El artículo científico: su estructura y las herramientas habilitadas por Biblioteca UPM

En el ámbito universitario, el artículo científico alcanza un papel relevante. Constituye uno de los ejes sobre los que pivota la evaluación de la carrera del investigador y del docente. Y, además, el esfuerzo de una investigación adquiere sentido si produce un beneficio a la Ciencia y a la sociedad, lo que se consigue a través de la difusión y de la explotación de los resultados.

Atendiendo a las definiciones más comunes, el artículo científico es un tipo de trabajo académico en el que se da cuenta de una investigación. Su elaboración requiere, asimismo, seguir una metodología con el fin de responder a la estructura esperada por las revistas especializadas.

Si bien el manuscrito no debe comenzar a redactarse hasta que la investigación ha llegado a su término, sí debe ir gestándose durante sus fases de diseño y de ejecución. Por ejemplo, registrándose minuciosamente los datos obtenidos o recopilando información sobre otras aportaciones anteriores. Éstas podrán reflejarse en la introducción o en alguna sección dedicada al estado de la cuestión.

La estructura del artículo académico

El Título, según la Web of Science Academy (2022), debe trasmitir las características clave de la investigación, sin exagerar el alcance o los hallazgos del estudio. Además, debe conseguir atraer el interés del lector. El SEO académico, que se define como “el conjunto de prácticas que tienen por objeto incrementar la visibilidad y el acceso de las producciones académicas”, recomienda que éste sea corto y asertivo.

El Resumen tiene por objeto informar con eficacia sobre los aspectos clave de todas las secciones del manuscrito. Y más importante, si cabe, conseguir que el potencial lector se enganche y siga leyendo, y que lo cite llegado el caso. Su tamaño puede oscilar entre las 150 y las 300 palabras, según se fije en las pautas de la revista seleccionada. Las tendencias actuales se encaminan a ofrecer “resúmenes gráficos” en formato de vídeo o gráfico.

En las Palabras clave se deben seleccionar los términos que mejor representen el contenido del artículo. De 3 a 8  conceptos son los que se pueden destacar, aunque siempre será el editor de la publicación quien establezca los límites. Las palabras clave deben ser los suficientemente únicas como para singularizar el trabajo, y lo suficientemente amplias para que los buscadores y los potenciales lectores puedan encontrarlo. Su influencia en la visibilidad del trabajo los convierte en elementos a tratar con esmero.

Tanto el resumen como las palabras clave deben aparecer en otro idioma de uso extendido, habitualmente en inglés. No resulta baladí comentar aquí que (también) debe estar redactado de una forma correcta. Para ello, Biblioteca UPM pone a vuestra disposiciónWritefull, una herramienta para la redacción científica, que ayuda a los investigadores a seleccionar la terminología correcta y ofrece sugerencias de mejoras lingüísticas (sintácticas, gramaticales y terminológicas) en textos académicos en inglés”. 

No obstante, cada día resulta más importante que todo el artículo esté redactado en inglés, la lengua franca de la ciencia, ya que contribuye al “aumento de la visibilidad, reflejada principalmente en un mayor número de citas y en el factor de impacto”. 

Elsevier argumenta también que “el inglés es una condición clave para indexar el artículo en las bases de datos internacionales, “garantes” infalibles de una mayor visibilidad e impacto. Las agencias de evaluación, por su parte, miden la carrera profesional del científico en función de estos indicadores, por lo que el idioma (concretamente, el inglés) como medio de difusión tiene un impacto determinante en el currículo.
La estructura del núcleo del artículo

A la hora de planificar la organización formal y estructural de la información en el cuerpo del manuscrito podemos seguir la estructura IMRyD o su variante IMDRyC (Introducción, métodos, resultados, discusión y conclusiones), aceptada a nivel internacional por las grandes editoriales. Además de aportar transparencia, esta disposición avala el carácter científico de éste al no poder aplicarse a un artículo de carácter general. Para trabajos teóricos, conceptuales o metodológicos también se puede emplear la estructura IDyC (Introducción, desarrollo y conclusiones).

