Bosquejo del Juicio Universal, Vittorio Amadeo Alfieri

Cubierta de Bosquejo del Juicio Universal, Vittorio Amadeo AlfieriBosquejo del Juicio Universal

Vittorio Amadeo Alfieri (1749-1803)

2012

Este escueto libro (71 páginas), en formato pequeño (precioso), fue escrito por Vittorio Amadeo Alfieri en 1775 cuando tenía 25 años, 14 años antes de la toma de la Bastilla. Hijo de familia noble e ilustrada es autor de múltiples tragedias en verso, así como de numerosos ensayos.

Este libro, en cambio, presenta el diálogo entre Dios y las almas que van llegando a su presencia para ser juzgadas.

Algunos críticos le atribuyen ser el precursor del romanticismo en Italia, mi conocimiento no alcanza para tanto. Lo que a mi parecer está claro es que siendo ingenioso y satírico, no es malvado; y, permitiéndose muchas licencias, no creo que haya alma sensible que no lo encuentre plagado de estereotipos humanos (denominados asépticamente almas), espectacularmente caracterizados; personajes que van presentándose ante la corte celestial (fundamentalmente Dios, Hijo y Espíritu Santo), que a su vez dialogan entre ellos, así como con algún que otro arcángel (Rafael, Gabriel), y recibiendo el premio, aprecio o desprecio (a veces gordo) según la calidad de su sendero vital.

Vittorio Amadeo AlfieriEstoy convencida de que a estas alturas de la reseña algunos considerarán: “esto no es para mí”. Yo misma estaría de acuerdo si no fuera porque lo compré en un saldillo: 2 libros por 4 euros, a pesar de haber sido publicado por primera vez en castellano en 2012 en una edición de 500 ejemplares a cargo de Sd-edicions. Por eso, y por haberme sentido un poco avergonzada de haber pagado tan poco por tanta diversión y sano entretenimiento, he decidido hacer esta reseña; como decía Machado sólo el necio confunde valor y precio.

El título mismo: Bosquejo del Juicio Universal dice mucho del autor, pues incluir simplemente Juicio Universal apabulla, pero si sólo es un bosquejo… pues claro, la cuestión cambia y hace gracia… más gracia.

El destino de esta obra fue una representación teatral privada planeada para una de las reuniones de los sansguignon (sin-prejuicios) que era un pequeño círculo literario que se reunía en el domicilio del poeta. Alfieri escribía en francés (lengua materna de esta obra) por considerarlo en la época la lengua franca.

Pongamos algunos ejemplos de las sanciones del magistrado universal (Dios):

respecto al juicio de un Rey (cualquiera), Dios responde: “Los reyes aunque mediocres, se están convirtiendo en algo tan raro que haya que alentarlos con recompensas que en rigor no merecen”

mientras que en referencia a un Ministro (genérico) sanciona: “No lo inscribáis en ningún sitio, lo condeno a pasar su vida en un banco de escuela repitiendo el ABC”.

Portada de ejemplar de tragedia en verso de V.A. Alfieri

Vittorio Alfieri en la Biblioteca UPM

Bosquejo del Juicio Universal

Este es escueto libro (71 páginas), en formato pequeño (precioso), fue escrito por Vittorio Amadeo Alfieri a los 25 años, hijo de buena familia y escritor de múltiples tragedias en verso, así como numerosos ensayos. Algunos críticos le atribuyen ser el precursor del romanticismo en Italia, mi conocimiento no alcanza para tanto. Lo que a mi parecer está claro es que siendo ingenioso y satírico, no es malvado; y permitiéndose muchas licencias no creo que haya alma sensible que no lo encuentre plagado de estereotipos humanos espectacularmente caracterizados; personajes que van presentándose ante la corte celestial: fundamentalmente Dios, Hijo y Espíritu Santo (que a su vez dialogan entre ellos), así como algún que otro arcángel (Rafael, Gabriel), y recibiendo el premio (a veces gordo) a la calidad de su sendero vital.

Estoy convencida que a estas alturas de la reseña algunos considerarán: “esto no es para mí”. Yo misma estaría de acuerdo si no fuera porque lo compré en un saldillo de 2 libros por 4 euros (a pesar de haber sido publicado por primera vez en castellano en 2012 en una edición de 500 ejemplares). Por eso y por haberme sentido un poco avergonzada de haber pagado tan poco por tanta diversión y sano entretenimiento he decidido hacer la reseña; como decía Machado sólo el necio confunde valor y precio.

