La luz de la noche (The last days of night). Graham Moore

carátula del libroLa luz de la noche
(The last days of night, 2016)
Graham Moore
Barcelona : Lumen, 2017
Traductor: Antonio Lozano

La luz de la noche, The last days of night (en su título original) es el relato novelado del alumbramiento de la electricidad como actividad intelectual y empresarial; su efecto sobre el desarrollo industrial y económico; sobre los litigios billonarios relacionados con las patentes y las licencias de explotación, y el juego sucio encubierto de todas las partes implicadas.

Se nos describe un ambiente Neoyorkino cultural e industrialmente efervescente, a finales del siglo XIX, apenas un lustro (1885-1890). La invención de la invención como proceso industrial: Edison, Westinghouse, Graham Bell y Tesla, rara amalgama de artesanos, visionarios y vendedores, junto a un joven abogado (en su veintena) desconocido para el gran público y reconocido en el ámbito legal por el desarrollo el Sistema Cravath que sistematiza el reclutamiento, la rotación, el entrenamiento y la promoción del capital humano en los grandes despachos de abogados que hoy vemos en tantas películas y series americanas.

La bombilla de incandescencia y sus filamentos; los generadores de corriente continua frente a los de corriente alterna; la silla eléctrica como afilada artimaña e iconografía de la peligrosidad de unos generadores frente a otros; el reto tecnológico del transporte eficiente de la electricidad a grandes distancias; todos ellos son objeto de reflexión y análisis como ejemplos relevantes (no siempre exitosos) de invención y emprendimiento; término de reciente cuño tan valorado en nuestra sociedad, y en esta Universidad (véase ActúaUPM ya en su 15ª edición).

Si la novela es adictiva, la nota del autor subyuga por su honestidad al desgranar ficción y certeza; cita fuentes verificables sin pedantería, y presta atención a todos los personajes implicados independientemente de su relevancia y reconocimiento, pasado o presente.

foto del autorGraham Moore (1981) es un escritor, guionista y productor de cine que ha recibido múltiples galardones por The Imitation Game, entre ellos el óscar al mejor guion. Esta novela, editada en castellano en mayo de 2017 por Lumen, está actualmente en proceso de ser llevada al cine bajo la dirección de Morten Tyldum.

Cita de norbert wiener

Graham Moore en la Biblioteca UPM

Semmelweis, Louis-Ferdinand Céline

Semmelweis, Louis-Ferdinand Céline

CélineLouis Ferdinand Auguste Destouches (Céline, 1864-1961), en su menos refutada faceta de médico humanista, elige a su colega Ignác Semmelweis (1818-1865) como objeto de estudio en su tesis doctoral y escribe con delicado encanto literario un recorrido a través del sufrimiento y muerte de las mujeres aquejadas de infección puerperal en una era industrial en eclosión: el siglo XIX; hay que agradecer a Marbot Ediciones la recuperación en castellano de un texto notable por su calidad, y escueto en extensión (apenas 100 páginas en formato octavilla), editado en 2009 y re-editado en 2014.Carátula del libro en su primera edición

Observamos que Semmelweis llega a la medicina por descarte y a la obstetricia por casualidad. Húngaro de nacimiento y corazón en un imperio decadente, se enfrenta a la trágica realidad de las mujeres de escasos recursos abocadas al menos en uno de cada tres casos a la muerte tras el parto. Semmelweis vive aterrado por su incapacidad para comprender la naturaleza contingente del problema cuyos números cambian de manera errática a lo largo del año, entre hospitales y hombres. Se siente culpable; tantea experimentos con resultados catastróficos; avanza en la oscuridad de una ciencia nueva (una arte antiguo) y comprueba con consternación que los obstetras (todos hombres) son más causa que remedio de la enfermedad.

“Me encantaría que mi descubrimiento perteneciera al orden físico, pues no importa cómo explique uno la luz, eso no le impide iluminar, la luz no depende para nada de los físicos. Mi descubrimiento, por desgracia, depende enteramente de los obstetras. Con eso está todo dicho”.

 

Siento que es precisamente esa naturaleza atormentada de Semmelweis la que atrae, a ese personaje discutible que es Céline; el quijotesco ataque a unos profesionales insensibles, endiosados, que se niegan a las más elementales condiciones de higiene; una discusión que alcanza comisiones de investigación, países, sociedades médicas y científicas.

 

“ Quiso echar abajo todas la puertas que se rebelaron contra él, y se hizo crueles heridas.

La verdad exige que señalemos un gran defecto de Semmelweis: el de ser brutal en todo, y sobre todo consigo mismo.”

 

Semmelweis, Ignaz, 1.7.1818 - 13.8.1865, Austrian physician, "Saver of Mothers"Semmelweis acaba mal, se intuye, se presiente, se vaticina; aun así su persona es menos equívoca, menos contradictoria que el autor de su biografía, considerado magnífico por su denuncia de la brutalidad humana en sus primeras novelas: Viaje al fin de la noche y Muerte a crédito, y maldito por sus posteriores inclinaciones políticas. Céline procura no agradar, y está siempre presto a contratacar incluso a quienes lo buscan; algunas entrevistas tardías en la red lo atestiguan.

 

“Todo se expía, tanto el bien como el mal se pagan, tarde o temprano. Naturalmente el bien es mucho más caro”.