La estructura IMRDyC fue aceptada por la Unesco e incluida en sus criterios para la publicación de artículos científicos en 1962 y actualizada posteriormente en 1968 y reeditada en 1983. Por su parte, en 1972 la American National Standards Institute (ANSI) asume dicha estructura (IMRDyC) como criterio para la escritura de artículos científicos.

Introducción: En el primer apartado se expone la introducción, que suele recoger una presentación del propósito y objetivos del trabajo, así como el planteamiento del problema de la investigación. Este se puede enmarcar mediante una descripción detallada del estado del arte para mostrar la amplitud y profundidad de los esfuerzos llevados a cabo para abordar el problema, enfatizando así la relevancia de sus hallazgos.

Método: A continuación, en método se aporta una explicación general de la metodología usada para la obtención de los datos, de modo que se garantice la “transferibilidad” de los resultados.

Resultados: En resultados se expone la naturaleza de los logros conseguidos, es decir, los datos, que deben presentarse de manera lógica, desde los más importantes hasta los menos relevantes. Las tendencias actuales recomiendan -o establecen la obligatoriedad (Horizonte 2020, Horizonte Europa)- publicar los datasets en repositorios de datos y vincularlos al artículo científico para la validación de sus aportaciones.

Discusión: La discusión debe explicar el alcance estratégico de los resultados y plantear posibles investigaciones a futuro.

Implicaciones: Esta sección, que incide sobre la trascendencia social y académica de la investigación, no suele ser obligatoria en la mayoría de las revistas.

Conclusiones: En conclusiones se recoge un resumen con las aportaciones principales del trabajo, relacionándose los resultados con los objetivos de la investigación.

Estilo

Difícilmente vamos a poder iniciar la redacción del manuscrito si partimos desde cero. Una estrategia recomendada por todos los manuales consiste en leer y releer otros artículos relacionados con la misma materia. Asimismo, aconsejan realizar un esquema del contenido de cada una de las secciones mencionadas más arriba, y revisar de forma constante la articulación de éste para conseguir una coherencia completa en el texto.

Los artículos científicos tienen que redactarse en un estilo académico, caracterizado por ser directo, conectado, soportado por evidencias y consistente.

Directo: las estructuras sintácticas deben ser simples, directas, evitando el uso de frases subordinadas, con verbos en voz activa. Se debe evitar el uso de la primera persona, los superlativos, los juicios de valor, el uso de un lenguaje vago e inconsistente. Los párrafos deben estar compuestos por frases relacionadas con una misma idea. Todo esto, en definitiva, busca conseguir claridad expositiva.

Conectado: Los párrafos deben relacionarse e interconectarse mediante conectores léxicos

Soportado por evidencias: cuando se realizan afirmaciones, éstas deben estar sustentadas por citaciones a esos trabajos o estar refrendadas por la propia investigación.

Consistente: Los conceptos deben estar definidos de forma clara y unívoca y deben utilizarse de la misma forma a lo largo del trabajo.

Otras cualidades a tener en cuenta:

Transparencia: los datos y los análisis deben estar explicados de forma clara.

Trazabilidad: la investigación debe poderse replicar. Para ello, está cobrando fuerza la necesidad de vincular el artículo a los datos de investigación en que se sustenta.

Tiempos verbales: las normas APA recomiendan el predominio de la voz activa en presente y/o pasado, una forma de atestiguar los hallazgos del trabajo.

Además del texto, las tablas y los gráficos cuentan con especial relevancia en las ciencias STEM. Su inclusión para representar los datos de forma sistemática incrementa la transparencia y claridad. Se deben dotar de un título descriptivo y enumerar cada una de las figuras del artículo.

La autoría

Cuidar la firma es de singular importancia para el reconocimiento y el progreso de la carrera profesional. De acuerdo con las pautas del Council of Science Editors (CSE), la rúbrica del artículo debe reflejar las contribuciones significativas al trabajo. Además, establecen que los autores deben asumir la responsabilidad de sus aportaciones y que todos deberían revisar y aprobar el manuscrito final.

