Lewis Carroll: Alicia anotada.
Edición de Martin Gardner.
Contiene: Alicia en el País de las Maravillas ; A través del espejo
Ilustraciones de John Tenniel.
Traducción de Francisco Torres Oliver.
Editorial Akal, 1984- .
Ediciones originales de The Annotated Alice: W W Norton; Penguin Books.
Alicia recogió el abanico y los guantes, como hacía mucho calor en el vestíbulo, se puso a abanicarse mientras hablaba: "¡Dios mío, Dios mío! ¡Qué raro es todo lo que me está pasando hoy! ayer, en cambio, las cosas eran la mar de normales. ¿Habré cambiado yo por la noche? Vamos a ver: ¿era la misma al levantarme esta mañana? Casi me parece recordar que me sentía un poco distinta. Pero si no soy la misma, la siguiente pregunta es: ¿Quién caracoles soy? ¡Ah, ese es el gran enigma!". Y empezó a pensar en todas las niñas que conocía de su misma edad, para ver si se habría transformado en alguna de ellas. (p. 35)
El mundo de Alicia es extraño, incluso inquietante, y en su seno palpita esa mezcla de horror y fascinación tan tipica de los cuentos que antes de su moderna reorientación infantil, fueron simplemente populares y tradicionales -véanse Perrault y compañía- y por ende cargados de terribles moralejas. Pero las afinidades de Alicia no acaban ahí. Aunque el Peter Pan de J. M. Barrie es más reciente (1904) pienso que ambos comparten un mismo territorio social y semiótico victoriano en el que las incipientes impresión e ilustración de masas -preludio de la aun más difusora cinematografía-, catapultan relatos que se siguen sirviendo de un imaginario ligado al Antiguo Régimen: pieles rojas y piratas oceánicos en el caso de Peter; fantasía animal y rural, y caricatura de la sociedad estamental simbolizada por los naipes de la baraja en el de Alicia.
Por otra parte -y en un contexto muy distinto- las diabluras lógico-matemáticas de Lewis Carroll parecen anticipar los experimentos literarios de Raymond Queneau y sus colaboradores surrealistas. De hecho, ante una primera lectura de las aventuras aparentemente absurdas de Alicia, uno estaría tentado de concluir que su éxito ha sido cuestión mediática en buena proporción impulsada por la seductora estética del ilustrador John Tenniel. Pues bien, no debería ser así: el texto-Alicia tiene mucha chicha, de ahí la atención que le consagró Martin Gardner, cuya edición Alicia anotada recomendamos sin ningún titubeo.
Es pertinente recordar que esta edición literaria aparece por vez primera en inglés en 1960. A esa altura Alicia había sido ya fuente de inspiración para numerosas creaciones escénicas y composiciones musicales, incluso popularizada por Walt Disney en cine. Sin embargo, a partir de los años 60, Alicia reconectaría claramente con la creatividad de las generaciones surgidas en la postguerra mundial, decididas -sobre todo a raíz de las sacudidas de 1968- a reformular tradiciones literarias y musicales en clave emancipatoria: véase por ejemplo la influencia del universo de Carroll en el rock progresivo de los 70. En fin, no se acabaría nunca de glosar todas estas conexiones culturales: incluso en nuestros días se ha elegido deliberadamente el nombre de Alice-Strange Mirrors, Unsuspected Lessons para la plataforma y proyecto de filosofía política en torno al pensador Boaventura de Sousa Santos. Pero vamos, por el momento, atreveos a cruzar el espejo enmarcado por Carroll: os esperan al otro lado para una estimulante tertulia y una taza de té.
"Estaba mucho mejor en casa", pensó la pobre Alicia; "Allí no andaba creciendo y menguando constantemente, ni me daban órdenes los ratones y los conejos. Casi hubiera preferido no haber bajado a esta madriguera… sin embargo… sin embargo…¡qué curiosa esta clase de vida! ¡No sé que puede haberme ocurrido! ¡Cuando leía cuentos de hadas, imaginaba que esas cosas no ocurrían nunca, y ahora estoy aquí, metida en una de ellas! ¡Deberia escribirse un libro sobre mí, desde luego! Cuando me haga mayor, lo escribiré yo… Aunque ahora ya soy mayor", -añadió en tono afligido-: al menos, no queda espacio para crecer más, aquí ". (p. 56)
Lewis Carroll en: Bibliotecas UPM