La noria de Luis Romero

La noria. Luis Romero

Circulo de Lectores.

Empieza a amanecer. No se sabe cuándo surgió esta leve claridad sobre las azoteas de la ciudad. Una sonoridad desconocida, nueva, vibra en el aire, y en la atmósfera se está produciendo el diario milagro. El reloj de un convento, madrugador y disciplinado, da cinco -o quizá seis, que tanto vale- campanadas, campanadas de esas que siempre parecen sonar lejanas. Por un instante se diría que se ha paralizado el curso de las cosas.

La prostituta que regresa a casa después de una noche de trabajo contenta con las ganancias obtenidas; el taxista que la lleva, haciendo su último viaje de la noche; la dependienta de la librería esperando que llegue el domingo para ir a bailar; el catedrático que acude a esa librería que sueña con publicar un libro; su alumno, satisfecho con las notas obtenidas, pensando en la alegría que dará a sus padres que tanto se han sacrificado para que pueda estudiar; el padre orgulloso de que su hijo pueda salir adelante en la vida y ser algo más que él; el ingeniero jefe de la fábrica en la que trabaja; la niña rica cuyo único pensamiento es casarse ; su hermano, que quiere ser pintor; el crítico de arte cansado de adular y de luchar en la vida,…Esos son los personajes de nuestra novela, así, hasta treinta y siete. Todos únicos, diferentes, verdaderos.

Pasan los tranvías, y su ruido desagradable y el apremiante tintineo con que señalan su presencia a los distraídos penetra por la puerta abierta. Con increíble ligereza un muchacho se ha tirado del vehículo en marcha frente al ventanal. Pasan autos, pasa gente, a veces caras conocidas. ¿Adónde van? Y, sobre todo, ¿para qué van?

La noria nos cuenta la vida de una ciudad, Barcelona,  durante una jornada entera a través de sus ciudadanos. Treinta y siete seres, ricos y pobres llenos de sentimientos, preocupaciones, miedos, alegrías, esperanzas. Con sus vidas entrelazadas,  como engranajes de un mecanismo perfecto, vamos pasando de una a otra de forma continua, sin pausa.  Todas son diferentes, todas son importantes, todas son auténticas. Forman parte de una noria que no se para. La vida de la ciudad es un movimiento continuo que no se detiene y en la que van entrando y saliendo los distintos seres que la habitan.

La luna está alta y vierte agua de plata sobre la ciudad, en estos barrios lejanos esa plata casi puede tocarse con la mano, en las rejas de los jardines, en los árboles, en los bordillos de las aceras. Cantan los grillos y se escucha una cigarra. Cuando sopla el vientecillo del Este, llega desde la Diagonal un sonido lejano de música de orquestas invisibles, como melancólico son escapado de otros tiempos.

Luis Romero nació en Barcelona en 1916 y murió en la misma ciudad en 2009. Galardonado con el premio Nadal en 1951 con su novela, La noria, autor entre otras de obras como; Cuerda tensa, El cacique, Tres días de julio, etc.

Luis Romero en la Biblioteca UPM

En la ciudad se ha abierto un paréntesis y otra vez las gentes se preparan para lanzarse a la vida. Los más todavía duermen, pero el sol aparecerá dentro de un momento y se abrirán los balcones y volverá la vida a los corazones que reposan. Los carros y los camiones van y vienen ya por las calles, y en algunas cocinas se están calentando los desayunos. El mar empieza a teñir de rojo, y en la montaña, al otro lado, cantan los pájaros la gloria del Creador. Un pitido lejano anuncia que un tren sale de la estación, o que entra en ella. Las gentes tejerán otra vez, sus vidas, sus trabajos, sus deseos, sus amores, sus odios, sus problemas, sus vicios, sus esperanzas, sus anhelos, sus fatigas, sus mentiras, sus sueños, sus esfuerzos, sus generosidades, sus impulsos, sus ternuras; esta historia se repite con escasas variantes desde hace siglos.

Cervantes y los casticismos españoles / Américo Castro

Américo Castro:

Cervantes y los casticismos españoles.

Ediciones: Alfaguara (1966), Alianza (1974), Trotta (2002).

El mundo entorno era vario y conflictivo: señores, letrados, soldados valientes unos y fanfarrones otros, eclesiásticos, inquisidores que no aparecen, pero están ahí, cristianos viejos y nuevos, escritores, vulgo ciudadano y campesino, pastores, bandoleros, jueces y cuadrilleros, cautivos de Berbería, chusma venteril…; y amén de todo ello, ordenaciones –en libros de uno u otro tipo- de todo ese mundo y del extramundo de la fantasía. (p. 68, ed. Alianza)

 

 Durante el centenario de 2016 estuvimos tan deslumbrados por Miguel de Cervantes que no hicimos mucho caso a la abundante producción de los cervantistas. A modo de remedio, nunca es tarde para acercarnos a un clásico de la materia.