 

Louis-Ferdinand Céline en la Biblioteca UPM

 

Terceto, Pablo Montoya

Cubierta de Terceto, Pablo MontoyaTerceto
Pablo Montoya
Barcelona : Literatura Random House, 2016

Terceto reúne tres obras del autor colombiano Pablo Montoya (galardonado con el XIX Premio Rómulo Gallegos por la novela Tríptico de la infamia): Viajeros, Trazos y Programa de mano. Cada una es una colección de textos breves -poemas en prosa o minificciones- que tienen como protagonista casi siempre a un personaje real, histórico, y otras a uno literario, imaginario o simplemente anónimo (viajero, pintor, músico) que desgrana en primera persona, enfrascado en un momento clave de su biografía (desde el lecho de muerte, a punto de iniciar una travesía de incierto destino, en el instante de soñar una partitura), su visión de la realidad, del sentido de la propia vida, del paso del tiempo, de la identidad. Estos personajes, de algún modo atrapados por nuestro imaginario, que no pueden dejar de vivir la vida que les ha tocado y que conocemos contada por otros, que miran a través de unos ojos y un sistema de creencias empañados por el espíritu de una época, trasladan al lector de manera inevitable a otro mundo; le desplazan, le aventuran, raptan su imaginación como sólo la buena literatura es capaz de hacer.

ROBINSON CRUSOE

El mar o la tierra. La desierta isla o el Londres populoso. Escuchar mi voz o la distinta voz de Viernes. Haberme quedado en la casa de York, con mis padres, o esta insensata aventura. Los años de soledad aquí, o un minuto, uno solo, de amor compartido allá. En este momento en que los hombres se acercan para rescatarme, tiemblo, tengo miedo y no sé nada.

De Icaro a un astronauta, de los signos de Lascaux a Fabián Rendón, de Venantius Fortunatus a Leo Brouwer, van desfilando semblanzas resueltas en un estilo poético de fraseo corto con gran impacto emocional, sencillas y a la vez hondas y evocativas. Ya lo advierte la cita de Roland Barthes en la primera página: estamos ante un pequeño universo de seres que se cuentan a sí mismos, “Tout mon petit univers en miettes.”

Icosaédrico Eco (in memoriam)

Cita de Umberto Eco

Icosaédrico Eco (In memoriam)

Un icosaedro es un poliedro de 20 caras. Esta es la metáfora que personalmente más me encaja para Umberto Eco, dada la multiplicidad de disciplinas, intereses y conocimientos con que nos sedujo.

Una personalidad multidimensional de estas características pone quizás en tela de juicio el refrán: el que mucho abarca, poco aprieta. En este caso, hay consenso abarcó y profundizó mucho, no fue simplemente un diletante.

Aunque en el icosaedro las caras son iguales, la percepción que tenemos de Umberto Eco está más sesgada hacia la novela: El nombre de la rosa o El péndulo de Foucault, o los artículos periodísticos.

Yo me quedo con tres aspectos (caras): su vertiente académica como gran profesor (Cómo se hace una tesis),  su enfermiza bibliofilia (afirmaba que sólo un bobo pensaría que sólo los libros que se han leído están en una biblioteca particular), y con su sentencia (y libro) Traduttore, Traditore!.

icosaedro

Del primero recuerdo la enorme impresión que me produjo, a principio de los 90 del siglo pasado (cuando yo comenzaba mi tesis doctoral), su mente afilada, y tan bien organizada. El pertenece al ámbito de las humanidades (yo no) pero fue capaz de demostrarme cómo definir cualquier problema y el consecuente esqueleto del documento de tesis en minutos: si decidiera escribir sobre… Me lo pasé de cine.

Con el segundo aspecto relacionado con la bibliofilia, mi alma puritana se sintió herida, yo sí pensaba que sólo se debería disponer de lo leído, y comprendí entonces que una biblioteca no es una exhibición de intelectualidad, sino un oráculo al que consultar tus desvelos.

De su dimensión como semiólogo me quedo con su explicación de la sentencia Traduttore, Traditore!, pues si te ajustas a la letra puedes perder o lacerar el contenido, y si te ajustas al contenido la traducción es probablemente demasiado libre.

Una personalidad como la suya no se diluye ni desaparece fácilmente, ahora escuharemos su Eco desde sus libros.

He hablado de tres aspectos, ¿Qué pasa con los otros 17? la pelota está en vuestro campo.

cita de U.Eco

Umberto Eco en la Biblioteca UPM

Oliver Sacks (9 julio 1933 – 30 agosto 2015): químico, neurólogo, literato, divulgador, humanista

Oliver Sacks past away. Esta podría ser la frase inicial en un obituario anglosajón. Es una expresión afortunada pues no requiere hipótesis de partida.Imagen de Oliver Sacks

Oliver Sacks, de origen británico, neoyorquino de adopción, comenzó en el mundo de la química. Su primera autobiografía (familiar) se titula El tío Tungsteno. Una anécdota nos indica que su tutor en el instituto, ante la afición a hacer volar los laboratorios de química, escribió: Sacks llegará lejos, si no va demasiado lejos.

Uno de sus hermanos enloqueció en la infancia probablemente con cierta influencia de los bombardeos de la segunda guerra mundial, quizás de ahí deviniera parte del interés por los procesos atípicos de la mente.

Algunos de sus libros más conocidos son El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, y Veo una voz. Aunque son muchos… muchos. Despertares (Awakenings) fue llevado al cine y protagonizado por Robert de Niro y Robin Williams, por ejemplo.

Gustaba de recopilar historias clínicas antiguas (s XIX) pues decía que estaban prolija y delicadamente documentadas con una capacidad de expresión y emoción muy superior a la actual. En especial gustaba de analizar la descripción de las alucinaciones. Podemos verlo en una reciente conferencia TED: ¿Qué revelan las alucinaciones sobre nuestras mentes?

Luchó denodadamente por des-estigmatizar las enfermedades mentales. Fue un buen hombre. Descanse en paz.

Oliver Sacks en la Biblioteca UPM

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