El temperamento español. V.S. Pritchett

Cubierta de El temperamento español, V.S. Pritchett

El temperamento español
V.S. Pritchett
Gatopardo, 2015

La visión del paisaje castellano me cambió la vida.

El autor de esta  frase no es Unamuno sino V.S. Pritchett (1900-1997) un escritor y periodista inglés que estuvo viajando por España en los años 20 y 30 poniendo en ello sus cinco sentidos.

No es este un libro de viajes que descubra ciudades o costumbres, sino la mirada escrutadora de un hombre culto que conocía nuestra literatrura y hablaba nuestro idioma al que lo que le interesaba era desentrañar la forma de ser de los españoles.

Se trata de un libro muy personal que da por hecho que los lectores ya han leído todas las guías y que conocen España.

En España al viajero se le dispensa  una bienvenida viril y una amabilidad maternal, sencilla y generosa, que no llevan aparejado deseo alguno de reconpensa ni ganas de sacar provecho alguno.

Llegó con 23 años como corresponsal del Christian Science Magazine y fue tal la impresión que le causó España que regresó una y otra vez hasta la Guerra Civil. La fuerza de la atracción original perduraba y volvió en 1951 y 1952 encontrando un pais en apariencia muy cambiado.

Tertulia de Benavente en el Café Lisboa, Madrid 1918

 Fui afortunado al estar en España  en una época en la que la mayoría de los integrantes de la Generacion del 98 se hallaban en plena madurez. ….Entre los poetas estaban Machado, Juan Ramón Jimenez y el joven Lorca…..Muchos de ellos le tomaron afecto a este extranjero joven y motivado y me reeducaron. Me liberaron del simplista concepto norteño de la llamada “Leyenda Negra”  y también de las  ilusiones románticas de la España de Carmen hecha de “sangre y toros”.

Poseía una mirada sin tópicos y era amigo de Gerald Brenan, estuvieron en España en los mismos años, tuvo la ocasión de conocer a Machado, a Unamuno y a Baroja entre otros. En el libro aparecen citados muchos escritores españoles que conoce bien: Jorge Manrique, Santa Teresa, Ignacio de Loyola, Azorín, Galdós, Menéndez Pidal, Giner de los Rios… Pasó por todas las ciudades, subió a todas las sierras y en todas partes estuvo atento a la manera de ser de los habitantes del país que más le impresionó en la vida, el nuestro.

Fotografía: Trabajadores de la Heladería la Ibense. Ibi (Alicante). Años 50.

La elección para el título de la palabra temperamento, y no carácter, ya nos aproxima a la opinión de Pritchett sobre nosotros.  Algunas características las encuentra comunes a todo el país y otras propias de una u otra zona. Vayan aquí algunos rasgos hispanos de aperitivo antes de leer este libro : austeros, se mueven con discreción, dignos, muy caballerosos, fatalistas, tendentes a arremeter contra su propio país, fanáticos, no conocen la timidez y valoran la gracia; muestran cierto desapego por lo material, lo que sucede en todas las clases sociales ya sean pobres o ricos.

V.S. Pritchett en la UPM

Molinos de viento en Brooklyn. Prudencio de Pereda

Carátula del libroMolinos de viento en Brooklyn

Prudencio de Pereda

Editorial: Hoja de Lata

2015

Un relato autobiográfico de inmigrantes, con el aliciente de referir las peripecias en el Nueva York de la primera mitad del siglo pasado, de una comunidad, no irlandesa ni italiana, sino española. Un libro de curiosa factura, recién publicado en España (octubre de 2015), traducido, puesto que su lengua original es el inglés: Windmills in Brooklyn (1960). Es más, la audiencia esperada en su origen fue claramente anglosajona, pues para explicar las diferencias entre el acento gallego y andaluz recurre a la comparación del aire de Nueva Inglaterra y el de Texas (símil de difícil proyección en nuestro entorno).