 A nivel popular Américo Castro sigue siendo un desconocido. En el ámbito académico su figura se asocia siempre a la polémica mantenida con Claudio Sánchez-Albornoz en torno a la fórmula cultural que dio lugar a la España moderna: la importancia de los ingredientes europeos (románicos, germánicos…) en el caso de Albornoz, frente a los orientales (semíticos) en el caso de Castro. En cuanto al personaje Miguel de Cervantes, Castro rastrea su perfil más allá del icono vulgarizado por manuales ramplones y panteones de ilustres. Acomete un descifrado e interpretación del significado profundo de aquella obra singular, llama la atención sobre las complejas circunstancias sociales en que se elaboró y desvela el sentido de la vida que de ella emana. Américo Castro era de los que piensan que Spain is different respecto a Europa (entendida como Europa Occidental), pero no necesariamente para mal. Al menos en el plano literario: Cervantes sería el botón de muestra, lo que nos lleva a plantearnos una vez más el papel de las tragedias colectivas como estímulos creativos.

 Además, Cervantes y los casticismos españoles toca otros asuntos.  Analizando la trayectoria indiana de Bartolomé de Las Casas, por ejemplo, el autor salta hacia la Filosofía de la Historia, reflexiona sobre la época en la que él mismo escribe – la segunda postguerra mundial-, y su texto toma tintes de testamento historiográfico. En fin, un volumen espectacular que surfea desde el Derecho romano, focaliza en las entrañas del Siglo de Oro español para aterrizar en Los Angeles en los años 60. Desde la muerte del maestro en 1972, lógicamente se ha investigado y publicado más sobre estos temas, pero su obra sigue siendo una referencia y conservando esa capacidad peculiar de apasionar al lector, de comunicarle amor y sed de conocimientos de libros y personas. Como ellos, Américo Castro ya devino metaliteratura.

 Cervantes y los casticismos españoles apareció por vez primera en 1966, en la vieja Alfaguara. Para esta reseña hemos utilizado la edición de bolsillo de Alianza (1974), que cuenta con una atractiva cubierta de Daniel Gil. En 2002 volvió a publicarse como parte de la Obra reunida de Castro en varios volúmenes, por Trotta.

La angustia española de los subnacionalismos y los separatismos no tendrá alivio mientras los capítulos de agravios y dicterios no cedan el paso al examen estricto de cómo y por qué fue como fue lo acontecido – las bienandanzas y las desdichas. El convivir de los individuos y las colectividades se basó en occidente en un almohadillado de cultura moral, científica y práctica; pues en otro caso hay opresión y no convivencia. Cuando el individuo o la colectividad persisten en la autocontemplación y en el regodeo de ser de este o el otro modo (muy suyos, muy peculiares, muy tradicionales, muy entrañables, muy sentidos), florecerán, en el mejor caso, el lirismo con matiz de elegías y añoranza. El individuo y la colectividad permanecerán recluidos indefinidamente en su vallado ámbito. Al poeta lírico no le importa, pero la colectividad en torno a él será muy poco venturosa. (p. 155)

Américo Castro en: Biblioteca UPM.

Entre La Isabelina, y Susana y los cazadores de moscas (Pío Baroja)

Caro RaggioEntre La Isabelina, y Susana y los cazadores de moscas
Pío Baroja Nessi

Madrid : Caro Raggio, D.L. 1976 (Susana y los cazadores de moscas)
Madrid : Caro Raggio, D.L. 1977 (La Isabelina)

Estas son dos novelas menores de Pío Baroja: La Isabelina, y Susana y los cazadores de moscas. La primera (décimo tomo de las memorias de un hombre de acción) describe el ambiente que se vive en Madrid en los momentos posteriores a la muerte de Fernando VII (29 de septiembre de 1833) e inicio de la regencia de María Cristina. Nos habla de carlistas y liberales (cristinos e isabelinos), personajes que a un tiempo figuran circunstancialmente adscritos a sociedades secretas como masones y carbonarios. Nos cuenta los entresijos de la conspiración liderada por Palafox e instigada por Eugenio de Aviraneta, personaje histórico ligado a la familia del escritor y que es  el  foco de atención en esta colección de Baroja. Incluso el famoso y castizo bandolero Luis Candelas, con ideas políticas liberales, tiene cabida en esta historia donde políticos, militares y bandoleros se reúnen y pronuncian con variado éxito y publicidad.

