Los Viajes por Marruecos de Alí Bey

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Alí Bey: Viajes por Marruecos.

Barcelona : Zeta, 2009.

"En Marruecos se hacía antiguamente mucho uso del café; a todas horas del día lo tomaban como en Levante, pero habiendo los ingleses hecho regalos de té a los sultanes, ofrecieron éstos a sus cortesanos y pronto el uso de la bebida se extendió de unos a otros hasta las últimas clases de la sociedad…"

 

Desde una perspectiva española Marruecos siempre merece una lectura. Paradigma de la alteridad cuando no de la enemistad latente, conviene recordar los largos y decisivos períodos antiguos y medievales en que compartió unidad política y familiaridad cultural con vastos territorios ibéricos. Os propongo un viaje a comienzos del siglo XIX cristiano. Entonces la palabra castellana "Marruecos" designaba la ciudad de Marrakech, pero al ser ésta residencia frecuente del sultán, se extendió a la totalidad del Estado de Al-Magrib. A la sazón el país apenas se había mantenido independiente del dominio otomano para permanecer sumido en un aislamiento decadente que fue preludio de la penetración colonial europea. Como consecuencia de este aislamiento muchos de sus territorios eran paradójicamente menos conocidos en España que otras zonas más lejanas en América o en Asia.

En cuanto al explorador e intrigante Domingo Badía y Leblich, metamorfoseado en la ocasión como el príncipe Alí Bey, hay infinidad de controversias y conjeturas: desde sus supuestas simpatías criptomoriscas hasta las sospechas de que padeció esquizofrenia, pasando por lo discutible de su conducta familiar y política. No se pueden ignorar su arrojo y audacia tremendos, su espíritu inquieto y un saber multidisciplinar que le sirvió para rentabilizar sus observaciones viajeras. Fue digno hijo de una época-bisagra a caballo entre la Ilustración y el Romanticismo, caracterizada por una mezcla de cientifismo y de tendencias a la fantasía geopolítica  (de la cual fue buena muestra el propio proyecto imperialista napoleónico).

Estos "Viajes por Marruecos" reúnen la parte correspondiente de una obra más extensa que comprende el periplo de Badía por el resto del Norte de África,  por el entonces llamado "Levante" y por Arabia. Quien pretenda leerlos como una novela convencional fracasará y probablemente abandonará. Es mucho más recomendable enfocarlos como memorias de trabajo y compendio de curiosidades, sin bajar la guardia ante las inexactitudes, errores o posibles apaños del propio Badía. Éste siempre intentó fascinar a los potenciales mecenas de sus andanzas. También recomiendo tener a mano un mapa físico de Marruecos, que multiplicará el disfrute de un itinerario muy pormenorizado. Espero que el relato os motive a conocer al menos algunos de sus escenarios in situ.

Sirva finalmente esta reseña como homenaje al editor literario del libro: Salvador Barberá Fraguas. Un prometedor diplomático y arabista prematuramente fallecido que demostró con este trabajo unos conocimientos y un rigor metodológico excepcionales, y sin cuya  aportación esta lectura sería mucho menos amena y aprovechable.

 

Viaje a España, Theophile Gautier

Cubierta de Viaje a España, Theophile GautierViaje a España

Théophile Gautier

Cátedra, 1998

 

Theophile Gautier estuvo de viaje por España entre mayo y octubre del año 1840. Vino con su amigo Eugene Piot que tenía intención de comprar obras de arte aprovechando la desamortización de los bienes de la Iglesia. Ambos eran apasionados del arte, Gautier había intentado ser pintor y tenia verdadera devoción por Zurbarán, Ribera y Valdés Leal.

Este libro maravilloso reune los artículos periodísticos enviados por Gautier a París durante el viaje. Y hay que decir que aquellos ricos seis meses vividos en España  inspiraron también un importante libro de poemas.

España estaba de moda en Europa y en América, ya han aparecido publicadas las obras de Victor Hugo, de Musset y  de Merimée fascinados por nuestros monumentos y nuestras costumbres. En París se ha empapado de pintura española en los museos y ha asistido a representaciones de danza española. No venía a de nuevas, venía convencido.

Su Viaje a España, con ese espíritu, fue un éxito en toda la exrtensión de la palabra. Le encantó lo que veía y narró con deliciosos detalles su periplo español en un libro, ese que hoy recomendamos, que leyeron en todos los paises europeos y multiplicó el numero de visitantes. Y no sólo se trata de un recorrido artístico, se muestra fascinado por los paisajes y el modo de vivir, a Gauthier le interesa todo; los tipos humanos, la forma de vestir,  los oficios : vendedores de agua, limpiabotas, y las mujeres españolas le parecen guapísimas.

