Dublineses, de James Joyce; Dublinés, de Alfonso Zapico

"Little Chandler apresuró el paso. Por primera vez en su vida se sentía superior a la gente con la que se cruzaba. Por primera vez su alma se sublevaba contra la insulsa inelegancia de Capel Street. No había la menor duda: si quieres triunfar has de irte. En Dublín no hay nada que hacer. Al cruzar Grattan Bridge, bajó la mirada hacia el río y vio los muelles inferiores, campadeciéndose de las pobres casas enclenques. Le parecieron una banda de vagabundos amontonados a la orilla del río, con los viejos capotes manchados de polvo y hollín, estupefactos ante el panorama del crepúsculo y esperando el primer escalofrío de la noche para elevarse por los aires, estremecerse y desaparecer." (Una pequeña nube)

 

* James Joyce:

Dubliners. Oxford : Oxford University Press, 2008.

Dublineses. Madrid : Alianza, 2011.

* Alfonso Zapico:

Dublinés. Bilbao : Astiberri, 2011.

Está lejos de poder compararse con las grandes metrópolis de Europa y del mundo en muchos aspectos. Sin embargo Dublín es un auténtico paraíso para los amantes de las letras y de los libros. Algunas de sus importantes bibliotecas pueden y merecen visitarse como monumentos, y su callejero está impregnado de referencias y testimonios de una legión de grandes autores. Entre ellos despunta James Joyce por la especial vinculación de su obra con la ciudad.

Dublineses parte de un material argumental costumbrista y de una práctica literaria aparentemente decimonónica (realismo, naturalismo). Pero a esta base Joyce le añade perspectivas surgidas de los avances contemporáneos en psicología y sociología, así como técnicas efectistas análogas a las empleadas por las vanguardias artísticas del momento. Le dolían su país y su ciudad, sentía que aparte de la dominación británica Irlanda estaba hipotecada por sus propias taras y autolimitaciones sociales: solo así se explica el enorme esfuerzo de precisa documentación invertido en la elaboración de la obra, la energía poética destilada en cada párrafo y la perseverancia ante las dificultades enfrentadas hasta su publicación. Menos complicado que otros libros suyos posteriores, resulta idóneo para acercarse a su escritura y para combinarlo con una visita a la propia Dublín actual en la que aún se pueden rastrear los lugares y trayectos frecuentados por sus variados personajes. Los pequeños relatos que lo componen a modo de álbum semiconceptual, hondos y emocionalmente contundentes, se nos antojan como canciones del mejor rock irlandés.

En caso de leer el original en inglés, recomiendo la estupenda y asequible edición de Oxford World's Classics a cargo de Jeri Johnson porque incorpora un montón de información adicional para disfrutar de Dubliners más y mejor. En castellano evitad la antigua traducción de Guillermo Cabrera Infante en favor de la más reciente y apreciable de Eduardo Chamorro, arriba citada.

"En el vestíbulo del hotel un viejo dormitaba en un enorme sillón con capirote. Encendió una vela en el despacho y marchó delante de ellos hacia la escalera. Le siguieron en silencio, hundiendo con un ruido suave los pies en la espesa alfombra de la escalera. Ella subió las escaleras tras el portero, con la cabeza inclinada en la ascensión, sus frágiles hombros curvados como bajo un peso, y la falda ciñéndola apretadamente. Él hubiera extendido los brazos para atrapar sus caderas y detenerla, pues sus brazos temblaban bajo el deseo de poseerla, y solo la violencia de sus uñas contra la palma de sus manos mantuvo el control de su cuerpo bajo aquel salvaje impulso. El portero se detuvo en medio de la escalera para poner bien la vela goteante. Ellos se detuvieron también, unos cuantos escalones detrás. En aquel silencio, Gabriel oyó caer la cera derretida en el platillo de la palmatoria, y el retumbar de su propio corazón contra sus costillas". (Los muertos)

 

Dublineses es un libro genial en sí mismo. Pero además existe otra obra maestra derivada: la adaptación cinematográfica del su relato final, The Dead, el último trabajo de John Huston antes de morir. Esta última circunstancia y su articulación con la función simbólica de la propia historia dentro del libro han terminado por convertir al binomio película-original literario en un auténtico mito de la cultura contemporánea que no os debéis perder.

