Soy leyenda, Richard Matheson

Cubierta de Soy leyenda, de Richard MathesonSoy leyenda, Richard Matheson
Barcelona: Minotauro, 2008
Traducción: Manuel Figueroa

I am legend (1954)

¡Sal, Neville!

El grito de Ben Cortman. De noche. Otra noche. A las puertas de la casa. El antiguo vecino de Richard Neville convertido en vampiro. A las puertas de la casa transformada en refugio. Donde Neville se parapeta cada día al caer el sol. Tratando de amortiguar con la música a todo volumen los gritos hambrientos de una muchedumbre de vampiros.

¡Sal, Neville, Sal!

Tratando de ahogar la conciencia con whisky. Desesperándose. El último ser humano sobre la tierra.

¡Sal, Neville!

Rodeado. Perseguido. Al borde de la locura.

¡Sal, Neville!

Dispuesto a sobrevivir.

Soy leyenda (1954), una de las más célebres novelas de Richard Matheson, describe la agonía, la soledad, la locura de un ciudadano que, inmune a una bacteria que se ha propagado por todo el planeta y que transforma a los demás, ha de sobrevivir en un mundo infestado de vampiros. Mientras por el día puede salir en busca de provisiones, reforzar sus defensas, eliminar monstruos dormidos, por la noche está condenado a esconderse, resistir el acoso, los gritos, la sed de sangre de sus antiguos vecinos.

Cubierta de I am legend, by Richard MathesonLa novela es de tono más bien intimista, se detiene en el mundo interior de Richard Neville más que en las escenas de acción o de carnicería, y además no es solo una historia de acción y supervivencia, tiene fondo. Interesa cómo se conduce el individuo diferente, apartado de la sociedad, las preguntas que se formula acerca de la necesidad del otro, el modo en que evoluciona su capacidad para sentir o expresar afecto, las conclusiones a las que ha de llegar necesariamente sobre qué es lo normal y qué lo convierte en monstruo. Recuerda este planteamiento al de otra conocida novela de Matheson, El increíble hombre menguante, que vimos adaptada al cine hace años, también el protagonista, expulsado del mundo de los “normales”, debía renunciar a la sociedad y sobrevivir en un mundo nuevo con reglas diferentes.

Fotograma de El increíble hombre menguante

Soy leyenda es una obra elogiada por conocidos escritores, como Ray Bradbury (Matheson adaptó el guión de Crónicas Marcianas para una serie de televisión) o Stephen King. Y no existiría el cine de zombis tal como hoy lo conocemos, pues en palabras de George A. Romero, Soy leyenda fue la mayor influencia que recibió para crear su mítica La noche de los muertos vivientes.

Cartel La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero

Richard Matheson es un incansable creador de historias de terror y de ciencia ficción, ya en forma de libro o como guiones para el cine o la pequeña pantalla. Muchos de sus cuentos han sido versionados para series inolvidables como The Twilight Zone (La dimensión desconocida) o en películas como El diablo sobre ruedas, de Spielberg.

Richard Matheson en la Biblioteca de la UPM

La casa en el confín de la Tierra, William Hope Hodgson

Cubierta de La casa en el confín de la tierra, de William Hope HodgsonLa casa en el confín de la Tierra
William Hope Hodgson
Madrid: Valdemar, 2009
Traducción: Francisco Torres Oliver

The House on the Borderland (1908)

Dos excursionistas se topan con un viejo diario enterrado entre las ruinas de un caserón. En sus páginas el antiguo habitante describe una serie de hechos terribles e incomprensibles: los padecimientos que hubo de sufrir tras el descubrimiento de un portal que conectaba con otra dimensión; el acoso de unas horripilantes criaturas llegadas de otro mundo; el viaje de proporción cósmica en el que se le mostrará el fin y el principio del Universo.

Tales pesadillas habitando una realidad paralela, respirando ocultas, irracionalmente, más cerca de nosotros de lo que nos gustaría, fueron motivo de inspiración para otro autor de culto como H. P. Lovecraft, especialmente en su obra Los mitos de Cthulhu. Según sus propias palabras:

La casa en el confín de la tierra (1908) -quizá la mejor de todas las obras de Hodgson- trata de un caserón solitario y temido de Irlanda, que constituye el centro de espantosas fuerzas del trasmundo y soporta el asedio de híbridas y blasfemas anormalidades que surgen de secretos abismos inferiores. Los vagabundeos del espíritu del narrador durante ilimitados años-luz del espacio cósmico y kalpas* de eternidad y su asistencia a la destrucción final del sistema solar, son algo casi único en la literatura fantástica. Por lo demás, a lo largo de la historia se pone de manifiesto la capacidad del autor para sugerir horrores vagos y emboscados en un escenario natural.

