Tres momentos de una vida, de Hermann Hesse

hesseHESSE, Herman. Tres momentos de una vida.

Barcelona: Seix Barral, 1996.

“Si algo hermoso tuviera que permanecer igual toda la eternidad, yo me alegraría, sí, pero lo miraría con más frialdad y pensaría: eso puedes verlo siempre; no tiene por qué ser hoy. Pero lo que es perecedero y no permanece igual lo contemplo ahora y con algo más que la pura alegría, también con un poco de pena.”

Hablar de este libro es hablar de la naturaleza, de la amistad, de la libertad, de la sencillez de las cosas y sobre todo es hablar de la belleza. De la belleza de las flores, del canto de los pájaros, de la belleza de un sendero perdido en un bosque sintiendo toda esa belleza de un forma pura, en toda su plenitud. Habla de la maravilla que se encuentra en compartir un momento de nuestra vida con alguien sin ningún otro objetivo que el de esa simple compañía.

Habla de una libertad hoy en día difícil de entender y probablemente difícil de conseguir. La libertad de poder disfrutar de la vida de una forma sencilla, maravillándonos de las pequeñas cosas que la vida va ofreciéndonos, sin exigencias. La libertad de no tener responsabilidades, de poder soñar,  de sentirnos puros, de volver a un tiempo en el que la maldad no hacía mella en nuestro espiritu, en nuestro corazón.

Tres momentos de una vida nos habla del vagabundo Knulp cuya vida fluye de forma armoniosa con la naturaleza, haciendo el bien a cuantos le rodean. No busca fortuna, no busca recompensas materiales, su felicidad está en simplemente escuchar a un amigo, en disfrutar de una melodía aprendida quizá en su infancia. Su felicidad está en cosas muy alejadas de una vida tan materialista como la actual.

El libro se divide en tres partes, en tres momentos de una vida, la vida de Knulp que eligió de forma consciente en su juventud y cuyo desenlace intuimos porque sabemos que no puede haber otro que conserve el espíritu de Knulp libre y puro.

Tres momentos de una vida invita a su lectura de una forma tranquila, dejando que las palabras fluyan hacia nosotros a través de todos nuestros sentidos, maravillándonos de la prosa de Hesse, de su sencillez, de su profundidad.

Herman Hesse, novelista y poeta alemán nacido en Calw (Alemania) en 1877 es uno de los nombres capitales de la historia de la literatura. Galardonado con el premio Nobel en 1946. Tres momentos de una vida, publicado en 1915 pertenece a la primera época de su vida como escritor. Otras obras del autor disponibles en la Biblioteca de la UPM, Siddharta (1922), Demian (1919), El lobo estepario (1927)…

“Cada cual tiene su alma y no puede fundirla con la de otro. Dos personas pueden aproximarse, hablarse y permanecer una al lado de la otra. Pero sus almas son como flores, cada una con sus propias raíces, y ninguna puede ir hasta la otra, porque para ello tendría que abandonar su raíz, y eso es imposible.”

El cielo de Madrid, de Julio Llamazares

Julio Llamazares:

El cielo de Madrid.

Madrid : Alfaguara, 2005.

 

portada-cielo-madrid_peq“Ahora ya no tenía sueños;  tenía ambiciones, que es diferente. Los sueños se me habían roto o los había ido perdiendo por el camino, enredados en las mallas de los amores rotos o abandonados u olvidados en las calles y en los bares de Madrid” (p. 119).

Julio Llamazares es un tierno grandullón leonés que pulula por Chamberí. También ha venido siendo un creador fluctuante. En plenos años 80 se anticipó a la recuperación de la temática del maquis con una pequeña gran novela llamada “Luna de Lobos”, que presentaba  ya enteramente dos de los rasgos característicos de su obra: la introspección y la exaltación lírica del paisaje y de la naturaleza. Fueron polémicas sus declaraciones sobre el Nobel Cela, autor al que su escritura debía sin duda mucho. Por desgracia, Julio ha sido después el firmante de algún errado y mediocre libro de viajes.

