Jordi Esteva – Los árabes del mar : tras la estela de Simbad…

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"África, Asia y Arabia se mezclaban en mil y una combinaciones posibles. Los porteadores con los objetos más inverosímiles a sus espaldas y las carretas tiradas por asnos trataban de abrirse paso entre la variopinta muchedumbre. En aquel mundo sin ruido de motores, uno tenía la ilusión de estar fuera del tiempo" (p. 432).

 

 

 

Jordi Esteva:

Los árabes del mar : tras la estela de Simbad : de los puertos de Arabia a la isla de Zanzíbar.

Barcelona: Península, 2006.

He dado con él siguiendo las recomendaciones procedentes de algún apasionado por África, algún cooperante, algún viajero incansable de preferencias asiáticas… En fin, si os atreveis con este medio tocho podríamos concluir si esas indicaciones, junto con la presente, tuvieron fundamento.

El caso es que el libro da mucho más de lo que su título inicial daría que pensar. Cuando oímos hablar del Océano Índico solemos imaginar destinos paradisíacos de un exotismo chocante. Más recientemente este gran mar ha venido a evocar realidades muy negativas, como la contaminación de sus aguas, el esquilme de sus recursos pesqueros y la cruda violencia de la piratería contemporánea. Luego está la India, el país central que le da al Océano su propio nombre y que tantas filias -de diverso pelaje y calidad- despierta en el mundo llamado occidental.

Sin embargo es raro encontar obras de nivel divulgativo y no demasiado académico que introduzcan en este ámbito poniendo en relación los diversos países ribereños y explicando sus mutuos e interesantes contactos culturales. Jordi Esteva tiene una gran experiencia previa en el mundo árabe en general, materializada en reportajes, artículos y trabajos fotográficos. Este libro suyo cubre una suerte de triángulo comprendido entre Sudán y el Mar Rojo en un vértice, el Golfo Pérsico en otro, y finalmente las ciudades e islas costeras de África oriental que fueron colonizadas por los marinos de Yemen y Omán en el pasado. Estas relaciones fueron en cierta medida sepultadas después por el tsunami del colonialismo y los intereses geopolíticos europeos; y además este proceso vino a coincidir con el declive y cuasi desaparición de la gran navegación preindustrial a vela. A tenor de la experiencia relatada por Esteva, esto ha dado lugar a la aparición de un fenómeno de nostalgia cultural que une ambas orillas -la árabe y la africana mestizada-, y que recuerda en algunos aspectos  y en otro contexto la ambivalente y agridulce relación entre los países ibéricos y América Latina.

En su contra "Los árabes del mar" adolece de una óptica quizás excesivamente arabocéntrica: etíopes, indios y persas como comparsas; portugueses y británicos poco favorecidos; más un gran agujero neutro para la desdichada Somalia. En algunos pasajes se puede llegar a sospechar si el autor no está poniendo en boca de los personajes retratados sus propias reflexiones y conocimientos. Pero en su haber se cuenta una gran minuciosidad y una gran calidad de escritura, que captura en seguida el interés y la atención del lector. No olvidemos que se trata de un simple, pero gran libro de viajes.

Obras de Jordi Esteva en: Bibliotecas de la UPM

El Cantar de Roldán, Anónimo

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Anónimo. El Cantar de Roldán.

Madrid: Espasa Calpe, 1985

 

“Altos son los montes y tenebrosos los valles, grisáceas las rocas y temibles los desfiladeros. Aquel día marcharon los franceses con gran dolor; el ruido se podía oír desde quince leguas…”

El 15 de agosto del año del Señor del 778, parte del ejército de Carlomagno que regresaba desde Zaragoza fue derrotado en la batalla de Roncesvalles. La retaguardia del mismo, al mando del caballero Roldán y los doce Pares de Francia, sucumbió ante las huestes enemigas apostadas en los desfiladeros de esa región pirenaica.

Esos hechos fueron transmitiéndose de generación en generación mediante la tradición oral, dándole un carácter épico y cada vez más fabuloso, más novelesco, agrandando la figura de los personajes y haciéndolos más atrayentes para el público, de tal manera que hasta en la famosa batalla de Hastings se entonaba esta canción para animar a las tropas normandas.

Carlomagno ha conquistado España, solo queda libre de su poder Zaragoza. El rey Marsil que gobierna en esa ciudad hace una propuesta de paz al emperador. Éste manda a Ganelón como embajador por indicación de Roldán para conocer los detalles. Ante el riesgo que supone esa embajada para su vida, Ganelón creyendo que Roldan actúa con mala fe, decide vengarse. Se convierte en traidor. Planea con Marsil que éste prometa a Carlomagno que acepta ser su súbdito para que así el emperador ser retire a Francia y de esta manera destruir a Roldán. Ganelón de regreso de su encomienda, propone a Carlomagno que sea Roldan quien dirija la retaguardia y así caer en manos de los sarracenos.

