Don Juan Tenorio. José Zorrilla

Cubierta de Don Juan Tenorio, José Zorrilla. Comic de Begoña Oro y Abraham PerezDon Juan Tenorio
José Zorrilla
Real Academia Española, 2012

Ahora que nos amenaza la parafernalia de Halloween y no nos libra nadie de  telarañas, calabazas y calaveras; recomiendo leer Don Juan Tenorio de Zorrilla y, si se puede, verla representada.

Antes, todos los años, coincidiendo con el día de los difuntos, se ponía en escena en muchos teatros de España por eso hay mucha gente que se la sabe de memoria y es el personaje literario más popular junto con el Quijote. Bueno, por eso, y porque es una obra de un ritmo y una gracia muy especiales. El verso es sonoro, luminoso y se sigue con mucha facilidad.

Se estrenó en el Teatro de la Cruz de Madrid el 28 de marzo de 1844 y José Zorrilla (1817-1893) tardó en escribirla sólo veintiún días.

La acción empieza con el reencuentro en la Hostería del Laurel de Sevilla de dos amigos, don Juan Tenorio y don Luis Mejía, que han apostado quién se portaría peor a lo largo del año y llevan a la cita las pruebas de sus fechorías.

Por donde quiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé,
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.
Robos, raptos, asesinatos, todos por escrito y numerados.
Don Luis:
¡Por Dios, que sois hombre
extraño!
¿cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
Don Juan:
Partid los días del año
entre las que ahí encontréis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.

El personaje del seductor de mujeres y del doble convite del vivo al muerto y del muerto al vivo es un tema de tradición popular, aparece en cuentos y romances, pero los Fotografía. Don Juan Tenorioprecedentes más directos son El burlador de Sevilla (1630), de Tirso de Molina y No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague o El convidado de piedra (1714), de Antonio de Zamora. El tercer acto transcurre el día de difuntos, Don Juan invita a cenar a un muerto, el comendador, que se presenta a la cena y el muerto le invita a él. Esa cita macabra es una escena fascinante pero el ritmo de la obra no baja en ningún momento, nos mantiene entregados desde el principio hasta el fin. Tras el asesinato don Juan tiene que huir de Sevilla y regresa cinco años después. Donde estaba su palacio han levantado un panteón, el de sus propias víctimas, entre ellas doña Inés.

Mi buen padre empleó en esto
entera la hacienda mía:
hizo bien: yo al otro día
la hubiera a una carta puesto.
No os podéis quejar de mí,
vosotros a quien maté;
si buena vida os quité,
mejor sepultura os dí.

El Tenorio es una obra perfecta para iniciarse en el teatro y además, como se entiende todo, se pierde el respeto al teatro en verso. Don Juan es un malo que no te crees del todo pero sí se siente que va en serio el amor que doña Inés siente por él. Ilustración. Don Juan Tenorio

No sé: desde que le vi,
Brígida mía, y su nombre
me dijiste, tengo a ese hombre
siempre delante de mí.
Por doquiera me distraigo
con su agradable recuerdo,
y si un instante le pierdo,
en su recuerdo recaigo.

Don Juan Tenorio se representa en el Teatro Prosperidad de Madrid (Calle Mantuano, 29) desde el 28 de octubre hasta el 8 de noviembre de 2015. No os lo perdáis.

José Zorrilla en las Bibliotecas UPM  

Leer la mente. Jorge Volpi

Recuperar el tracto sucesivo de la ficción a través de la historia, e incluso la pre-historia de la humanidad, ¿es posible? Desde luego, considerada como un género literario sería inviable retrotraernos a tiempos anteriores a la escritura, quizás en el contexto de la tradición oral; pero ¿y en las cavernas? ¿Y si el arte rupestre estuviera ya impregnado de su esencia? En esas circunstancias habría que deducir que la ficción es una herramienta imprescindible para la supervivencia de la especie.  ¿Qué relación existe entre el  cerebro, la mente y la ficción?Foto del autor: Jorge Volpi

De acuerdo con Jorge Volpi, la ficción no es sólo un género literario de gran impacto desde el siglo XVII, es en realidad una forma de conocimiento, secuela natural de la imaginación. La ficción crea realidad; es innovación sin riesgo; las novelas son simulacros de realidad. La ficción es un esfuerzo colectivo, puesto que nuestra especie es especialista en imitar y copiar; las ideas son patrimonio común (todos somos piratas).  La ficción, en este contexto, podría definirse como un juego evolutivo con datos socialmente relevantes.