Sin embargo “El cielo de Madrid”, aparecida en 2005, es una crónica sentimental muy eficaz del final de una juventud caduca entre los 80 y los 90 del pasado siglo. Juventud desangelada que a algunos más mayores les resultará familiar y nostálgica, y que otros deben conocer para que sepan cómo era aquella vida. La vida de la “otra” movida madrileña, la más opaca de la creación literaria y las artes plásticas, en la trastienda de la que alcanzó más notoriedad pública practicando la música pop y la farándula. En un mundo aún sin móviles y sin internet, ¿ah,  pero es posible  vivir así? Una generación de hijos de provincia que llegaban a Madrid como a un gran puerto de acogida, buscando las oportunidades o la formación inalcanzables en sus más modestas localidades de origen. Jóvenes  dados al bebercio y al tabaco –entonces totalmente permitido-, relativos transgresores pero anclados por lo general en una heterosexualidad tan extendida que apenas podía ocultar en el fondo, por su sospechosa unanimidad, su hipoteca con la moral de procedencia. Hijos o nietos de los Benet o Martín-Santos de los 50, abueletes para los que este “Cielo” reserva algún guiño.

Pues bien, con su lenguaje llano característico que facilita la empatía del lector, Julio va desgranando ese tránsito de final de juventud por las sucesivas fases del desencanto y del tedio. Le guía una especie de voluntarismo existencialista, en busca de una madurez posible y vivible. ¿La conseguirá?

Obras de Julio Llamazares disponibles en: Bibliotecas de la UPM

 

Novela de ajedrez, Stefan Zweig

Cubierta de Novela de Ajedrez, Stefan ZweigNovela de ajedrez
Stefan Zweig
Barcelona: Acantilado, 2001
Traducción: Manuel Lobo

Die Schachnovelle (1941)

Nadie se espante: aunque el título lo sugiera, no es indispensable conocer las reglas del juego ni haber practicado nunca para disfrutar del obsesivo e intrigante relato que nos propone Stefan Zweig en su Novela de ajedrez, uno de sus más celebres trabajos. Habrá claves, eso sí, que deleitarán a los aficionados a eso de mover madera (¿quién lleva bien perder al ajedrez? ¿Qué jugador no ha experimentado el encabritamiento de sus emociones en una partida larga y disputada?). No decepciona la novela en ese sentido; sin embargo, lo verdaderamente apasionante del libro radica en la brillante descripción de dos psicologías extremas, opuestas diametralmente, que se enfrentan en un auténtico choque de temperamentos.

Se sitúa la acción en un transatlántico que zarpa de Nueva York rumbo a Buenos Aires. A bordo se encuentran el campeón del mundo, Mirko Czentovic, y el señor B, un antiguo prisionero de la Gestapo que huye de los nazis. Czentovic es considerado un genio de los sesenta y cuatro escaques, pero fuera de ellos no es otra cosa que un hombre anodino, incapaz de cualquier actividad intelectual diferente. Frío y arrogante, encuentra su mayor satisfacción en el beneficio monetario que le proporcionan las victorias que con tan poco esfuerzo obtiene en el tablero. A pesar de que el señor B asegura que no practica hace años, logra inquietar al campeón en una partida improvisada por un grupito de aficionados en cubierta, hasta el punto de forzarle unas inesperadas tablas. A raíz de ello, y a partir de aquí, conoceremos las extremas condiciones que le condujeron al dominio del juego. Y el precio que hubo de pagar a cambio.

Toda mi vida me han intrigado los monomaníacos, las personas obsesionadas por una sola idea, pues cuanto más se limita uno, más se acerca por otro lado al infinito; son precisamente estos seres en apariencia fuera del mundo los que, como termitas, saben construir en su ámbito una imagen reducida del mundo, única y extravagante. No disimulé, por tanto, mi intención de examinar con lupa aquel singular espécimen de monocordia intelectual.

Novela corta o nouvelle, las noventa páginas de este relato están escritas con una amenidad, una intensidad y una precisión psicológica tales que no le permiten a uno abandonar su lectura hasta haber devorado la última palabra. Stefan Zweig (austriaco de la primera mitad del XX) es uno de los escritores más leídos del siglo. En este fragmento de su Autobiografía expone las claves en que basa su éxito:

… el inesperado éxito de mis libros proviene, según creo, en última instancia de un vicio personal, a saber: que soy un lector impaciente y de mucho temperamento. Me irrita toda facundia, todo lo difuso y vagamente exaltado, lo ambiguo, lo innecesariamente morboso de una novela, de una biografía, de una exposición intelectual. Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un perfecto deleite. Nueve de cada diez libros que caen en mis manos, los encuentro sobrecargados de descripciones superfluas, diálogos extensos y figuras secundarias inútiles, que les quitan tensión y les restan dinamismo.

