Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, Enrique Jardiel Poncela

Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?

Enrique Jardiel Poncela

Cátedra

Era un hombre guapo -no muy guapo, sino lo bastante poco guapo para resultar guapo- ; tenía tres cosas negras:

el pelo, los ojos y el smoking

Acababa de cumplir treinta y ocho años, pero podía quitarse cinco sin correr el riesgo de que se lo creyera nadie; era alto, esbelto y flexible como un junco, consciente de su oficio; tenía también treinta y dos cosas blancas, a saber:

los dientes, colmillos y muelas de su dentadura.

Los hombros, anchos; la cintura, estrecha; las pestañas, largas; la documentación, en regla.

Él es Pedro de Valdivia, un seductor, un Don Juan. 36857 son sus conquistas. Ninguna se le resiste. Domina el arte de la seducción pero el éxito continuo le ha llevado al hastío. Está cansado del amor pero una luz aparece para iluminar su corazón apagado.

Se trataba de una mujer alta del sexo femenino.

Distinguidisima

Delgada, y con una delgadez armoniosa que hacia extraordinarios sus más insignificantes ademanes.

Se movía despacio, igual que las civilizaciones y las panteras, aunque para ser civilización le faltaba salvajismo y para ser pantera le sobraba fiereza. Pertenecía a ese grupo de mujeres que conservan su aspecto elegante hasta en los naufragios.

La boca roja, encendida, ardorosa y fatigada, como de haber besado mucho y de haber mentido otro tanto.

 

Ella es Vivola Adamant. 37329 son sus conquistas. Ella también está hastiada del amor. Se encuentran, el destino los une, seres semejantes condenados a encontrarse, a amarse, a seducirse, ¿será posible? O el aburrimiento de sus vidas llenas de amores vacíos se lo impedirán.

De nuevo Jardiel Poncela en las páginas de Nosolotecnica y con él, su mejor arma, infalible, invencible… el humor.

¿Que no hay nada en el mundo, ni lo más noble que no se doblegue al dinero?

Risa, risa

¿Que todo está edificado sobre mentiras asquerosas y mantenido por injusticias eternas?

Risa, risa

Jardiel en la Biblioteca Universitaria UPM

Palabra, ojos, memoria / Edwidge Danticat

Edwidge Danticat: 

Palabra, ojos, memoria. 

Traducción de Damián Alou. 

Ediciones del Bronce, 1998.

Círculo de Lectores, 1999. 

Título original:

Breath, Eyes, Memory (Soho Press, 1994)  

En los cuentos de hadas, el tonton macoute era un espectro, un espantapájaros de carne humana.  Llevaba sobretodos de mahón, y un machete y una mochila hecha de paja. En la mochila siempre llevaba trozos de niños que habían sido malos, a quienes había desmembrado para comérselos como tentempié. Si no respetas a tus mayores, el tonton macoute vendrá a buscarte.  (p. 124) 

En muchas sociedades empobrecidas, la familia suele convertirse en el último asidero de las personas; una familia entendida como línea de transmisión femenina cuyas sucesivas generaciones han de cargar con el trabajo fuera de casa –si lo hubiere- y al tiempo con la manutención y la crianza, en entornos amenazadores y violentos por añadidura: los resortes de la injusticia estructural. Corrupción y brutalidad sistémicas gripan el desarrollo social hasta que no hay otra salida que una emigración que es en realidad una huida. De una diáspora femenina en el marco de Haití y Norteamérica nos habla Edwidge Danticat (Puerto Príncipe, 1969-) con gran poder evocador, lenguaje chispeante y buenas dosis de mágica ensoñación. Sin ser una historia coral, tiene una vertiente más colectiva –de la que extraer conclusiones sociopolíticas-, y otra más introspectiva. Una maraña de autoimposiciones y tabúes derivados de un pasado traumático se interpondrán en el camino de la resiliencia. Asoma un trasfondo antropológico que nos remite a otro título en su día reseñado en NoSóloTécnica: El concepto de honor en la sociedad mediterránea. No en vano los esquemas culturales de la sociedad tradicional haitiana beben de fuentes africanas y europeas. 

