Tempestades de acero, Ernest Jünger

Tusquets Editores

Traducción: Andrés Sánchez Pascual

Ernst Jünger en la Biblioteca Universitaria

Cuando este año se van a cumplir 110 años del comienzo de la I Guerra Mundial traemos a Nosolotecnica una obra imprescindible sobre aquella época, “Tempestades de acero”.

Al igual que otros muchos jóvenes que habían “abandonado las aulas de las universidades, los pupitres de las escuelas, los tableros de los talleres…”, Ernst Jünger se alista voluntario nada más iniciarse la contienda.

Para ellos la guerra solo es una aventura, “un lance viril”, una experiencia en el que poner a prueba la hombría. Una oportunidad de sentir “cosas insolitas de peligro grande”

Pero rápidamente se dan cuenta aquellos alegres muchachos a lo que se enfrentan:

Con una sensación peculiarmente opresiva de estar viendo algo irreal se quedaron fijos mis ojos en una figura humana cubierta de sangre, de cuyo cuerpo pendía suelta una pierna doblada de un modo extraño, y que no cesaba de lanzar alaridos de ¡socorro!, cual si la muerte súbita continuara apretándole la garganta.

Y así día tras día, Jünger va recogiendo en su diario sus experiencias en el frente o en la retaguardia. Desde los primeros momentos como soldado novel hasta el final de la guerra convertido ya en un oficial condecorado.

Anotaciones sobre la vida en el frente, con descripciones exhaustivas de los combates, de las trincheras pobladas de ratas, los miedos previos a la lucha, el terror a los gases, el frio, la humedad, el hambre, los momentos de alegría con los camaradas, de sus experiencias con los habitantes de los pueblos que ocupaban. Pero también de reflexión ante la muerte siempre presta, sobre esa vida que en cualquier momento puedes perder:

Por fin me había atrapado una bala. A la vez que percibía el balazo sentí que aquel proyectil me sajaba la vida…, había notado ya la mano de Muerte-esta vez me aferraba más nítidamente. Mientras caía pesadamente sobre el piso de la trinchera había alcanzado el convencimiento de que aquella vez todo había acabado, acabado de manera irrevocable. Y, sin embargo, aunque parezca extraño, fue aquél uno de los poquísimos instantes de los que puedo decir que han sido felices de verdad. En él capte la estructura interna de la vida, como si un relámpago la iluminase. Notaba un asombro incrédulo, el asombro de que precisamente allí fuera a acabar mi vida; pero era un asombro lleno de alegría…Allí no había ya ni guerra ni enemistad.

LOS EXTRAÑOS CASOS. Holmes, Watson & Hudson S.L. David Vivanco

LOS EXTRAÑOS CASOS: Holmes, Watson & Hudson S.L.

David Vivancos

Ilust. Sergi Cambrills

Prólogo. Arantza Portabales

Editorial Pez de Plata

Sherlock Holmes se dispuso a disfrutar, después de muchas semanas, de una tarde libre. Se sentó en su sillón favorito y abrió el periódico por la página de los pasatiempos.

-Por favor, ¿sería tan amable de cargarme la pipa, señora Hudson?

-¡Claro que sí, señor Holmes! No sabe cuánto me alegra que, por fin, cuente conmigo para una de sus arriesgadas aventuras -palmoteó- ¿Dónde tiene guardadas las balas? 

-Creo que no me ha entendido bien, señora Hudson.

El extraño caso de la tarde libre

 65 extraños casos de uno de los más extraordinarios detectives de todos los tiempos, rescatados del olvidó por Lester Mortimer, biógrafo de John H. Watson para placer y deleite de sus numerosos seguidores. 65 extraños casos con un común denominador, ¿la sagacidad de nuestro detective?, ¿el triunfo de la inteligencia?…si, sin ninguna duda pero sobre todo, el humor, la risa. Humor negro, lleno de inteligencia, muchas veces ácido, otras salvaje, siempre brillante.

 – ¿Los miembros del partido han sido ya reunidos?

– ¿Para interrogarlos?

