Hace cuarenta años / Maria Van Rysselberghe

Cubierta de María Van Rysselberghe, Hace cuarenta años

María Van Rysselberghe

Hace cuarenta años

2012

Maria Van Rysselberghe (Bruselas 1866 – Cabris, Alpes Marítimos, 1959), la autora de este intenso y precioso recuerdo, era hija de un famoso editor y esposa de un notable pintor neoimpresionista, Théo Van Rysselberge. Ella es la escritora y la protagonista de esta verdadera y desnuda historia de amor.

Su amado, al que en el libro llama Hubert, era el poeta belga de origen flamenco Émile Verhaeren (1855-1916). Ambos estaban casados, cada uno por su lado,  y pertenecían al mismo grupo de amigos.

Sorprende este  relato desde la primer a línea por la intimidad y la verdad que logra trasmitir. No se habla de nada circunstancial ni convencional, ha logrado dejar sola a la emoción, solo cuenta lo que le ocurre por dentro; cuando le ve, cuando le espera, cuando pasean por la playa. Aquel amor fue lo más importante que le pasó en la vida,  y ocurrió durante solo unos días en una casita situada en una enorme playa del Mar del Norte.

No me decía a mi misma que lo amaba: él era, sencillamente, lo principal.

Los amantes leen juntos a Flaubert y a Baudelaire, la literatura dice por ellos las palabras mas hermosas en unos encuentros  que tienen lugar cada noche en la biblioteca de la casa.

Los dos son felices con sus respectivas parejas y deciden no ceder por completo al amor Retrato de la autora realizado por su marido Théo Van Rysselbergheque sienten por respeto a los dos ausentes pero tambien deciden no renunciar durante  esos días a aquella maravilla que les arrastra.

Piensa en el dolor que podríamos desencadenar. No solamente los haría infelices: ya nunca podrían creer en nada.

Trabajan la relación para que sea preciosa, la saben breve. No se ocultan ningún pensamiento, comparten los mejores libros, los mejores poemas, quieren conservar ese recuerdo precioso que les hará fuertes cuando no puedan verse.

Prueba de aquella enorme belleza compartida es la nitidez con la que recuerda María aquellos días, todo sigue palpitante cuarenta años después, y  en 1934,  cuando los otros tres implicados en la historia han muerto, decide escribir y publicar la secreta  pasión que sintió.

Quiere hacer  un acto de justicia público a aquel amor tan importante que tuvo que ser clandestino  y que ya no queria seguir escondiendo. Gritar cuanto le quiso.

Tú eres el secreto que hay en medio de mi vida; permíteme que te sea fiel.

María José Rodulfo

 

Viajes por Europa, de Emilia Pardo Bazán

Tarjeta postal de la exposición Universal de 1889Viajes por Europa

Emilia Pardo Bazán

Bercimuel

2003

Nunca había leído a Emilia Pardo Bazán.

Quizás prejuicios. Tanto los datos que sabía de ella -introductora del naturalismo, retrato de ambientes rurales de la Galicia del siglo XIX-  como  las  fotos que había visto,  en las que resultaba muy antigua y siempre una mujer muy mayor… nada animaba a leerla.

Por razones de trabajo, preparando una exposición, me tuve que leer un libro suyo titulado Al pie de la Torre Eiffel en el que se recopilan las crónicas que mandaba a varios periódicos (era tambien periodista) desde el París de la Exposición Universal de 1889. Desde  aquella magna exposición  en la que se erigió la Torre Eiffel y la gran Galería de Máquinas.

En el libro Doña Emilia  lo cuenta todo. Cómo era el recinto, cómo moverse por los  pabellones, los espectáculos nocturnos, la moda que lucían de las francesas, el desarrollo industrial…, todo con una prosa de calidad y una frescura que me sorprendieron.

Galería de Máquinas. Exposicion Universal de París 1889

Solo de entrar en la Galería de Máquinas y ver el incesante y periódico vaivén de tanto artilugio, me entra un malestar, un desasosiego, un azoramiento físico que se convierte pronto en sufrimiento y en alteración nerviosa. Las máquinas sudan, gimen, trabajan con una tenacidad sombría e implacable.

