Tejiendo sueños (Woolgathering) Patti Smith

Tejiendo sueños, Woolgathering

Patti Smith

Editorial Lumen

Patti Smith es más conocida en amplios círculos como cantante que como poetisa, y sin embargo su forma de escribir tiene un encanto que me parece indiscutible. Este es el caso de Woolgathering, un texto que en castellano se ha traducido (reinterpretado) como Tejiendo Sueños.

carátula del libro

No es tampoco un título desafortunado, porque es la traducción libre contenida en la metáfora recolectores de lana, que ella aplica a personajes que su imaginación alimenta al atisbar el prado desde la ventana de su casa familia, en la década de los 50 del siglo pasado.

Patti Smith es una artista del renacimiento, en el sentido que experimenta y domina varias (muchas) disciplinas además de la literatura y la música, como es el caso de la pintura y las artes visuales en general.

Es además una persona tremendamente cultivada a la manera liberal y autodidacta, con opiniones muy propias y bien rumiadas en temas políticos/sociales.

retrato del fotógrafo Robert Mapplethorpe

A nivel popular, tristemente se la recuerda por haber representado a Bob Dylan en la entrega de los Premios Nobel (pincha aquí). Y digo tristemente pues ella es en sí misma un personaje que a mi entender hubiera merecido igualmente el galardón.

Hay muchas canciones con su marchamo que la gente reconoce inmediatamente como Because the night (pincha aquí), aunque a mí me gusta particularmente People have the power en la versión en vivo del 23 de abril de 2019 (pincha aquí), tres años después del mencionado evento. Para mí es una demostración palmaria de lo que una persona inquieta puede hacer a los 73 años.

Foto de la autora

La Guerra Campesina en Alemania, Friedrich Engels

La Guerra Campesina en Alemania

Friedrich Engels

Editorial Capitán Swing Libros S.L., 2009

Lejos de mi intención está intimidar con este título. Todo lo contrario, es un texto que está escrito con una delicada inteligencia, bien informada, mejor amueblada. Y es que siempre he tenido debilidad por los textos históricos decimonónicos. La calidad, y calidez de la escritura; en ellos hay siempre temperamento y personalidad. No pecan de ése vano intento de parecer objetivos a fuer de aburridos “tochos”.

Friedrich Engels, además, escribe mucho mejor que Karl Marx. Quizás en esto me meto en “camisas de once varas”, pero es que no pretende generar un léxico nuevo, tremendista tan al estilo del mencionado autor.

Podemos acercarnos a estas personalidades tan dispares en la película el joven Marx (pincha aquí). La ví hace un tiempo (no demasiado) cuando acudir al cine no se había convertido aún en una actividad de alto riesgo.

Anuncio de la película El joven Marx

Pero volviendo al libro que nos ocupa: La Guerra Campesina en Alemania, resulta muy interesante el periplo que realiza entre el medievo y las revoluciones de 1830 y 1848, y aunque el título parece abocado a un tema local, Friedrich Engels se las arregla para imbricarlo en muchos procesos históricos relevante como la aplicación de la ley Carolina (Carlos I de España y V de Alemania), el desarrollo del comercio y de las grandes urbes como Londres o la revolución francesa y sus secuelas.

Nada más, cualquiera de las dos opciones: la película o el libro me parecen sugerencias apetecibles para un mes de Febrero, que como norma general es parco en fiestas y ánimos, y a día de hoy especialmente hogareño.

Feliz lectura!

Estatua de Marx y Engels: Monumento en la ciudad de Bishkek (Kirguistán)

Friedrich Engels en la Biblioteca UPM

El grito de la gaviota. Emmanuelle Laborit

El grito de la gaviota

Emmanuelle Laborit

Seix Barral, quinta reimpresión Mayo2020

El grito de la gaviota es un relato autobiográfico de una persona profundamente sorda desde su nacimiento. Uno asume que su periplo vital será diferente y que su particularidad sensorial dotará al relato de un carácter personal distante de nuestra experiencia, pero yo no auguraba la enorme lejanía que existe en su percepción del mundo. Al fin y al cabo, pensé, Emmanuelle nació en 1973 en una Francia moderna, en un entorno culto, en una familia “normal”.

Fotografía de Emmanuelle Laborit

¿Acaso podemos imaginar que la lengua de signos sólo se autorizó en Francia en los años 90 del siglo pasado? Anteriormente su uso era ilegal, y sus usuarios quedaban proscritos, bajo sospecha. Parece absurdo que un idioma de carácter universal quede al margen de la ley, y sin embargo así era (en España se reconoce la lengua de signos española en 2007).

El relato de Emmanuelle, no es un alegato, es su experiencia en primera persona. Transitamos por su infancia (incomunicada pero protegida), y recorremos con perplejidad su turbulenta adolescencia (enrabietada con el mundo), hasta su encuentro con el teatro con el que percibe su sitio en el mundo, y se reconcilia con su existencia.