El título mismo: Bosquejo del Juicio Universal dice mucho del autor, pues incluir simplemente Juicio Universal apabulla, pero si sólo es un bosquejo… pues claro la cuestión cambia y hace gracia… más gracia.

El destino de esta obra fue una representación teatral privada planeada para una de las reuniones de los sansguignon (sin-prejuicios) que era un pequeño círculo literario que se reunía en el domicilio del poeta. Alfieri escribía en francés (lengua materna de esta obra) por considerarlo en la época la lengua franca.

Pongamos algunos ejemplos. Respecto al juicio de un Rey (cualquiera), Dios responde: “Los reyes aunque mediocres, se están convirtiendo en algo tan raro que haya que alentarlos con recompensas que en rigor no merecen”; mientras que en referencia a un Ministro (genérico) sanciona: “No lo inscribáis en ningún sitio, lo condeno a pasar su vida en un banco de escuela repitiendo el ABC”.

Mil millones de mejillones, Fernando Trías de Bes

Mil millones de mejillones

Fernando Trías de Bes; Toni BatlloriCubierta de Mil millones de mejillones, Fernando Trías de Bes

Mil millones de mejillones, divertimento con una base de teoría económica; curioso híbrido de novela histriónica y comic. Una manera divertida de acercarse, e incluso comprender, la situación económica actual partiendo de un relato  en el que se ven implicados casi todos los personajes del panorama político y económico a nivel nacional e internacional junto a ciudadanos anónimos de variada procedencia y formación. El personaje principal es un camarero en paro de Vallecas que es contratado por una Empresa de Trabajo Temporal para trabajar en un crucero cuyos detalles son confidenciales por tratarse de un caso sensible en términos de seguridad internacional.

Fernando Trías de Bes es MBA (Master of Business Administration) por ESADE y por la Universidad de Michigan. Es especialista en mercadotecnia e innovación y está dotado de una buena dosis de sentido del humor, que en estos momentos es muy de agradecer. Probablemente es más conocido por algunos otros textos suyos como El libro negro del emprendedor que aborda los errores más habituales que cometen los emprendedores,  o La buena suerte que escribió junto a Alex Rovira. Es posible consultar su bibliografía completa en: http://www.triasdebes.net/libros; una amplia selección de sus relatos y artículos puede descargarse desde allí incluso en versión audio pues han sido emitidos en programas radiofónicos

Toni Batllori Obiols, curioso compañero de viaje de Trías, es humorista gráfico del “La Vanguardia” y “El Jueves”, nacido en Barcelona en 1951, e hijo de  Antoni Batllori i Jofré, uno de los dibujantes de TBO (de casta le viene al galgo). En TBOsfera descubrimos que Batllori aparte de dibujar, también pinta y esculpe, actividades por las que ha recibido varios premios: el Premi Gat Perich (2004) y El Ciutat de Barcelona (2008). Se autodefine como “uno de esos hombres genuinos capaces de tropezar dos veces en la misma piedra después de haberla cambiado de sitio, universitario en mayo del 68… pero aquí”.

Mil Millones de mejillones se publicó por primera vez en 2010 y ya  va por su quinta re-impresión. A mí en dos días diez amigos me lo han quitado de las manos, mucha es la necesidad de humor inteligente.Batllori

El libro incluye como anejo unas breves biografías de famosos economistas que se van apareciendo (literalmente) en el relato: Adam Smith, Karl Marx, Friedrich Engels, Milton Friedman, David Ricardo, John Kenneth Galbraith o John Maynard Keynes.

Alguna vez hemos escuchado la frase:

¿Economía? ¡Eso te lo explico yo en dos tardes!

Pues con este texto quizás nos sobre una.

Fernando Trías de Bes en la Biblioteca UPM

Madrid, 1921. Un dietario. Josep Pla

Cubierta de Madrid, 1921. Un dietario, Josep PlaJosep Pla
Madrid, 1921. Un dietario
Libros del K.O.
2013

 

 
 

Hablando en general los catalanes tenemos en Madrid fama de antipáticos.

 

 

Por fin se ha reeditado este delicioso libro de Josep Pla sobre sus andanzas por  Madrid en 1921 donde era cronista de Las Cortes. Misión imposible comprarlo durante años, estaba agotado desde 1986.

Esta obra es un perfecto aperitivo al universo de Pla para los que no conocen sus libros y después adentrarse con  más familiaridad en su célebre Cuaderno gris.