La comunidad española que se describe es amplia y curiosa, tiene un oficio bien definido: los teverianos, es decir, vendedores ambulantes de puros habanos (o eso dicen) con toda la picaresca asociada a los buhoneros, buscones de poca monta y a los lazarillos.

Este relato narra con cariño, las dificultades de un patriarca de familia (el abuelo) que trasplantado de su actividad original (camarero de alto postín antes de inmigrar allende los mares), se ve en la necesidad de ganarse la vida como teveriano, actividad que ejerce sin convencimiento y hasta con sonrojo, pero en la que se ve condescendientemente apoyado por otros personajes (de menos escrúpulos) que lo admiran.Fotografía de Prudencio de Pereda

El título proviene precisamente de la recriminación que la abuela efectúa al carácter quijotesco del abuelo: “se te olvidó que no hay molinos de viento en Brooklyn”. Resulta muy interesante el ambiente conservador y al mismo tiempo algo amoral que lo envuelve, similar a lo que ocurriera en la sociedad victoriana donde se daban comportamientos tremendamente dispares y socialmente consentidos.

El autor, Prudencio Pereda, es el primer miembro de la familia que llega a la Universidad: el University College de Nueva York, aunque no es el personaje más boyante económicamente de la familia (o quizás deberíamos decir precisamente por eso). Prudencio sigue la estela del abuelo, mientras que el hermano (auditor de cuentas) se afianza en la vida según los criterios de la abuela: sobrio pragmatismo, oportunismo sin alardes.

Es libro de una tarde de disfrute, así lo he comprobado con varios miembros de la familia. Prudencio Pereda, escribe al mejor estilo Baroja, aunque él aspiraba a asemejarse a Hemingway, con quien entabla relación literaria. Es Hemingway quien lo recluta para escribir el guion del documental Spain in Flames, en el que se describe la situación de la Guerra Civil en España; colabora también el guion de The Spanish Earth. Trabaja en él con Lillian All the girls we loved, Prudencio de PeredaHellman, y John Dos Passos, y con el conjunto de escritores e intelectuales que se oponen a la política del senador Joseph McCarthy. Una de sus novelas: all the girls we loved llego a vender 500.000 ejemplares, después se apagó, y hoy la editorial Sensibles a las Letras lo recupera para el lector hispano hablante.

Yo lo he encontrado en la librería De Viaje, que es una librería peculiar, un curioso experimento de escasos pero relevantes fondos bibliográficos: novedosos y ultra-clásicos, específicos y variados, siempre prestos a describir entornos y vivencias, tanto en gran formato como en bolsillo, para viajar tanto en el espacio como en el tiempo.

Prudencio de Pereda en la Biblioteca UPM

For my part, I travel not to go anywhere, but to go.

I travel for travel’s sake.

The great affair is to move

 

Robert Louis Stevenson

Carpas para la Wehrmacht, Ota Pavel

Cubierta de Carpas para la Wehrmacht, Ota PavelCarpas para la Wehrmacht
Ota Pavel
Barcelona: Sajalín, 2015
Epílogo: Mariusz Szczygiel
Traducción: Kepa Uharte

Carpas para la Wehrmacht (publicado por primera vez en 1974) es una colección de relatos en la que el escritor y periodista deportivo checo Ota Pavel (1930-1973) recrea episodios de la vida de su padre, Leo Popper, un judío al que le tocó vivir los sinsabores de la Checoslovaquia ocupada por los nazis. Leo es un personaje encantador, de esos bohemios capaces de disfrutar durante horas de una tarde de pesca o de paladear durante meses el sabor imaginario de una mujer imposible. La belleza femenina, sí, pero además las carpas soñadas (ruborosas como lechones) de su querido río Berounka a su paso por Krivoklát; el color del cielo de Bustehrad; el perfume de los prados; la valentía de un buen perro cazador; la amistad del viejo balsero Karel Prosek.

