Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad
Museo del Prado
Del 26 de junio al 30 de septiembre. 2012
Esta breve y exquisita exposición, solo diecisiete obras, pone de actualidad a un pintor que merece ser mejor conocido. Es una ocasión perfecta para quitarse posibles prejuicios y asombrarse ante la maestría, el sentido del color y la fuerza de la obra del maestro sevillano.
El pintor Ramón Gaya en un artículo sobre Murillo aclara la razón de ese terrible desconocimiento con la brillantez que le es habitual.
Murillo es, quizá, el pintor español peor situado, peor estudiado, peor comprendido por la crítica y la historia profesionales.
El éxito verdaderamente analfabeto de una parte un tanto dulzona y débil de su pintura ha tapado y borrado, por lo visto, al gran pintor de reciedumbre, de cepa, de solera, de grandeza antigua que hay en él.
Ramón Gaya
El argumento de la muestra es la amistad, y la relación de mecenazgo, que hubo entre Murillo (1617-1682) y Justino de Neve (1625-1685) canónigo de la Catedral de Sevilla y hombre apasionado por la pintura. Se exponen retratos, alegorías, pintura religiosa y una miniatura.
Murillo gozó en vida de un enorme prestigio y popularidad. Fue el pintor más famoso de la Sevilla de mediados del XVII y su estudio disfrutaba de una enorme actividad. Prueba de ello es esta exposición que recoge obras destinadas a diversas iglesias sevillanas, a la Catedral cuando Justino de Neve es nombrado mayordomo de fábrica (encargado de mantenimiento y mejora del edificio y sus obras de arte) y otras de la colección privada de Neve.
Además es la primera vez que se reunen estas obras en España, todas encargos sevillanos y para la ciudad de Sevilla, tras el expolio llevado a cabo por las tropas napoleónicas. La muestra viajará luego a Sevilla y más adelante a Londres donde tendrá un montaje extraordinario en la primavera de 2013.
Admirable me ha parecido la capacidad de Murillo para las mas arriesgadas composiciones. Y maravillosas esas figuras ciertas de personajes sevillanos con ropones pardos a la velazqueña que asisten deslumbrados a las apariciones marianas.
Murillo es uno de nuestros mejores pintores barrocos.
Favorito de Delacroix, de Henry Fantin Latour, maestro de los pintores ingleses del siglo XVIII, buscado por coleccionistas del mundo entero y al que tanto debe Reynolds. Y desde luego el preferido de Justino de Neve que le facilitó muchos de sus mejores encargos y que reunió en su colección particular ochenta y dos cuadros del maestro sevillano. Así lo dice su testamento.