De hombres grises y amas de casa desquiciadas. Wilson Sloan y Sue Kaufman

Cubierta de El hombre del traje gris, de Sloan WilsonEl hombre del traje gris
Wilson Sloan
Ed. Libros del asteroide

Son los años 50. Tom Rath y su esposa Betsy viven en un barrio residencial a las afueras de Nueva York. Mientras ella se queda en casa cuidando de sus tres hijos él toma el tren cada mañana para llegar al trabajo. Tom -sin una idea muy clara de en qué dirección- intenta mejorar su vida, ganar más dinero. Abandona su puesto de trabajo actual, que le reporta estabilidad a cambio de un salario escaso, por uno nuevo en una gran corporación que amenazará con absorberle por completo como al resto de los que allí trabajan.

Un encuentro fortuito, sin embargo, con un antiguo compañero de armas hará que Tom se vea obligado a reflexionar acerca del modo en que quiere afrontar el resto de su vida. La memoria de los horrores de la guerra, el recuerdo de un romance inflamado, fugaz e inolvidable como solo son los amores en tiempos de guerra, impulsarán a Tom a librar una batalla personal en busca de valores.

Cubierta de Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue KaufmanDiario de un ama de casa desquiciada
Sue Kaufman
Ed. Libros del asteroide

La otra cara de la moneda, la otra mitad de la naranja, podría ser esta novela de Sue Kaufman ambientada en la misma época. De un modo divertido a veces, Tina Balser, casi una Bridget Jones de los años 60, se desahoga relatando en un diario los hechos que la han abocado a un sentimiento actual de frustración, de infelicidad: el abandono de sus inclinaciones artísticas; las fobias que va desarrollando a un ritmo exponencial; las infinitas tareas domésticas, que relega hasta límites desastrosos; la obligación de comportarse como una madre impecable; los “pequeños revolcones” que su marido le propone cuando menos viene al caso… Tina se rebela –las confesiones a su diario ya son un grito liberador– buscando vías de oxígeno, en un intento por resistirse al destino de una vida insatisfactoria y convencional.

Ambas novelas, de gran éxito en su momento, fueron llevadas al cine. El hombre del traje gris en 1956, por Nunnally Johnson, protagonizada por Gregory Peck. Y Diario de una esposa desesperada, dirigida por Frank Perry en 1970. Carrie Snodgress, la actriz que interpretaba a Tina Balser en esta última, inspiró el tema A man needs a maid de Neil Young.

Cuentos de La Alhambra, Washington Irving

Cubierta de Cuentos de la Alhambra, Washington Irving

Cuentos de La Alhambra

Washington Irving

En mayo de 1829, acompañado por un amigo, miembro de la Embajada rusa en Madrid, capital de España, inicio el viaje que había de llevarme a conocer las hermosas regiones de Andalucía.

Las amenas incidencias que matizaron el camino se pierden ante el espectáculo que  ofrece la región más montañosa de España, y que comprende el antiguo reino de Granada, último baluarte de los creyentes de Mahoma.”

 

Así empieza el escritor americano Washington Irving este libro famoso del que todos hemos oido hablar pero que pocos han leido. Es una obra fascinante y muy entretenida desde distintos puntos de vista.W. Irving y su perro. Felix O.C. Darley, 1860.

La primera sorpresa es que bajo este título se agrupan contenidos diversos, los cuentos son sólo una parte de la obra.

Es un libro de viajes porque la primera parte la dedica Washington Irving a narrar su viaje por España y lo hace con un encanto y viveza extraordinarias.

Puerta dela Justicia. J-P Girault, 1833.Es también un diario que recoge sus reflexiones personales ante el descubrimiento de la realidad española y es, en su última parte, un libro de cuentos  maravillosos inspirados en leyendas hispano musulmanas. Los cuentos le han convertido en un escritor mundialmente famoso y proyectaron a España y a la Alhambra hacia el extrajero más que ninguna otra obra del siglo XIX.

Placa que recuerda en La Alhambra el paso de Washington Irving.

Irving conoció una Alhambra habitada por personajes curiosos, se alojó en una pensión dentro de su recinto y trasmitió una fascinación por aquellos  escenarios que hizo que vinieran a España en el siglo XIX intelectuales y artistas de toda Europa. Pintores, escritores, científicos, filósofos, botánicos…todos soñaban con ver los escenarios de los cuentos  nazaríes de  Washington Irving.

