Los moriscos del reino de Granada, Julio Caro Baroja

Cubierta de Los moriscos del reino de Granada. Julio Caro Baroja

Dificil será encontrar en toda la historia de España asuntos que hayan interesado tanto (no solo a los investigadores, sino también a poetas, dramaturgos, novelistas y escritores políticos) como los de la conversión forzada, el alzamiento y la expulsión de los moriscos.

Julio Caro Baroja

Los moriscos del reino de Granada

Alianza editorial

Así empieza Julio Caro Baroja, antropólogo, etnólogo, historiador y ensayista, el prólogo a la primera edición, 1957, de su libro Los moriscos del reino de Granada y el tema sigue apasionando a propios y extraños cincuenta y dos años después. Los moriscos y su expulsión es un asunto que ha sido tratado innumerables veces, que nos escuece un poco a todos, ha inspirado a pintores, a músicos, a dramaturgos y a pensadores y sin embargo este estudio que ahora nos ocupa se ha consolidado como insustituible si se quiere saber cómo eran y cómo convivían, si es que convivían, los moros granadinos y los recién llegados cristianos viejos en el Reino de Granada.

Caro Baroja logra aquí un brillante libro de historia dando un enfoque interdisciplinar y ameno al tema. Nos narra la convivencia entre los cristianos y la minoría morisca, llama nuestra atención sobre la importancia del medio físico del reino de Granada y de la climatología para explicar la estructura de aquella sociedad. Nos explica el posterior enfrentamiento entre cristianos conquistadores y moriscos conquistados y la diáspora de estos últimos tras la derrota que sufrieron en la Guerra de las Alpujarras.Fotografía: Baños árabes (Ronda)

En sus páginas encontramos un análisis de la cultura de ambas comunidades y el interesantísimo aspecto de la pervivencia de elementos moriscos más allá de la expulsión.

El autor mantiene que no podemos tomar al pie de la letra la recolonización total de las Alpujarras y del antiguo reino en general, ya que eran abundantes los matrimonios mixtos, considerados cristianos por la línea paterna. Se recuerda que existen hoy familias granadinas de conocida ascendencia morisca y también que hasta bien entrado el siglo XVIII hubo juicios inquisitoriales por mahometismo.

Mapa

Para ilustrar la presencia del tema de los moriscos en el mundo de la investigación universitaria más reciente baste señalar que el año pasado se celebró (del 13 al 16 de mayo en Granada,  y organizado por El legado andalusí y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, con la colaboración de la Universidad de Granada y de otras instituciones, el congreso internacional titulado : Los moriscos : historia de una minoría.

Es este un libro importante, que además es muy fácil de leer y que resulta fundamental si se quieren visitar las Alpujarras con una dosis añadida de magia, una magia que no tiene trampa ni truco porque ahí está el escenario real de esta historia.

Su lectura te mantiene en estado de permanente sorpresa y además, siendo este un asunto que se presta a que los autores tomen partido, Julio Caro no juzga apenas, lo que hace es aportar datos y reflexiones para que cada uno saque sus propias conclusiones.

Julio Caro Baroja en la Biblioteca UPM

Los eclipses españoles. Los eclipses de sol de 1900, 1905 y 1912. Exposición.

Cartel de la exposición. UPM 2009: Los eclipses españoles. Los eclipses de sol de 1900, 1905 y 1912Los eclipses españoles.

Los eclipses de sol de 1900, 1905 y 1912.

Exposición bibliográfica.

Universidad Politécnica de Madrid, 2009.

Los tres primeros eclipses totales de sol del siglo XX son conocidos internacionalmente como los eclipses españoles. La razón es que nuestro país fue reconocido como unos de los mejores lugares para observarlos de toda Europa, esa circunstancia hizo que vinieran a verlos científicos del mundo entero convirtiéndose en tres acontecimientos decisivos para el desarrollo de la astronomía española.

Desde mediados del siglo XIX la astronomía había tenido un enorme desarrollo. Lo explican por una parte la introducción de la fotografía en la observación astronómica, lo que permitió ver más allá de lo que veían los ojos y conservar las visualizaciones, y por otro la aparición de asociaciones de aficionados a las ciencias en general y a la astronomía en particular por todo el mundo. La British Astronomical Association (1890) y la Societé Astronomique de France (1876) propiciaron la difusión de noticias sobre los eclipses entre los profesionales y los aficionados a la astronomía, desde las condiciones de los viajes hasta los lugares de observación y las posibilidades de alojamiento.

Estos tres eclipses totales de sol fueron por lo tanto una ocasión extraordinaria para los astrónomos españoles. Se anunció que vendrían los más importantes científicos europeos y para estar a la altura y dar una buena imagen de nuestro país se De arriba abajo,las zonas de totalidad de los eclipses de 1900, 1912 y 1905.aprovechó para actualizar los equipos de observación. Se crearon nuevos observatorios como el de La Cartuja de Granada en 1902, el Fabra de Barcelona en 1904 y el de Roquetas (Tarragona) también en 1904.

Además se añadía la posibilidad histórica de colaborar con los más importantes astrónomos extranjeros en las observaciones, en la valoración  del material utilizado por unas y otras delegaciones de los observatorios , etc.

La presencia en Elche en el año 1900 para observar  el eclipse, de Camille Flammarión el más popular astrónomo del momento, actuó también como reclamo para muchos otros astrónomos. Le recibió una multitud en el Puerto de Valencia y salió en los periódicos y en las revistas especializadas.

Lugares como Plasencia, Elche, Burgos, Carrión de los Condes, Daroca o Navalmoral de la Mata , entre otros,  se convirtieron durante unos días en centros de reunión de astrónomos españoles y de todas las nacionalidades  que para asombro de los habitantes de aquellos lugares montaron sus tiendas de campaña y sus sofisticados aparatos de observación por huertos y campos dado que las zonas de totalidad, zona de oscuridad, no pasaron por las grandes ciudades del país.

También vinieron observadores individuales, curiosos y turistas. Se fletaron trenes especiales para ir a ver los eclipses como en 1905 para verlo en Burgos. Científicos  importantes, curiosos venidos de lejos y curiosos españoles  se unían a los habitantes del lugar para vivir juntos la emoción de la repentina oscuridad porque como dijo Camille Flamarión:

De todos los fenómenos astronómicos que existen, ninguno ha sorprendido y maravillado tanto a los hombres como los eclipses totales de sol.

 Fotografía: Observaciones del eclipse de 1905 en Burgos.

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