La novela se publicó por primera vez en los Estados Unidos en 1994, en un momento y ambiente cultural propicios. De hecho el Nobel de Literatura se le había otorgado a Toni Morrison justo el año anterior, en 1993. Pero aun así la combinación argumental género + migración no estaba tan en el candelero como ahora, al menos en Europa. Este rasgo, junto a la indudable calidad de escritura, le han otorgado ya a Palabra, ojos, memoria una pátina de obra clásica. Por consiguiente se trata de un libro de los que vale la pena rescatar, con un potencial de impacto acorde al mundo post-MeToo y al actual impulso de descolonización cultural. Merecería a estas alturas una reedición crítica en castellano, con traducción pulida y adecuada contextualización de sus frecuentes localismos verbales. Respecto al título original hay un matiz digno de comentarse: Breath… se correspondería más bien con aliento o respiración… 

Edwidge Danticat en: Biblioteca UPM.

El legado de las diosas. Kateřina Tučková

[Madrid] : Periférica & Errata Naturae, 2021
Traducción: Kepa Uharte
Título original: Žítkovské bohyně (2012)

En la localidad morava de Žítková, situada en la región de Zlín, en medio de los Cárpatos Blancos, sobrevive una pequeña comunidad de mujeres que generación tras generación ha legado a sus hijas y nietas un don con orígenes inciertos, pero que viene de muy lejos en el tiempo. Estas mujeres, en perfecta comunión con la naturaleza, conocen los secretos de las raíces, los beneficios de las hierbas, las fortalezas de los árboles, el poder sanador del agua de manantial. Confían en la palabra y en la fe que sus clientes depositan en su sabiduría. Leen el futuro, desentrañan hechos ocultos del pasado, expulsan las tormentas. Se encomiendan a Dios antes de ejercer sus habilidades, de ahí que se las llame “diosas”. Las diosas de Žítková. Pero no todas ellas han estado del lado benéfico de la magia, las hay que eligieron un camino más oscuro.

Descendiente de diosas, hija de Irena, sobrina de Surmena, Dora Idesová es la última de la estirpe. No ha heredado el don. O al menos no lo siente en su interior. Ni su madre, ni su tía alcanzaron a enseñarle el oficio antes de padecer violentos finales. Pero Dora sí siente una urgencia en su interior, la necesidad de esclarecer la verdad sobre las diosas y limpiar su imagen, qué fue de ellas, por qué fueron vigiladas y perseguidas tanto por el régimen soviético como por los nazis.

Cuál fue su verdadera historia y qué de todo eso habita en ella misma. Consultando archivos que durante años han estado restringidos, pero que en los años 90 ya pueden ser accedidos sin cortapisas, Dora indaga en la historia de las diosas y en los motivos que las condujeron a su final. Sorprendida y golpeada por las venganzas, injusticias, mezquindades y odios injustificados que va encontrando en esos informes polvorientos, Dora reconstruye la historia, lo bueno y lo malo de las diosas, a costa de su propia estabilidad emocional.

En la cubierta de la edición, una fotografía de la rusa Natalia Drepina, fotógrafa de inquietantes y melancólicas atmósferas femeninas.

Kateřina Tučková, nacida en Brno en 1980, es escritora y publicista. Ha obtenido el premio Magnesia Litera dos veces, una por La expulsión de Gerta Schnirch, en 2010, y otra por El legado de las diosas, en 2012. Su obra, a medias entre la literatura y la investigación histórica indaga en el pasado de su ciudad, Brno, y en la influencia de los regímenes totalitarios.

La conquista del aire / Belén Gopegui

Belén Gopegui: La conquista del aire.

 Anagrama, 1998

Reedición: Debolsillo, 2013

 Sus padres habían pasado por épocas duras, sin embargo él siempre había tenido cosas. A cambio de algo. Porque vivían en una casa pequeña y a través de los tabiques no le había quedado más remedio que oír cómo la enciclopedia del hijo significaba letras, la intranquilidad de su madre, el no abrigo nuevo de su padre. Carlos había entendido el mecanismo. Y se había sentido fascinado cuando, a los trece años, conoció la biblioteca popular del barrio. Allí sí era posible tener un libro a cambio de nada. Tenerlo en casa prestado, usarlo y devolverlo a cambio de nada, a cambio de ningún no deseo de sus padres. Eso quería Carlos, una biblioteca pública, tener algo que no fuera suyo y no le faltara a otro. (Primera parte, I, p. 41)   

