El sueño de África, de Javier Reverte

El sueño de África. Javier Reverte

Barcelona: DeBOLSILLO, 2009

“Mire al otro lado, hacia el Ngorongoro, quieto allí desde los lejanos días de la Creación, el  único tesoro que nos resta de lo que pudo ser el Jardín del Edén”

El sueño de África no es un libro de aventuras. Tampoco es un libro de viajes. En realidad, El sueño de África es un libro sobre los sueños.

Los sueños de aquellos que sintieron la llamada de ese continente en sus corazones, en su espíritu.  De aquellos que buscaron fortuna, riqueza, reconocimiento, prestigio, descubrimientos de nuevas    tierras y gentes. O simplemente, los sueños de aquellos que buscaron una razón, un propósito para  su existencia.

Javier Reverte hilvana historias del pasado y del presente. A la par que nos narra su viaje por Tanzania, Uganda y Kenia, nos cuenta historias pretéritas, los grandes descubrimientos, los pioneros en la exploración del continente, las luchas por la independencia, las historias de la esclavitud.

Pero también narra con destreza, las pequeñas historias que han hecho de África un continente vivo, mágico, hechizante. Un continente que llora y rie.

El sueño de África es el sueño del Coronel Patterson que cazaba leones devoradores de hombres mientras se construía el tren lunático.

El sueño de Ridder Haggard que plasmó en Las minas del Rey Salomón o de Edgar Rice Burroughs en sus novelas de Tarzán o  el de Hemingway de Las verdes colinas de África o Las Nieves del Kilimanjaro. O el de Karen Blixen y sus Memorias de África.

“Los acontecimientos que yo presencié no pueden ser revividos. Nadie verá otra vez las grandes manadas de elefantes conducidas por enorme machos de colmillos que pesaban ciento cincuenta libras cada uno. Nadie escuchará los gritos de guerra de los masai mientras sus lanceros avanzan en la espesura buscando a los leones que han devorados sus vacas. Muy pocos podrán decir que entraron en un territorio que ningún hombre blanco había visto antes que ellos. La vieja África se ha ido y yo la he visto irse.“ (John Hunter)

El sueño de África es el sueño del Dr. Livingstone, el de Richard Burton y John Speke en su búsqueda de las fuentes del Nilo, el de Henry Morton Stanley y el de otros tantos exploradores que se adentraron en aquellas inhóspitas tierras tratando de descubrir sus secretos.

Es el sueño de William Cornwallis Harris, el de William Cotton Oswell que fue el primer hombre que cazó elefantes a pie, el de Frederik Selous que siendo niño ya quería ser cazador y consideraba que “no hay nada como disparar a pie contra un elefante para tener tu sangre en buen estado”. Es el sueño de Phil Percival que era el mejor cazando leones a caballo, el de Denys Finch-Hatton, John Hunter y otros legendarios cazadores que buscaron en esas tierras tan lejanas su camino, su destino, su lugar en el mundo.

“Recordé otra vez las palabras que Joseph Thomson dijo poco antes de morir: Estoy condenado a ser un vagabundo. No soy un constructor de imperios, no soy un misionero, en realidad ni siquiera soy un científico. Lo que verdaderamente quiero es volver a África y seguir vagando de un lado a otro”

Javier Reverte en la Biblioteca de la UPM.

 

La Alhambra, de Oleg Grabar

"Las funciones y los significados de la Alhambra han de entenderse partiendo de un cierto equilibrio entre la filiación directa con la Antigüedad a través de los ejemplos sirios y cordobeses de siglos anteriores y una omnipresente visión medieval de la vida regia, dentro de formas específicamente musulmanas." (p. 147)

 

Oleg Grabar:

The Alhambra.

Sebastopol (California) : Solipsist Press, 1992.

La Alhambra

Madrid : Alianza Editorial, 1980-2006.

 

Por desgracia, parece que poca repercusión pública ha tenido en España el fallecimiento del profesor Oleg Grabar a comienzos de este año 2011. Este eminente historiador del arte ha sido autor de un libro clásico sobre uno de los conjuntos monumentales más excepcionales y singulares del mundo: la Alhambra de Granada. Reseñamos ahora dicho ensayo, cuya lectura podría complementarse muy bien con la de las obras de H. Stierlin y W. Irving propuestas ya hace algún tiempo por NoSóloTécnica.