* kalpa es una palabra sánscrita que significa largo periodo temporal

La ilustración de cubierta en esta edición es obra del polaco Zdzisław Beksiński. No está de más, durante la lectura de la novela, echarle un vistazo a sus escenarios imaginados, pues sintonizan a la perfección con la angustiosa y terrorífica belleza de los ambientes creados en ella.

Cubierta del comic La casa en el confín de la tierra, de Richard CorbenAdemás, la historia tiene una versión en comic publicado por Norma Editorial en 2003, dibujado por Richard Corben y con guión de Simon Revelstroke.

William Hope Hodgson (1875-1918) es maestro del llamado terror materialista, ese terror compuesto de monstruos y criaturas corpóreas que deja atrás las clásicas historias de fantasmas y seres inmateriales.

William Hope Hodgson en la Biblioteca de la UPM

Crónicas marcianas, Ray Bradbury

Cubierta de Crónicas marcianas, Ray BradburyCrónicas marcianas, Ray Bradbury
Barcelona: Minotauro, 2008
Traducción: Francisco Abelenda
Prólogo: Jorge Luis Borges

The Martian Chronicles (1950)

Crónicas marcianas es un clásico de la ciencia ficción. Está escrito entre 1945 y 1950 y es una de las novelas más conocidas de Ray Bradbury (autor, entre otras, de Farenheit 451 o de El vino del estío, novela que se adaptará al cine próximamente). Se compone de 25 cuentos (algunos apenas de una o dos páginas) que narran un episodio independiente cada vez pero que en conjunto conforman una historia completa, la colonización del planeta Marte. En Marte, según la visión lírica de Bradbury, viven unos seres mucho más evolucionados que el hombre, con una cultura antiquísima, más avanzados tecnológicamente, más sutiles en sus medios de comunicación. Sin embargo, el hombre, visto por el autor desde una perspectiva pesimista, impondrá sus miserias, su miedo a lo diferente, su odio, su ambición.

La prosa de Bradbury transmite la belleza y el horror del choque de civilizaciones, todo está teñido de melancolía, hay mucha lluvia y silencio y ciudades muertas y nubes de polvo que ocultan casi por completo el brillo plateado de los cohetes espaciales. Es un libro triste, en definitiva, como un verano que se termina.

Un minuto antes era invierno en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, los carámbanos bordeaban los techos, los niños esquiaban en las pendientes, las mujeres envueltas en abrigos de piel caminaban pesadamente por las calles heladas como grandes osos negros.

[…]

El cohete, instalado en la plataforma de lanzamiento, soplaba rosadas nubes de fuego y calor de horno. El cohete se alzaba en la fría mañana de invierno, creaba verano con cada aliento de los poderosos escapes. El cohete transformaba los climas, y durante unos instantes fue verano en la tierra…

En 1980 se rodó una miniserie protagonizada por Rock Hudson. Fue producida por la NBC y la BBC y adaptada por Richard Matheson. Y parece que la Paramount tiene los derechos para llevar Crónicas marcianas al cine próximamente.

Cartel de Miniserie de Crónicas marcianas

Ray Bradbury en la Biblioteca UPM

El día de los trífidos, John Wyndham

Cubierta de El día de los trífidos, John WyndhamEl día de los trífidos, John Wyndham
Barcelona: Minotauro, 2007

Traductor: José Valdivieso

The day of the triffids (1951)

El día de los trífidos, considerada un clásico de la ciencia ficción, es una novela de esas que muestran un mundo apocalíptico donde los supervivientes deben reagrupar sus fuerzas, combatir la amenaza invasora y comenzar de nuevo. Podría haberse quedado ahí y funcionar como un entretenimiento más -las pantallas de los cines y las mesas de novedades de las librerías están llenas de este tipo de historias- pero El día de los trífidos, aparte de leerse con amenidad, de contener suficientes episodios de acción o de provocar miedo, profundiza a nivel sociológico mostrando las diversas maneras de organización que afrontan los supervivientes. La novela, escrita después de la Segunda Guerra Mundial y en plena guerra fría, presenta un pequeño muestrario de comportamientos gregarios que da cuenta de la naturaleza del género humano.

