Asesinos sin rostro, Henning Mankell

Asesinos sin rostro

Tusquets Editores

Henning Mankell en la Biblioteca Universitaria UPM

La habitación del viejo matrimonio estaba llena de sangre. Hasta la lámpara de porcelana que colgaba del techo estaba salpicada. Encia de la cama yacía bocabajo un hombre mayor con la parte superior del cuerpo al descubierto y los calzoncillos largos bajados. Tenía la cara destrozada, irreconocible. Parecía que alguien había intentado cortarle la nariz. Le habían atado las manos detrás de la espalda y destrozado el fémur izquierdo…

Luego se agacharón sobre la mujer que yacía en el suelo atada a una silla. Le habían puesto una fina cuerda alrededor del escuálido cuello.

Este es el panorama que se encuentra Kurt Wallander cuando recibe una llamada desde la comisaria de Ystad. Wallander es nuestro protagonista. Un policía lleno de problemas personales que tendrá que enfrentarse a una historia de violencia gratuita y al temor que ello despierta en una, en apariencia, pacifica comunidad en la Suecia rural. En apariencia porque el los prejucios raciales se hacen visibles. Un extranjero puede ser el sospechoso y en la zona hay un campo de refugiados. Pero qué lleva a cometer ese crimen, con esa violencia. A todo ello se enfrenta el inspector Kurt Wallander

Con Asesinos sin rostro, Henning Mankell inició la serie de aventuras del inspector Wallander que le llevó a alcanzar la fama internacional.

Se quedó un rato con los ojos abiertos en la oscuridad de su piso antes de dormirse.

Volvió a pensar en la violencia sin sentido. La nueva era, que tal vez exigiese otro tipo de policias.

“Vivimos en la era de los nudos corredizos”, pensó.” La inquietud aumentará bajo el cielo.”

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