CAMPUS SUR LEE: SIRA, de MARÍA DUEÑAS

Dentro de la iniciativa “Campus Sur lee, la Biblioteca de Campus Sur UPM nos comparte una nueva lectura. Podéis seguirles en su canal de YouTube “Campus Sur lee”.

Sira en la Biblioteca UPM

María Dueñas en la Biblioteca UPM

Desde el principio supe que no estaba dispuesta a plantarme delante de un micrófono con tan sólo un revoltijo de ideas flotándome dentro de la cabeza; era imprescindible que me preparara antes. Mi principal experiencia con la escritura se limitaba a las anotaciones de la información que captaba en mi propio taller de boca de mis clientas alemanas y a los reportes y mensajes clandestinos que después transcribía para que llegaran a los ingleses; nunca había trabajado con ideas o conceptos, siempre únicamente con las manos, los ojos, los dedos. Al contrario de lo que era previsible, sin embargo, mis habilidades como modista me alumbraron el camino. A la hora de acometer la creación de cada nueva pieza, así fuera un sofisticado traje de noche, un vestido de cocktail o una simple blusa de muselina, había siempre una serie de pasos imprescindibles a tener en cuenta. Era necesario concebir de antemano una idea clara y elegir bien el tejido, tomar rigurosamente las medidas, usar precisión extrema para el corte y coser con destreza, probar la prenda para detectar errores.

Madrid: Planeta, 2021

Peter Pan. J. M. Barrie

Dentro de la iniciativa “Campus Sur lee, la Biblioteca de Campus Sur UPM nos comparte una nueva lectura. Podéis seguirles en su canal de YouTube “Campus Sur lee”.

Peter Pan en la Biblioteca UPM

J. M. Barrie en la Biblioteca UPM

Se levantó de un salto.

-Por mil diablos tuertos, que me quemo.

Examinaron la seta, que era de un tamaño y una solidez desconocidos en el mundo real; intentaron arrancarla y se quedaron con ella en las manos al instante, pues no tenía raíces. Y lo que es más raro, al momento comenzó a salir humo. Los piratas se miraron el uno al otro.

-¡Una chimenea! –exclamaron los dos.

Efectivamente, habían descubierto la chimenea de la casa subterránea. Los chicos tenían por costumbre taparla con una seta cuando había enemigos en las cercanías.

No sólo salía humo por ella. También se oían voces de niños, pues tan seguros se sentían los chicos en su escondrijo que estaban charlando alegremente. Los piratas escucharon ceñudos y luego volvieron a colocar la seta. Miraron a su alrededor y vieron los agujeros de los siete árboles.

-¿Ha oído que decían que Peter Pan no está en casa? –susurró Smee, jugueteando con Johnny Sacacorchos.

Garfio asintió. Se quedó largo rato ensimismado y por fin una sonrisa helada le iluminó la cara morena. Smee la había estado esperando.

-Desembuche su plan, capitán –exclamó ansioso.

-Regresar al barco –repitió Garfio despacio y entre dientes-, y hacer un opíparo pastelón bien espeso con azúcar verde por encima…

EL ALMA DE LAS PIEDRAS. PALOMA SÁNCHEZ-GARNICA

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de Tiktok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de El Alma de las Piedras, de Paloma Sánchez-Garnica.

El Alma de las Piedras nos relata cómo el obispo Teodomiro y sus ayudantes encuentran la tumba del Apóstol Santiago en el año 824. Dos siglos después, una joven noble, Mabilia, expulsada de su hogar, se une al cantero Arno en la búsqueda de la Inventio, el pergamino que narra la verdad sobre ese hallazgo. Su investigación les llevará a conocer la construcción de ciudades, monasterios, caminos y puentes, que iban surgiendo a lo largo del Camino de Santiago, así como el arte de los canteros, que logran arrancar el alma a las piedras.

Paloma Sánchez-Garnica (1962-), abogada e historiadora, suele combinar el género histórico con el thriller y el misterio, consiguiendo con maestría mantener el interés del lector.

A lomos de su caballo, el obispo Teodomiro seguía los pasos del ermitaño con la indecisión del que acompaña a un pobre loco extraviado del Señor. No le había quedado más remedio que ceder a los llamamientos continuos de aquel hombre. Al final, a regañadientes y poco convencido, había accedido a acompañarlo hasta donde decía ver las divinas alucinaciones.
Paio era un ser menudo y esquelético, un espectro de su propia sombra de pelos lacios y poblados de canas que le caían en desorden por los hombros; vestía una vieja túnica de lana de un color desvaído y remendada hasta la saciedad; cuando el frío arreciaba, se envolvía en una capa que le había entregado un hombre agradecido por la comida y el cobijo recibido durante una noche de terrible tormenta; siempre iba descalzo excepto  cuando tenía que desplazarse lejos: entonces, usaba unos zuecos de madera fabricados pacientemente con sus manos que lo aislaban del barro y la humedad.
@biblioetsidiupm

El alma de las piedras, de Paloma Sanchez-Garnica, nos sumerge en una aventura medieval que recorre el Camino de Santiago, aún en construcción. #lecturasparacompartir #booktok #recomendaciondelectura #caminodesantiago