Y para terminar, entre los muchos productos consagrados a la vida de James Joyce y su mundo, os recomendamos el cómic biográfico Dublinés, de Alfonso Zapico. Una obra esmerada, esclarecedora y entrañable, que está teniendo un tirón de lectura enteramente merecido y que seguramente os enganchará para siempre a la figura de este genio irlandés.

 

 

 

James Joyce también está en Bibliotecas de la UPM.

La parte de los ángeles. Dirección: Ken Loach.

Cartel La parte de los ángeles, Ken Loach

Ficha técnica de la película:

La parte de los ángeles (The Angels’ Share)

Dirección: Ken Loach

Guión: Paul Laverty

Intérpretes: John Henshaw, Paul Brannigan, Gary Maitland, William Ruane, Jasmin Riggins, Roger Allam

El porcentaje de whisky que se evapora misteriosamente de toda barrica es “La parte de los ángeles”; esencia de whisky, en este caso esencia de whisky social como es la película en la que  Ken Loach nos presenta la trayectoria vital de cuatro chicos marginales de Glasgow; muchachos que están a un paso de la delincuencia, excedente humano en tiempos de crisis, y que se libran de la cárcel gracias a que un juez les conmuta  la condena por la realización de trabajos comunitarios. Este es el arranque de la historia, una historia conmovedora que en ningún momento cae en el drama, porque a través de la comedia Loach nos muestra la realidad social de esa parte de la juventud, encarnada por los cuatro protagonistas,  que esta abocada al desempleo y a la delincuencia.

Ken Loach

Es este cine de Loach el que realmente conmueve, el que muestra la realidad social y la marginación de una parte de la población en una Europa en crisis; pero quizá por esta razón, porque los tiempos que corren son muy duros, no puede permitirse el lujo de mostrar una historia desgarradora y desoladora como lo hizo con Felices dieciséis o Riff-Raff; por el contrario pone ante el espectador una película llena de esperanza, una historia que nos acaricia, pero que también golpea, que nos conmueve, pero que nos hace reflexionar sobre el mundo en el que nos movemos.

Son sus cuatro protagonistas, guiados por el “bonachón” de Harry,  su educador social, y que ejerce de “padre” de esos cuatro chicos, los que llevan la historia por un camino que a Loach siempre le ha gustado conducir sus películas más amables, que es el de servir sus historias como si fueran un bocado de la realidad.

Isabel Mendoza

Ken Loach en la Biblioteca de la UPM

Un hombre para la eternidad

Tomás Moro. Hans Holbein

A man for all seasons. Un hombre para la eternidad

(Fina estampa caballero)

La primera y segunda líneas de esta reseña corresponden a la misma película (dirigida por Fred Zinnemann, basada en la obra teatral homónima de Robert Bolt adaptada al cine por él mismo en 1966); por eso la traducción importa, y en muchos casos se convierte en imposible.

La sinopsis que encontramos en internet es sencilla: Sir Thomas More, gran humanista (“Utopía”, 1516), ferviente católico y hombre de confianza del monarca, se encuentra en una encrucijada: ¿debe actuar de acuerdo con su conciencia, arriesgándose a ser tachado de traidor y ejecutado, o debe ceder ante un rey que no tiene ningún reparo en adaptar la ley a sus necesidades?

La plétora de personajes es espectacular: Paul Scofield (Sir Thomas More), Wendy Hiller (su doliente esposa que se negó a aprender a leer por el riesgo que comportaba, y del que quería proteger a su familia), Susannah York (la hija bien amada con una educación sin parangón en su época y que se debate entre el cariño y devoción a su padre, y el amor a su esposo), y así seguiríamos un ancho espacio y un largo tiempo, pero es mejor que lo disfruten ustedes que no conviene masticarles a los demás el íntimo descubrimiento.