Volpi estudia la relación entre el proceso de creación y diversos conceptos neurológicos: conciencia, memoria, imaginación, empatía, emociones y sentimientos, y curiosamente emplea un lenguaje claramente científico y en ocasiones cercano al de la inteligencia artificial y la computación sin pérdida de legibilidad, ni de encanto; dos ámbitos en los que ha buceado con intensidad a lo largo de los años. No es flor de un día, es el reflejo de una lenta reflexión, de la cristalización de varios cursos relacionados con la escritura creativa en distintos países y con audiencias dispares.

Carátula del libro: Leer la mente, Jorge VolpiVolpi se retrotrae y especula con el origen de la conciencia en nuestra especie. Para ello comienza analizando nuestro cerebro como máquina de procesamiento formada por millones de neuronas  que se disparan o encienden ante estímulos internos o externos; máquina que no exactamente computa sino que superpone a toda velocidad patrones de activación de neuronas; y es aquí donde interviene la memoria, pues al cerebro no le interesa registrarlo todo sino fijar solamente los patrones de activación potencialmente útiles (supervivencia); somos máquinas de futuro, por eso la memoria está llena de trampas ocultas.

Siguiendo el hilo argumental, el cerebro  en un momento dado registra un proceso autorreferencial (se llama a sí mismo), estos casos o ideas se denominan memes y se caracterizan por permitirnos saltar en distintos niveles de abstracción: yo pienso, yo pienso que tú piensas, yo pienso que tú piensas que él o ella han pensado… La concatenación de memes da lugar a la mente: máquina en serie virtual sobre un hardware en paralelo. Y a partir de este punto comienza la historia de nuestra especie como tal: mi yo es una fantasía de mi cerebro, somos bucles extraños. Así pI am a strange loopodemos decir que la novela es una propiedad emergente de nuestro cerebro, que surge del mismo proceso que nos permite construir el mundo.

Jorge Volpi es licenciado en Derecho, Doctor en Filología, Profesor de diversas Universidades internacionales, y Director del Festival Cervantino, y miembro de la Generación del Crack (Ignacio Padilla, Jorge Volpi, Eloy Urroz, Vicente Herrasti y Ricardo Chávez Castañeda), que en 1996 produce un Manifiesto que aboga por dejar la literatura “bananera” y volver a las raíces del boom latinoamericano: recuperar el respeto que por el lector inteligente.Generación del Crack

“Las novelas del Crack no nacen de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos, sino de la duda, hermana mayor del conocimiento…, las novelas del Crack apuestan por todos los riesgos. Su arte es, más que el de lo completo, el de lo incumplido”.

Todo lo anterior es sólo la punta del iceberg del libro, queda mucho por disfrutar:

“leer cuentos y novelas no nos hace por fuerza mejores personas, pero estoy convencido de que quien no lee cuentos y novelas, tiene menos posibilidades de comprender el mundo, de comprender a los demás, y de comprenderse a sí mismo”

Jorge Volpi en: Bibliotecas UPM.

España, año cero: la construcción simbólica del franquismo / Zira Box

Zira Box

España, año cero: la construcción simbólica del franquismo

Madrid: Alianza, 2010

 España, año cero - 9788420668703"No hay redención sin sangre, y bendita mil veces la sangre que nos ha traído nuestra redención”, recordaría Franco en Asturias en 1946. Convertida la Victoria en mito fundacional del régimen, la sacralización de los orígenes del Nuevo Estado quedaba unida con el dolor que lo había engendrado. Gran parte de la importancia de esta conversión mítica para la legitimación del régimen franquista tenía que ver con la ingente cantidad de muertos, tanto propios como ajenos, que el franquismo dejaba a sus espaldas para erigirse en nuevo régimen victorioso. (p. 122)

En 2015 se cumplen cuarenta años de la muerte de Francisco Franco Bahamonde. Prácticamente la misma duración de su régimen político, contada desde su “exaltación” como dictador en 1936 hasta el cese del gobierno continuista de Arias Navarro en 1976. Durante aquel dilatado período gran parte del territorio y la sociedad españoles accedieron al modo de vida industrial y urbano de modo irreversible y bajo unas condiciones bien particulares que han dejado una clara impronta en el país. Pero, ¿cómo fue el franquismo tan eficaz en identificarse a sí mismo públicamente con la esencia nacional de España? Para ello se apoyó en la represión y en la pervivencia del providencialismo religioso tradicional en grandes sectores sociales, remodeló calendario y espacios públicos, y aplicó un martilleo ideológico constante utilizando el sistema escolar y los medios de comunicación modernos: prensa, radio, cine y posteriormente televisión. De hecho el éxito fue tal que personas opuestas al régimen sentían vergüenza de la propia nacionalidad, por no hablar del efecto exacerbador de los separatismos preexistentes. En realidad pocos franquistas utilizaban el término “franquismo”, cuyo uso implicaba más bien una perspectiva externa del fenómeno. Más a menudo se referían al “Régimen”, al “Movimiento” (país=partido único) o directamente a “España” (por contraposición a la “anti-España” opositora).