La Alhambra de Grabar es un libro no demasiado largo y muy bien escrito, un texto cuyo formato plenamente académico no impide sin embargo una lectura tranquila y sin pretensiones. El material gráfico incluido es abundante, se distribuye de manera muy adecuada a lo largo del volumen, y su presentación ha ido mejorando en las sucesivas ediciones de Alianza Editorial que hemos tenido ocasión de manejar. Más allá del análisis del monumento en sí mismo, el autor nunca pierde de vista su realidad como fenómeno cultural posterior a su antigua función como residencia de la dinastía nazarí. Este aspecto se hace notar desde las primeras citas de Irving en la introducción, y es ciertamente fundamental para entender las diversas vicisitudes, modificaciones, conservación y restauración hasta llegar a nuestros días. El libro pretende proporcionar una lectura cabal del conjunto monumental hasta donde lo haga posible el estado de los conocimientos en el momento en que se escribió. Conocimientos que se resienten sobre todo de la falta de fuentes escritas, que podría deberse a la destrucción de archivos y bibliotecas acaecida tras la conquista castellana, a finales del siglo XV y comienzos del XVI. Grabar dosifica proporciones justas de exhaustividad documental, erudición y perspicacia intelectual. El resultado es un libro impecable cuyo disfrute obviamente pide a gritos efectuar una visita física a la propia Alhambra. Por mi experiencia personal con ella, me atrevo a sugerir que además de la admiración por la obra humana en sí misma, la ciudadela roja es uno de esos espacios que le pueden cambiar a uno -para mejor- la visión de la vida y del mundo.

"Al mismo tiempo que creaban composiciones arquitectónicas que sólo tienen sentido desde el interior, los artistas de la Alhambra desarrollaron formas ornamentales y arquitectónicas que se subdividían a su vez en un número casi infinito de elementos más pequeños. Estas formas invitaban y todavía invitan a una singular investigación que descubra el principio interior o la unidad última que hace posible todo el conjunto." (p. 196)

Esta y otras obras de Oleg Grabar en Bibliotecas de la UPM.

Leviatán o la ballena, Philip Hoare

Cubierta de Leviatán o la ballena, de Philip HoareLeviatán o la ballena, Philip Hoare
Barcelona: Ático de los libros, 2010

Traducción: Joan Eloi Roca

Leviathan or the whale (2008)

Este es un libro de esos que no se pueden dejar de leer una vez se empiezan, porque la fascinación y el entusiasmo que demuestra Philip Hoare por el universo de las ballenas, sus diferentes especies, sus costumbres y su fatídica relación con la curiosidad y la codicia humanas, se transmiten pronto al lector. “Quizás es porque casi nací bajo el agua”, confiesa al comienzo del primer capítulo de una obra en la que, al tiempo que recorre la geografía tanto real como imaginaria de las ballenas, el autor está explorando los motivos de su propia obsesión por ellas.

Cuando cierro los ojos, veo a esos enormes animales que entran y salen nadando de mi campo de visión hacia el azul oscuro de abajo; las mismas criaturas que acabaron convirtiéndose en la obsesión del ambiguo narrador de Melville, “y entre las insensatas vanidades que me impulsaron hacia mi propósito, flotaban, allá en lo más recóndito de mi alma, de dos en dos, interminables procesiones de ballenas”. En mi propio e incierto viaje, mi objetivo era descubrir por qué yo también estaba obsesionado por la ballena, con la expresión de desamparo en el rostro de la beluga, con la imponente aleta de la orca, con las insistentes imágenes que aparecían en mi cabeza. Como Ismael, me veía arrastrado de vuelta al mar, temeroso de lo que albergaban sus profundidades pero también eternamente intrigado.

Lámina de la “Historia animalium” de Konrad Gessner

Lámina de la “Historia animalium” del naturalista suizo Konrad Gessner, editada en 4 volúmenes entre 1551 y 1558

A bordo de su lectura navegaremos por los puertos balleneros de Nueva Inglaterra, desde New Bedford hasta Nantucket; veremos cómo se configuraron las ciudades que los albergaban y de qué modo evolucionó el negocio del aceite de ballena (el esperma era el petróleo de la época), desde sus orígenes heroicos hasta los recientes métodos de caza masiva. Visitaremos museos, exposiciones, mansiones cuyos antiguos señores no renunciaron a la moda de exhibir en el salón el esqueleto de uno de estos increíbles cetáceos. Siguiendo los pasos de Ismael en la novela Moby Dick y los de su autor, Herman Melville, Philip Hoare nos acerca a la aventura de la caza de ballenas; a las técnicas de procesamiento del aceite a bordo de los balleneros en alta mar; a los mitos sobre gente tragada y escupida por el animal; a los avistamientos de otros vecinos fabulosos de las ballenas como los calamares gigantes o las interminables serpientes marinas; a la inmensa tragedia de los varamientos de ballenas; a los insólitos usos que se le han dado a las entrañas de estos monstruos antiguos, como suelas de zapato, margarina o cosméticos; a la caza feroz e indiscriminada que ha empujado a las ballenas al borde de la extinción en el siglo XX.

Cartel película Moby Dick, con Gregory Peck

Este trabajo (a medio camino entre el ensayo y la literatura) se acompaña de numerosas ilustraciones, grabados y fotografías que, además de amenizar su lectura, le ponen un escenario incomparable al recorrido histórico por la industria ballenera.

Leviatán o la ballena obtuvo el premio BBC Samuel Johnson al mejor libro de no ficción en 2009.

Herman Melville en las Bibliotecas de la UPM

M. C. Escher: Estampas y dibujos

"Concebí ideas que nada tenían que ver con el dibujo o el grabado, ideas que tomaron de tal manera posesión de mí que deseé a toda costa comunicarlas a otros." (p. 5)

 

M. C. Escher:

Estampas y dibujos.

