Paradero desconocido, Kressmann Taylor

Cubierta de Paradero desconocido, Kressmann TaylorParadero desconocido
Kressmann Taylor
Barcelona: RBA, 2007
Traducción: Carmen Aguilar

Address Unknown (1938)

En 1932, dos amigos que viven en Estados Unidos y regentan un negocio de obras de arte bastante próspero, se separan. Max Eisenstein, el judío, se queda en San Francisco a los mandos de la galería; Martin Schulse, el alemán, vuelve a su patria. Los lazos que les unen son fuertes, comparten importantes vivencias y la separación, por tanto, supone una grave pérdida para ambos. Como no podía ser de otra manera continúan su relación de modo epistolar. Pronto Martin comienza a describir la situación social y política en Alemania, la irrupción de Hitler, del nacionalsocialismo, de la censura, del antisemitismo… y le pide a su socio que interrumpa el intercambio postal pues piensa que cualquier relación con un judío podría traerle nefastas consecuencias. Max no se resigna, quiere seguir confiando en la integridad de su amigo. Pero algo se ha roto ya. ¿Hasta qué extremo pueden cambiar las personas?

Esa censura, esa persecución de todos los hombres de pensamiento libre, la quema de bibliotecas, la corrupción de las universidades habrían despertado tu rechazo aunque en Alemania no le hubieran puesto un dedo encima a nadie de mi raza. Tú eres un liberal, Martin. Siempre has tenido amplitud de miras. Ningún movimiento popular cargado de maldad -por fuerte que sea- puede haber acabado con tu cordura.

Fotografía de Kressmann Taylor

Novela corta (o relato) de precisión conmovedora, trágica, dolorosa… y de gozosa lectura y relectura. Está compuesta por la correspondencia que intercambian los dos protagonistas y todo en ella es relevante, los membretes, las firmas, lo que queda entre líneas, el tono, los silencios… es brevísima pero no importa, ha sido afilada como un escalpelo.

Kressmann Taylor es el seudónimo masculino con que Kathrine Kressmann publicó el libro, en 1938 y con un gran éxito, pues el editor pensó que la historia que narraba era demasiado dura para aparecer firmada por una mujer.

Kressmann Taylor en la Biblioteca de la UPM

Carta a mi madre, de Georges Simenon

Carta a mi madre. Georges Simenon

Barcelona: Tusquets Editores, 1993

Miramos la ilustración de la cubierta y qué es lo que vemos…una madre y su hijo. Son Georges Simenon y su madre Henriette. Es una foto de alrededor de 1908. Nuestro protagonista tiene cinco años, es el comienzo de la historia.

“Hoy hace tres años y medio, aproximadamente, que moriste, a la edad de noventa y un años, y tal vez hasta ahora no haya empezado yo a conocerte. Viví mi infancia y mi adolescencia en la misma casa que tú, contigo, y, cuando me separe de ti para trasladarme a París a la edad de diecinueve años, seguías siendo una extraña para mí.”

Esto escribía Simenon a su madre más de sesenta años después de la instantánea. Hace tres años que su madre ha muerto y el escritor está lleno de preguntas que necesitan respuesta. Por qué ese océano de indiferencia, de distancia, de desamor  se creó entre ambos.

“Mientras viviste nunca nos quisimos, bien lo sabes. Los dos fingimos.”

Durante una semana, Simenon asistió a la agonía de  su madre. De repente, en la soledad del hospital, madre e hijo, frente a frente. ¿Son los mismos de la foto? si, claro, pero los acontecimientos, en estos años, los han cambiado hasta hacerlos casi desconocidos e indiferentes. Simenon  mira a su madre y los recuerdos, los rencores,  sentimientos llenos de contradicción aparecen, busca respuestas.

“Pero lo que yo buscaba en tus ojos y en tu sereno rostro no era la idea que tenías de mí. Era la idea verdadera de ti que yo empezaba a percibir.”

Carta a mi madre es una búsqueda en si mismo, en sus recuerdos, en su pasado, preparándose quizá para lo que vendrá, para él también.

Georges Simenon nació en Lieja en 1903 y murió en la ciudad de Laussana en 1989.

Simenon en la Biblioteca UPM

“Todas estas imágenes me asaltan, madre, mientras intento comprenderte antes de que te vayas definitivamente. Dentro de uno o dos días, dentro de tres días, habrás dejado de existir. La gente, inmóvil en su silla, en tu cuartito, ya no se ocupará sino de sus asuntos. Yo mismo volveré a mi casa con mis propios hijos.

¿Se harán preguntas algún día sobre mí, como yo me las hago sobre ti? Lo dudo. Y, de todos modos, no me enteraré.”

Consejos maternales a una reina : epistolario 1770-1780

Cubierta de Consejos maternales a una reina : epistolario 1770-1780. María Teresa de Austria y María Antonieta de Francia María Teresa de Austria y María Antonieta de Francia

Consejos maternales a una reina : epistolario 1770-1780

Fórcola

2011

¿Como era realmente la reina María Antonieta? Imposible saberlo después de tantas biografías, películas, opiniones malintencionadas y novelas más o menos históricas. Pocas reinas han sido tan odiadas y ninguna ha tenido un final tan espantoso, por eso despierta siempre tanto interés no exento de morbo.

La publicación de este epistolario que mantuvo durante diez años con su madre aporta los datos suficientes para aclarar los aspectos clave de su carácter.

Desde la primera línea de la primera carta la emoción que supone leer a María Antonieta directamente hace imposible dejar la correspondencia y aleja esta experiencia de la lectura de cualquier estudio histórico por valioso que  sea.