Sus páginas recogen las colaboraciones que mandaba a La Publicidad, el periódico del que era corresponsal,  y en las que explica a los catalanes sus impresiones sobre las costumbres madrileñas y algunas excursiones que hizo por los alrededores.

El estilo de Josep Pla, en el que mezcla la realidad y la invención,  añadiendo su gracia y su impagable ironía, depararán al lector de este pequeño libro momentos memorables.

En Madrid hay una institución intrínsecamente ciudadana, que es el café con leche. Mitad y mitad, dicen los castizos. Y las personas de temperamento hogareño  suelen acompañar el potingue de color de tórtola con lo que aquí se llama media tostada, que se moja indecentemente en un líquido pálido y cortado.

 

Calle Alcalá, 1926

Ya no se toma media tostada en Madrid, si  en Andalucía, ni está bien visto mojar el pan en el brebaje  delante de la gente, pero sigue en activo la pasión del madrileño por el café con leche matinal que tan mediocre le parecía a Pla. Tan arraigado está el café con leche, que una se pregunta desconcertada  ¿y qué se desayunaba en Barcelona?

Al ampurdanés le gustaba la cerveza de la capital, que “es buena y muy fina, una de las mejores del Continente si se excluyen la alemana y la checoslovaca”. Nada se escapa de su ojo incisivo de una ciudad que empezaba a pasar de ser  un lugar  peculiar lleno de  costumbres típicas a una capital como eran las otras:  uniforme, monótona y gris.

Poder leer este libro es un regalo para los que vivimos aquí. El mejor comentarista de su tiempo nos retrata Madrid desde una perspectiva totalmente distinta. Le gusta la ciudad, pero tiene la sensación de estar muy lejos de casa. La vida social capitalina tiene mucha influencia andaluza y eso le distancia, no entiende muchas veces ni el acento ni la constante aplicación de expresiones e imágenes taurinas al lenguaje de todos los días. Le encantaba pasear por la Castellana y mirar a la gente.

 Madrid. Paseo de la Castellana. 1930.

 

Siempre que paseo por Madrid, por el centro se entiende, me sorprende la cara que tiene la gente de estar encantada de la vida. 

Hoy por la Castellana solo pasan coches y la cara que tiene la gente por la calle es… de no haberse tomado todavia el primer ¡café con leche! .

Josep Pla en la Biblioteca de la UPM

Mañana no será lo que Dios quiera, Luis García Montero

Un poeta: Ángel González (1925-2008) visto por otro: Luis García Montero (1958). Retrato de un buen amigo a través de un amigo entrañable. Homenaje de una nueva generación a su precedente. Una curiosa y liviana exégesis de losCubierta de Mañana no será lo que Dios quiera, Luis García Montero poemas de Ángel González que se van trenzando de manera agradable con su biografía.

Ángel González, ovetense, cuarto hijo de una familia con amplia tradición pedagógica nace en una España convulsa y golpeada por la guerra civil. En Asturias a los hijos tardíos e inesperados se los denomina cariñosamente “caga nidos” y este parece un buen descriptor del poeta que a ratos se confiesa mal criado por las circunstancias.

Es un libro dulce y acogedor, a veces terrible, que a pesar de los sinsabores que describe resulta optimista y vital, incluso cuando al protagonista siendo aún muy joven le diagnostican una tuberculosis que en aquella época era el anuncio inequívoco de una corta vida. De esta enfermedad se deriva su estancia en Páramo del Sil, donde su hermana era maestra (castigada),  un remoto lugar leonés marcado por la minería y la desolación y al que a pesar de todo llegaba la primavera.

Al hilo de esa situación nos deja una curiosa reflexión sobre el significado del porvenir y del futuro. Cómo se puede tener lo primero sin lo segundo y viceversa, aunque con diferencia es más dramática la segunda opción: ausencia de futuro.

Fotografía de Luis García MonteroLuis García Montero lo describe como: “una mezcla de filósofo clásico y de anciano del lugar, de superviviente estoico que lo vio y contó todo, mientras pedía una última copa para no dar por terminada la noche que de manera inevitable se perdía por la grieta rojiza del amanecer. Detrás de su barba larga escondía un mentón demasiado corto y una vida demasiado larga. Apenas conoció a su padre, porque murió cuando él no había llegado a cumplir los dos años. Un Ángel ferozmente humano creció sin las enseñanzas directas de uno de los mejores pedagogos asturianos de principios de siglo XX”.

