Cómo funciona el cerebro / Francisco Mora
Francisco Mora
Cómo funciona el cerebro
Madrid: Alianza, 2014
Las área de nuestro cerebro dedicadas a elaborar los sistemas de recompensa son más grandes y en general nuestro cerebro dedica más tiempo a su funcionamiento. No podía ser de otra manera. Es más, el cerebro lucha y trabaja por evitar el funcionamiento de ese otro cerebro que es el que procesa la información sobre dolor y castigo. A ese dualismo funcional se dedica nuestro cerebro límbico, nuestro cerebro emocional. De él dependen fundamentalmente nuestra supervivencia, nuestro equilibrio personal, nuestro razonamiento y coherencia, nuestra relación con los demás, nuestros valores humanos e incluso nuestro sentido último de la existencia. ( p. 115)
Además de destacado profesor, en los últimos años Francisco Mora Teruel se ha convertido en un vehemente divulgador científico con un nutrido catálogo de obras que giran fundamentalmente en torno a las neurociencias. La centralidad del sistema nervioso y del cerebro en particular, y el modo en que en este libro se trata este elemento de los seres vivos considerados superiores hacen que el texto trascienda los aspectos más fisiológicos y se acerque –para bien- al ensayo de antropología filosófica. De hecho su apasionante lectura me remite a obras de Cordón o Mosterín, autores que sin embargo no aparecen citados. Conceptos como la identidad individual, la conciencia, la memoria, el aprendizaje, la enfermedad y la vejez son explicados desde la perspectiva neurocientífica y notablemente esclarecidos. En el contacto de la neurociencia con la religión se adopta un tono prudente: parece que el autor quisiera por encima de todo evitar espantadas o ataques que perjudicaran el desarrollo de la disciplina en sí. Por otra parte, la influencia del medio y el descubrimiento de la plasticidad cerebral a lo largo de la vida de los individuos, parece descartar un determinismo absoluto y abrir hueco a la noción del libre albedrío. En muy contadas ocasiones hay contenidos discutibles al tratar aspectos socio-históricos: la cronología sobre el Paleolítico y la aparición de la agricultura en relación con la del lenguaje no queda del todo pulida (p. 139); y se adopta un enfoque mercadotécnico-empresarial en la definición del concepto general de innovación (p. 240-241).
Pero en suma poquísimo que objetar en comparación con el enorme caudal de conocimiento que nos regala esta lectura. La avalancha actual de paparruchas y baratijas sobre la mente, el ser y temas relacionados, hacen especialmente bienvenido el libro del doctor Mora. La claridad literaria y la distribución de contenido lo convierten en instrumento idóneo para bachillerato, primeros años universitarios y educación de adultos, y muy recomendable para el profano que tenga que bregar con trastornos neuropsíquicos en su entorno. La obra se completa además con un útil glosario y una buena bibliografía. Tan solo quedaría rogar a la editorial un tamaño más generoso en los esquemas y figuras, sobre todo aquellos que incorporan términos escritos.
Todo lo expresado nos puede llevar a pensar en qué medida un sistema tan aparentemente abierto nunca da lugar a un individuo humano concreto. Lo que parece claro es que un único y singular genoma inicial tiene la potencialidad de crear múltiples posibles individuos, y es sólo el juego de interacción genes-medio ambiente y la selección específica en cada paso lo que da lugar al individuo concreto que luego se desarrolla a lo largo de la vida. (p. 309)
Francisco Mora Teruel en: Bibliotecas UPM.