La Isabelina resulta curiosa por su descripción de un Madrid del siglo XIX que se nos aparece como poco más que una aldea manchega; la miseria de muchos, la opulencia de algunos, el tráfico de dinero para auspiciar conspiraciones;  la propuesta de una regencia alternativa basada en la intervención de la infanta Carlota de Borbón, hermana de María Cristina, y su marido y hermano menor de Fernando VII;  la epidemia de cólera que desangra la ciudad y desata una matanza de frailes acusados de envenenar las fuentes, y que finalmente cambia el curso de las conspiraciones. La Caro Raggionovela está articulada desde la visión de un narrador externo a la trama como un ojo de pez que todo divisa. Algunos han comparado esta novela de Baroja y su colección con los episodios nacionales de Galdós, yo no lo estimo necesario.

En cambio, Susana y los cazadores de moscas, es una ficción narrada en primera persona por un humilde boticario que en comisión de servicio se ve atrapado en París al inicio de la guerra civil española; el protagonista comparte muchos rasgos de carácter del propio autor como son la ironía y el pesimismo, y coincide con su situación vital. Se percibe un tono netamente autobiográfico, y la experiencia de primera mano de París que ya narra en otra novela: Los últimos románticos, y algunas más. El protagonista cuyo nombre, Miguel, sólo aparece al término de la novela,  entra en contacto con un conjunto de personajes pintorescos entre los que se encuentran los cazadores de moscas.  ¿Qué ocurre cuando intentamos eludir los más nimios peligros y olvidamos las grandes contingencias? Susana y los cazadores de moscas se terminó de escribir en París en abril de 1938 y pone claramente de manifiesto la encrucijada en la que se encuentra el autor y su terruño.

La editorial Caro Raggio, íntimamente ligada a la familia, resurge en 1972 a manos de Julio y Pío, hijos de Rafael Caro Raggio y Carmen Baroja Nessi. Momento en que realizan una extensa y cuidadosa edición de los textos completos de Pío Baroja coincidiendo con el centenario de su nacimiento. La colección ha caído en mis manos  y me tiene envuelta en las brumas del cambio de siglo.

“Mi ideal es fundar la República del Bidasoa con este lema: Sin moscas, sin frailes y sin carabineros. Un pueblo sin moscas quiere decir que es un pueblo limpio: un pueblo sin frailes revela que tiene buen sentido, y un pueblo sin carabineros indica que su estado no tiene fuerza; cosas todas que me parecen excelentes.”

Pio Baroja con su madre, su hermana y sus sobrinos

Pío Baroja en la Biblioteca de la UPM

No es medianoche quien quiere. António Lobo Antunes

Cubierta de No es medianoche quien quiere, António Lobo AntunesNo es medianoche quien quiere
António Lobo Antunes
Barcelona : Literatura Random House, 2017
Traducción: Antonio Sáez Delgado

Não é Meia Noite Quem Quer (2012)

Con cincuenta y dos años y una historia desgraciada a cuestas la mujer en quien ocurre esta novela que Lobo Antunes publicó en Portugal en 2012, vuelve a la casa de veraneo de su infancia, y a lo largo de tres días, ayudándose del rumor de las paredes desconchadas, de las ventanas que ya no muestran los mismos árboles ni los mismos pájaros (o sí los mismos pero diciendo otras cosas o ninguna cosa), puebla el espacio abandonado con otra vez las palabras, los gestos de años atrás, de su madre quejándose, de su padre vaciando botellas de la despensa, de su hermano sordo en su burbuja, de su hermano no sordo loco desde la guerra, de su hermano mayor, de su amiga de infancia y luego no. Niña, decía su hermano mayor antes de suicidarse temiendo las consecuencias de su activismo político. Niña, tal vez, y ahí un drama, la única palabra de cariño, el único abrazo. Por eso a los cincuenta y dos años el viaje a la semilla, la reconstrucción de la red de lazos familiares por si algún beso fundamental se hubiera pasado por alto, por si alguna razón no comprendida.

cómo pueden los robles modelar pájaros, enséñenme, por qué parte del pájaro empiezan, serán tan lentos con ellos como con las hojas, observando las ramas nos daremos cuenta o no de un puntito de pájaro que nace, ganando garras, pico, plumas, se soltarán en octubre, al caer aprenderán a volar

Y contra lo que pueda parecer, a partir de tanto fracaso y entre tanto personaje encerrado en su propio universo surge poderosa la belleza. El lenguaje fragmentario y polifónico de Lobo Antunes toca altas cotas de lirismo, de sugerencia y de imaginación. Poco a poco, lo que al principio es una madeja de voces y de hechos sin demasiado sentido, enmarañada por falta de datos, se va convirtiendo en una historia que sin darnos cuenta, se ha explicado sola y toda la información necesaria ha encajado un poco antes del final.