♬ Medieval Times – Daniel Summer

No digas que fue un sueño. Terenci Moix

Desde Lecturas para compartir, en su cuenta de TikTok @biblioetsidiupm, la biblioteca ETSIDI UPM recomienda la lectura de No digas que fue un sueño, de Terenci Moix

Portada de No digas que fue un sueño. Terenci MoixTerenci Moix, de nacimiento Ramón Moix Meseguer​ (1942-2003), dedicó esta novela histórica a uno de los romances más conmovedores y apasionados del antiguo Egipto, el protagonizado por Marco Antonio y Cleopatra. ​ Su conocimiento y amor por la cultura de Alejandría queda plasmada en su título –tomado del poeta griego C. Kavafis (Alejandría, 1863-1933)- y en el contexto histórico en el que se desarrolla la obra, que  recoge los últimos estertores del Egipto asediado por el Imperio Romano, siglo I a.C.  Y, a contracorriente, reivindica la figura de Cleopatra como estadista, caracterizándola como una persona culta y no sólo como una ávida amante. Como diría el propio Terenci, refleja un mundo en ruinas.

Terenci Moix ha cosechado premios tan importantes como el Josep Pla (1969) o el Ramón Llull (1992), entre otros. Con No digas que fue un Sueño se alzó con el Premio Planeta (1986).

– ¡Tantas promesas de amor de boca de un romano, sólo podían acabar en luto! –siguió diciendo Epistemo.
– ¿De qué sirve hablar de Antonio y de su boca si todo queda reducido hoy a un abandono y pronto, muy pronto será olvido? Es lo único que entiendo de esta historia y de cuantas giran en torno al desamor. Sé que a la postre todos somos olvido colocado en manos de una voluntad más alta que los sueños del mundo.
De repente, un sobresalto sacudió a todos los tripulantes.
– ¡Silencio! –exclamó Epistemo-. Accede a presentarse ante nosotros la suprema majestad de Cleopatra.
Todos se arrodillaron.
@biblioetsidiupm

No me digas que fue un sueño, de Terencia Moix, Premio Planeta, nos ofrece un viaje a la Alejandría de Cleopatra y Marco Antonio. Un apasionado romance que no te puedes perder. Música: Only LOVE can hurt like this, by Paloma Faith. #lecturasparacompartir #librosrecomendados #bookish #alejandria #cleopatra

♬ Only Love Can Hurt Like This (Slowed Down Version) – Paloma Faith

Helena o el mar del verano, Julián Ayesta

Barcelona : Acantilado, 2000
Publicado por primera vez en 1952

Disponible en Biblioteca UPM
Julián Ayesta en Biblioteca UPM

El sol resplandeciente de verano, un chispazo en el corazón, el fin de la infancia. Después el invierno, con sus sombras, el frío y todas las dudas. Y por fin de nuevo la luz, el mar, la fiesta de un cuerpo. La vida otra vez que se abre paso. Y el primer amor. Uno de esos libros que no te cansas de releer en cualquier época del año. Hoy os recomendamos la inolvidable Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta.

Había empezado a traducir a Virgilio aquel invierno, y gracias a la ineptitud del profesor y a mi falta de voluntad no había conseguido casi nada. Sin embargo, reconocía que era un buen poeta. Por eso el bosque me lo recordaba.

Fortunate senex! Hic inter flumina nota
Et fontes sacros frigus captabis opacum

¿Qué quería decir? Cualquiera lo sabe, pero fuese lo que fuese era encantador. En la clase somnolienta de las tres de la tarde había gustado aquellas fontes sacros, y sobre todo aquel frigus tan insólito y delicioso en aquel bochorno de voces y moscas. Yo no sabía lo que era frigus, pero aun sin saberlo me refrescaba… ¡Frigus! No era ni “frescura” ni “fresco” ni “frío” ni nada de lo que el diccionario traía: era “frigus”. Frigus, i más u, ese salto refrescante i-u, sin ninguna sílaba más, completamente solo en medio de los pupitres recalentados y los moscones zumbando en los cristales. Y luego esa s final como una fuente al borde del hielo, como ese ruido que hacemos ante los helados para prepararnos a su degustación. El bosque, evidentemente, estaba frigus. “Frescura” era muy largo, “fresco” poco expresivo. Estaría fresco más tarde, pero ahora todavía no. Aún quedaba rocío en los helechos y en las barrancadas orientadas al norte. Las hojas secas aún sonaban a escarcha. Sí, frigus era la palabra ideal.

Julián Ayesta Prendes. Gijón (Asturias), 14-09-1919 – 16-06-1996. Diplomático y escritor. Escribió relatos intimistas, exaltadores de la belleza del mundo, optimistas, llenos de humor delicado, —“neorrenacentistas”, diría muchos años después su autor—, que aparecieron en las revistas literarias Juventud, Garcilaso, Alférez, Haz, El Español, Cisneros, Correo Literario y Acanto, entre otras. Escribió también breves obras de teatro y tradujo la obra de Ignazio Silone Un puñado de moras (1955). Hizo crítica de cine, y luego de teatro, en la revista Ateneo (1954).

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