  Quede claro que este no es un libro sobre aviación ni aerostación. Madrid, mediados de los años 90 del siglo XX. Una ciudad en la que aún se consultaban catálogos industriales en soporte papel, en vísperas de la generalización de internet y de su oleada globalizadora, antes de convertirse en una ciudad latinoamericana y crecientemente polarizada en lo social. Entra en juego –crítico- una generación de universitarios en la treintena. No son exactamente aquellos Hijos de la mierda evocados por Ricardo Cid Cañaveral (El bordillo seguido de Textos inéditos), pero no andan muy lejos. Demasiado jóvenes para haber vivido en primera línea los violentos estertores de la dictadura, iniciados en la efervescencia cultural de la Transición, y en el fondo dispuestos a no perder ripio en la sociedad neocapitalista y liberal –en múltiples sentidos del término- fraguada desde los años 80. Personajes que se aferran con uñas y dientes a sus logros y capacidades profesionales en un entorno cada vez más competitivo y duro, sin alternativas sociopolíticas sustanciales a la vista.  

Pues esta es una historia de economía política del deseo y las relaciones personales, en el cruce entre capital, emociones, sentimientos y vínculos, un relato de suspicacias y equilibrios merodeando en los límites de la autoconfesión  y el acomodo, muy especialmente en el ámbito de la pareja. De hecho, acuden a nuestra memoria ensayos de reflexión crítica sobre el particular, de aquellos años: Contra la pareja (1994), de Agustín García Calvo; o La pareja, una misión imposible (1995), de Josep Vicent Marqués. En fin, veremos en qué estado quedan los protagonistas magistralmente cincelados de esta novela coral. Una obra que bucea en las conciencias más allá de la mera crónica, literatura robusta que sin caer en un moralismo grosero ayuda a conocerse y a mejorar. Si desde un punto de vista poético se asiste al epitafio por agotamiento de la inercia progresista de un tiempo característico, desde una óptica social cabe preguntarse si La conquista del aire no viene a resultar una foto fija de la prehistoria embrionaria del actual aspiracionalismo, esa suerte de desclasamiento postmoderno tan aparentemente cool como feroz en potencia. 

La conquista del aire fue adaptada al cine con el título de Las razones de mis amigos (2000). Película muy apreciable dirigida por Gerardo Herrero, y protagonizada por Marta Belaustegui, Joel Joan y Sergi Calleja. 

Belén Gopegui en: Biblioteca UPM

Donde cantan las ballenas. Sara Jaramillo Klinkert

Cubierta Donde cantan las ballenas, Sara Jaramillo KlinkertBarcelona : Lumen, 2021

Llego al final de esta novela de la colombiana Sara Jaramillo Klinkert con los ojos empañados de árboles, de musgo, de jaleo de pájaros, de zumbido de abejas, de flores de coral, de piedras negras con ojos, de olor a mango en el salón, de ballenas surcando el jardín. De una selva que ha traspasado el umbral de una casa buena para esconderse, cerca de las montañas, a donde no llega más camino que el que los pasos se empeñan en abrirle a la espesura. La casa donde vive la niña Candelaria, con su madre y su hermano, sin el padre que los ha abandonado. Un hombre que ha dejado tras de sí, en la imaginación de su hija, todo un mundo de cuentos que sirven para oír la música de las cosas, para sobrevivir entre algodones, pero no sirve de nada para entender ni afrontar la realidad. La cruda y persistente realidad que Candelaria va a empezar a ver poco a poco, un velo cayendo detrás de otro, a la fuerza, después de haber sido expulsada del mundo mágico que el padre le tejió, gracias también a la llegada de nuevos huéspedes dueños de peculiaridades y rarezas que van a servirle a Candelaria de ventanas al mundo. Con ellos aprende a mirar, a ver. Comprende algunas verdades. Por ejemplo, que los adultos no tienen la manera correcta de hacer las cosas e improvisan en medio de incertidumbres. Que dentro de una familia hay violencia. Que toda decisión implica una renuncia. Que lo que cambia no son las cosas sino nuestra forma de mirarlas.

Donde cantan las ballenas describe el camino de aprendizaje de niña a mujer de Candelaria y nos muestra con qué zozobra salimos a percibir el mundo, cómo de importante es nuestra responsabilidad en ese proceso y qué cosas dejamos atrás. Una bella, frondosa e imaginativa novela de una autora que fue finalista del Premio Nacional de Novela de Colombia por su obra autobiográfica Cómo maté a mi padre y que es dueña de una tienda de especias (Ábrete Sésamo) en Medellín repleta, como estas páginas, de olores y colores y sabores y formas.

El vistoso collage que ilustra la cubierta de esta edicion de Lumen es obra del poeta visual Raúl Lázaro, un artista cuya obra vale la pena conocer.

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