– Creo que no me ha entendido, Watson

El extraño caso del líder laborista descuartizado

Asesinos sin rostro, Henning Mankell

Asesinos sin rostro

Tusquets Editores

Henning Mankell en la Biblioteca Universitaria UPM

La habitación del viejo matrimonio estaba llena de sangre. Hasta la lámpara de porcelana que colgaba del techo estaba salpicada. Encia de la cama yacía bocabajo un hombre mayor con la parte superior del cuerpo al descubierto y los calzoncillos largos bajados. Tenía la cara destrozada, irreconocible. Parecía que alguien había intentado cortarle la nariz. Le habían atado las manos detrás de la espalda y destrozado el fémur izquierdo…

Luego se agacharón sobre la mujer que yacía en el suelo atada a una silla. Le habían puesto una fina cuerda alrededor del escuálido cuello.

Este es el panorama que se encuentra Kurt Wallander cuando recibe una llamada desde la comisaria de Ystad. Wallander es nuestro protagonista. Un policía lleno de problemas personales que tendrá que enfrentarse a una historia de violencia gratuita y al temor que ello despierta en una, en apariencia, pacifica comunidad en la Suecia rural. En apariencia porque el los prejucios raciales se hacen visibles. Un extranjero puede ser el sospechoso y en la zona hay un campo de refugiados. Pero qué lleva a cometer ese crimen, con esa violencia. A todo ello se enfrenta el inspector Kurt Wallander

Con Asesinos sin rostro, Henning Mankell inició la serie de aventuras del inspector Wallander que le llevó a alcanzar la fama internacional.

Se quedó un rato con los ojos abiertos en la oscuridad de su piso antes de dormirse.

Volvió a pensar en la violencia sin sentido. La nueva era, que tal vez exigiese otro tipo de policias.

“Vivimos en la era de los nudos corredizos”, pensó.” La inquietud aumentará bajo el cielo.”

Voces que susurran, John Connolly

Voces que susurran, John ConnollyVoces que susurran

Tusquets Editores

John Connolly en la Biblioteca Universitaria UPM

Olfateé el aire con cautela.

-Tu bar apesta- dije

-Mi bar huele bien -repuso Jimmy -. Es mi clientela la que apesta, pero para librarme de la pestilencia, tendría que librarme de ellos, y entonces me quedaría solo con mis fantasmas…

-¿Quieres una copa? Invita la casa

-Me parece que no. He oído que le echas agua al alpiste para darle sabor.

-Hay que tener huevos para presentarse aquí y dejar comentarios insultantes sobre mi local.

-Esto no es un local, es una deducción tributaria. Si alguna vez entrara dinero de verdad, tu imperio se vendría abajo.

El suicidio de un veterano de la guerra de Irak, lleva al detective Charlie Parker a investigar su muerte. Y lo que en apariencia es un simple suicidio de un veterano traumatizado por la guerra llevará a nuestro protagonista a descubrir una trama ilegal en la frontera de Canadá y Maine en la que antiguos veteranos de aquella guerra están envueltos. Una frontera ideal para el trafico ilegal de lo que sea y que atrae a personajes de la peor calaña y alguno con un pasado misterioso y muy oscuro.

La verdad sobre el caso Harry Quebert. Joël Dicker

Portada de La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joel DickerBarcelona: Circulo de Lectores, 2014
Título original: La Verité sur l’Affaire Harry Quebert
Trad. Juan Carlos Durán Romero
La verdad sobre el caso Harry Quebert en la Biblioteca UPM

 

Treinta años atrás en la ciudad de Aurora, New Hampshire, desapareció una quinceañera, Nola Kellergan. Nunca más se supo algo de ella. Pero el pasado vuelve y de forma accidental, su cuerpo es hallado en el jardín del escritor Harry Quebert. Junto al cuerpo, el manuscrito de la novela que le lanzo a la fama. Harry Quebert es detenido. Es el principal sospechoso. En realidad, siempre lo fue. Marcus Goldman, un escritor en crisis creativa, amigo de Harry trata de averiguar la verdad. Una verdad confusa, llena de secretos, de historias olvidadas que quizás es mejor no desenterrar. En Aurora alguien no quiere que Goldman busque esa verdad.

Eran aproximadamente las once de la noche cuando volví a Goose Cove. Al enfilar el pequeño sendero de grava que llevaba a la casa vi aparecer, a la luz de mis faros, una silueta enmascarada que se dio a la fuga por el bosque. Frené bruscamente y salté fuera del coche gritando, disponiéndome a perseguir al intruso. Pero en ese momento mi mirada se desvió, atraída por inmenso resplandor: algo estaba ardiendo cerca de la casa. Corrí a ver lo que pasaba: era el Corvette de Harry lo que ardía…No podía hacer nada. Todo iba a arder.

 

1 2 3 20