Indian Country de Dorothy M. Johnson

Indian Country
Dorothy M. Johnson

Madrid: Valdemar, 2013

 

Realicé varias hazañas antes de escapar. Pero sentí hambre, porque un hombre no puede comer rabia ni cabelleras. Después de muchos días llegué a la factoría, pero no tenía nada con lo que comerciar. Necesitaba cepos, caballos, mantas, un arma y bienes para el canje. Encontré a un joven blanco en el fuerte que me las proporcionó. Tenía una señal en su rostro que parecía una mano. Él decía que su nombre era Caín.

 

Más alla de la frontera, en el oeste hay una tierra de promisión. Una tierra fertil, llena de riqueza, pero una tierra dura y difícil para aquellos que se atreven a entrar en ella. Miles de personas lo harán. Pero no estarán solos. Habitantes de otras culturas distintas a las suyas les esperan. Desde hace muchas generaciones se encuentran asentados allí. Dos mundos muy distintos frente a frente. El choque es inevitable.

Es Indian Country.

Mahlon Mitchell vivió en su juventud con los crows durante cinco años, los abandonó sin despedirse y regresó junto a ellos viejo y fracasado. Cualquiera que se nuestro juicio sobre Mahlon Mitchell debemos reconocer que era un hombre valiente. Tenía miedo de volver con los crows, pero de todos modos regresó y no es óbice para ello el que lo hiciera por desesperación. Jamas había tenido tanto miedo en su vida.

Eran seis los que formaban la partida que fue a buscar el poblado de Becerro Amarillo. El teniente Bradford llevaba consigo al sargento O'Hara y a tres soldados de caballería. Eso hacía cinco. El sexto era el  pelirrojo Mahlon Mitchell…

Indian Country es un conjunto de relatos ásperos, sobrios. Relatos breves, crueles en ocasiones. relatos de vida y muerte, de esperanza y de fracaso. Relatos de aventuras, relatos llenos de verdad, relatos del Oeste Americano.

Al observar lo que pasaba dentro de su mente, lo vio claro: este hombre tenía miedo. Este Ranson Foster. Pero nadie más lo sabe. Avanza y tiene miedo, pero no es un cobarde. Recuérdalo. Recuérdalo, Hallie.

Liberty Valance le dió la clave.

-¿Me andabas buscando? – le dijo entre dientes. Sonreía….

-Te debo algo y quiero pagar mi deuda – le respondió Ranse.

La mano de Liberty relampagueó con su arma. El revólver en la mano de Foster explotó, y con él todo su universo.

El hombre que mató a Liberty Valance dirigida por John Ford se estrenó en 1962. Un hombre llamado caballo protagonizada por Richard Harris lo hizó en 1970.  Como estas películas, otras muchas más, algunas de ellas consideradas obras maestras del género,  llevaron a la gran pantalla relatos del Oeste Americano publicados muchos de ellos en revistas como Argosy, Colliers y otras.

Son los relatos de Río Rojo, Raíces Profundas, Río Bravo, Centauros del Desierto…

Cine y literatura siempre juntos, inseparables, una vez mas.

Dorothy M. Johnson nació en la ciudad de McGregor, Iowa, en 1905 y murió en Montana en 1984. Como tantos otro, se inició en el periodismo, centrando su carrera en el western y convirtiéndose en una referencia del género.

Ningún hombre vivía en tierra india mucho tiempo si paraba en ella para buscar problemas…

 

Marcovaldo, Italo Calvino

Marcovaldo, Italo CalvinoMarcovaldo
Italo Calvino
Barcelona: Libros del zorro rojo, 2013
Traducción: Juan Ramón Masoliver

Ilustrado por Alejandro Sanna

Marcovaldo ovvero Le stagioni in cittá (Giulio Einaudi, 1963) 

Marcovaldo, obrero en una fábrica tan difusa como la ciudad en la que vive, es en realidad un soñador. Y como todos los soñadores es al mismo tiempo encantador y torpe, villano y poeta, adorable y pobre diablo. Busca, desde el corazón del cemento y las fábricas que ensucian el río, estar en contacto con la naturaleza. Marcovaldo se vuelve loco de contento si mientras espera en la cola del autobús divisa asomando entre dos adoquines el sombrero de una seta. Y será feliz sintiéndose el único en haberla descubierto, y recolectará más, y hará fiesta en casa con la familia y… olvidará preguntarse si eran comestibles. Marcovaldo, un adulto niño aún con la ilusión intacta, sin miedo a tropezarse, que mira alrededor de otra manera, descubriendo posibilidades contra pronóstico. Y leer sus aventuras divierte, sí, te traslada a una época de la vida en la que nada parecía imposible. Pero al mismo tiempo hace sentir compasión y contagia una melancolía que, como la niebla del invierno, va dulcemente cubriéndolo todo.

Ilustración de Alejandro Sanna

Tenía este Marcovaldo un ojo poco adecuado a la vida de la ciudad: carteles, semáforos, escaparates, rótulos luminosos, anuncios, por estudiados que estuvieran para atraer la atención, jamás detenían su mirada que parecía vagar por las arenas del desierto. En cambio, una hoja que amarilleara en una rama, una pluma que quedase enganchada en una teja, nunca se le pasaban por alto: no había tábano en el lomo de un caballo, taladro de carcoma en una mesa, pellejo de higo escachado en la acera que Marcovaldo no notase, y no hiciese objeto de cavilación, descubriendo las mudanzas de las estaciones, las apetencias de su ánimo y la miseria de su existencia.

