Campus Sur lee: Todas las almas, Javier Marías

Dentro de la iniciativa “Campus Sur lee, la Biblioteca Campus Sur UPM  comparte una nueva lectura. Podéis seguirles en su canal de YouTube “Campus Sur lee”.

Todas las almas en la Biblioteca UPM

Javier Marías en la Biblioteca UPM

Como he dicho, mis obligaciones en la ciudad de Oxford eran mínimas, lo cual me hacía sentirme a menudo como un personaje decorativo. Al ser consciente, sin embargo, de que mi sola presencia difícilmente podía decorar nada, tenía a bien ponerme de vez en cuando la negra toga (perceptiva ya sólo en muy contadas ocasiones) con el objetivo principal de contentar a los numerosos turistas con que solía cruzarme en el trayecto desde mi casa piramidal hasta la Tayloriana y el secundario de sentirme disfrazado y algo más justificado en mi calidad de adorno. Así, disfrazado, llegaba por tanto a veces al aula en la que daba mis escasas clases o conferencias a diversos grupos de estudiantes, todos ellos de una respetuosidad excesiva y aún mayor indiferencia. Por edad yo estaba más cerca de ellos que de la mayoría de los miembros de la congregación (como se llama al conjunto de los dons o profesores de la universidad, siguiendo la fuerte tradición clerical del lugar), pero bastaba que yo estuviera nerviosamente encaramado a una tarima durante las pocas horas en que establecía contacto visual con ellos para que el distanciamiento entre los alumnos y yo fuera casi monárquico.

I Certamen de Relato Corto de la UPM

I Certamen de Relato Corto UPM

Madrid UPM Press

Relato corto en la Biblioteca Universitaria UPM

Una vez entregados los premios del I Certamen de Relato Corto de la UPM, ponemos a vuestra disposición el libro con los relatos ganadores y finalistas. Quince historias en las que podréis encontrar soldados de otra época, intrigantes vecinos, futuros posibles, historias de amor, reyes remotos, nostalgias del ayer y mucho más. Esperamos que os guste.

Con cuidado, a una señal, la mujer abrió la puerta ocultándose tras ella mientras su marido, Joaquín, apuntaba con la escopeta.

—¡Válgame el cielo! Antonia, rápido, ayúdame.

Joaquín dejó el arma apoyada en la pared y se apresuró a recoger al hombre joven que yacía en el suelo y meterlo dentro de casa. Vestía ropa militar de gala, pero muy andrajosa y liviana para ser noviembre, y cubría su cuerpo con una manta raída. El pelo oscuro, largo y sucio, tapaba parte de su rostro, en el que faltaba el ojo izquierdo y parte del lóbulo de la oreja derecha.

—¿Está muerto?

—No, está muy frío, pero le late el corazón.

(Fragmento del 1º premio: Déjame que te cuente este cuento con final feliz, de Pilar del Pozo)

Empezaron a aparecer los primeros vecinos saliendo del portal con sus caras ensimismadas y bordes como siempre. Yo, sentado en la garita, los observaba mientras buscaba o esperaba a la única persona que me había dedicado una sonrisa en todo el tiempo que estuve trabajando ahí. Pendiente de ver a la mujer, a la vez que mi mano daba golpecitos sobre el cuaderno de tapas negras envejecido por el uso, de pronto me acordé que aún no había leído el recado que el portero me dejo el día anterior. Así que abrí el cuaderno.

(Fragmento del 2º premio: La portería, Enrique Blom Saura)

LOS CUENTOS DE CORTÁZAR, REALMENTE FANTÁSTICOS

Julio Cortázar en la Biblioteca UPM

Aportar algo sobre Julio Cortázar parece una misión casi imposible, sobre todo si nos dirigimos a un público educado bajo los parámetros del BUP. En aquella época nos hablaban básicamente de Rayuela, su archiconocida e innovadora novela publicada en 1963, siendo considerado por ella uno de los representantes más sobresalientes del Boom latinoamericano junto a García Márquez y Vargas Llosa. Pero tuve la suerte de contar con un profesor de literatura –de cuyo nombre no logro acordarme- que nos leyó en clase dos relatos cortos magistrales: El rastro de tu sangre sobre la nieve, de García Márquez –un cuento romántico que arrebata el corazón- y Todos los fuegos el fuego, de Julio Cortázar. Ese primer contacto despertó mi interés por su obra, y la lectura de otros cuentos me dejó sensaciones tan extraordinarias que aún las recuerdo hoy día.