Stefan Zweig en las Bibliotecas de la UPM

Evelyn Waugh. Retorno a Brideshead

Waugh, Evelyn

Retorno a Brideshead

Barcelona: Tusquets, 2008

 “Debía parecerle que no le escuchaba y, con un último esfuerzo para despertar mi interés, dijo:También hay una espantosa fuente delante de las escaleras, descomunal, hecha de rocas y de todo tipo de animales de piedra. Nunca habrás visto nada igual.Sí, Hooper, la he visto. He estado antes aquí….Había estado antes allí…Lo conocía todo muy bien”

Así se inicia el viaje hacia el pasado de Charles Ryder. Estamos en 1940, en plena Segunda Guerra Mundial. Charles es un oficial del ejército inglés que rememora su estancia en Brideshead, la mansión donde ahora se aloja su regimiento. El “retorno” de Charles a Brideshead devuelve a su memoria aquellos tiempos, anteriores a la guerra, en que paseaba por sus hermosos jardines y salones.

Charles conoce a Sebastian Flyte en Oxford y rápidamente queda enredado en el carisma de este personaje hedonista, melancólico y autodestructivo. Cuando acompaña a su amigo a la mansión familiar, Brideshead Castle, queda de nuevo seducido por el lugar (“Así me convertí al barroco”, comenta nuestro protagonista) un paraíso de elegancia y obras de arte que Charles plasmará en sus cuadros, una vocación incipiente que luego se convertirá en su profesión.

Charles queda atrapado por los Flyte, una familia aristocrática, excéntrica y opulenta, marcada por el escándalo de un padre exiliado en Venecia con su amante. Por el contrario Ryder sólo tiene a su padre, un tipo muy peculiar, solitario que mata el tiempo coleccionando curiosidades. Las escasa escenas entre padre e hijo son las situaciones más cómicas de la novela.

Sebastian introduce a su amigo en una Arcadia efímera y así vamos conociendo una impresionante galería de personajes. Una madre (lady Marchmain) controladora y reina del chantaje emocional; Sebastian que sólo quiere ser feliz pero está atrapado por su familia y queriendo huir, acaba alcoholizado; Julia Flyte, la hermana, que parece que no encuentra su lugar en la vida y que pudiendo ser feliz con Charles renuncia a él presa de la culpabilidad; Cordelia Flyte, la hermana pequeña, uno de los pocos personajes felices junto con el hermano mayor, Bridey. Los Flyte son católicos y la religión suele figurar en sus conversaciones, ejerciendo una gran influencia en sus vidas, algo que Charles nunca logró entender.

Evelyn Waugh nació en Londres en 1903 y murió en Somerset en 1966. Hijo de un conocido editor y crítico literario, estudió en Oxford y se graduó en historia moderna. Su primera obra, Decadencia y caída (1928) le dio fama inmediata. En 1930, después de divorciarse de su primera mujer, se convirtió al catolicismo. Viajó por todo el mundo y luchó en diversos escenarios de la segunda guerra mundial. Entre 1943 y 1944 mientras se recuperaba de una herida producida al tirarse en paracaídas, escribió Retorno a Brideshead, que se publicó en 1945.

De hecho Waugh, en el prólogo del libro de 1959 se disculpa por el tono melancólico y de fascinación por esa vida aristocrática y sibarita de la novela achacándolo “a la época deprimente, de privaciones y continuas amenazas”  que provocó la guerra.

No se puede hablar de este libro sin mencionar la magnífica serie de la televisión británica (1981), producida por Granada Television, con una banda sonora inolvidable compuesta por Geoffrey Burgon. A través de esta serie llegué al libro y descubrí a Evelyn Waugh.

La película del mismo título, estrenada en 2008, es totalmente prescindible y simplifica de una forma lamentable la novela.

En 2009 se publicó un libro , Mad world. Evelyn Waugh and the secrets of Brideshead, de Paula Byrne que sostiene la hipótesis de que los Flyte de la ficción son la réplica de los Lygon de Madresfield, poderoso clan de terratenientes que abrió las puertas de su mundo privilegiado y decadente al joven Waugh.

También en NST se ha reseñado otro libro de E. Waugh: Decadencia y caída.

Evelyn Waugh en las bibliotecas UPM.

1 180 181 182 183 184 186