Un hombre para la eternidad.Por otro lado, tampoco conviene tomarse la vida a la tremenda y podemos acudir a la imagen que Chabuca Granda (María Sueños), en cambio, ofrece de su padre: Fina estampa caballero. Chabuca Granda es una gran desconocida en España pero no en Hispanoamérica, donde es medularmente admirada y podemos disfrutar de una entrevista que nos regala la máquina del tiempo.

Definitivamente, para Fina Estampa la de Sir Thomas More

Fred Zinnemann en la Biblioteca UPM

Tomás Moro en la Biblioteca UPM

Les damos un repaso a los Superhéroes: un estudio multidisciplinar

"¿Se imaginan a Batman desayunando tranquilamente en su casa tras un sueño reparador, eligiendo y oliendo las naranjas que va a exprimir pausadamente, saboreando el café y las tostadas, y saliendo después sin prisas a dar un paseo por el Central Park de Gotham? La verdad es que es muy difícil figurarse a los superhéroes haciendo una vida cotidiana y, lo que es más importante, disfrutando de ella." (p. 65)

 

Sara Robles Ávila (coordinadora):

  • Les damos un repaso a los Superhéroes : un estudio multidisciplinar.
  • Sevilla : Comunicación Social, 2011.

 

Los superhéroes norteamericanos son ya mitos clásicos que nos ha dejado el siglo XX. Pero a día de hoy sus aventuras no parecen estar aún cerca de terminar. En cierto sentido, como los semidioses de otras épocas, vinieron a colmar las necesidades de identificación y entusiasmo de los innumerable héroes anónimos de las masas trabajadoras urbanas. La incertidumbre ante el futuro, el desasosiego, el rumbo inquietante de los desarrollos tecnológicos y las amenazas apocalípticas han seguido proporcioando durante decenios el combustible suficiente para sus altos vuelos y humanitarias hazañas. Pero parece que ninguno escape también a debilidades, condicionamientos y traumas que justamente tienen la función de hacerlos más cercanos y familiares a su público. Aspectos que resultan curiosos en sí mismos para el amante del género, y que además proporcionan claves de interpretación social e histórica de valor inestimable.

El Festival de Cine Fantástico "Fancine" de la Universidad de Málaga tiene una ya larga y prestigiosa trayectoria. En 2011 decidió dedicar su edición anual a este mundillo de los superhéroes con el encomiable objetivo de detectar y poner en evidencia ese lado suyo más humano, en definitiva de darles un buen repaso. El volumen aquí resañado es fruto de aquel encuentro. Un libro literalmente no solo técnico, pues incluye perspectivas sobre los superhéroes desde los campos de la ingeniería y de la arquitectura pero también desde otras disciplinas como las ciencias de la comunicación y la psicología. La profesora Robles Ávila ha coordinado las aportaciones de este grupo de especialistas universitarios que, unidos en su común afición por los superhéroes, consiguen dar al conjunto la consistencia de un sugerente ensayo.

Recordemos que la edad de oro de los superhéroes corresponde al período comprendido entre los años 30 del siglo XX y la Guerra Fría. Esto es válido sobre todo para las ediciones de cómics. Sin embargo el género ha conocido una recuperación notable en los últimos años, en buena parte por la sucesión de recreaciones cinematográficas cuyo punto de arranque tal vez podríamos situar en el Superman de 1978, encarnado por Christopher Reeve y dirigido por Richard Donner.

Muy interesante es el fenómeno de retroalimentación entre cómic, cine y en general el audiovisual, propiciada por los superhéroes. De hecho, el desarrollo espectacular de las tecnologías de la información da lugar a una proliferación de películas, videojuegos, etc. que incorporan rasgos característicos del género pero que no siempre tienen un precedente directo en soporte papel. Un universo fascinante y multimedia por definición, desde aquellas lejanas tiras de historietas en blanco y negro hasta las últimas creaciones audiovisuales de auténtico vértigo.