Algunos años han transcurrido desde entonces. Pero cuando me he visto de nuevo frente a sus cuentos me he vuelto a sentir cautivada por sus notas complejas -aún modernas-, cautivada por una literatura así de enriquecedora, en la que a veces tienes que releer las frases, como ocurre en Todos los fuegos el fuego (1966), que entremezcla dos historias paralelas separadas por siglos de distancia. En Casa Tomada (1946), sin echar mano de artificios, solo necesita tres páginas para contarnos como unos ruidos trastocan la vida de los inquilinos de la casa. En Bestiario (1947), una muchacha de la ciudad es invitada a pasar el verano en una casa señorial -en la que campa un tigre en libertad- para apagar el aburrimiento del hijo del propietario. Circe (1948) relata el dulce noviazgo de una mente algo perversa. En Queremos tanto a Glenda (1980) se da noticia de la fanática admiración que los groupies sienten por la actriz. Y en las Babas del Diablo (1959), relato que inspiró la película Blow UP de Antonioni, un fotógrafo singular capta y narra un asesinato…

Las historias, influenciadas como toda su obra por Jorge Luis Borges y Edgar Allan Poe, entre otros, son conmovedoras, pero es la creación de nuevos términos, la innovación literaria que prima en cada línea lo que consigue que sus relatos sean exquisitos para el paladar más exigente.

Nacido en Bélgica, Julio Cortázar (1914-1984) fue un escritor precoz y un lector empedernido, que también ejerció como traductor para la Unesco y para varias editoriales. De la Argentina, donde cursó sus estudios de Filosofía y traducción, salió en 1951, estableciendo su residencia en Francia, lugar en el que reposan sus restos mortales.

Casa Tomada (1946)

Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.

Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.

Inteligencia emocional. Daniel Goleman

Daniel Goleman

Inteligencia emocional

Editorial Kairós

Aprovechando que no he visto ningún libro como este en las recomendaciones de NoSoloTécnica, me gustaría hablar de “Inteligencia Emocional” de Daniel Goleman, un libro que me cambió la vida.

Por medio de la ciencia y la experiencia, Daniel Goleman relata historias sobre personas y sus emociones y las analiza desde la neurobiología y la psicología. Habla tanto de experimentos psicológicos, contados de una forma tan entretenida como precisa; como de vivencias reales y, a través de la palabra, nos ayuda a entender cómo funcionamos emocionalmente, despertándonos un interés por el saber y el vivir. Además aporta todo tipo de recursos relacionados con el texto que nos permiten indagar en temas específicos de las manos de expertos como Paul Ekman y Mihaly Csikszentmihalyi.

Este libro me parece de suma importancia para cualquier persona ya que proporciona un punto de vista compasivo y realista hacia la sensibilidad y la emotividad. Y por encima de todo nos explica cómo las emociones son algo natural que debemos saber reconocer para llevar una vida sana, tanto física como mental y socialmente.

“Los Chauncey viajaban en el tren anfibio que se precipitó a un río de la región pantanosa de Louisiana […]. Pensando exclusivamente en su hija Andrea, el matrimonio hizo todo lo posible por salvarla mientras el tren iba sumergiéndose en el agua y se las arreglaron, de algún modo, para sacarla a través de una ventanilla y ponerla a salvo en manos del equipo de rescate. Instantes después, el vagón terminó sumergiéndose en las profundidades y ambos perecieron.”

Marta Eugenia Cañada Laso

Historia del poder en Europa: pueblos, mercados y estados. Wim Blockmans

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Historia del poder en Europa: pueblos, mercados, estados en la Biblioteca UPM

La ciudad como caldo de cultivo

El desarrollo de las ciudades, que comenzó en Italia durante el siglo X y se propagó a toda Europa con grandes variaciones de ritmo e intensidad, fue en su origen un fenómeno total mente extraño al mundo feudal. Que los señoríos produjeran mayores rendimientos y acabaran por estar superpoblados, como consecuencia de los avances de la paz y de una explotación intensiva, no fue nunca un objetivo deliberado de la clase militar. Más aún, hasta cierto punto iba en contra de sus intereses, porque ponía en peligro todo el sistema mayoritariamente autárquico de los señoríos. Con la mejora de las condiciones de vida sobrevivían más personas que en los siglos anteriores, de suerte que no todas podían permanecer atadas a la tierra, y hubo que conceder cierta libertad de movimiento a la mano de obra superflua. Del reconocimiento de ese derecho brotaron diferencias apreciables de estatuto entre el campesinado de las tierras recién puestas en cultivo y el de los siervos de los antiguos señoríos, lo que aceleró aún más la movilidad. Desde entonces no sólo la mano de obra sino también la producción se orientó hacia el mercado incipiente, y el sector agrario empezó a mercantilizarse. Todo ello aconteció sin la colaboración consciente de militares y clérigos, que en su condición de grandes terratenientes eran, sin embargo, los grupos rectores de la sociedad. Fue le fruto inesperado del fin de las invasiones, del aumento de la seguridad y de la buena gestión de los señoríos.

Amberes: Fonds Mercator Paribas, 1997
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