LORD BYRON, EL BARDO MALDITO

Lord Byron según grabado de Henry Meyer (1816);
NPG D1158. © National Portrait Gallery, London.

Figura clave del romanticismo británico, el celebérrimo George Gordon Byron (Londres, 1788-Missolonghi, 1824), más conocido como Lord Byron, fue un hombre de gran atractivo físico y una personalidad tan magnética como contradictoria. Prueba de ello es que su sadismo y amoralidad no fueron óbice para que sintiera una especial inclinación por los oprimidos. Ni tampoco, y esto es lo que nos interesa aquí, para que escribiera poemas tan melancólicos y bellos como La partida:

¡Todo acabó!. La vela temblorosa
se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.
Si pudiera ser hoy lo que antes era,
y mi frente abatida reclinar
en ese seno que por mi latiera,
quizá no abandonara esta ribera
y a la sola mujer que puedo amar.

Yo no he visto hace tiempo aquellos ojos
que fueron mi contento y mi pesar;
la amo, a pesar de sus enojos,
pero abandono Albión, tierra de abrojos,
y a la sola mujer que puedo amar.
Y rompiendo las olas de los mares,
a tierra extraña, patria iré a buscar;
mas no hallaré consuelo a mis pesares,
y pensaré desde extranjeros lares
en la sola mujer que puedo amar.

Como una viuda tórtola doliente
mi corazón abandonado está,
porque en medio de la turba indiferente
jamás encuentro la mirada ardiente
de la sola mujer que puedo amar.
Jamás el infeliz halla consuelo
ausente del amor y la amistad,
y yo, proscrito en extranjero suelo,
remedio no hallaré para mi duelo
lejos de la mujer que puedo amar.

Mujeres más hermosas he encontrado,
mas no han hecho mi seno palpitar,
que el corazón ya estaba consagrado
a la fe de otro objeto idolatrado,
a la sola mujer que puedo amar.
Adiós, en fin. Oculto en mi retiro,
en el ausente nadie ha de pensar;
ni un solo recuerdo, ni un suspiro
me dará la mujer por quien deliro,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.

Comparando el pasado y el presente,
el corazón se rompe de pesar,
pero yo sufro con serena frente
y mi pecho palpita eternamente
por la sola mujer que puedo amar.
Su nombre es un secreto de mi vida
que el mundo para siempre ignorará,
y la causa fatal de mi partida
la sabrá solo la mujer querida,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.

¡Adiós! ... Quisiera verla ... mas me acuerdo
que todo para siempre va a acabar;
la patria y el amor, todo lo pierdo ...
pero llevo el dulcísimo recuerdo
de la sola mujer que puedo amar.
¡Todo acabó!. La vela temblorosa
se despliega a la brisa del mar,
y yo dejo esta playa cariñosa
en donde queda la mujer hermosa,
¡ay!, la sola mujer que puedo amar.
El recibimiento a Lord Byron en Missolonghi (Theodoros Vryzakis, 1861). El paradójico idealismo del poeta, que cuando quería podía ser muy cruel, le llevó a luchar por la independencia de Grecia. Allí hallaría la muerte con tan solo treinta y seis años. Fuente: National Gallery-Alexandros Soutsos Museum.

La traducción de La partida citada en este texto ha sido tomada de:

Arciniegas, I.E. (2024). Textos claves. Lord Byron. ‘La partida’. Altazor, revista electrónica de literatura, época 1, año 4.

CAMPUS SUR LEE: La extracción de la piedra de locura. Otros poemas de Alejandra Pizarnik

Dentro de la iniciativa “Campus Sur lee, la Biblioteca de Campus Sur UPM nos comparte una nueva lectura. Podéis seguirles en su canal de YouTube “Campus Sur lee”.

La extracción de la piedra de la locura en la Biblioteca UPM

Alejandra Pizarnik  en la Biblioteca UPM

CAMINOS DEL ESPEJO

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos, Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

Pero el silencio es cierto. Por eso escribo, Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.

Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?

Deseaba un silencio perfecto.

Por eso hablo.

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy.

Peregrina de mí he ido hacia la que duerme en un país al viento.

Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en dueño, he de comprender lo que dice mi voz. 

Alejandra Pizarnik: La extracción de la piedra de locura. Otros poemas. Madrid: Visor Libros, 1993.

No quiero… Angela Figuera Aymerich

Ángela Figuera Aymerich una de nuestras poetas (poetisas) casi olvidadas, las del exilio interior, del reconocimiento exterior; Pablo Neruda en la Antología total de Ángela les dedicó a toda una generación de poetas denostados/olvidados un sentido homenaje.

Viene en estos tiempos a mi memoria su poema NO QUIERO

No quiero

que los besos se paguen

ni la sangre se venda

ni se compre la brisa

ni se alquile el aliento.

No quiero

que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero

que haya frío en las casas,

que haya miedo en las calles,

que haya rabia en los ojos.

No quiero

que en los labios se encierren mentiras,

que en las arcas se encierren millones,

que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero

que el labriego trabaje sin agua

que el marino navegue sin brújula,

que en la fábrica no haya azucenas,

que en la mina no vean la aurora,

que en la escuela no ría el maestro.