El simple hecho de escribir para Emmanuelle es un hito pues en el lenguaje de signos, su entorno natural, la sintaxis es profundamente distinta, está constituida por expresiones visuales. El libro está escrito a dos manos, en colaboración con Marie-Thérese Cuny, con encanto y un estilo sencillo y voz propia. Esta simple expresión: “su propia voz”, no está exenta de anacronismo porque siendo profundamente sorda, el lenguaje oral entendido como vibraciones sonoras del aire le queda vedado, son los gritos de gaviota que dan título al libro.

Emmanuelle Laborit en la Biblioteca UPM

A corazón abierto, Elvira Lindo

A Corazón Abierto

Elvira Lindo

Seix Barral 2020

Este es un relato autobiográfico sin edulcorar. La figura del padre es central en él, y al hilo de sus últimos achaques, se revisa retrospectivamente su vida y sus traumas, entre ellos su llegada a Madrid con nueve años, sólo. Corre el año 1939, en pleno racionamiento de posguerra, y la vida con su amargada tía (que no sale precisamente bien parada) es oscura.

El hilo conductor del relato no es lineal, porque tampoco lo son los recuerdos que afloran en una persona, y eso le aporta dinamismo. El poso es agridulce porque no se suaviza el devenir y los contrapuntos de una relación conyugal paternal (apasionada) en un claro plano de desigualdad.

Hay varios escenarios en la vida itinerante de la familia que se traslada según los requerimientos laborales del padre. Entre ellos, es especialmente llamativo aquél que refiere a la construcción de la presa del Atazar a finales de los sesenta, hasta su inauguración en 1972. Allí la vida transcurre en un poblado aislado, hervidero de actividad, construido expresamente para la obra descrita con tintes faraónicos en una España franquista.

Carátula de El otro barrio

También se hacen palpables en el libro los cambios de vida en el país, en esa época en pleno inicio de transición postfranquista, con sus aires frescos y desmadrados; un legado costumbrista, cercano para muchos, y marciano para las nuevas generaciones.

Elvira Lindo es una autora prolífica que se hizo famosa con la saga de Manolito Gafotas, aunque a mí el libro que me viene inmediatamente a la cabeza es El otro barrio, su primera novela para adultos. En él entreteje un suspense, entorno a un aciago suceso que atrapa a un chaval de quince años en un proceso judicial, con aspectos ignotos de su infancia que van descubriéndose paulatinamente.

Elvira Lindo vuelve una y otra vez en libros a la vida en barrios de extrarradio; los revive en las páginas de sus textos con agria maestría. Personalmente me alineo más con su perfil como escritora que como columnista, que quizás otros quieran comentar.

“La escritura siempre ha de ser valiente, aunque a costa de eso una se muestre desnuda.“

Elvira Lindo en la Biblioteca UPM

Bilbao-New York-Bilbao, Kirmen Uribe

Bilbao-New York-Bilbao, Kirmen Uribe

Seix Barral 2009

Infinitos son los formatos de un relato. Cada autor busca su voz, su entorno, la naturalidad del momento, generar un espacio íntimo con el lector. Novela preludio de una novela, lo que podría ser el plausible proceso de allegar información, la incierta necesidad en las decisiones sobre los personajes que centrarán la trama; aunar recuerdos familiares, notas biográficas y pensamientos varios.

Carátula del libro

Kirmen Uribe escribe de manera directa, casi telegráfica. Salta de unos personajes a otros, se mueve con comodidad a lo largo de décadas (al menos tres generaciones por parte de padre y madre), y aunque el texto original es en euskera, la voz se adapta muy bien al castellano; traducción que no ha realizado el autor.

Recuerdo haber hojeado el libro cuando se publicó en 2009, y quedarme agradablemente atrapada. Recibió el Premio Nacional de Narrativa ese mismo año, precisamente por este libro, antes incluso de encontrar editor para la versión castellana. Tenía entonces 38 años.

Kirmen Uribe cultiva la poesía, la novela y la literatura juvenil; escribe guiones; participa en espectáculos que aúnan música y palabras. Este verano, ha publicado 17 segundos, un libro de poemas que en su título hace referencia al tiempo medio que un visitante dedica a cada obra de arte en el MOMA de Nueva York. He aquí una muestra:



No demos las cosas por sentado.
Hubo una generación a la que no administraron
la vacuna contra el sarampión.
Creían que la enfermedad estaba del todo erradicada,
y ahora ha vuelto a aparecer.

No demos por sentada la igualdad,
no creamos que los hombres hemos dominado
al macho que llevamos dentro.
El racismo, la homofobia, el supremacismo,
todo eso, todos esos males
que son peores que el sarampión,
no necesitan nada para crecer desde cero
y extenderse con rapidez entre nosotros.

No hay que dar nada por sentado.
Únicamente que somos personas,
más de siete mil millones,
cada uno con su vida, su origen y sus lenguas,
y que tenemos que llevarnos bien.
Todos, cada individuo
y la tierra que nos acoge.

Creímos que la enfermedad estaba del todo erradicada,
y ahora ha vuelto a aparecer.

A Kirmen Uribe el confinamiento le encontró en Nueva York, donde ha residido en familia durante dos años dedicado a la escritura y la enseñanza.

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