Diario de Hiroshima de un médico japones. Michihiko Hachiya

Diario de Hiroshima de un médico japonés.

Michihiko Hachiya Turner

El Dr. Michihiko Hachiya vivió la devastación provocada por la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Ejercía de médico en aquella ciudad y fue testigo de primera mano no solo de los acontecimientos más inmediatos a la gran explosión sino también de las secuelas posteriores, del sufrimiento de los que sobrevivieron. Y todo lo que vio, que sintió, que sufrió, lo reflejó en su diario.

Él es testigo de la lucha por la supervivencia de su comunidad, de sus pacientes durante los días posteriores a la tragedia. Pero esa lucha por la vida también es suya. Él es médico pero también paciente y todos los síntomas que descubre en sus pacientes los busca en sí mismo. A qué se enfrenta. Los efectos de la radiación son desconocidos y no sabe cómo actuar. Es un enigma. Todo es perplejidad.

Diario de Hiroshima es la crónica de los cincuenta y seis días posteriores a la explosión. Es una reflexión sobre la vida y la muerte. Es el diario de quien ha conocido la muerte en vida.

La hora era temprana; la mañana tibia, apacible y hermosa. Por los ventanales abiertos que dan al sur contemplé distraído el agradable contraste que ofrecían las sombras de mi jardín con el brillo del follaje, tocado por el sol desde un cielo sin nubes.

Yo estaba en ropa interior, tendido cuan largo era en el piso de la sala, exhausto después de pasar la noche en vela en el hospital cumpliendo mis funciones de guardián antiaéreo.

De pronto, un resplandor intenso me devolvió a la realidad; luego, otro.Con esa nitidez inexplicable con que solemos rememorar los pequeños detalles, con esa misma claridad recuerdo que un farol de piedra del jardín se encendió con luz brillante, y que me pregunté si se trataría del fogonazo de alguna lámpara de magnesio o de chispas de un cable de tranvía.

Beau Geste. P.C. Wren

Beau Geste

Percival Christopher Wren

Valdemar

Beau Geste comienza con el relato de un oficial de la Legión Extranjera sobre un extraño suceso que vivió en el pasado. Acosado por las guerrillas nativas, un fuerte de avanzada de la Legión situado en Zinderneuf, Nigeria, solicitó refuerzos urgentemente. Cuando las tropas se acercaron al fuerte observaron a numerosos legionarios apostados en sus almenas. Pero no se movían ni respondían a sus llamadas: más tarde comprobarán que estaban todos muertos. La segunda parte de la novela narra, a modo de flashback, cómo la misteriosa desaparición del zafiro Agua Azul, propiedad de la señora Patricia Brandon, lleva a sus tres sobrinos, Michael, Digby y John Geste, a alistarse en la Legión Extranjera. Los tres hermanos serán destinados a un fuerte perdido al norte de Nigeria donde «le cafard», la locura del desierto debida a la inactividad expectante, acaba haciendo mella en todo el destacamento.

Beau Geste ha sido llevada a la gran pantalla en varias ocasiones. La primera de ellas en 1926 con el gran Ronald Colman como protagonista. En 1939, William Wellman adaptó de nuevo la novela  de P.C. Wren con Gary Cooper, Ray Milland y Robert Preston como los hermanos  Geste , convirtiendose desde entonces en un clásico de las películas de aventuras. 

Fue, tal vez, el viaje más arduo y largo que ha realizado europeo alguno por el Sahara. Durante un año terrible describimos casi un circulo completo. A veces la sed y el hambre nos obligaron a las caravanas de sal o de esclavos. Éstas, por regla general, iban en dirección opuesta a la nuestra, pero no teníamos más remedio que unirnos a ellas para no perecer en el desierto. Otras veces nos perseguían grupos armados más fuertes que los nuestros. Y en algunas ocasiones los poblados nos recibían a tiros, tomándonos por verdaderos tuareg. Otras veces, al acercarnos a un oasis, lo encontrábamos ocupado por las tropas francesas del Senegal, que, para nosotros, eran bastante más peligrosas que los ladrones nómadas.

El desprecio. Alberto Moravia.

El desprecio

Alberto Moravia

Trad. Enrique Mercadal

De Bolsillo

Publicada por primera vez en 1954, esta novela representa una etapa fundamental en el viaje de Moravia a través de las instituciones burguesas y su desfallecimiento. En este caso, Moravia muestra, a través de Riccardo, un guionista de cine, y Emilia, su mujer, las contradicciones de un matrimonio que se ilumina o se oscurece a la luz de los éxitos y fracasos profesionales del marido. Con este argumento de fondo, en El desprecio aparecen todos los temas centrales de Moravia, definidos de manera precisa y compleja, como si fuera una enciclopedia de la temática tratada por el autor a lo largo de toda su obra.