Aquella exposición tuvo ingredientes verdaderamente extraordinarios y una gran carga política, ya que coincidió, en una desacertada casualidad, con el aniversario de la Revolución Francesa y varios paises europeos, Alemania, Italia, Austria-Hungría… no quisieron participar celebrando nada en semejante fecha y en París.

Escalera para subir a la Torre Eiffel. Exposición universal de 1889.Y gracias a la Torre Eiffel fue la ocasión de subir tan alto como nunca se había podido subir, andando o en ascensor. Doña Emilia, mujer valiente y amante del progreso, probó el ascensor y nos lo describe en una crónica altamente recomendable.

Al empezar la temible ascensión,  cuenta cómo miraba asombrada el alejarse de los coches de tiro, pero a los pocos segundos ya no veía ni al cochero ni al caballo, así es que habia que mirar al frente y  -¡estupor!- lo que se veía perfectamente era  ¡Versalles!.

La edición de Bercimuel recoge varios de los muchísmos viajes que hizo por Europa Cubierta de Viajes por Europa. Emilia Pardo Bazánesta mujer interesada por todo, que escribió novelas, ensayo literario, poesía, que se ocupó de la educación de las mujeres, que disfrutó de todo lo que se le puso por delante y que conquistó entre otros al mismísimo Pérez Galdós.

Emila Pardo Bazán en la Biblioteca UPM

Diarios de Zenobia Camprubí

Cubierta de Diario: 1. Cuba (1937-1939). Zenobia CamprubíDiarios (Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico)

Zenobia Camprubí

Alianza, 2006

 

Estos diarios que podíamos llamar íntimos tienen un interés múltiple. Además de trasladarnos a la vida cotidiana del matrimonio Jimenez Camprubí nos muestran la vida del exilio español en América durante, y después, de la Guerra Civil española.

Zenobia, aunque nacida en Cataluña, era la hija de un ingeniero de caminos navarro y una rica norteamericana de origen puertorriqueño. Sus padres se separaron pronto y ella pasó temporadas en EEUU, donde tenía familia y  amigos, y otras temporadas en España donde vivía su padre.

Conducía su coche, viajaba sola por el mundo, puso una tienda de artesanía popular en Madrid en los años 30, era una lectora incansable y formó parte del Lyceum Club Femenino de Madrid donde conoció a mujeres como María de Lejárraga, Victoria Kent o Carmen Baroja. Era una mujer moderna.

Era además alegre, cosmopolita y muy sociable,  y aunque estaba lejos de ser una intelectual, si era una mujer culta. Escribía desde niña sus diarios y sus relatos en los dos idiomas. El primero de ellos se publicó en 1902 cuando tenía 14 años.

Conoció en 1913, en Madrid, a Juan Ramón Jimenez, se casaron en 1916 en Nueva York  y le dedicó su vida entera desde entonces.

Durante el larguísimo viaje que hizo el poeta solo desde Madrid hasta Nueva York para casarse, tomó notas por tierra y por mar, y esas notas serían luego su obra titulada Diario de un poeta recién casado.

Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez

Vivireron en Madrid hasta que empezó la Guerra Civilº y se marcharon exiliados a América, nunca volvieron.

En el terrible exilio escribió estos diarios intimos que publicó Alianza y que eran el lugar donde se encontraba con ella misma, donde recuperaba la fuerza que le era necesaria para seguir con una vida tan difícil e ingrata como la que le tocó vivir.

Sus páginas están llenas de España; esperar noticias de la Guerra Civil, de los amigos, de los familiares, (en el frente del Ebro murió un sobrino de JRJ), la preocupación constante por los niños españoles, por sus papeles que ¿seguían? en su casa de Madrid. En América se relacionan con otros intelectuales españoles exiliados, no tienen apenas dinero, ella da clases de español para aliviar la situación, el se deprime tan lejos de su paisaje y tan solo, ella le intenta animar de mil maneras. Soledad, añoranza, y una manera de contar su día a día con una frescura y una verdad que atrapan.