Otras normas que se ocupan de la asignación de autorías son las emitidas por el Committee on Publication Ethics (COPE). Éstas refieren criterios similares a las del CSE, precisando que las aportaciones sustanciales o críticas pueden haberse realizado durante la etapa de investigación o durante la elaboración del artículo.

En cuanto al orden de los firmantes se puede seguir, entre otros, una secuencia alfabética; o una secuencia SDC (sequence-determiner-credit) en la que se la organización se realiza en orden decreciente de importancia; de igual modo, puede optarse por un enfoque FLAE –approach-first-last-author-emphasis-, en la que el primer y último autor tienen la misma importancia, mientras que los intermedios aparecen en orden decreciente.

A nivel individual, resulta imprescindible la normalización de la firma de cada autor, así como el mantenimiento de un perfil en plataformas como WOS, Scopus y Google Scholar –entre otras- que permitan desambiguar la identidad del investigador, y utilizar un identificador único y persistente como ORCID. Esto permitirá distinguir claramente su producción científica – técnica, al tiempo que les reportará mayor visibilidad.

Buscando la revista más idónea para nuestra publicación

Como hemos mencionado más arriba, el manuscrito debe adaptarse a las normas de edición vigentes en cada revista. Por ello, sólo se debería enviar el manuscrito a una segunda revista cuando la anterior haya desestimado el trabajo -nunca mientras esté en revisión-.

Podemos seleccionar tres o cuatro publicaciones, teniendo en cuenta características como su amplitud temática, la periodicidad, el idioma, la obertura (si es Open Access, si permite el autoarchivo), la indexación (si está indizada en bases de datos como WOS, Scopus…) y el índice de impacto (para consultar el JCR seleccione “Federation of Spain by FECYT” en el desplegable). Recuerden que el cuartil es un indicador de la revista  y que la calidad del artículo se mide por las citas recibidas. Otros factores a tener en cuenta son: los requerimientos de los financiadores, los procesos de acreditación o evaluación de la carrera académica, el APC (este coste de procesamiento del artículo puede ser canjeado por Biblioteca Universitaria UPM).

Para corroborar que nuestra elección ha sido adecuada resulta conveniente revisar al menos los dos últimos números editados.

El SEO Académico

Por último, con objeto de maximizar la visibilidad de la producción científico-técnica de un investigador/a, tanto a nivel académico -lo que se mide atendiendo a las citaciones obtenidas- como social, podemos llevar a cabo diferentes actuaciones durante las fases de prepublicación y de postpublicación:

Durante la redacción del manuscrito, como hemos venido subrayado, se debe optimizar -pensar en las palabras clave que pueden usar los potenciales lectores en su búsqueda- el contenido, el título principal y de las secciones, el resumen, las palabras clave, las tablas y los pies de las ilustraciones para que los buscadores puedan indexarlo y responder a las consultas de los posibles lectores. De esta fase dependerá que el artículo sea considerado relevante para determinadas búsquedas.

Una vez publicado se deben llevar a cabo actuaciones de propagación y de difusión. La propagación se puede alcanzar gracias al autoarchivo en repositorios institucionales (Archivo Digital UPM), genéricos (Zenodo) o temáticos, así como en otros de carácter privado (ResearchGate, Academia.edu). La máxima difusión del artículo científico se puede conseguir a través de las redes sociales, ya sean académicas como convencionales, y mediante reseñas en portales, newsletters, etc.

Fuentes de información:

Luis Codina. Redacción de artículos científicos. Estructura. Revistas. APC

Carrasquero Velásquez y Salcedo Tovar. Recomendaciones para estudiantes de Ingeniería y Ciencias aplicadas en la escritura de artículos científicos. 

Arbey Sánchez-Upegui. Consideraciones sobre el artículo científico(AC)

Rey Castillo. El proceso de escritura científica en la formación doctoral: una aproximación narrativa. Álabe, nº 25, enero-junio 2022.

Otros documentos de interés disponibles en la Biblioteca ETSIDI: catálogo Ingenio

 

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