Terminada la dictadura y en ausencia de una ruptura política clara con fecha fija de eliminación o sustitución, muchos de sus símbolos públicos han pervivido en el propio aparato estatal entre la inercia, el desconocimiento histórico, la aquiescencia tácita de unos, y la prevención de otros de provocar un resurgimiento del golpismo.

Zira Box nos cuenta y explica cómo la cocina semántica del franquismo operó para encontrar una formulación estable y funcional tanto en el contexto de sus propias circunstancias iniciales como durante su larga andadura. En principio no parecía una tarea fácil dada la singularidad del régimen: un cesarismo sin precedentes que no podía remitirse al republicanismo enemigo ni tampoco al cien por cien a la secular monarquía alfonsina de reminiscencia liberal, aún cuando la extrema derecha monárquica se uniera a la insurrección. Uno de los problemas que se le plantearon a Franco y sus incondicionales resultó justamente encontrar un modus operandi que fuera contentando y a la vez neutralizando las notorias ambiciones de los distintos sectores implicados: restauracionistas variados, falangistas, Iglesia católica, etc. Esto hace que la investigación, en apariencia de tema sociocultural, tenga forzosamente una extensa vertiente de historia política pura y dura. Un drama apasionante al que tal vez le falte un puntito de historia social militar, pues el convidado de piedra parece ser el sector de procedencia del propio Franco: el ejército sublevado, reaccionario de modo ecléctico, corporativista, dotado de la última instancia disuasoria y -por antidemocrático- visceralmente antipartidista. “Usted haga como yo, no se meta en política”, se le atribuye al Caudillo y Generalísimo.

El caudillaje suponía “la consecuencia natural y la necesidad orgánica de un régimen unitario, jerárquico y total”, y su contextura era “típica y plenamente revolucionaria”. Al mismo tiempo, la consolidación en España de una figura de este tipo colocaba al país dentro de la órbita de las dictaduras fascistas, las cuales contaban con el Führer y el Duce y de las que se adaptó la fórmula “Un Patria, un Estado y un Caudillo”, particular copia a la española del alemán “Ein Volk, ein Reich, ein Führer”. (p. 235)

En Bibliotecas UPM: obras relacionadas con Francisco Franco Bahamonde y con el franquismo.

 
 

 

Neverhome. (Ella era más fuerte). Laird Hunt

Cubierta de Neverhome. (Ella era más fuerte), Laird HuntNeverhome. (Ella era más fuerte)
Laird Hunt
Barcelona: Blackie Books, 2015

En la Guerra de Secesión norteamericana participaron más de 400 mujeres. Dejaron el hogar, se hicieron pasar por hombres, y lucharon y murieron entre los demás. Con esta novela, Laird Hunt quiere homenajearlas a todas.

Para escribirla, el autor se ha documentado leyendo las cartas, recopiladas en An Uncommon Soldier, de Sarah Rosetta Wakeman, que combatió en el 153 Regimiento entre 1862 y 1864.

Hay que precisar que Neverhome no es exactamente una novela bélica. Al menos, no es sólo eso. Es una novela que aborda el retrato psicológico. Sin darnos explicaciones nos muestra cómo el horror encuentra la manera de filtrarse capa a capa y modelar definitivamente a una persona.

Constance Thompson cambia su nombre por Ash Thompson y deja atrás a su marido -Bartholomew, un hombre que no está hecho para la batalla- al cuidado de la granja, para luchar en el bando de la Unión en la Guerra Civil de Estados Unidos. Es una mujer fuerte, no tiene miedo, es dura y trabaja tanto o más que los otros soldados y hasta se gana el mote de “galante Ash”, gracias al gesto cortés que tiene con una joven que está despidiendo a los soldados en su camino al frente.

Pero la guerra inevitablemente puede más y las condiciones físicas y psíquicas de “galante Ash” se deterioran a cada paso. Ella quiere seguir adelante en su odisea. Su más firme obsesión es impedir que el miedo la atrape. Pero en un momento dado, ya después de haber pisado cientos de cadáveres mutilados y haber mirado cara a cara a la muerte, Ash Thompson comienza a perder la cordura. Lo que cuenta ya no es fiable, tiene visiones, confunde recuerdos, y nos obliga a leer mucho entre líneas para entender, no ya lo que pasa en cada momento, sino las auténticas motivaciones que la impulsaron a luchar, su pasado, la relación con su madre o con su marido. Eso que pueda explicar la verdadera historia, la que intenta contarnos, la que la espera cuando vuelva a casa.

Uno puede gritar muy alto. Uno puede gritar bajo. Uno puede gritar entre ambos extremos, como el vapor del silbato de un tren. Uno puede gritar de modo que suene igual que una bala de mosquete al pasar junto al oído. Uno puede gritar como un mono. Uno puede gritar como un roble mastodóntico alcanzado por un rayo en un bosque silencioso. Un muchacho gritaba como si cantara.