Introducción y comentarios de M. C. Escher.

Köln : Taschen, 2007.

Si hay un artista plástico contemporáneo que ha gozado de la predilección de matemáticos, ingenieros y demás gentes "de ciencias", este ha sido Maurits Cornelis Escher. Reproducciones de sus obras decoran a menudo y a modo de advocación laica, numerosos despachos de docentes, laboratorios, salas de departamentos académicos e incluso comedores universitarios. Por tanto poca excusa necesitamos para sacarlo a colación en NoSóloTécnica.

Taschen podía haber cuidado un poco más algún aspecto de maquetación editorial de este librito: la alejada ubicación de los comentarios respecto a cada una de las láminas. Pero el interés específico del volumen consiste en que es el artista mismo quien presenta con sus propias palabras una selección de sus obras clasificadas según diversos aspectos temáticos, técnicos o geométricos. Además, en una brevísima pero intensa introducción general, el autor condensa lo esencial de las inquietudes y pesquisas que originaron su dilatada y fecunda trayectoria.

Por mi cuenta me permito recordar cómo Escher consiguió abrir para sus sorprendentes obras un hueco entre los iconos culturales más frecuentados del siglo XX. Se podría intuir que sus inquietantes imágenes, más allá del trampantojo, sintonizaban con el ambiente cultural del siglo de la crisis de la física clásica. Además de su pericia compositiva y de su limpieza de acabado, Escher acertó al hurgar en temas latentes en el subconsciente colectivo de nuestra cultura: ahí están sus juegos de oposiciones blanco/negro, mal/bien, naturaleza/cultura, femenino/masculino. Presenta concomitancias tanto con el surrealismo intelectual como con el cómic de línea clara. Hasta cabría decir que su obra tiene un aire bastante pop a pesar de su austeridad cromática. Quizás en este cóctel explosivo radica la potencia hipnótica de estas imágenes. Sin embargo el maestro partía de una tradición de gran solera: la de los pacientes y minuciosos grabadores centroeuropeos. A ello sumó las experiencias mediterráneas que le marcaron profundamente: el paisaje y la arquitectura italianas, y la sabiduría geométrica del arte andalusí granadino. Quién sabe si también alguna misteriosa clave cabalística de su maestro Samuel Jessurun de Mesquita.

Obras de y sobre Maurits Cornelis Escher en Bibliotecas de la UPM.

Atrapados en el hielo, de Caroline Alexander

Atrapados en el hielo, Caroline Alexander.

Barcelona: Planeta, 2004

El 8 de agosto de 1914 veintisiete hombres capitaneados por Ernest Shackleton partieron del puerto de Plymouth. Su destino, quince mil kilómetros más al sur, la Antártida.

La Expedición Imperial Trans-antártica tenía como objetivo cruzar desde la bahía de Vahsel hasta el mar de Ross en el extremo opuesto del continente cruzando el polo. Tres mil kilómetros de una peligrosa travesía que sin embargo no pudieron ni siquiera iniciar.

Cuando se encontraban cerca del punto de partida en la bahía Vahsel, el océano helado, como si fuese un animal furioso, atrapó entre sus fauces al Endurance y no le permitió seguir. Atrapados en el hielo nos cuenta su epopeya. Veintisiete hombres iniciaron una nueva aventura, la más importante de sus vidas, sobrevivir.

Caroline Alexander nos describe de forma apasionada la lucha diaria de esos hombres por la vida, por no perecer en un mundo inhóspito, salvaje  pero también hermoso, de una hermosura hipnótica que puede llevar a quien osa adentrarse por él, al abismo.

Refugiados en el barco, Shackleton lucha no solo contra las condiciones ambientales adversas sino también contra la desesperanza, el abatimiento de sus hombres.

Transcurridos días refugiados en el barco, el océano implacable reclama su trofeo. El hielo oprime el casco del buque y termina hundiéndolo. Se inicia entonces un viaje épico en trineo y posteriormente en bote con el objetivo de llegar a la isla del Elefante en las Shetland del Sur. Una vez llegados allí, Shackleton en compañía de cinco hombres iniciará un arriesgadísimo viaje en un pequeño bote hasta la isla de San Pedro en las Georgias del Sur donde al fin encontrarán  ayuda.

Atrapados en el hielo nos atrapa a nosotros también, con sus palabras, que nos lleva a mundos inhóspitos donde solo una fe inquebrantable en uno mismo puede hacer sobrevivir a una persona. Pero no solo nos atrapan sus letras sino también sus imágenes. Atrapados en el hielo está lleno de imágenes tomadas por Frank Hurley, fotógrafo australiano integrante de la expedición, rebosantes de magia, de vida y de muerte, la que se puede atisbar por ejemplo en ese barco varado, inmóvil, a la espera de la liberación o del fin.

 

 

 

 

 

 

 

Atrapados en el hielo en la Biblioteca de la UPM.

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