El tío Prosek encabezaba la expedición con su sombrero de paja, después iba papá con su mata de pelo, luego Hugo, Jirka y yo. Llevábamos cañas largas: llegaban hasta las estrellas que habían aparecido en el firmamento. Con semejante vara quizá se podrían encender estrellas, igual que las lámparas de gas de la Ciudad Vieja.

Es astuto, seductor, fascinante negociante vendedor de tiras matamoscas que no matan moscas o de aspiradoras donde no llega la electricidad, un furtivo que cae bien a los de la Gestapo, un saltador olímpico de prohibiciones. Divierte leer sus aventuras, sufrir, enamorarse, perder muchas veces, ganar de vez en cuando en su compañía.

De repente una sombra oscura y ovoide pasó nadando por debajo de nosotros. Volvió. Una carpa. ¡Y qué carpa! Asomó su hocico redondo y tomó aire de la superficie. Después llegó otra. Parecían embriagadas, no les importaba lo más mínimo que estuviéramos allí, mirándolas. En cuestión de segundos, la superficie se llenó de carpas, y no dejaban de llegar más. En ese momento algo profundo y desconocido se apoderó de mi padre. Se arrodilló en el hielo, se arremangó y empezó a acariciar a las carpas en la cabeza y en el lomo y a arrullarlas.

Cubierta de Cómo llegué a conocer a los peces, Ota PavelOta Pavel escribió estos relatos (y el autobiográfico Cómo llegué a conocer a los peces, en el que reúne los recuerdos felices de su vida, siempre relacionados con la pesca, sinónimo de libertad) aquejado ya de una enfermedad mental grave, un trastorno bipolar del que no se recuperaría, pero que no le impidió dotar a su literatura de una alegría íntima, de un lirismo feliz capaz, en palabras del escritor napolitano Erri de Luca, de inducir “una lectura físicamente contagiosa que provoca un cosquilleo de euforia bajo la piel”.

De modo que las anguilas serían como poemas de los más talentosos poetas checos. Habría en ellas mar, luna, río, muerte. Y sol, al cual odian. En su interior, la enjundia del fasto, sus banquetes en noches lúgubres. En su interior el hambre del ayuno y de un peregrinaje sin fin.

El país de los cuentacuentos, Dario Fo

El país de los cuentacuentos, Dario FoEl país de los cuentacuentos
Dario Fo
Barcelona: Seix Barral, 2005

Dario Fo (1926, 89 años) vivió “tiempos interesantes” en la más pura y peyorativa acepción china del término; desear a alguien que viva tiempos interesantes es una de las más temidas maldiciones.

El país de los cuentacuentos es un relato autobiográfico con tintes nostálgicos (de su infancia), trágicos (su paso por la guerra), e hilarantes (la suplantación que hizo de Picasso en una conferencia).

Resulta curioso cómo las vidas de algunos escritores parecen entrecruzarse. No puedo evitar recordar la descripción que hace Günter Grass de su periplo por la Italia de la postguerra, trabajando a cambio de manutención y errando en busca de respuestas. Quién sabe cuán cerca o lejos gravitaron su existencia y pensamiento.

Dario Fo

Dario Fo es la segunda generación no ligada a la tierra (su abuelo sería el último), el padre era ferroviario. El capítulo que dedica al abuelo es a mi parecer sublime, y el epitafio que le dedica memorable:

“Cuando muere un campesino que sabe de su tierra y de la historia de los hombres que la trabajan, cuando muere un sabio que sabe leer la luna y el sol, los vientos y el vuelos de las aves, no es sólo un hombre el que muere, es una biblioteca entera la que se quema”

Dario Fo es también la segunda generación ligada al anarquismo en su familia. El libro describe la persecución que vivieron los anarquistas italianos, incluso en la neutral Suiza durante el periodo bélico. Sin caer en el maniqueísmo de buenos y malos, parece claro que su vinculación con entornos proscritos, contrabandistas y cronistas de aldea, dejó una marca indeleble en el niño que fue.