Mujer con abanico, Edoardo Tofano (1838-1920)Una mujer sin abanico es algo que no he visto todavía en este bendito país. Los abanicos, al abrirse y cerrarse, producen un débil silbido que, repetido varias veces por minuto, da una nota que  resulta extraña para un oido francés.

Hace una curiosa selección de palabras intraducibles al francés que aparecen en el libro en cursiva y en el original en francés en castellano. Entre otras estas: pundonor, pura sangre, horchata de chufas, mayoral, encierro…

No faltan, claro, la reflexiones sobre a cocina española:

Después trajeron el puchero, plato eminentemente español, o a decir verdad, el único plato español, pues todos los días se come de Irún a Cádiz, y viceversa.

Este viaje delicioso y emocionante nos permite aterrizar en el siglo XIX y que el chispeante Gautier nos acompañe por Burgos, el animado Paseo del Prado de Madrid, Sevilla, o la Mezquita de Córdoba. Su visión es casi siempre positiva, sin prejuicios,  y tiene un encanto y una mirada limpia que les faltó a otros viajeros que le siguieron.

Gran escritor, hombre muy culto  y simpático, nos regaló este libro y a su regreso a París confesó:

Me sentía allí como en mi verdadero suelo y como en una patria vuelta a encontrar.

Théophile Gautier en la Biblioteca UPM

Entre limones, Chris Stewart

Cubierta de Entre limones, Chris StewartChris Stewart
Entre limones
Barcelona: Almuzara, 2008

 

Este es un libro con el que te mueres de risa.

Eso solo ya es una razón para leerlo pero es que, además, es un libro delicioso.

Entre limones cuenta la vida de un inglés en la Alpujarra. Eso no me pareció una buena tarjeta de presentación porque me parecía imposible que se pudiera mejorar el binomio tras haber disfrutado tanto con Al sur de Granada de Gerald Brenan, así es que miré a este advenedizo copión con muchas reservas.

El británico esta vez se llamaba Chris Stewart, es músico, ha sido batería del grupo Génesis, y sigue viviendo en La Alpujarrra, cerca del pueblo de Orgiva.

Cristóbal, como le bautizaron rápidamente por aquellas sierras, se enamoró de la Alpujarra en cuanto llegó. Tal fue el flechazo que se  quería comprar la primera casa que le enseñaron y acabó adquiriendo, en 1988, un cortijo, llamado El Valero, sin agua, sin luz, sin camino, y al que solo se podía llegar en mula o en caballo. Fotografía: Dos palomas en El Valero.

El libro describe con mucha gracia su adaptación a las formas y costumbres de vida de la zona. Nos  descubre los múltiples aspectos de la peliaguda situación y comprendemos divertidos las dificultades sin fin a las que se tiene que enfrentar el simpático Stewart si quiere sobrevivir de una geografía tan agreste y hostil como es la Alpujarra.

Asistimos, más divertidos todavía, a las reacciones de los vecinos; desde el que intenta sacar tajada de su aparente inocencia  -los extranjeros parecen a muchos, solo por serlo, gente simple-, al que le hace la vida fácil con una total generosidad. Aparecen en sus aventuras otros extranjeros que viven en la zona, estamos repoblados por las más variadas nacionalidades en esos recónditos rincones y montes andaluces. Cristobal vive rodeado de holandeses, alemanes, franceses, colectivos internacionales de hippies…

Entre limones invita a reflexionar, además, sobre la idiosincrasia española, granaína y alpujarreña, y hace que nos encontremos, además, con algunos de nuestros vicios capitales. Las críticas, pocas, nunca hieren porque el autor del libro es el primero en mofarse de sí mismo y de buena parte de sus limitaciones como cortijero autónomo y autosuficiente.Fotografía: Chris Stewart con un pastor en la Alpujarra.

Para rematar esta lectura hace que soñemos con aquellos caminos y paisajes escarpados, habla mucho de la naturaleza, nombra cada planta, cada árbol: moreras, higueras, naranjos, a cada animal y el flamante cortijero está permanentemente maravillado ante una vegetación tan feliz y generosa.

Stewart no es un escritor, aunque ya es autor de varios libros, se quiere convertir -y se convierte- en campesino. No quiere repetir en España su vida de Inglaterra, como tantos compatriotas británicos hacen y han hecho en los lugares más remotos, el quiere empezar aquí una existencia por entero diferente.

Recomiendo mucho esta lectura, Stewart posee una mirada enormemente atenta, buen gusto, un sentido del humor delicioso y describe con precisión los sucesos que le ocurren y las cosas que ve.

Además nos regala elegantemente una visión muy positiva de todo lo que le ocurre.

Mi mayor placer es el olor y la belleza del azahar. Nunca volvería a Inglaterra; no puedo pensar en vivir en un sitio sin naranjos.

 

Chris Stewart en las Bibliotecas de la UPM

 

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