ME ACUERDO. GEORGE PEREC

Me acuerdo. Berenice, 2006; Impedimenta, 2017

Creativo, original, polifacético, inclasificable, uno de los mejores escritores franceses del siglo XX. Éstos y otros muchos calificativos han descrito a George Perec y su obra. Y si hablamos de Me acuerdo, un “juego experimental de cajas chinas”, entramos de lleno en ese universo sin límites.

Y ¿a quién puede interesar un documento de esta naturaleza? Me acuerdo (1978) es un título que se aleja de los cánones literarios mainstream, es una reinterpretación del libro de Joe Brailard que salmodia 480 evocaciones en sentencias breves que comienzan con un Me acuerdo. No obstante, este opúsculo constituye una fuente de inspiración imprescindible e inagotable para los escritores que están transitando los caminos del microrrelato y para los seguidores de este género. Cómo se puede decir tanto en tan pocas palabras. Bien es cierto que los lectores españoles del siglo XXI podemos perdernos en las citas a hechos y personajes de la Francia del siglo pasado, lo que se intenta paliar en las notas que acompañan al texto.

George Perec (1936-1982), huérfano de una familia de polacos judíos afincada en Francia que sufrió la devastación de la IIGM, se dedicó a la literatura desde muy joven y, después, hizo incursiones en el sector cinematográfico y musical. Entre 1962 y 1979 subsistió con un salario modesto trabajando como bibliotecario archivista en un departamento del CNRS, al tiempo que completaba sus ingresos con la publicación de artículos en diferentes revistas y periódicos. En 1967 se había incorporado al grupo Oulipo  («Ouvroir de littérature potentielle», en español «Taller de literatura potencial»), que “buscaba explotar la literatura sobre la base de métodos formales provenientes de otras áreas, como las matemáticas, la lógica o el ajedrez”. Las innovaciones de Oulipo marcarían la narrativa posterior de Perec, en la que se reflejaría su pasión por los juegos de palabras, los lipogramas, los anagramas y los rompecabezas.

Por su primera novela fue distinguido con el Premio Renaudot, y en 1978, su obra más reconocida, La vida instrucciones de uso, con el Premio Médicis. Pero su reconocimiento como autor de culto vino de la mano de otros escritores, como Italo Calvino («una de las personalidades literarias más singulares del mundo, al punto de que no se parece a nadie en absoluto»), Roberto Bolaño («el novelista más grande de la segunda mitad del siglo XX») o Enrique Vila-Matas («entre los libros que me cambiaron la vida estuvieron siempre los de George Perec. Recuerdo haberlos leído con fascinación»), por destacar algunos de los más sobresalientes.

Me Acuerdo

(003) Me acuerdo del cine Les Agriculteurs, y de los sillones de lujo del Caméra, y de los asientos de dos plazas del Panthéon.
(015) Me acuerdo de los primeros flippers, que, curiosamente, no tenían flippers.
(023) Me acuerdo de que tras la guerra no se encontraba apenas chocolate vienés ni chocolate de Lieja, y de que, durante mucho tiempo, yo los confundía.
(024) Me acuerdo de que el primer microsurco que escuché fue el Concierto para oboe y orquesta, de Cimarosa.
(027) Me acuerdo de haber conseguido, en el Parc des Princes, un autógrafo de Louison Bobet.
(222) Me acuerdo de que André Gide fue alcalde de un pequeño pueblo de Normandía y de que presumía de ser pomólogo.
(430) Me acuerdo de cuánto me gustaba Johann Strauss, y de lo feliz que me sentí cuando vi Valses de Viena en Châtelet.

LOS EXTRAÑOS CASOS. Holmes, Watson & Hudson S.L. David Vivanco

LOS EXTRAÑOS CASOS: Holmes, Watson & Hudson S.L.

David Vivancos

Ilust. Sergi Cambrills

Prólogo. Arantza Portabales

Editorial Pez de Plata

Sherlock Holmes se dispuso a disfrutar, después de muchas semanas, de una tarde libre. Se sentó en su sillón favorito y abrió el periódico por la página de los pasatiempos.

-Por favor, ¿sería tan amable de cargarme la pipa, señora Hudson?

-¡Claro que sí, señor Holmes! No sabe cuánto me alegra que, por fin, cuente conmigo para una de sus arriesgadas aventuras -palmoteó- ¿Dónde tiene guardadas las balas? 

-Creo que no me ha entendido bien, señora Hudson.

El extraño caso de la tarde libre

 65 extraños casos de uno de los más extraordinarios detectives de todos los tiempos, rescatados del olvidó por Lester Mortimer, biógrafo de John H. Watson para placer y deleite de sus numerosos seguidores. 65 extraños casos con un común denominador, ¿la sagacidad de nuestro detective?, ¿el triunfo de la inteligencia?…si, sin ninguna duda pero sobre todo, el humor, la risa. Humor negro, lleno de inteligencia, muchas veces ácido, otras salvaje, siempre brillante.

 – ¿Los miembros del partido han sido ya reunidos?

– ¿Para interrogarlos?