“Siente Roldán que su tiempo se acaba. Está hacia España, en un monte escarpado, y con la mano se ha golpeado el pecho: “Dios, ante tu poder confieso mi culpa por los pecados, los grandes y los pequeños, que he cometido desde la hora en nací hasta este día en que he sido alcanzado.” Ha tendido hacia Dios el guante diestro. Ángeles del cielo descienden a él.”

Verdad, leyenda…que mas da. Cuando nos encontramos en el Alto de Ibañeta y divisamos esos parajes, solo podemos hacer una cosa. Esto es, cerrar los ojos y ver a Roldán haciendo sonar su olifante de marfil advirtiendo a Carlomagno de los hechos que están sucediendo. Vemos como blande su espada Durandarte ante los hostiles sarracenos. Podemos imaginarnos a Roldán, Oliveros, los doce Pares de Francia arrodillados ante el arzobispo Turpin preparando sus almas para la batalla. Miramos esos paisajes y los vemos llenos de lorigas, pendones, escudos. Verdad, leyenda, es indiferente, lo importante es que una vez mas se produce la magia de las letras, de las palabras, de eso que nos hace soñar y que llamamos literatura.

La actual edición del Cantar de Roldan corresponde al académico Martín de Riquer que basa su trabajo en el manuscrito Digby de la Biblioteca Bodleiana de Oxford.

El Cantar de Roldán está disponible en la Biblioteca de  la UPM en versión impresa y en formato e-book.

Leonardo da Vinci uomo universale

Cubierta de La ciencia de Leonardo, Fritjof Capra¿Qué es lo que hace que un personaje sea estudiado en su potencia intelectual con la misma intensidad y admiración por un físico teórico o un poeta? Me propongo en esta reseña ofrecer la visión del primero: Fritjof Capra (La ciencia de Leonardo, Ed. Anagrama primera edición 2008), y del segundo: Paul Valéry (Escritos sobre Leonardo da Vinci, Ed. Antonio Machado última reedición de 2010, fecunda en erratas tipográficas).

Capra define a Leonardo como pensador sistémico, ecologista y teórico de la complejidad; un científico y un artista con profundo respeto por la vida en su integridad y un hombre con un fuerte deseo de trabajar en beneficio de la humanidad. Leonardo admira la gran superioridad de la naturaleza respecto al ingenio humano porque en ella no falta nada ni nada es superfluo.

Valéry, el querido poeta del cementerio marino denuncia: Leonardo está hecho para desesperar al hombre moderno que se haya extraviado desde la adolescencia en una especialidad en la que está encerrado, pues no se puede eludir la consecuencia de que la cantidad de lenguajes que un hombre posee influye poderosamente sobre el número de oportunidades que puede tener para encontrar otros nuevos. Porque para Leonardo el lenguaje no lo es todo. Saber no es suficiente, lo que importa es poder. No separa comprender y crear.Cubierta de Escritos sobre Leonardo da Vinci, Paul Valéry No hace distinciones entre teoría y práctica. Valéry nos presenta a Leonardo ya como un centauro, ya como una quimera para aquellos espíritus acostumbrados a filósofos sin ojos o artistas sin cabezas.
Pero qué tal si para variar recurriéramos a las fuentes, si dejáramos que fuese el mismo Leonardo quien en su Tratado de Pintura (Ed. Akal, 2004) diera rienda suelta a sus reflexiones:
Llámase ciencia a aquel discurso de la mente que tiene su origen en principios últimos. La más útil de las ciencias será aquella cuyo fruto sea más comunicable, y el fin de la pintura es comunicable a todas las generaciones del universo pues depende de la facultad de ver que no necesita intérpretes.

Decimos que un saber es mecánico cuando nace de la experiencia, y científico cuando nace y concluye en la mente. Quienes se prendan de la práctica sin ciencia son cual piloto que se embarca sin timón ni brújula. El pintor que tan sólo copia a Tratado de pintura. Leonardo da Vincifuerza de práctica y buen ojo, más sin juicio, es como el espejo, que en sí refleja pero no conoce. Así te digo a ti, que por naturaleza tiendes a este arte, que has de adquirir diligencia antes que presteza y cuando hayas adiestrado ya tu mano y tu juicio en esta diligencia, verás como trabajas con mayor presteza de la que tenías. Ne pas estimer la vie, toute la vie. Ce n’est pas la mériter.
¿Uno, dos o los tres?, ¡Yo lo quiero todo! Feliz año, feliz lectura.