La prosa de los poetas, éste es quizás otro de los aspectos interesantes del libro. Susan Sontag ya introdujo esta particularidad en un curioso y pequeño ensayo homónimo pues la prosa del poeta “en general adopta la forma de dos modalidades narrativas. Una es francamente autobiográfica. La otra, también en el molde de las memorias, es el retrato de otra persona, bien de un escritor o de un pariente querido… La prosa de los poetas suele ser elegiaca, retrospectiva…La prosa de un poeta es la autobiografía del ardor”.

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.Fotografía de Ángel González
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento…

-Ángel González-

Luis García Montero en la Biblioteca UPM

Ángel González en la Biblioteca UPM

Rafael Argullol y Vidya Nivas Mishra: Del Ganges al Mediterráneo, un diálogo entre las culturas de India y Europa.

"Vivimos en un mundo en el que el dominio de lo tecnológico, de lo comunicacional, lo que se ha llamado "globalidad planetaria", y la exigencia de una actualidad permanente se han convertido en una invitación universal a la amnesia. En ese sentido nuestro mundo está fuertemente marcado por un modelo de amnesia y de velocidad, de amnesia y de vértigo, aunque evidentemente muchas veces ese vértigo se manifiesta como en el mito de Sísifo, se manifiesta como un vértigo inmóvil que da vueltas sobre un mismo eje." (R. Argullol, p. 90)

Rafael Argullol, Vidya Nivas Mishra:

Del Ganges al Mediterráneo : un diálogo entre las culturas de India y Europa. Madrid : Siruela, 2004.

 

Rafael Argullol es un creador de poesía y ficción que también es filósofo. Su obra filosófica tiene una fuerte orientación estética y merodea en torno al fenómeno del arte, con especial predilección por el Renacimiento occidental. Sin embargo quien piense que este sesgo le resta proyección social se equivocará, pues en consecuencia Argullol se ha venido destacando en los últimos tiempos como un defensor a ultranza del papel de las ciencias humanas y de los estudios culturales en particular, que él considera en franco retroceso a causa del enfoque dominante, meramente instrumental y cortoplacista, en la educación secundaria y superior.

Del Ganges al Mediterráneo, independientemente de su valor como obra singular, puede servir como buen comienzo para adentrarse en la producción de Argullol. Este decidió en torno al cambio de siglo efectuar un diálogo directo con la tradición filosófica hindú, para lo cual escogió como interlocutor al erudito Vidya Nivas Mishra. Además esta conversación contó con la valiosa aportación del estudioso de la cultura india Óscar Pujol Riembau, que prologa y edita el volumen aquí comentado. Obsérvese el interés de un encuentro entre Occidente y un Oriente no personificado a la sazón por el mundo araboislámico -como ordenarían imperativamente los clichés mediáticos más banales- ni tampoco por el Extremo Oriente sino por la tradición hindú de la India, país que se prefigura como uno de los grandes actores históricos de los próximos decenios.

Los dos filósofos van tocando las grandes cuestiones de la existencia humana desde la óptica de ambas civilizaciones, con sus puntos comunes y sus divergencias que hunden sus raíces en procesos remotos en el tiempo. No faltan los argumentos polémicos, como cuando Argullol apunta al secularismo occidental como si la laicidad fuera una realidad completada en nuestro entorno, o cuando Mishra parece exculpar a la civilización hindú de toda experiencia colonial-imperialista, lo cual la realidad histórica desmiente tanto a nivel interior como exterior a ese subcontinente. Pero el diálogo resulta en conjunto extraordinariamente fructífero y absolutamente vigente, aparte de sentar bases para una praxis de aprendizaje y comprensión mutuos.

Si quereis acercaros en general a la obra de Rafael Argullol podéis visitar su página,  su blog, y también ver el capítulo que le consagró la serie televisiva Pienso, luego existo.

La simplicidad no es la realidad. Lo abstracto no es lo real. Aunque pueda ser una herramienta útil para el análisis y la investigación, si lo tomamos finalmente por lo real se convertirá en una atadura y en una limitación. Si se quiere pensar en términos de lo real, entonces necesariamente hay que pensar de una forma compleja, incluso si ese tipo de pensamiento nos produce durante un tiempo una cierta confusión y no nos permite la costrucción de teorías clásicas y precisas donde todo encaje a la perfección. Todos los intentos de introducir uniformidad y simplicidad están condenados al fracaso, ya que la complejidad tarde o temprano acabará por romper el corsé de la falsa simplicidad. " (V. N. Mishra p. 146)

Obras de Rafael Argullol en Bibliotecas de la UPM.

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