Este verano, he querido recuperar esta lectura amable que deja bien a las claras la maestría narrativa de Dario Fo (premio Nobel de Literatura en 1997). En esta intención he recorrido varias librerías (no menos de ocho) en distintos puntos de España, y es casi nulo o testimonial el número de libros que he encontrado de este autor (un título y un solo ejemplar en total). Sirva esta reseña para reivindicarlo.

cita

Dario Fo en las Bibliotecas UPM

Einstein: notas autobiográficas

Cubierta de Notas autobiográficas, Albert EinsteinAlbert Einstein
Notas autobiográficas
Alianza Editorial

En nuestro imaginario, un texto autobiográfico incluye casi necesariamente detalles de la vida personal del autor y de su entorno, de sus anhelos y zozobras, de manera no necesariamente lineal, ni completa; algo así como una declaración de principios a título (o no) de confesión íntima. Sobre esta materia, sin embargo, el texto de Einstein es completamente ajeno.

Cabe recordar, para paliar esta ausencia, que Einstein (1879-1955) es un bávaro de familia judía (nació en Ulm), científico iconoclasta, premio Nobel de física, padre de la teoría de la relatividad, pacifista en la primera guerra mundial y defensor del programa atómico americano en la segunda (con notable arrepentimiento de su uso militar); visitó España en 1923 auspiciado por la Junta de Ampliación de Estudios presidida por Santiago Ramón y Cajal, viaje que obtuvo una marcada contestación y repulsa por parte de los sectores conservadores, y un curioso apoyo de los movimientos obreros probablemente como contrapeso.

Sus notas autobiográficas (apenas 90 páginas en formato octavilla) son un testimonio de sus pensamientos: ese curioso proceso recursivo de ensoñación que sólo se vuelve transferible cuando se materializa en conceptos. Einstein dedica parte de su escrito a declarar cuándo comenzó a pensar y la relevancia que eso supuso en su vida: el comienzo de su existencia consciente (pienso luego existo).

Einstein se muestra agradecido al Instituto Politécnico de Zurich (aunque a la postre no le fuera muy bien en él) sobre todo por la libertad de que disponía en el estudio en comparación con los modernos métodos de enseñanza. Según sus propias palabras:

Es casi un milagro que los modernos métodos de enseñanza no hayan estrangulado ya la sagrada curiosidad de la investigación, pues aparte de estímulo esta delicada plantita necesita sobre todo libertad… Pienso que incluso un animal de presa sano perdería la voracidad si, a punta de látigo, se le obliga continuamente a comer cuando no tiene hambre.

Es muy hermoso y elocuente ver como intentaba entender las inconsistencias y paradojas de los conocimientos físicos que se iban acumulando y que en último término dieron al traste con la infalibilidad de la mecánica de Newton.

Basta ya. Newton, perdóname; tu encontraste el único camino que en tu época era todavía posible para un hombre de la máxima capacidad intelectual y de creación… aunque ahora sabemos que hay que sustituirlo por otros más alejados de la experiencia inmediata si aspiramos a una comprensión más profunda de la situación. ¿Pretende ser esto una necrológica? Yo contestaría que en esencia sí.

El análisis de la gravitación a la luz de la moderna teoría de campos (la curvatura del espacio debida a la masa de los objetos), la masa y la energía como caras de una misma moneda, o la interrelación de espacio y tiempo, son aspectos que afloran en el texto de una manera natural, con un lenguaje sencillo y un pensamiento profundo.

La posibilidad de adentrarse en la mente de un pensador como Albert Einstein al módico precio es 8,95 euros es algo que debemos agradecer al editor que instigó su redacción (Dr. Schilpp) y en castellano a la editorial Alianza. Feliz ensoñación.

La imaginación es más importante que el conocimiento, pues el conocimiento es limitado y la imaginación envuelve el mundo.

Albert Einstein

Albert Einstein en la Bblioteca de la UPM

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