María Teresa de Austria, María Antonieta de Francia

Las cartas empiezan en 1770 cuando María Antonieta sale de Viena hacia París para casarse con Luis Capeto. Tenía 14 años y su madre 53, nunca más volvieron a verse.

María Teresa, desde Viena, se interesa por cada detalle; su formación, su ropa, sus excentricos peinados, sus problemas de alcoba, sus peligrosas compañías en Versalles.  Recibe  cada mes las cartas de su hija y en paralelo los informes que le remitía su embajador y/o espía, Mercy.

Me comentan que te han encontrado mal vestida. He pensado que si me envías tus medidas detalladas puedo mandar confeccionarte basquiñas y corsés.

Te envio mis medidas. Han sido tomadas sin zapatos ni peinado. He crecido mucho y no estoy delgada.

Fotografía: La aldea de la Reina

Consejos de alcoba, la madre veía con horror que pasaban los años y no se consumaba el matrimonio, hicieron falta siete años para que ocurriera, plazo insólito en la época.

Al rey no le gusta dormir de a dos.  A veces viene a pasar la noche conmigo. No le abrumo pidiéndole que lo haga más a menudo.

Querida hija para conseguirlo hay que fastidiarse y acostarse a las horas que resulten más cómodas para el Rey.

A Viena llegan noticias muy preocupantes desde París. Su estrafalario aspecto, su gusto por el lujo, su afición al juego o su despilfarro con amigas y favoritas. También aparecen los asuntos políticos, la madre le recuerda que es austriaca, que no se avergüence de serlo, y que no debe permitir que las dos naciones se enemisten…..

Temía María Teresa, con una lucidez escalofriante, que el comportamiento frivolo de su hija pasara factura a la Institución. No pudo sospechar, lógicamente, como acabaría esta dramática historia. Inteligentísima y sensata María Teresa, que murió inesperadamente en 1780 interrumpiéndose el epistolario. No llegó a ver, crueldades de esta vida, que su hija tuvo finalmente  un hijo varón y cumplió con su obligación de dar un heredero a la corona framcesa.

Pero bueno, se preguntarán, ¿era o no era María Antonieta tan huera, tan estúpida, tan casquivana y tan traidora como nos han dicho las crónicas francesas? Esa es la carta que me reservo para que lean, con más curiosidad y fascinación si cabe, estas palpitantes misivas directamente llegadas desde el siglo XVIII.

Fotograma de la película : Maríe Antoinette de Sofía Coppola

          

Helene Hanff – 84, Charing Cross Road

 

"A mí me encantan las inscripciones en las guardas y las notas en los márgenes: me gusta el sentimiento de camaradería que suscita el volver páginas que algún otro ha pasado antes, así como leer los pasajes acerca de los que otro, fallecido tal vez hace mucho, llama mi atención."

 

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La amable sugerencia de una compañera enredada en temas de librería y bibliofilia me llevó a esta obrita. Ahora confieso experimentar un curiosa sensación al encontrarme a mí mismo reseñando un libro de cuya calidad literaria no tengo absoluta seguridad, pero de cuyo gran interés tampoco tengo ninguna duda. La erótica del documento, será. Y es que "84, Charing Cross Road" es un fenómeno literario de una cierta notoriedad, de reedición sostenida desde su primera aparición en 1970 y que tal vez haya que poner en relación con la corriente de anglofilia que ha prosperado en algunos sectores de la cultura norteamericana durante los últimos años.  En este sentido es sorprendente que un epistolario escrito por gente corriente a ritmo pausado, y tocante a temas en general triviales, haya dado lugar incluso a una  versión cinematográfica protagonizada por Ann Bancroft y Anthony Hopkins a mediados de los 80. Dicho todo lo anterior, no es de extrañar que su edición española haya sido llevada a cabo bajo el Anagrama del sagaz Herralde.

El libro cubre veinte años de correspondencia bastante regular entre una escritora y bibliófila neoyorquina y un empleado de librería de Londres, más las incursiones de algunos otros personajes a los que aquélla accederá a través de éste con el paso del tiempo. Penetrando en su vida cotidiana y en sus inquietudes vemos los claroscuros de las relaciones británico-norteamericanas en la inmediata postguerra mundial, la precariedad de una Inglaterra devastada por el conflicto y los condicionamientos de la Guerra Fría. El epistolario da testimonio de los cambios sociales que paulatinamente se van produciendo a medida que se despliega el desarrollismo económico tras esa segunda postguerra. Síntomas que toman carrerilla al entrar en el decenio de 1960 y que son perceptibles en las alusiones a la politica, la música o el turismo.

84-charing-cross-road-penguin1Por otro lado, una buenísima motivación para leer este libro es lingüística más que estrictamente literaria: el retorno peculiar al lenguaje escrito que nos ha impuesto el desarrollo de la tecnología de la información. Hasta los 90  -uff, hace cuánto tiempo…- la banda ancha era el papel en blanco. Prueba de su eficacia es que las personas podían mantener así relaciones provechosas y duraderas, aún sin llegar a encontrarse físicamente.  De hecho "84" es un libro especialmente recomendable para quienes necesiten o deseen cultivar el arte de escribir cartas o mensajes de cualquier tipo. No digamos si se trata de escribirlas en inglés y si se tiene la oportunidad de leer la obra original sin traducir: el lector goloso podrá saborear un material rico en giros, modismos, verbos preposicionales y demás rasgos respectivos del inglés británico y norteamericano, en permanente diálogo hasta el final del libro.

Bien empleada estará también la lectura si os lleva a explorar in situ las infinitas librerías de Londres. Charing Cross es unos de sus santuarios, aunque yo por manía particular me inclino más por el Bloomsbury universitario y juvenil.

ISBN 9788433969828 (castellano/español), 9780140143508 (English).

Disponible en Bibliotecas de la UPM

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