Cubierta de The Day of the Triffids, John WyndhamBill Masen despierta en el hospital después de haberse sometido a una intervención en los ojos. En seguida nota que algo no va bien, no hay nadie alrededor, el silencio en las calles estremece. Poco a poco va descubriendo que el sentido de la vista, que aún conserva gracias a la defensa de un fuerte vendaje, será determinante en los días que se avecinan, pues casi toda la humanidad, como consecuencia del paso de un extraordinariamente luminoso cometa, se ha quedado ciega. Pronto se preguntará -y no tardará mucho en comprobarlo- si esta desventaja sensorial podría ser suficiente para inclinar la balanza del dominio del mundo, si otros seres hasta ahora pacíficos serían capaces de disputarle a la especie humana el dominio del planeta.

Nuestro trífido tenía en aquella época un metro de altura. Otros muchos estaban creciendo en distintos sitios, tranquila e inofensivamente, sin que nadie les prestara particular atención; al menos, así parecía,  pues de la posible excitación de los biólogos y de los botánicos nada llegó al público en general.

Poco tiempo después, uno de los trífidos recogió sus raíces, y caminó.

La novela ha sido adaptada como serie de televisión para la BBC y también ha sido llevada al cine.

Cartel película The Day of the Triffids (1962)

Cubierta de El día de los trífidos, John WyndhamJohn Wyndham (1903-1969), escritor británico, comenzó a escribir relatos en 1931, su primer cuento fue publicado por Wonder Stories. Escribió ciencia ficción (o “fantasía lógica”, como él lo llamaba) orientada a jóvenes. A partir de la publicación de El día de los trífidos sus novelas comienzan a reflejar el trauma causado por la guerra en la clase media británica.

Otras obras suyas son: Las crisálidas (1955); Los cuclillos de Midwich (1957); Chocky (1968).

John Wyndham en la Biblioteca de la UPM

El mapa del tiempo, Félix J. Palma

Cubierta de El mapa del tiempo, Felix J. Palma

El mapa del tiempo
Félix J. Palma

Alianza Editorial, 2009

Si hace unos meses traíamos a nosólotécnica a H. G. Wells en el papel de autor de La máquina del tiempo, rizamos ahora el rizo invitándole de nuevo por estos lares no en el rol del fabulador que hilvana sin riesgo las fantasías que se le pasan por la cabeza. No, esta vez no va a ser tan fácil. Esta vez le traemos como el personaje central de la trepidante novela de Félix J. Palma El mapa del tiempo.

Londres, 1895, Wells acaba de publicar su famosa novela La máquina del tiempo añadiendo a la curiosidad propia de la época la posibilidad de saltar sobre la línea cronológica hacia otros siglos. En la primera de las tres historias que se entrelazan en El mapa del tiempo el joven Andrew Harrington querrá viajar ocho años hacia el pasado para salvar a su enamorada de las garras del mismísimo Jack el Destripador. En la segunda, Claire Haggerty viajará al año 2000 en busca del único hombre del que se puede enamorar: el glorioso salvador de la raza humana ante la amenaza autómata. Y en la tercera, un ladrón de destinos vendrá del futuro para robar los manuscritos de las novelas de Henry James, Bram Stoker o del propio H. G. Wells. Éste, por azares de la literatura, verá implicada su apacible vida y actuará como hilo conductor en las tres historias, pues ¿quién mejor que el autor de La máquina del tiempo para ayudar a sus lectores y vecinos en los viajes temporales que éstos deseen emprender?

Divertida, entretenida, intrigante, bien escrita, con un narrador que todo lo ve y que hace juguetonas apariciones de vez en cuando, aliñada con múltiples guiños literarios, la novela de este talentoso escritor de cuentos asegura un muy buen rato de lectura.

Félix J. Palma (Sanlúcar de Barrameda, 1968) es autor de celebrados libros de cuentos como El vigilante de la salamandra o Las interioridades, además del recientemente publicado El menor espectáculo del mundo. Asimismo, es autor de las novelas La hormiga que quiso ser astronauta y Las corrientes oceánicas.

Félix J. Palma en la Biblioteca de la UPM

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