Cuentos, jaques y leyendas. Manuel Azuaga

Sevilla: Renacimiento, 2021

Aunque el posible lector de la presente obra, que tiene al ajedrez como tema principal, no sepa mover sus piezas con el mejor de los criterios, o no sea capaz de imaginar planes ganadores para sus partidas, o simplemente no haya jugado una partida en su vida, el disfrute que puede obtener de las historias que en ella se cuentan puede ser igual al de los más diestros jugadores. Pues en estas páginas no hay anotaciones, ni partidas, ni combinaciones, ni terribles diagonales, ni redes de mate. Lo que hay son historias, nada más y nada menos, historias que Manuel Azuaga, que es un gran conocedor de la historia del ajedrez, ha contado, y sigue, tanto en el delicioso podcast El rincón del ajedrez como en las páginas de Diario Sur.

La obra se compone de treinta historias sobre grandes jugadores y jugadoras de ajedrez (no quiero dejar de mencionar el especialmente emotivo artículo sobre la ucraniana Liudmila Rudenko, segunda en la historia del ajedrez en ser campeona del mundo, y que salvó a 300 niños del horror nazi en Leningrado), pero también habla sobre artistas, cantantes, actores, directores de cine que han tenido una relación estrecha con este juego-ciencia, personalidades tan populares como Stanley Kubrick, Enrique Morente, Chaplin o Nabokov. Yo me he quedado a cuadros (blancos y negros) al saber que el final de Casablanca estuvo a punto de ser diferente a causa de la tremenda afición que Humphrey Bogart profesaba por el ajedrez.

Además, los relatos están contados con un estilo ameno y con habilidad para llevarte en unas pocas líneas y sin que lo notes al momento histórico apropiado o a las circunstancias que envuelven a cada uno de los protagonistas retratados, de modo que una vez que empiezas, ya no vas a poder parar de leer.

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La cubierta -también los artículos publicados en Diario Sur- está ilustrada por el reconocido artista madrileño Sr. García. En sus collages hay algo de humor, algo de surrealismo y mucho de imaginación y asociaciones inesperadas.

Ajedrez en Biblioteca UPM

¿Quién dice que el ajedrez es aburrido? ¡Que me lo cargo! El Divis y Pepe Cuenca

Barcelona: Espasa, 2021

Que el ajedrez es aburrido es un tópico mil veces repetido. Y que la retransmisión de una partida de ajedrez, por muy potentes que sean los rivales, no hay quien la resista, también. Pero algo está cambiando y este libro es un maravilloso ejemplo. Pepe Cuenca, ingeniero de caminos, canales y puertos y gran maestro internacional de la FIDE, y David Martínez (conocido como el Divis), maestro internacional y entrenador de grandes maestros y de la selección femenina, nos cuentan en sus páginas cómo han llevado las retransmisiones ajedrecísticas a otro nivel. Ambos son comentaristas en el portal en español de Chess24 creado en 2014, una plataforma online que cuenta hoy día con miles de jugadores de todo nivel.

El 30 de noviembre de 2016, el campeón Magnus Carlsen y Sergey Karjakin se enfrentan por el título mundial. Comentando desde el barrio madrileño de Prosperidad están Pepe Cuenca, el Divis y el gran maestro internacional David Antón, uno de los mejores jugadores españoles en la actualidad. El final es uno de los más bellos remates vistos en un campeonato mundial, Carlsen sacrifica la dama para dar mate y coronarse campeón y Pepe Cuenca celebra la audacia con su ya clásico ratatatatata reservado para jugadas extraordinarias. Una metralleta que toma prestada de su admirado Andrés Montes, porque ambos comparten un espíritu lúdico e imaginativo similar. Una partida de ajedrez tiene largos tiempos muertos y, como ocurre en el baloncesto, es preciso llenarlos para entretener al espectador: desenfado, irreverencias, expresiones pegadizas, anécdotas que saquen una sonrisa, bromas, decoran sus retransmisiones de modo que la diversión está asegurada. Desde esa noche el público conectó con ellos y hoy día nos siguen brindando estupendas retransmisiones desde su canal de Youtube.