– Creo que no me ha entendido, Watson

El extraño caso del líder laborista descuartizado

Aquí yacen dragones. Fernando León de Aranoa

Cubierta de Aquí yacen dragones. Fernando León de AranoaBarcelona: Seix Barral, 2013
Fernando León de Aranoa en la Biblioteca UPM

Los dragones de los mapas antiguos señalaban un límite que no debíamos traspasar. Eran un aviso para navegantes. Les invitaban a dar la vuelta. Porque al otro lado de su imponente figura acechaban peligros aterradores, ignotos. Fernando León de Aranoa encuentra una bella metáfora en esos dragones: “donde termina el conocimiento, empieza la imaginación”. Es en ese terreno imaginario donde empieza este libro. Nos anima a vencer el miedo. A cruzar los espacios inexplorados de la fantasía. A usar la ficción para darle sentido a la realidad, para soportarla.

Hoy os recomendamos Aquí yacen dragones, un conjunto de miniaturas de gran calidad literaria que navegan entre la realidad y el asombro.

LOS ASESINOS PRECAVIDOS

Los científicos de la Antigüedad creían que, al morir, quedaba grabada en
la retina de nuestros ojos la última imagen que habían visto. Suponían, por
tanto, que buscando en ella encontrarían el rostro del asesino en el momento
de asestar la puñalada definitiva, como si se tratara de una placa fotográfica,
revelando su identidad. Por ese motivo, las víctimas de crímenes violentos
aparecían con frecuencia con las cuencas de los ojos vacías.
   Hoy sabemos que no es así.
   Sin embargo, los asesinos, precavidos, siguen matando por la espalda.

Terceto, Pablo Montoya

Cubierta de Terceto, Pablo MontoyaTerceto
Pablo Montoya
Barcelona : Literatura Random House, 2016

Terceto reúne tres obras del autor colombiano Pablo Montoya (galardonado con el XIX Premio Rómulo Gallegos por la novela Tríptico de la infamia): Viajeros, Trazos y Programa de mano. Cada una es una colección de textos breves -poemas en prosa o minificciones- que tienen como protagonista casi siempre a un personaje real, histórico, y otras a uno literario, imaginario o simplemente anónimo (viajero, pintor, músico) que desgrana en primera persona, enfrascado en un momento clave de su biografía (desde el lecho de muerte, a punto de iniciar una travesía de incierto destino, en el instante de soñar una partitura), su visión de la realidad, del sentido de la propia vida, del paso del tiempo, de la identidad. Estos personajes, de algún modo atrapados por nuestro imaginario, que no pueden dejar de vivir la vida que les ha tocado y que conocemos contada por otros, que miran a través de unos ojos y un sistema de creencias empañados por el espíritu de una época, trasladan al lector de manera inevitable a otro mundo; le desplazan, le aventuran, raptan su imaginación como sólo la buena literatura es capaz de hacer.

ROBINSON CRUSOE

El mar o la tierra. La desierta isla o el Londres populoso. Escuchar mi voz o la distinta voz de Viernes. Haberme quedado en la casa de York, con mis padres, o esta insensata aventura. Los años de soledad aquí, o un minuto, uno solo, de amor compartido allá. En este momento en que los hombres se acercan para rescatarme, tiemblo, tengo miedo y no sé nada.

De Icaro a un astronauta, de los signos de Lascaux a Fabián Rendón, de Venantius Fortunatus a Leo Brouwer, van desfilando semblanzas resueltas en un estilo poético de fraseo corto con gran impacto emocional, sencillas y a la vez hondas y evocativas. Ya lo advierte la cita de Roland Barthes en la primera página: estamos ante un pequeño universo de seres que se cuentan a sí mismos, “Tout mon petit univers en miettes.”

Fuerza menor. Javier Puche

Cubierta de Fuerza menor, Javier PucheFuerza menor
Javier Puche
Sevilla: La Isla de Siltolá, 2016

Fuerza menor es una estupenda colección de microrrelatos. Se abre con La incertidumbre, texto que, tal vez, sea el que da tono a los que vienen a continuación. En él, dos personajes despiertan a bordo de un hidropedal en medio del Mar Negro y se dan cuenta de que se han quedado dormidos por accidente y de que no tienen otra opción que seguir pedaleando. Seguir pedaleando sin rumbo, en medio de aguas oscuras, hacia ninguna parte… Y ese estar en ninguna parte, que es un poco la vida, esa incertidumbre, moja de negro el resto del libro. Situaciones y personajes insólitos, precisión del lenguaje, un ritmo bien temperado, atmósfera, humor a escala humana y un lirismo sin escalas cincelan los textos que componen la primera parte.

En la segunda encontramos seísmos -esa otra especie mínima alimentada únicamente por seis palabras- que son en la pluma de Javier Puche auténticas delicias envenenadas, pequeñas densidades cósmicas que funcionan en la imaginación del lector como relámpagos en la noche. No se sale indemne después de haber leído piezas como: Murmura palabras terribles el pez abisalTitubea por un instante la eternidad o Cayó un ángel en la telaraña.

Javier Puche es licenciado en Filología Hispánica y profesor de piano clásico. Fue crítico musical, corrector de estilo y guionista de televisión. Imparte clases en la Escuela Contemporánea de Humanidades (Madrid). Sus ficciones han obtenido diversos premios y figuran en antologías como Por favor, sea breve 2 (Páginas de Espuma, 2009), Velas al viento (Cuadernos del Vigía, 2010) o Mar de pirañas (Menoscuarto, 2012). Mantiene el blog literario Puerta Falsa. Es autor del libro Seísmos (Thule, 2011).

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