Publicado por primera vez en 1963, el libro incluye veinte relatos, cada uno de ellos ambientado en una estación del año, cinco por cada una de ellas. Para saber más sobre esta edición de 2013 en la editorial Libros del Zorro Rojo se puede visitar aquí su web.

Italo Calvino en la Biblioteca de la UPM

Casa de muñecas, Patricia Esteban Erlés

Cubierta de Casa de muñecas, Patricia Esteban ErlésCasa de muñecas
Patricia Esteban Erlés
Ilustrado por Sara Morante
Madrid: Páginas de Espuma, 2012

Una colección de micorrelatos terroríficos donde los haya -en estas fechas de muertos y huesos de santo no le viene nada mal a la imaginación- es lo que propone Patricia Esteban Erlés en este libro/casa de muñecas que cuenta con una buena cantidad de ilustraciones de Sara Morante, sugerentemente perversas, en negros, grises y magenta (o como se dice en uno de los cuentos: rojo cicatriz).

Este libro/casa de muñecas está dividido en los capítulos/habitaciones que suele tener toda casa victoriana difuminada en nieblas y secretos antiguos que se precie, y en cada espacio, como si de los cajones de la cómoda de la abuela se tratasen, van los terrores correspondientes: muñecas fatales y killer barbies en el cuarto de juguetes, presencias en el armario del dormitorio, un monstruo en el desván de los monstruos, claro está, y fantasmas en… bueno, fantasmas por todas partes, como la vida misma.

Ilustración de Sara Morante

Microrrelatos bien ejecutados, terror sostenido o insostenible para caracteres sensibles, gusto por lo macabro, humor negro, niñas de porcelana y variedad de sorpresas que nos amargarán deliciosamente una tarde-noche de noviembre mientras una sopa saluda con sus dedos de humo y nos sorprende la cantidad de gente que está sentada ahora mismo en las sillas vacías junto a la mesa.

Dos entrevistas a las autoras, en El Mundo y en la revista Culturamas.

Patricia Esteban Erlés, por Sara MorantePatricia Esteban Erlés (Zaragoza, 1972) estudió Filología Hispánica. Obtuvo el Premio de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en 2007 con Manderley en venta y el XXII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal en 2008 con Abierto para fantoches.

Ha publicado libros de cuentos, Manderley en venta (2008), Abierto para fantoches (2008) y Azul ruso (2010). Y varios de sus cuentos han sido antologados en volúmenes temáticos  y diversas antologías.

Sara Morante, por Sara MoranteSara Morante (Torrelavega, 1976) estudió Artes Aplicadas en España y en Irlanda. Obtuvo el Premio Euskadi de ilustración 2012 por La flor roja de Vsévolod Garshín y el Premio Nacional de Arte Joven, categoría ilustración del Gobierno de Cantabria en el año 2008.

Además de Casa de muñecas, ha ilustrado los libros Diccionario de literatura para esnobs, de Fabrice Gaignault, Los zapatos rojos de H. C. Andersen, La flor roja de Vsévolod Garshín, Xingú de Edith Wharton, Señal de Raúl Vacas y Los Watson de Jane Austen.

El Ruletista, Mircea Cărtărescu

El Ruletista, Mircea CărtărescuEl Ruletista
Mircea Cărtărescu
Madrid: Impedimenta, 2010
Traducción: Marian Ochoa de Eribe

 

La ruleta rusa, esa apuesta que consiste en introducir una bala en el tambor de un revólver, hacerlo girar con determinación y pegarse un tiro en la cabeza. Si ésta no vuela hasta la pared y decora un desconchado, el jugador cobra el privilegio de sostener algo aún sobre los hombros (al menos hasta la próxima puja).

El ruletista de Cărtărescu se hace de oro contra toda estimación probabilística, salta la banca de la fama, pues después de arriesgar su vida en repetidas ocasiones a una sola bala, comienza a aumentar sin inmutarse el número de proyectiles en el cargador, hasta provocar que lo que hasta ese momento sucedía en el contexto de lacónicas reuniones de inframundo se convierta en un espectáculo de salón, donde un público caprichoso de sangre, excitado ante la cada vez más inminente danza de la muerte, eleva sus apuestas en medio de una atmósfera de colectivo éxtasis.

El jugador, pese a ganar siempre por una extraña determinación del destino, es un ser desafortunado, un portador de inmensa tristeza. Igual que el narrador de la historia, un octogenario que asomado a su propio precipicio está buscando, por medio de la palabra escrita, algo semejante a la inmortalidad.

Relato, pues, de tintes existencialistas, oscuro, de algún modo sobrecogedor, breve y certero, donde la vida y la muerte se burlan de sus perseguidores.

El Ruletista, editado por Impedimenta tanto de forma independiente como integrando el volumen de cuentos Nostalgia, es obra del rumano Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956), poeta, narrador y crítico literario rumano.

Estas dos entrevistas, realizadas por El País y la revista Jot Down, sirven para conocer mejor al autor.

 

Cuentos completos, Roald Dahl

Alfaguara acaba de publicar los Cuentos completos de Roald Dahl. Un autor que engancha porque domina como nadie el arte del suspense y el humor negro.

Roald Dahl

Esta colección deparará un montón de sorpresas para los que no lo hayan leído aún. Y unos cuantos relatos inéditos para quienes ya lo conozcan.

En nosóloténica ya reseñamos sus Relatos de lo inesperado.

Roald Dahl en la Biblioteca de la UPM

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