Fritjof Capra en la Biblioteca UPM

Paul Valéry en la Biblioteca UPM

Historias de cronopios y de famas, Julio Cortázar

Cubierta de Historias de cronopios y de famas, de Julio CortázarHistorias de cronopios y de famas
Julio Cortázar
Primera edición en 1962

Para luchar contra el pragmatismo y la horrible tendencia a la consecución de fines útiles, mi primo el mayor propugna el procedimiento de sacarse un buen pelo de la cabeza, hacerle un nudo en el medio y dejarlo caer suavemente por el agujero del lavabo. Si este pelo se engancha en la rejilla que suele cundir en dichos agujeros, bastará abrir un poco la canilla para que se pierda de vista.

Sin malgastar un instante, hay que iniciar la tarea de recuperación del pelo…

El texto anterior es sólo el comienzo de uno de los variados ejercicios que Julio Cortázar propone en sus Historias de cronopios y de famas como escudo contra la solemnidad y la rutina que muchas veces, cuando no estamos mirando, se instalan en el itinerario de nuestras vidas. Instrucciones para llorar correctamente; para subir una escalera; para observar el aplastamiento de las gotas de agua; para cantar; para asistir a los velorios… todo un manual de “simulacros que no sirven para nada” cargado de humor, irónico y tierno, de surrealismo, de imaginación, de juegos jugados por seres difíciles de catalogar que no se conforman con que el reloj de la pared sea nada más que un instrumento para medir el tiempo, ni que la manija de la puerta apenas abra o cierre el paso al salón, ni que los sillones tan sólo sirvan para echar un sueñecito mientras los culebrones se alargan impunemente tras la sobremesa. Este libro es un antídoto para uso y disfrute de esos “seres verdes y húmedos”, un poco cronopios, que se estrellan sin rendirse en el muro invisible de las poses cotidianas, de la realidad vulgar y corriente del día a día.

Julio Cortázar en la Biblioteca de la UPM

Desayuno en Tiffany’s : cuando la literatura y el cine hacen una buena pareja.

desayunotiffanys1Cartel de la peliculaUna buena pareja: Truman Capote y Blake Edwars y una obra: “Desayuno en Tiffany´s”, conocida en España en su versión cinematográfica con el título cambiado “Desayuno con diamantes”.

“Los días rojos son terribles y en esos momentos lo único que me viene bien es ir a Tiffany’s, porque nada malo me puede ocurrir allí

El libro lo escribió Truman Capote en 1958. Quizás no sea “A sangre fría” pero sí es una extraordinaria novela corta, un irónico cuadro que satiriza los ambientes neoyorquinos intelectualoides de finales de 1950. Capote transmite estados de ánimo, evoca ambientes y perfila personajes sólo con la descripción de imágenes y situaciones.

La película la rodó en 1961 Blake Edwards . Este gran director, recientemente fallecido, dirigió grandes películas como “Días de vino y rosas”,”La pantera rosa”, “La carrera del siglo”, “El Guateque”, “La mujer perfecta”, “¿Victor o Victoria” o “Cita a ciegas”. En principio se pensó en Marilyn Monroe para hacer de protagonista pero al final fue Audrey Hepburn la elegida y la verdad es que está perfecta en su papel de Holly Golighthly.

El guión adaptado de George Axelrod limaba diversas partes de la obra original. En la película se suaviza el personaje de su protagonista Holly, que en la novela es claramente una prostituta de lujo y en la película es más bien una simpática y adorable chica de compañía, que saca dinero a los hombres pidiendo suelto para sus visitas al tocador de señoras.

Otro cambio importante es el final (no lo destriparemos por si alguien todavía no la ha leído/visto), más edulcorado por exigencias de Hollywood así como ciertos diálogos que seguramente los censores no hubieran permitido.

Otra cosa, no cambiada, sino añadida, es la introducción del amante del protagonista masculino, Paul Varjak (George Peppard, en la película), que es mantenido por una mujer rica y casada. Quizás se añadiera en la película para igualar la catadura moral de uno y otro, y contar así la historia de dos inmorales redimidos al final por el amor, cuando en la novela la única inmoral es Holly.

Nadie como Blake Edwards para rodar fiestas locas y surrealistas, como la que da la protagonista en su apartamento con una galería de invitados totalmente variopintos y situaciones cada vez más divertidas y absurdas a medida que sube el nivel de alcohol.

La novela es más cruda que la película, con esa habilidad de Capote para retratar el lujo sórdido. Casi todo el mundo llega a la novela después de haber visto la película pero ambas son imprescindibles.

Inolvidable el tema de Henry Mancini, Moon river, y una de las escenas más famosas de la película cuando Audrey Hepburn la canta apoyada en la ventana de su apartamento.

La película Desayuno con diamantes está disponible en la Biblioteca UPM

Truman Capote en la Biblioteca UPM

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