Quizas no se ha reconocido oficialmente como se debe la trascendencia de esta obra. Con Washington Irving  tenemos los españoles una deuda de eterna gratitud porque después de su visita a Granada, La Alhambra, también para nosotros, nunca volvió a ser la misma.

Éste y otros títulos de Washington Irving en la Biblioteca UPM.

 

 

Diarios de Zenobia Camprubí

Cubierta de Diario: 1. Cuba (1937-1939). Zenobia CamprubíDiarios (Cuba, Estados Unidos, Puerto Rico)

Zenobia Camprubí

Alianza, 2006

 

Estos diarios que podíamos llamar íntimos tienen un interés múltiple. Además de trasladarnos a la vida cotidiana del matrimonio Jimenez Camprubí nos muestran la vida del exilio español en América durante, y después, de la Guerra Civil española.

Zenobia, aunque nacida en Cataluña, era la hija de un ingeniero de caminos navarro y una rica norteamericana de origen puertorriqueño. Sus padres se separaron pronto y ella pasó temporadas en EEUU, donde tenía familia y  amigos, y otras temporadas en España donde vivía su padre.

Conducía su coche, viajaba sola por el mundo, puso una tienda de artesanía popular en Madrid en los años 30, era una lectora incansable y formó parte del Lyceum Club Femenino de Madrid donde conoció a mujeres como María de Lejárraga, Victoria Kent o Carmen Baroja. Era una mujer moderna.

Era además alegre, cosmopolita y muy sociable,  y aunque estaba lejos de ser una intelectual, si era una mujer culta. Escribía desde niña sus diarios y sus relatos en los dos idiomas. El primero de ellos se publicó en 1902 cuando tenía 14 años.

Conoció en 1913, en Madrid, a Juan Ramón Jimenez, se casaron en 1916 en Nueva York  y le dedicó su vida entera desde entonces.

Durante el larguísimo viaje que hizo el poeta solo desde Madrid hasta Nueva York para casarse, tomó notas por tierra y por mar, y esas notas serían luego su obra titulada Diario de un poeta recién casado.

Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez

Vivireron en Madrid hasta que empezó la Guerra Civilº y se marcharon exiliados a América, nunca volvieron.

En el terrible exilio escribió estos diarios intimos que publicó Alianza y que eran el lugar donde se encontraba con ella misma, donde recuperaba la fuerza que le era necesaria para seguir con una vida tan difícil e ingrata como la que le tocó vivir.

Sus páginas están llenas de España; esperar noticias de la Guerra Civil, de los amigos, de los familiares, (en el frente del Ebro murió un sobrino de JRJ), la preocupación constante por los niños españoles, por sus papeles que ¿seguían? en su casa de Madrid. En América se relacionan con otros intelectuales españoles exiliados, no tienen apenas dinero, ella da clases de español para aliviar la situación, el se deprime tan lejos de su paisaje y tan solo, ella le intenta animar de mil maneras. Soledad, añoranza, y una manera de contar su día a día con una frescura y una verdad que atrapan.

Los tres lugares donde vivieron el exilio se corresponden con los tres tomos de la obra:

Cuba (1937-1939)

Estados Unidos (1939-1950)

Puerto Rico (1951-1956)

Zenobia hizo de agente literario, de psicólogo, de secretaria, de enfermera, de traductora  y renunció a todo su mundo, sus amigos, su familia, sus viajes y su bienestar por Juan Ramón Jimenez y su obra.  En ocasiones, cuando conocía a algún  profesor interesante en la universidad donde daba clases le pedía que fuera a su casa para que estimulara la mente de Juan Ramón.

Fotografía de Zenobia Camprubí

29 de noviembre de 1937. Lunes

Por la tarde me quedé en casa leyendo y escribiendo. J.R. tenía visita y me trajo un pequeño ramito de rosas para que me hicieran compañía mientra él estaba fuera. Siempre hace estas cosas tan calladamente que una tiene que mirar alrededor para descubrir que las ha hecho. Muy pocas veces es efusivo, pero constantemente tiene estas manifestaciones silenciosas de la emoción de su espíritu.

 

 

 
 

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