Hay que leer con los ojos muy abiertos, pues, esta novela, en la que es muy fácil dejarse mecer por la cadencia de una prosa hechicera, que, sin eludirlas, no se recrea demasiado en las escenas más duras y que está salpicada de momentos líricos de gran belleza.

Ahí sí alzó la voz para pedirlo. Cuando me cortejaba. Yo me hice de rogar un poco, pero al final se salió con la suya.
Dijo: “Solo puedo ofrecerte sudor y zinnias”.
Dijo: “Pero te amaré hasta el día en que me muera entre mis alas y sepa que tú has muerto entre las tuyas”.
Dijo: “Nunca te amará nadie con un amor tan auténtico como azul es este zapato azul”. Al decir eso levantó su zapato para que yo lo viera. Tiraba a azul. También tiraba a verde. Daba la impresión de que calzara pájaros en los pies. Y de pronto comenzó a bailar para mí.

Laird Hunt (San Francisco, 1968) ha trabajado como asesor de prensa en las Naciones Unidas y es profesor de escritura creativa en la Universidad de Denver. Cuenta con seis novelas (sólo dos, Neverhome y La benévola, publicadas en España) y un libro de cuentos, en los que mezcla diferentes géneros. Entre sus influencias destacan Georges Perec, W.G. Sebald, Samuel Beckett, Franz Kafka y los modernistas franceses.

Bonnard. Exposición de pintura.

Cubierta del Catalogo BonnardBonnard

del 19 de septiembre de 2015 al 10 de enero de 2016.

Fundación Mapfre

Madrid

“Espero que mi pintura se mantenga, sin resquebrajaduras. Quisiera llegar ante los jóvenes pintores del año 2000 con alas de mariposa”

Pierre Bonnard

Pierre Bonnard (1867-1947) está dentro de ese grupo de pintores que además de despertar nuestra sensibilidad pueden arreglarnos el día.  Esos que te regalan, nada más entrar en las salas donde están sus cuadros, un empuje y carga de gasolina que te ayuda para afrontar la vida.

Es un maestro del color, eso se dice de muchos pintores impresionistas y de todos los fauves, tengo aún en la retina los extraordinarios cuadros de Raoul Dufy (sus violetas y azules)  en la Fundación Thyssen, pero esto es una dimension diferente.

Bonnard nos mete directamente en el festín, el color por el color, seis tonos diferentes de naranja sobre la mesa, los rojos con los naranjas, los naranjas con los amarillos.

Se trata de un artista poco conocido en España y esta es una ocasión histórica para acercarnos a su mundo, he hecho nunca se había dedicado a su obra un homenaje parecido.

Pertenece a un grupo de artistas, los Nabis, que fueron la vanguardia en el cambio de siglo. Posteriores al Impresionismo y anteriores a los Fauves.  Con ellos el color deja de ser realista, desaparece el dibujo y los espacios tienen otra lógica.

Van mas allá de lo visible, pretenden contarnos verdades interiores. La pintura se empieza a alejar de la realidad.

Uno de los temas preferidos de Bonnard es el desnudo, en ellos aparece su mujer, Marthe, en la bañera o envuelta en la luz del cuarto de baño. Son desnudos de alma más que de cuerpo.  Melancólicos, profundos, ensimismados  y silenciosos.

Pierre Bonard, El baño (1925)

Los cuadros que se exponen en la Fundación Mapfre proceden del Museo d’Orsay y el Museo Pompidou de París, la Tate Gallery de Londres, la National Gallery de Washington o el Metropolitan de Nueva York.

Maravillosas esas mesas descoyuntadas llenas de azucareros, platos y fruteros donde las personas aparecen pero no interesan, sorprendentes  los biombos que nos acercan al mundo del cartel publicitario, y sobre todo sorprenden y encantan  los enormes paneles que le encargaron para decorar grandes mansiones. Son tan descomunales que te puedes meter como un personaje más de la composición.

Pierre Bonard, La place Clichy. 1912

Bonnard se instaló en Normandía a pocos kilómetros de Gyverny  donde vivía Monet. Tuvo también una casa en la Costa Azul en Le Cannet muy cerca de Mougins donde tuvo la suya Picasso.

 

La exposición se completa con una selección de curiosas  fotografías tomadas por Bonnard con su máquina Kodak y unas interesantes imagenes filmadas en las que le vemos con su familia y amigos. Queda claro que era un hombre elegante, de origen más que acomodado, que eligió dejarnos una obra artística diferente, que habla mas de lo de dentro que de lo de afuera y casi siempre sutil como las alas de una mariposa.

 

 

 

 

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