No quiero

que las madres no tengan perfumes,

que las mozas no tengan amores,

que los padres no tengan tabaco,

que a los niños les pongan los Reyes

camisetas de punto y cuadernos.

No quiero

que la tierra se parta en porciones,

que en el mar se establezcan dominios,

que en el aire se agiten banderas

que en los trajes se pongan señales.

No quiero

que mi hijo desfile,

que los hijos de madre desfilen

con fusil y con muerte en el hombro;

que jamás se disparen fusiles

que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero

que me manden Fulano y Mengano,

que me fisgue el vecino de enfrente,

que me pongan carteles y sellos

que decreten lo que es poesía.

No quiero amar en secreto,

llorar en secreto

cantar en secreto.

No quiero

que me tapen la boca

cuando digo NO QUIERO…

https://www.poeticous.com/angela-figuera-aymerich/no-quiero?locale=es

imagen de angela figuera

EL LIBRO DE GLORIA FUERTES: ANTOLOGÍA DE POEMAS Y VIDA. GLORIA FUERTES

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de Tiktok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de El Libro de Gloria Fuertes: antología de poemas y vida, de Gloria Fuertes, con textos y edición de Jorge de Cascante.

Cubierta de El libro de Gloria Fuertes, Antología de poemasCon motivo del Día Mundial de la Poesía, que celebramos el 21 de marzo, Lecturas para Compartir ha elegido El Libro de Gloria Fuertes: antología de poemas y vida. En esta obra, Jorge de Cascante logra condensar la extraordinaria creatividad y originalidad de esta escritora madrileña del barrio de Lavapiés.

Gloria Fuertes (1917-1998), la poeta de guardia de la revista Discóbolo, no era sólo aquella niña adulta que daba color a nuestras vidas con sus poemas infantiles, también era una persona con grandes inquietudes poéticas de corte social. De su pluma nacieron además obras teatrales, letras para canciones, guiones y cómics ilustrados por ella misma o por otros dibujantes como Mingote. No sólo fue una niña prodigio que a los catorce años publicó su primer poema, fue asimismo editora de revistas, bibliotecaria, profesora en EEUU y presentadora de inolvidables programas infantiles de televisión.

En su faceta de bibliotecaria destacó por poner en marcha la primera Biblioteca infantil ambulante de España en Soto del Real. Corría el año 1954. La misión de “este lugar mágico” –como le gustaba denominar a las bibliotecas- era acercar los libros a los niños de la sierra madrileña, formarles, y despertar en ellos el amor por la vida, por la gente, por los animales, por la cultura, pero sin dejar de lado el humor y la fantasía.

Su obra se inscribió en el movimiento denominado postismo, que no era otra cosa que una vanguardia nacida en España en 1945 que pretendía superar a las vanguardias anteriores desde el humor, y en la Generación del Cincuenta. Entre los Premios que recibió podemos resaltar: el Premio Lazarillo (1966) y el Diploma de Honor del Premio Andersen Internacional de Literatura Infantil, ambos otorgados al título Cangura para todo, y el Cervantes Chico (1994) concedido por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares a su trayectoria.

En definitiva, El Libro de Gloria Fuertes: antología de poemas y vida nos ofrece una extensa selección de su poesía para niños y adultos –algunas inéditas-, así como apuntes y fotografías sobre su vida, que retratan a una mujer intrépida, audaz, que vivió según su dictado.

Gloria Fuertes (1917-1998). Madrileña. Aprendió a inventar antes que a escribir. Durante años y años de llantos y risas se le fueron cayendo los poemas del cuerpo. Además de ochenta libros, publicó en prensa y revistas y apareció mucho por la tele. A día de hoy, es un árbol muy alto.

«Gloria Fuertes nace en el barrio de Lavapiés, en Madrid, el 28 de julio de 1917. Su padre es conserje y su madre costurera y mujer de la limpieza. No es una niña como las demás. De muy pequeña sisa dinero del bolso de su madre —de la cual decía que tenía gracia, ingenio, y muy mal genio— para comprarse tebeos, polvorones y helados. Por entonces echa las tardes jugando en la plaza de Tirso de Molina y en la calle Mesón de Paredes, muy cerca del Rastro. Nací en la calle de La Espada y viví en Dos Hermanas, Tres Peces y Cuatro Caminos. Barrios de gente obrera, mucha necesidad, mucha puta y algún convento, recuerda Gloria. Da largos paseos con su perro para matar los días y participa en partidos de fútbol con otros niños en los que ella es siempre la única chica.

No dejes a nadie del todo

No dejemos a nadie del todo.

Si te vas y dejas al perro solo,

métele una zapatilla en la perrera,

olerá a ti,

se creerá que estás,

se sentirá mejor.

@biblioetsidiupm

En El Libro de Gloria Fuertes puedes encontrar una selección de sus poemas y un retrato de esta escritora madrileña. Divertido, tierno, singular. #lecturasparacompartir #recomendacionesdelibros #booktok #poesia #gloriafuertes

♬ Gloria (Spanish Version) – Umberto Tozzi

Emily Brontë. Un corazón solitario en los páramos de Yorkshire

Portada del primer volumen de los tres que integran la primera edición de ‘Cumbres borrascosas’. Fuente: Houghton Library (Harvard University).