o serían las hojas que antes de llegar al suelo, para evitar pudrirse en el agua, echan a volar

Cubierta de Nao é meia noite quem quer, António Lobo AntunesQuizás porque entre las voces de los personajes se filtra con autoridad la voluntad del mar, la compañía de los mirlos, la voz de los árboles Lobo Antunes ha titulado la novela con un verso de un poema de René Char en el que los ecos, la lluvia y la bruma son del mismo modo presencia.

los pájaros son hojas que no aceptaron morir

Lenguaje el de esta historia que dice sin decir, que se aleja o se acerca como el vuelo de las gaviotas. Lo sabía Julio Cortázar: las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. Palabras, pues, ecos, palabras voces fantasma, palabras crujidos dentro de cajones.

me hizo sentir, cómo expresarlo, no sé, aunque lo supiera las palabras no lo traducen, si pudiésemos tocar con nuestro corazón el corazón de los demás

Y no podemos. ¿O podemos? Sin duda una novela que quiere ser leída con el corazón.

Entrevista
(René Char)

Siembro con mis propias manos,
Planto a golpe de lomos:
Muda es la lluvia fina.
En un sendero estrecho
Escribo mi confidencia.
No es medianoche quien quiere.
El eco es mi vecino,
La bruma mi sucesora.

António Lobo Antunes en la Biblioteca UPM

Luis Ceballos (1896/1967): ingeniero, botánico y profesor. Exposición.

Cartel exposición Luis Ceballos (1896-1967) Ingeniero, botánico y profesorLuis Ceballos
(1896-1967)
Ingeniero, botánico y profesor
Exposición
Del 7 de noviembre al 12 de diciembre de 2017
Hall del Rectorado de la Universidad Politécnica de Madrid
c/ Ramiro de Maeztu, 7
28040 Madrid

Luis Ceballos Fernández de Córdoba  (San Lorenzo de El Escorial 1896-Madrid 1967) fue Ingeniero de Montes y profesor de Botánica, geografía botánica y jardinería de la Escuela de Montes desde 1940 hasta 1966.

La Biblioteca de la Universidad Politécnica de Madrid le dedica su décima exposición bibliográfica en el 50 aniversario de su muerte.

Estudió la carrera en Madrid (1914-1920) pasando por los distintos edificios en los que estuvo provisionalmente ubicada la Escuela durante esos años.

En la exposición pueden verse fotografías inéditas de esos primeros años en los que realizó viajes de estudios por diferentes lugares de España durante los años 1919 y 1920

La realización de los trabajos forestales que desembocaron en el logro del primer Mapa Forestal de España  (1966) a escala 1/400.000 están presentes a través de la colección de imágenes que tiene, de sus estancias en Canarias de 1945 a 1951, la Escuela de Montes.

Fotografía: Trabajos de repoblación Ciudad Universitaria. Excursión Aranjuez 1947.

Trabajos en las Islas Canarias occidentales que  fueron compartidos con Francisco Ortuño, también Ingeniero de Montes que tuvo importantes responsabilidades forestales en España, y que había sido uno de sus alumnos más apreciados. Esta colaboración dio como resultado una obra fundamental: Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de las Islas Canarias Occidentales. 1951. IFIE.

Luis Ceballos participó también en la repoblación de la Ciudad Universitaria de Madrid tras la Guerra Civil, los trabajos empezaron en 1941 y se cubrió de vegetación una extensión de 200 hectáreas.

Fotografía: Viaje prácticas a Galicia 1960. Clase de botánica 1945.

Es autor del importante y reconocido Arboreto de la Escuela de Montes y fue, sobre todo, un magnífico profesor que embrujaba a los alumnos con su fascinación por la naturaleza. Sus clases se siguen recordando y la calidad de su magisterio sigue siendo ejemplo respetado por generaciones y generaciones de Ingenieros de Montes.

Sus alumnos y discípulos le dedicaron en 1996 un Arboreto en su pueblo, San Lorenzo de El Escorial, con motivo del centenario de su nacimiento. Es uno de los centros de educación ambiental de la Comunidad de Madrid y tiene casi 4 hectáreas con más de 240 especies de árboles y arbustos autóctonos.

En la exposición puede verse material bibliográfico procedente de diversas bibliotecas de la Universidad Politécnica de Madrid amén de objetos personales de este insigne profesor y una imponente colección de fotografías en gran parte inéditas.

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