La casa de Lúculo o el arte de comer de Julio Camba
La casa de Lúculo
Julio Camba
Temas de Hoy
En cuanto al pescado de los viernes, me parece muy bien cuando, efectivamente, es de los viernes; pero en el interior de Castilla suele ser de los lunes o los martes…de la semana anterior. De aquí la popularidad obtenida en España por esas momias pisciformes que llamamos bacalaos y que al decir de los comerciantes proceden de Escocia y Noruega, aunque mas bien parece extraídas a las tumbas faraónicas en unión de la mojama, los cacahuetes, los garbanzos torrados y demás alimentos fósiles. Su verdadero puesto estará en los museos de Historia Natural, junto a los vestigios de otros animales.
Leyendo las páginas de La Casa de Lúculo o el arte de bien comer, bien pudiera parecer que estamos ante un libro científico en el que se nos dan referencias sobre vitaminas, proteínas, teorías sobre la digestión, etc. “Al crear el mundo, Dios lo dotó de una cantidad de ázoe y con esta cantidad de ázoe vamos tirando todavía”. También podríamos entenderlo como libro de historia con sus apuntes sobre otras épocas y civilizaciones pasadas. Antropológico, hablándonos sobre costumbres, como la antropofagia, de distintos lugares del mundo “¿Saben bien, efectivamente , las chuletas de misionero?”Incluso de viajes, en el que se nos cuentan las andanzas del autor en su época de corresponsal por distintas capitales del mundo. ¿Qué clase de cocina quieren ustedes que tenga un pueblo sometido a la ley seca?
Fundamentalmente, pensaríamos en él como un libro de gastronomía, entendida como el arte de preparar una buena comida o cultura de la alimentación.”La gastronomía es un arte de clases medias y, mejor aún, de esas clases alternas que pasan meses de privación y semanas o días de opulencia” En realidad es todo eso, si, pero sobre todo es un libro sobre el arte de vivir, de la pasión de vivir, de disfrutar de la vida. Y que mejor manera que empezar con el comer.
Una sardina, una sola, es todo el mar, a pesar de lo cual yo le recomendaré al lector que no se coma nunca menos de una docena…No es para tomar en el hogar con la madre virtuosa de nuestros hijos, sino fuera, con una amiga golfa y escandalosa. Las personas que se hayan unido alguna vez en el acto de comer sardinas, ya no podrán respetarse nunca mutuamente, y cuando usted, querido lector, quiera organizar una sardinada, procure bien elegir a sus cómplices.
Las sardinas asadas saben muy bien; pero saben demasiado tiempo. Después de comerlas uno tiene la sensación de haberse envilecido para toda la vida. El remordimiento y la vergüenza no nos abandonaran ya ni un momento y todos los perfumes de la Arabia serán insuficientes para purificar nuestras manos.
A lo largo de sus páginas, Camba nos habla de los distintos tipos de carnes, de los pescados, las frutas, los quesos, de las diversas técnicas de cocina, de vinos, de normas para ser el perfecto invitado, de cocinas regionales, cocinas internacionales, de bebidas, de la gula, del caviar…Todo un compendio de conocimientos y de vivencias. Fino observador de la realidad , su pasión por viajar y conocer el mundo le llena de una sabiduría cierta. Conocimiento que llena cada una de las páginas de este libro y que junto con un humor inteligente hacen una combinación imbatible.
Al comer mi primera fabada, yo procedí como procedo siempre ante un manjar inédito y gustoso. Me tome un plato. Me tome otro. Y cuando termine el segundo plato, me dije:
-¡Hombre! Esto de la fabada no parece que esté nada mal. No va a haber más remedio que decidirse a probarla…
Cuarenta y ocho horas después, yo hacía todavía, en mi hotel de Gijón, una brillante imitación del anaconda, animal que, como todos ustedes saben, come de una vez para toda la temporada, y postrado en el lecho, arrancaba melancólicamente las hojas de una florecilla para ver cual sería mi provenir: si el reformismo o el hospital.
Julio Camba nació en Villanueva de Arosa en 1882. Se inició como escritor en la Argentina en círculos anarquistas. Ya de vuelta en España colabora en distintas publicaciones como El Diario de Pontevedra, El Rebelde, El País, El Mundo, El Sol, ABC siendo en algunas de ellas corresponsal por distintas capitales europeas. Murió en Madrid en 1962.
Camba en la Biblioteca Universitaria UPM.
Cuide usted bien a su vecina de mesa, y si le falta pan o vino, pásele el vino o el pan de su vecino a quien no puede usted por menos que suponer un hombre galante.