras es su cuarta novela, Augustus, traducida al español como El hijo de César, ganadora del National Book Award de ficción en 1973.

Tras jubilarse de la Universidad de Denver en 1986, Williams se trasladó con su mujer a Fayetteville, Arkansas, donde vivió hasta su muerte de un fallo respiratorio el 3 de marzo de 1994. Su quinta novela, The Sleep Of Reason, quedó inacabada.

Ana María Domingo Preciado

El caballero y la muerte. Leonardo Sciascia

Leonardo Sciacia en la Biblioteca Universitaria UPM

Nuestro protagonista, Vice,  es un vicecomisario de policía anónimo que al final de su carrera se enfrenta al que podría ser su último caso. Un famoso abogado ha sido asesinado y el principal sospechoso es un grupo terrorista que se hacen llamar ¨los hijos del 89″

Gravemente enfermo, cansado y escéptico se tiene que enfrentar a los intereses ocultos del poder económico y político, a un sistema corrupto lleno de falsas verdades, de mentiras institucionalizadas y  del que el mismo forma parte y en el que la verdad es tan débil como su salud.

...¿Ha oído hablar alguna vez del amor a la verdad?

– Vagamente – lo dijo con una ironía desdeñosa como si aceptar cínicamente la ofensa fuese la única reacción posible: desde arriba, ante su interlocutor de tan bajo nivel.

El Vice corroboró con un “ya veo, ya veo” y agregó:

– De todas formas espero leer mañana un artículo suyo con todas las sospechas y dudas que, a título de opinión personal, acabo de confirmarle.

El Gran Periodista estaba rojo de ira. Dijo:

– Sabe muy bien que no lo escribiré.

– ¿Por qué tendría que saberlo? ¡Aún tengo tanta fe en la especie humana!

– Estamos en la misma barca – un relámpago de renuncia, de fatiga, atravesó su ira.

-No lo crea: yo ya he desembarcado en una isla desierta.

El caballero y la muerte es una novela corta del escritor siciliano Leonardo Sciascia, se publicó en  1988

Tres enigmas para la Organización. Eduardo Mendoza, Premio Princesa de Asturias 2025

Esta semana en Lecturas para Compartir, la página de la Biblioteca ETSIDI en la plataforma Tiktok, no podemos dejar de rendir homenaje a nuestro recién galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025.

Eduardo Mendoza (1943-) es un enorme profesional de las Letras que ha conseguido hacernos disfrutar de grandes momentos. Su imaginación desbordante, su humor brillante y su maestría narrativa despuntan desde sus primeras obras: El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las aceitunas. Su acción trepidante y su lenguaje, de una riqueza desmesurada, las distingue de forma sobresaliente. Y ambas son divertidísimas.

Con la novela histórica La verdad sobre el caso Savolta, ambientada en la Barcelona de 1918-1919, este abogado de formación ya había alcanzado los altares de la Literatura española. Su composición, a modo de rompecabezas, incorpora una gran variedad de géneros, desde el pastiche a la propaganda, pasando por el texto histórico, así como documentos judiciales y policiales, y -como marca de la casa- también está provista de sentido del humor.

Su última obra, Tres enigmas para la Organización acaba de salir de la imprenta en 2024. Esta novela vuelve a la parodia, llegando a ser una de sus obras más divertidas. En esta ocasión los agentes secretos deben investigar tres casos de los que desconocen si existe alguna conexión entre ellos. De nuevo, el autor barcelonés actualiza las normas clásicas del género de detectives.

El Premio Princesa de Asturias de las Letras, que se concede a «la labor de cultivo y perfeccionamiento de la creación literaria en todos sus géneros», se suma a los múltiples premios que atesora Eduardo Mendoza, entre los que podemos destacar El Cervantes y el Planeta.

Tres enigmas para la Organización

Barcelona, primavera del año 2022.

En la calle Valencia, a escasos metros del Paseo de Gracia, refulgente de hoteles suntuosos y tiendas lujosas de grandes marcas internacionales, casi enfrente del pequeño pero simpático museo de antigüedades egipcias, donde no faltan momias, sarcófagos y tablillas, así como un número indeterminado de figuritas, se levanta un edificio estrecho, de estilo decimonónico, fachada de piedra gris con algunos relieves florales, balcones alargados con barandas de herraje y zaguán oscuro. No hay portero y es inútil pulsar el interfono. En las gruesas jambas de la puerta de entrada, una docena de placas de latón indican que el edificio, destinado en sus orígenes a vivienda de familias acomodadas, está ocupado ahora por oficinas. Las placas que corresponden al segundo piso son cuatro.

La sangre de los King, Jim Thompson

Jim Thompson

La sangre de los King

RBA

En los viejos tiempos, pensaba el viejo Ike King, cada hombre hacía lo que era capaz de hacer; y no había gran diferencia entre los hombres cuyos cuellos retorcía él y los que le retorcían el suyo. Fuera como fuese, nunca eran cuestiones personales sino simplemente enfrentamientos en los que uno robaba y el otro era robado, uno mataba y el otro moría. Había, ciertamente, tipos que se quejaban de aquella forma de actuar, pero otros que si les colgaban con una cuerda por estrenar eran capaces de llorar de alegría y emoción. Y, sin duda, uno siempre pensaba que lo mejor hubiera sido que las cosas no fuesen de aquella forma; pero eran como eran, y lo único que podía hacerse era resistir y mantener la esperanza.

De nuevo Jim Thompson viene a Nosolotécnica en esta ocasión con La sangre de los King publicada originalmente como King Blood en 1973.

Abandonamos territorios urbanos para adentrarnos en una suerte de western en la Oklahoma más salvaje, donde vive y gobierna con mano de hierro un poderoso ranchero Ike King. Su muerte está cerca y sus hijos Boz, Arlie y Critch lo saben. La lucha por la herencia se desencadena.

Criados en la brutalidad absoluta, en la creencia de que las normas se pueden cambiar a conveniencia, sin ningún tipo de empatía hacía el prójimo. La codicia los consume, recurren a la manipulación, el engaño y la violencia más cruda para asegurarse la herencia de su padre. Es un ambiente opresivo de desconfianza y peligro continuo. Los lazos familiares se vuelven frágiles ante la expectativa de una riqueza futura.

Todo es brutal, no hay concesiones al sentimentalismo. La maldad reina sin piedad. El final…previsible.

Tengo que haceros unas preguntas.

-¿Preguntas? -dijo Arlie tragando saliva ¿Sobre qué tiene que preguntarnos?

– Déjelo para otro momento – dijo Critch- Ahora pienso irme a desayunar y después a la cama. Señor alguacil, supongo que puede esperar, ¿no? Y si no, haga cualquier cosa, lo que mejor le parezca.

-¿Por ejemplo? Dijo Thompson

-¡Váyase a la mierda!

Critch se adelantó hacia la puerta pero de repente se detuvo y levantó las manos hasta los hombros con la mirada fija en el cañón negro azulado del cuarenta y cinco del alguacil.

-La frase que acabas de pronunciar se convirtió en el epitafio del último hombre que me la dio- dijo el alguacil- ¿quieres también que la ponga en tu tumba?

Critcxh negó con la cabeza y consiguió con esfuerzo dibujar una sonrisa:

-Prefiero aplazar lo del epitafio. Por tiempo indefinido como diría usted

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