En este libro narran su recorrido por esos años, los comienzos, sus momentos buenos y malos, sus experiencias en torneos de varias ciudades como México, Perú o Cuba, la invención de la Copa Dicharachera (allí los jugadores tienen que expresar sus planes mientras juegan, ¡en voz alta!), la organización del Gran Torneo Internacional de Ajedrez San Fermín Mundial de 2021, con el mismo desenfado y buen humor que emplean en las retransmisiones.

En estos años de pandemia el ajedrez ha experimentado un incremento muy notable de seguidores y jugadores, en parte gracias al éxito de la serie Gambito de dama, en parte porque es una de las cosas a las que puedes dedicarte de manera online cuando no puedes salir de casa (además de cocinar bizcochos), pero sin duda ha tenido mucho que ver el buen hacer y la pasión por este deporte que transmiten don Pepe y el Divis.

Ajedrez en Biblioteca UPM.

Novela de ajedrez, Stefan Zweig

Cubierta de Novela de Ajedrez, Stefan ZweigNovela de ajedrez
Stefan Zweig
Barcelona: Acantilado, 2001
Traducción: Manuel Lobo

Die Schachnovelle (1941)

Nadie se espante: aunque el título lo sugiera, no es indispensable conocer las reglas del juego ni haber practicado nunca para disfrutar del obsesivo e intrigante relato que nos propone Stefan Zweig en su Novela de ajedrez, uno de sus más celebres trabajos. Habrá claves, eso sí, que deleitarán a los aficionados a eso de mover madera (¿quién lleva bien perder al ajedrez? ¿Qué jugador no ha experimentado el encabritamiento de sus emociones en una partida larga y disputada?). No decepciona la novela en ese sentido; sin embargo, lo verdaderamente apasionante del libro radica en la brillante descripción de dos psicologías extremas, opuestas diametralmente, que se enfrentan en un auténtico choque de temperamentos.

Se sitúa la acción en un transatlántico que zarpa de Nueva York rumbo a Buenos Aires. A bordo se encuentran el campeón del mundo, Mirko Czentovic, y el señor B, un antiguo prisionero de la Gestapo que huye de los nazis. Czentovic es considerado un genio de los sesenta y cuatro escaques, pero fuera de ellos no es otra cosa que un hombre anodino, incapaz de cualquier actividad intelectual diferente. Frío y arrogante, encuentra su mayor satisfacción en el beneficio monetario que le proporcionan las victorias que con tan poco esfuerzo obtiene en el tablero. A pesar de que el señor B asegura que no practica hace años, logra inquietar al campeón en una partida improvisada por un grupito de aficionados en cubierta, hasta el punto de forzarle unas inesperadas tablas. A raíz de ello, y a partir de aquí, conoceremos las extremas condiciones que le condujeron al dominio del juego. Y el precio que hubo de pagar a cambio.

Toda mi vida me han intrigado los monomaníacos, las personas obsesionadas por una sola idea, pues cuanto más se limita uno, más se acerca por otro lado al infinito; son precisamente estos seres en apariencia fuera del mundo los que, como termitas, saben construir en su ámbito una imagen reducida del mundo, única y extravagante. No disimulé, por tanto, mi intención de examinar con lupa aquel singular espécimen de monocordia intelectual.

Novela corta o nouvelle, las noventa páginas de este relato están escritas con una amenidad, una intensidad y una precisión psicológica tales que no le permiten a uno abandonar su lectura hasta haber devorado la última palabra. Stefan Zweig (austriaco de la primera mitad del XX) es uno de los escritores más leídos del siglo. En este fragmento de su Autobiografía expone las claves en que basa su éxito:

… el inesperado éxito de mis libros proviene, según creo, en última instancia de un vicio personal, a saber: que soy un lector impaciente y de mucho temperamento. Me irrita toda facundia, todo lo difuso y vagamente exaltado, lo ambiguo, lo innecesariamente morboso de una novela, de una biografía, de una exposición intelectual. Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un perfecto deleite. Nueve de cada diez libros que caen en mis manos, los encuentro sobrecargados de descripciones superfluas, diálogos extensos y figuras secundarias inútiles, que les quitan tensión y les restan dinamismo.

Stefan Zweig en las Bibliotecas de la UPM