Los tres lugares donde vivieron el exilio se corresponden con los tres tomos de la obra:

Cuba (1937-1939)

Estados Unidos (1939-1950)

Puerto Rico (1951-1956)

Zenobia hizo de agente literario, de psicólogo, de secretaria, de enfermera, de traductora  y renunció a todo su mundo, sus amigos, su familia, sus viajes y su bienestar por Juan Ramón Jimenez y su obra.  En ocasiones, cuando conocía a algún  profesor interesante en la universidad donde daba clases le pedía que fuera a su casa para que estimulara la mente de Juan Ramón.

Fotografía de Zenobia Camprubí

29 de noviembre de 1937. Lunes

Por la tarde me quedé en casa leyendo y escribiendo. J.R. tenía visita y me trajo un pequeño ramito de rosas para que me hicieran compañía mientra él estaba fuera. Siempre hace estas cosas tan calladamente que una tiene que mirar alrededor para descubrir que las ha hecho. Muy pocas veces es efusivo, pero constantemente tiene estas manifestaciones silenciosas de la emoción de su espíritu.

 

 

 
 

Viaje a España, Theophile Gautier

Cubierta de Viaje a España, Theophile GautierViaje a España

Théophile Gautier

Cátedra, 1998

 

Theophile Gautier estuvo de viaje por España entre mayo y octubre del año 1840. Vino con su amigo Eugene Piot que tenía intención de comprar obras de arte aprovechando la desamortización de los bienes de la Iglesia. Ambos eran apasionados del arte, Gautier había intentado ser pintor y tenia verdadera devoción por Zurbarán, Ribera y Valdés Leal.

Este libro maravilloso reune los artículos periodísticos enviados por Gautier a París durante el viaje. Y hay que decir que aquellos ricos seis meses vividos en España  inspiraron también un importante libro de poemas.

España estaba de moda en Europa y en América, ya han aparecido publicadas las obras de Victor Hugo, de Musset y  de Merimée fascinados por nuestros monumentos y nuestras costumbres. En París se ha empapado de pintura española en los museos y ha asistido a representaciones de danza española. No venía a de nuevas, venía convencido.

Su Viaje a España, con ese espíritu, fue un éxito en toda la exrtensión de la palabra. Le encantó lo que veía y narró con deliciosos detalles su periplo español en un libro, ese que hoy recomendamos, que leyeron en todos los paises europeos y multiplicó el numero de visitantes. Y no sólo se trata de un recorrido artístico, se muestra fascinado por los paisajes y el modo de vivir, a Gauthier le interesa todo; los tipos humanos, la forma de vestir,  los oficios : vendedores de agua, limpiabotas, y las mujeres españolas le parecen guapísimas.

Mujer con abanico, Edoardo Tofano (1838-1920)Una mujer sin abanico es algo que no he visto todavía en este bendito país. Los abanicos, al abrirse y cerrarse, producen un débil silbido que, repetido varias veces por minuto, da una nota que  resulta extraña para un oido francés.

Hace una curiosa selección de palabras intraducibles al francés que aparecen en el libro en cursiva y en el original en francés en castellano. Entre otras estas: pundonor, pura sangre, horchata de chufas, mayoral, encierro…

No faltan, claro, la reflexiones sobre a cocina española:

Después trajeron el puchero, plato eminentemente español, o a decir verdad, el único plato español, pues todos los días se come de Irún a Cádiz, y viceversa.

Este viaje delicioso y emocionante nos permite aterrizar en el siglo XIX y que el chispeante Gautier nos acompañe por Burgos, el animado Paseo del Prado de Madrid, Sevilla, o la Mezquita de Córdoba. Su visión es casi siempre positiva, sin prejuicios,  y tiene un encanto y una mirada limpia que les faltó a otros viajeros que le siguieron.

Gran escritor, hombre muy culto  y simpático, nos regaló este libro y a su regreso a París confesó:

Me sentía allí como en mi verdadero suelo y como en una patria vuelta a encontrar.

Théophile Gautier en la Biblioteca UPM

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