"Al llegar al final del milenio, los artesanales efectos especiales de RoboCop o Darkman ya difícilmente tenían cabida en el cine comercial. En efecto, las nuevas tecnologías no solo habían cambiado la manera de hacer cine, o incluso de publicar cómics, sino que estaban cada vez más presentes en nuestras vidas. Con Matrix (The Matrix, 1999) los hermanos Andy y Larry Wachowski consiguieron dar cuerpo al espíritu del cyberpunk mediante una deslumbrante y sofisticada amalgama de géneros y referencias culturales, desde Alicia en el país de las maravillas hasta el cine de acción made in Hong Kong." (págs. 221)

 

Dos de nuestros superhéroes favoritos: Batman y Spiderman en Bibliotecas de la UPM.

Charlotte Brontë, Jane Eyre

Charlotte Brontë, Jane Eyre. Alianza Editorial, 2012.

Los prejuicios son sumamente difíciles de erradicar de un corazón cuyo suelo nunca fue preparado o fertilizado por la educación: crecen ahí, firmes como malas hierbas entre piedras

¿Qué hace que un libro escrito en 1847 siga despertando pasiones y sea una de las novelas más veces llevada al cine? Supongo que la clave está en los temas que trata: amor, injusticia social, lucha por la igualdad, misterio. Tiene los ingredientes de una novela gótica, pero rebasa con mucho las convenciones del género. Si a ésto le unimos lo bien escrita que está, tenemos una novela que te atrapa desde el comienzo, capítulo a capítulo.

Jane EyreLa novela se tituló en principio Jane Eyre: una autobiografía y se publicó bajo el seudónimo de Currer Bell. A lo largo de sus páginas vamos descubriendo la vida de su protagonista, Jane Eyre, desde su dura infancia como huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la escuela Lowood hasta llegar a la mansión de Thornfield donde trabaja como institutriz de la pupila del señor Rochester, un caballero de difícil carácter. Aquí Jane piensa que al fin va a  encontrar el camino de la felicidad que tanto ha añorado, pero una sorprendente revelación hará tambalear todo por lo que ha luchado.

(hablando del señor Rochester) Tenía además en ocasiones un humor pésimo. Más de una vez, al acudir a su llamado, lo he encontrado sentado a solas en su biblioteca, con la cabeza apoyada sobre sus brazos cruzados, y al mirar hacia mí, oscurecía sus rasgos un ceño triste y casi maligno. Pero yo estaba convencida que su mal humor, su rudeza y sus antiguas inmoralidades eran consecuencia de alguna jugada cruel de la suerte.

Lo que engancha es el carácter indomable e independiente de la heroína y la modernidad de su planteamiento vital. Jane Eyre se puede considerar una de las novelas precursoras del feminismo y en su época fue muy polémica por su forma de pensar y de actuar y en la forma de ver el mundo.

Charlotte Brontë (1816-1855) nació en Yorkshire (Gran Bretaña), hija de un clérigo. Tenía cinco hermanos: Emily, Anne, Maria, Elizabeth y el único varón, Branwell. Todos ellos se divertían creando historias de reinos imaginarios.

Con la vida de las hermanas Bronte se puede escribir otra novela. La madre de Charlotte murió en 1821 y las cinco hermanas fueron enviadas al colegio de Clergy Daughters, donde cayeron enfermas de tuberculosis. En este colegio se inspiró Charlotte para describir el siniestro colegio Lowood que aparece en Jane Eyre, una de las partes más duras de la novela (muy “dickeniana”) y que deja una profunda huella en el carácter de su protagonista.

Las tres hermanas Brontë que sobrevivieron (pincha aquí para ver un divertido video sobre ellas) fueron escritoras. Charlotte publicó además Shirley (1849) y Villette (1853). Emily escribió Cumbres borrascosas (1846), otro clásico de la literatura y Anne, Agnes Grey (1847) y La inquilina de Wildfell Hall (1848). Además publicaron un libro de poesía conjunto con  seudónimos masculinos. Desde luego, algo tenían las mujeres de la familia Brontë.

Entre 1910 y 1996 se han hecho quince películas de Jane Eyre y numerosas series televisivas. Una de las más famosas y mi favorita es la de 1944 de Robert Stevenson con Orson Welles y Jane Fontaine caracterizando a Rochester y Eyre, respectivamente. Recientemente , en 2011, se pudo ver en el cine la última versión de este clásico, del director Cary Fukunaga.

Charlotte Brontë en la Biblioteca UPM

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