Al quedarme solo me senté en la cama, que, desprovista de una almohada, ya sugería la idea de separación y abandono; por un momento me quedé pensativo, mirando hacia la puerta abierta por la que Emilia acababa de salir. Una pregunta acudía a mi mente: ¿Emilia no quería dormir conmigo porque realmente le molestaba la luz del día o porque simplemente ya no quería dormir conmigo? Me inclinaba por la segunda hipótesis, por más que, con todo mi corazón, quisiera creer en la primera. Comprendía, no obstante, que si hubiera aceptado la explicación de Emilia me habría quedado con la duda. No me lo confesaba, pero en definitiva la pregunta última era: ¿Había dejado Emilia quizá de quererme?

En 1963 El desprecio fué llevada a la gran pantalla por Jean Luc Godard con Michel Piccolli como Ricardo y Brigitte Bardot como Emilia.

Yo no, Joachim Fest

Joachim Fest

Yo no

Taurus 2007

No obstante, hoy uno se pregunta todavía cómo todos estos motivos pudieron hacer enloquecer a un viejo pueblo civilizado como el alemán. ¡Cómo los dirigentes del movimiento nacional socialista pudieron pisotear todas las garantías constitucionales sin que hubier la más mínima resistencia? ¿Cómo fue posible tanta arbitrariedad jurídica en una nación amante del orden? Una vez le escuché a mi padre decir que los alemanes ya no eran alemanes, han perdido su pasión por la reflexión y han decubierto su aficicion por lo primitivo.

Este no es simplemente un libro autobiográfico o de simples vivencias de infancia y juventud. Es sobre todo un testimonio de resistencia, de integridad moral ante el totalitarismo, de principios inquebrantables y de firmeza ante la opresión.

El autor de El hundimiento nos narra en sus páginas una de las épocas más oscuras de Alemania con el ascenso del régimen nazi, las consecuencias que ello tuvo en su familia  y la actitud firme de su padre de no doblegarse ante ese totalitarismo emergente. Una actitud que traslado a sus hijos y que le llevo a ser expulsado de su trabajo y condenado al ostracismo pero que a pesar de las dificultades que le acarrearían, no supuso un cambio en sus ideas. Firmeza de espíritu, principios solidos y dignidad eran sus  armas ante la opresión.

Cada vez que alguien me preguntaba por los principios que me guiaban, yo decía que tenía que referime a mi criterio esceptico y a mi aversion contra el espíritu de la época y sus simpatizantes. Nunca me había pareció cuestionable el “Ego non”de aquel día inolvidable en que mi padre instituyo los dos turnos para cenar. La lección que me enseñaron los años del nacionalsocialismo se resume en oponerme a las corrientes de opinión y no dejarme llevar por ellas.

Tempestades de acero, Ernest Jünger

Tusquets Editores

Traducción: Andrés Sánchez Pascual

Ernst Jünger en la Biblioteca Universitaria

Cuando este año se van a cumplir 110 años del comienzo de la I Guerra Mundial traemos a Nosolotecnica una obra imprescindible sobre aquella época, “Tempestades de acero”.

Al igual que otros muchos jóvenes que habían “abandonado las aulas de las universidades, los pupitres de las escuelas, los tableros de los talleres…”, Ernst Jünger se alista voluntario nada más iniciarse la contienda.

Para ellos la guerra solo es una aventura, “un lance viril”, una experiencia en el que poner a prueba la hombría. Una oportunidad de sentir “cosas insolitas de peligro grande”

Pero rápidamente se dan cuenta aquellos alegres muchachos a lo que se enfrentan:

Con una sensación peculiarmente opresiva de estar viendo algo irreal se quedaron fijos mis ojos en una figura humana cubierta de sangre, de cuyo cuerpo pendía suelta una pierna doblada de un modo extraño, y que no cesaba de lanzar alaridos de ¡socorro!, cual si la muerte súbita continuara apretándole la garganta.

Y así día tras día, Jünger va recogiendo en su diario sus experiencias en el frente o en la retaguardia. Desde los primeros momentos como soldado novel hasta el final de la guerra convertido ya en un oficial condecorado.

Anotaciones sobre la vida en el frente, con descripciones exhaustivas de los combates, de las trincheras pobladas de ratas, los miedos previos a la lucha, el terror a los gases, el frio, la humedad, el hambre, los momentos de alegría con los camaradas, de sus experiencias con los habitantes de los pueblos que ocupaban. Pero también de reflexión ante la muerte siempre presta, sobre esa vida que en cualquier momento puedes perder:

Por fin me había atrapado una bala. A la vez que percibía el balazo sentí que aquel proyectil me sajaba la vida…, había notado ya la mano de Muerte-esta vez me aferraba más nítidamente. Mientras caía pesadamente sobre el piso de la trinchera había alcanzado el convencimiento de que aquella vez todo había acabado, acabado de manera irrevocable. Y, sin embargo, aunque parezca extraño, fue aquél uno de los poquísimos instantes de los que puedo decir que han sido felices de verdad. En él capte la estructura interna de la vida, como si un relámpago la iluminase. Notaba un asombro incrédulo, el asombro de que precisamente allí fuera a acabar mi vida; pero era un asombro lleno de alegría…Allí no había ya ni guerra ni enemistad.

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