Portada del primer volumen de los tres que integran la primera edición de ‘Cumbres borrascosas’. Fuente: Houghton Library (Harvard University).

Emily Brontë en la Biblioteca UPM

De las tres hijas escritoras del reverendo Brontë, Charlotte, Emily y Anne, prefiero con mucho a Emily. Por su obra y también, por lo interesante que me resulta su personalidad.

Miss Brontë solo nos dejó una novela, la famosa ‘Cumbres Borrascosas’, relato ambientado en su Yorkshire natal cuyo argumento gira en torno a una pasión destructiva. Publicada en 1847, ‘Cumbres Borrascosas’ es hoy considerada una de las grandes obras de la literatura británica. Sin embargo, en su día fue incomprendida y tildada de salvaje e inmoral por los críticos. ¡Ay! Si aquellos respetables caballeros hubieran sabido que Ellis Bell, su supuesto autor, era en realidad una solterona huraña que vivía, junto con sus hermanos y su padre, en la rectoría del humilde pueblecito donde este ejercía como párroco.

El pensar en él llena toda mi vida. Si el mundo desapareciera y él se salvara, yo seguiría viviendo; pero si desapareciera él y lo demás continuara igual, yo no podría vivir. Mi amor a Linton es como las hojas de los árboles, y bien sé que cambiará con el tiempo; pero mi cariño a Heathcliff es como son las rocas de debajo de la tierra, que permanecen eternamente iguales sin cambiar jamás. Es un afecto del que no puedo prescindir. ¡Ellen, yo soy Heathcliff! Le tengo constantemente en mi pensamiento, aunque no siempre como una cosa agradable. Tampoco yo me agrado siempre a mí misma. No hables más de separarnos, porque es imposible.

Encuadrada dentro del género literario conocido como gótico, ‘Cumbres Borrascosas’ es una novela oscura, en ocasiones morbosa, en la que el elemento sobrenatural juega un importante papel. De ahí lo inquietante de algunos de sus pasajes.

Ahora recordaba que descansaba en una caja de madera y que el cierzo y las ramas de un árbol golpeaban la ventana. Tanto me molestaba el ruido, que, en sueños, me levanté y traté de abrir el postigo. No lo conseguí, porque la falleba estaba agarrotada, y entonces rompí el cristal de un puñetazo y saqué el brazo para separar la molesta rama. Mas en lugar de ella sentí el contacto de una manita helada. Me poseyó un intenso terror y quise retirar el brazo; pero la manita me sujetaba y una voz repetía:

¡Déjame entrar, déjame entrar!

-¿Quién eres? -pregunté, pugnando para poder soltarme.

-Catherine Linton -contestó, temblorosa. Me había perdido en los pantanos y vuelvo ahora a casa.

Aunque con frecuencia se olvida, Emily también escribió poesías. Concretamente, unas 169 composiciones que ella misma dividió en dos cuadernos. En uno de ellos recogió los poemas ambientados en Gondal, el mundo que en su niñez imaginó junto a su hermana Anne.

La noche era oscura y el invierno soplaba

con suaves suspiros sobre las costas de Gondal,

aunque ese viento gemía quejumbroso,

ya no encadenaba con torrentes nevados.

Primera página de ‘The Gondal Poems’ (1844-1848), manuscrito depositado en la British Library con la signatura Add MS 43483. Fuente: British Library.

Primera página de ‘The Gondal Poems’ (1844-1848), manuscrito depositado en la British Library con la signatura Add MS 43483. Fuente: British Library.

Y en el otro reunió sus versos más personales, aquellos que, marcados por sus experiencias vitales, contienen constantes referencias a la naturaleza que la rodeaba. Por eso, cuando los leo no puedo evitar imaginarme a su autora declamándolos mientras caminaba, solitaria y libre, por los páramos que tanto amó.

¡Despierta en mis queridos páramos

el viento en su gloria y su orgullo!

¡Oh, llámame desde valles y tierras altas

a caminar junto al río al lado de la colina!

Baja crecido con la primera temporada de nieves;

las rocas están heladas y cenicientas

y oscuro cimbrea alrededor el largo brezo

y a las hojas del helecho ya no les da el sol.

Ya no hay estrellas amarillas en la montaña,

las campanillas azules han desaparecido hace

tiempo

del borde de la fuente cenagosa,

del lado de la ladera invernal…

Pero más encantadores que campos de maíz

contoneándose

en esmeralda y escarlata y en oro

son las laderas donde el viento del norte delira

y los valles por los que yo vagaba antaño.

‘Emily Brontë’ (Patrick Branwell Brontë, ‘c’. 1833); NPG 1724. Fuente: National Portrait Gallery (Londres).

‘Emily Brontë’ (Patrick Branwell Brontë, ‘c’. 1833); NPG 1724. Fuente: National Portrait Gallery (Londres).

Los versos citados en este texto han sido tomados de la edición de la poesía completa de Emily Brontë publicada por Alba. Un libro cuya lectura recomiendo.

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